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Sexo en Costa da Morte

Aquella tarde, Viky, como cariñosamente llamábamos a Victoria, estaba realmente triste. Su novio, había aprobado las oposiciones que llevaba años preparando. Lo que fue felicidad en un primer momento, se convirtió en pena, cuando el destino que le había tocado en suerte, era Andalucía. Ella no podía dejar su trabajo, tambien de funcionaria, ni tan siquiera pedir el traslado, de momento, cerca de él. Más de mil kilómetros separaban las comunidades gallega y andaluza, y tambien los corazones de la pareja.



Por su parte, Santi, estaba atravesando una profunda crisis con su actual pareja. Las discusiones eran frecuentes entre ellos, y la mujer, había tomado la decisión de irse unos días de vacaciones con sus padres, a Madrid, con el objeto de poder pensar en el futuro.



Santi era consciente, que ella buscaría trabajo en esos días, para trasladarse definitivamente a vivir a la capital. Sabía que ese viaje, probablemente rompería la relación que mantenía su pareja.



Cuando sonó el teléfono, Viky lo colgó, no sin antes sonreir ligeramente al ver de quien procedía la llamada. Era SAnti.



Victoria y Santi se habían conocido unos años atrás. Entre ellos, desde el primer momento, surgió una gran amistad. Habían salido alguna vez de fiesta, antes de tener ambos pareja, al cine, a cenar, pero jamás hubo ninguna insinuación de tipo sexual, ni tan siquiera un beso robado. Viéndolos, se hacía realidad el ideal de la amistad entre un hombre y una mujer.



Hablaron largo rato, de sus penas, de sus tristezas y frustraciones. Ninguno de ellos pasaba por su mejor momento. Desde que ambos salían con sus respectivas parejas, apenas se veían. Nunca hubo nada entre ellos, pero seguramente, ellos no lo entenderían, así que lo mejor era dejar las cosas como estaban, y no tener contacto.



Durante la conversación, Santi intentaba animar a su amiga, aunque él estaba tan deprimido como ella. Te apetece que pasemos el fin de semana juntos, le preguntó él.



Estás loco? Si tu novia y mi novio se enteran, nos matarían.



Nunca ha pasado nada entre nosotros, Viky, ya sé que no te gusto, bromeó él. No digas tonterías, Santi



Conozco una casa rural, junto al mar, cerca de la Costa da Morte



Podemos pasar el fin de semana en una casa rural. Nadie tiene que saber que estamos juntos, tendríamos los dos libertad para hablar con nuestras respectivas parejas sin que nadie sepa nada.



Victoria sabía que era lo que necesitaba, pasar dos días tranquila, paseando por la playa, bebiendo alguna copa de albariño y hablando con su amigo de sus desdichadas vidas.



Está bien, dijo ella, creo que nos vendrá bien desahogarnos y evadirnos de nuestras penas. El viernes, cuando salga del trabajo, me recoges y me llevas al fin del mundo.



Santi preparó el fin de semana a conciencia. Dado que iban a un lugar un poco aislado, decidió llevar provisiones, para evitar salir, en la medida de lo posible, a hacer compra al pueblo más cercano.



Por fin llegó el día, y a las 5 de la tarde, Santi recogió a Viky, y tomaron la carretera rumbo a la casa rural.



Cuando llegaron, todo era como lo habían previsto. Una casa no demasiado grande, muy acogedora, con dos habitaciones, baño, una cocina, y vistas al mar. Lo indispensable para pasar un buen fin de semana junto a la naturaleza y junto al mar.



Una vez instalados, cada uno en su habitación, decidieron pasear por la playa. Viky lamentó no haber previsto más este fin de semana, le habría gustado preparar una cena especial.



Está todo bajo control, contestó Santi. Sé lo que te gusta, y he compardo marisco y albariño, en cantidadesindustriales. No nos faltará de nada para la cena.



Por fin llegó la noche. Decidieron hacer la cena dentro de la casa. Aunque ya estaba un poco avanzada la primavera, por la noche refrescaba un poco.



Dieron buena cuenta de la enorme bandeja de marisco que Santi había traído. Tambien, habían bebido dos botellas de albariño.



Hicieron una agradable sobremesa, hablando de sus vidas, de sus amores y desamores, mientras abrieron la tercera botella de vino. Aprovecharon para llamar a sus parejas, y contarles unas mentiras, diciendo que estaban con los amigos por las calles de La Coruña.



La conversación poco a poco, se hizo más desinhibida, sacando a la luz, los problemas y detalles más íntimos de cada uno con sus respectivas parejas.



Es curioso, dijo Santi. Nosotros, jamás hemos tenido una noche loca entre nosotros. Siempre mantuvimos una casta amistad, nunca se me dieron mal las mujeres, pero a ti, no te atraigo.......no te gusto...........



No digas tonterías, sino hemos tenido nada, es porque jamás ha surgido.



El canalillo que marcaban los pechos de la mujer no había pasado desapercibido para Santi.



Sabes una cosa? Jamás te he visto esas tetas que ocultas tras el vestido y que tienen que estar para mojar pan.. Siempre que hemos ido a la playa, hace años, te has puesto la parte superior del bikini.



Ni tan siquiera un modesto, top less.



Ese día, Viky iba realmente guapa. Su vestido estampado, con colores intercalados marron, amarillo, azul y rojo, le sentaba de maravilla.



Sabes una cosa, Santi? Mi novio no me hace mucho caso.



Eso es normal, respondió Tomás. Si no le ves, no te puede estar achuchando todo el día.



No es eso, replicó la mujer. Cuando coincidimos un fin de semana, unas vacaciones, tampoco me hace excesivo caso. Creo que ya no le gusto, y seguro que en Andalucía encuentra otra mujer y entonces le perderé. Mientras pronunciaba estas palabras, se puso triste por unos instantes, en gran parte por el vino y por la situación, los justos momentos que tardó en darse cuenta que tenía un fin de semana estupendo por delante, con ganas de disfrutarlo y vivirlo al máximo.



Yo tampoco tengo una vida sexual plena con mi chica. Y supongo, que esta marcha tan repentina, dará lugar a un finiquito de la relación. Pero ahora, este fin de semana es nuestro, y lo disfrutaremos a tope.



Que es lo que más te gusta de mi?, preguntó Viky pícaramente.



En estos momentos tengo que decir, que tus tetas son espectaculares, marcando el canalillo, con una delantera mejor que la del Depor, y con esa falda, puedo decirte que tus piernas y tu culo, no se quedan atrás. Tengo que decir en tu favor, que estás muy buena.



Terminaron la cena, recogieron la mesa, y procedieron a servirse unos combinados. Cuando Santi fue a abrir una lata de coca cola, esta salió con toda la fuerza de un cohete, yendo gran parte del líquido, a parar encima del vestido de Viky.



Los dos rieron. Mientras el chico estaba totalmente seco, ella tenía sus ropas empapadas en coca cola.



Te has empeñado en que me desnude, y no sabías como decírmelo, verdad? Las risas continuaban, pero mientras decía esta frase, subió la parte baja, hasta sacarse su vestido por la cabeza.



Santi paró de reir. Su amiga se acaba de quedar en ropa interior. La vista que contemplaba le dejó perplejo. No podía dar crédito a lo que estaba viendo.



Viky, para evitar que la situación se tornase tensa, ignorando cuales eran los pensamientos de Santi, agitó otro bote de coca cola, y empapó las ropas del muchacho. De nuevo las risas volvieron a la pareja.



Ahora te toca a ti, tendrás que quitarte la camisa. Ahhhhhh, y tambien los pantalones. Mientras lo decía volvió a verter líquido, ahora en la parte de abajo.



Santi, entre risas, procedió a quitarse la camisa primero, y despues el pantalón.



Lo tuyo ha sido un accidente, pero lo mío lo has provocado tú. En estos momentos, ambos estaban en ropa interior. Tendrás que compensarme.



Tomás, nunca la había visto en una situación tan provocativa con Viky. A lo más que habían llegado, era a estar junto a ella en bikini durante alguna jornada de playa en verano.



El aspecto de Victoria era estupendo. A pesar de ser menuda, no demasiado alta, sus curvas eran marcadas y pronunciadas. El sujetador apretaba sus pechos, casi a punto de estallar, lo que hacía marcar de forma pronunciada su canalillo.



Que te gustaría que hiciera ahora, preguntó ella? Santi se acercó y la agarró por las caderas, y trayéndola hacia él, la besó. Ella le respondió hundiendo su lengua hasta lo más profundo de su garganta.



En un gesto brusco, ella le empujó, apartándola y riendo le volvió a preguntar. Te gusto? Te gusta mi sujetador y mi tanguita?



Estás preciosa, me gustas, me encantas y si, tu sujetador y tu tanguita son muy sexys, pero me gustaría ver lo que tapan.



En realidad, no tapaban demasiado. Eran semitransparentes ambos, y sobre todo el sujetador, marcaba toda las formas de cada uno de los senos de la mujer. El tanga era un triangulo con tres cuerdas, por lo que dejaba toda la parte trasera de Viky, estaba al descubierto.



De nuevo Santi la agarró. Volvió a besarla y pasó su mano por sus desnudas nalgas. De nuevo sus lenguas se cruzaron en sus bocas y de nuevo, las risas y el empujón volvieron a apartar al hombre.



Nunca me has visto las tetas, verdad? Pues hoy va a ser tu día de suerte.



Para ese momento, el chico ya estaba totalmente empalmado, y las risas continuaban, mientras que ella, en un gesto cotidiano, desabrochó la parte trasera de su sostén y se lo quitó.



Que te parecen? Me las debería operar? Qué opinas?



Como te vas a operar esa maravilla? Respondió él. Ahora se acercó de nuevo y mientras se volvían a besar por tercera vez, una de sus manos empezó a tocar suave y delicadamente, uno de sus pezones, mientras ella, con la boca sellada por los labios de su amigo, gemía ligeramente.



Viky acarició la espalda de Santi, fue bajando la mano hasta llegar a su boxer. Metió la mano por dentro, y con la punta de los dedos tocó su pene, que presentaba armas, como un joven militar.



Con el impulso, ambos se tiraron sobre la mesa. Ahora fue él quien pasó su mano por encima del pequeño tanga, marcando su rajita, que comenzaba a estar mojada y permitía deslizar perfectamente la tela de prenda íntima por su conejito.



Ya no había risas. Sólo pasión. Se besaban como si hiciera meses que no hacían el amor, y tal vez, fuera así.



El hombre lamía los pechos de la mujer. Fue bajando con su lengua, poco a poco hasta quedarse a unos diez centímetros de su diminuta braga.



Con sus manos, agarró su tanga por el triángulo delantero y comenzó a jugar con él. Lo tomó con su mano, quedando su sexo al descubierto. Totalmente depilado, sin nada que tapase sus labios íntimos, las piernas entreabiertas, en posición erótica.



Jugaba con su tanga, con su sexo. Lo movía, para que la tela rozase su clítolis mientras que la prenda se iba humedeciendo con los efluvios que salían por su vagina. Ella estiraba sus brazos, en situación de total entrega, mientras sus fuertes manos, trataban su prenda como el más excitante juguete erótico.



Soltó la mano y la braguita volvió a su posición inicial, sólo que ahora estaba totalmente empapada. El turno era de ella ahora, agarró su paquete por encima del slip, y pasó los dedos. Por el tamaño de su excitación, el bulto era enorme. Metió la mano por debajo, y retirando el boxer, dejó su pene al aire.



Se puso de rodillas, mientras Santi se mantenía de pie. Agarró su miembro y lo metió en su boca. Con un movimiento acompasado, iba metiendola y sacándola con sus labios apretados, saboreándola, a veces, como si de un chupa chups se tratase. Ahora era Santi quien se estremecía a cada lametazo de Viky.



Aún no era el momento de correrse, e hizo parar a la mujer. Volvió a tumbarla boca arriba, encima de la mesa, y le quitó su húmeda braguita. Ahora estaba totalmente desnuda.



La lengua del hombre empezó a recorrer lentamente la parte interna de los muslos con su lengua. Ella cerraba los ojos disfrutando del roce en cada poro de su piel. Poco a poco, fue arrimando sus labios y su lengua hasta su sexo, que estaba totalmente depilado, como una muñeca.



Separó con sus dedos los labios superiores para dejár al descubierto su clítolis, dentro de este, su pipa, por la que pasó la lengua reiteradamente haciendo gritar a la mujer.



Viky se puso a temblar, y un alarido final, dio a entender que se había corrido.



Quedó relajada, tumbada en la mesa, con las piernas separadas. Fue el momento que aprovechó Santi para introducir su miembro erecto en ella. Lo hacía muy despacio, entraba y salía de su coño muy lentamente. La sacaba totalmente para volverla a meter, por lo que ella sentía una nueva penetración en cada movimiento. Viky estaba de nuevo excitada por los movimientos del hombre, que estaba a punto de eyacular. No tardó mucho en sacarla y dejar su semen encima del vientre de la mujer. No habían usado preservativo, y no era cuestión de embarazarla.



Para ese momento, ella estaba de nuevo excitada, y empezó a acariciar de nuevo el miembro de Santi. Volvió a arrodillarse, y a metérselo en la boca. Esta vez, el sabor era distinto por los líquidos que se mezclaban en su glande. No obstante, continuó con su trabajo, hasta que de nuevo consiguió levantarla.



Viky se puso de rodillas, apoyando sus manos en una silla, mientras que Santi la agarró por sus caderas, pasó sus dedos por su rajita, comprobando la ubicación y volverla a meter.



La mujer, a cuatro patas, soportaba las embestidas, cada vez más excitado de su amigo. Seguía haciendolo igual, poco a poco, y sacándolo. Ahora, sus piernas estaban más cerradas que antes, por lo que lo sentía mucho más, Sus manos la agarraban, tomaban sus caderas, su espalda y algunas veces, sus pechos. Ella gritaba, presa de la excitación hasta que de nuevo, él eyaculó, esta vez, en el final de su espalda, dejándo sobre ella el semen de la sesión de sexo.



Por fin, dijo él, he tenido sexo contigo, y me ha encantado.



Aún les quedaba muchas horas de estar juntos en el fin de semana, pero eso forma parte de otra historia.


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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