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Toqué timbre y abrió la puerta. Estaba con un pijama muy liviano de algodón que se le pegaba al cuerpo resaltando sus atributos y donde resaltaban sus senos pues no llevaba corpiño. Se notaba por su rostro que acababa de levantarse de la cama. Eran las 8 y 30 de la mañana.
Ella era mi suegra Cecilia, mujer de 62 años excelentemente bien llevados, con un físico mantenido en buena forma por sesiones de gimnasia y dietas complementarias. Sus medidas eran 1,70 centímetros de alto, alrededor de 60 kilos de peso, 95 centímetros de busto, alrededor de 63 centímetros de cintura y un poco más de 90 centímetros de cadera. Sus tetas ligeramente caídas si la comparamos con una muchacha de 20, pero consistentes y coronadas con un par de pezones de buen tamaño haciendo juego. Su abdomen apenas saliente era la parte del cuerpo que denotaba la edad. Tenía un culo redondo y duro, que era la envidia de muchas mujeres de su edad. Había sido muy bella en su juventud y todavía mantenía un rostro muy bonito con pocas arrugas y unos ojos azules muy vivaces. Un verdadero desafío para un yerno de 38 años.
Había quedado viuda cuatro años antes y vivía en un departamento de mi propiedad, razón por la cual yo tenía las llaves. Cuando llamé a su puerta y me abrió, se sorprendió al verme. Le expliqué que pasaba por allí porque tenía una cita muy cerca y se me había ocurrido visitarla para tomar un café. No imaginaba que se levantaba tan tarde ni lo que ocurriría después.
Al verla vestida de esa forma, se me despertó la libido que venía conteniendo desde hacía tiempo por respeto a mi mujer, ya que desde que conocí a mi suegra empecé a tejer fantasías con ella.
Me pidió un minuto para arreglarse porque la había sorprendido recién levantada. Yo pensé que cuando regresaría vendría vestida de otra forma, pero no fue así. Solo se peinó y lavó muy por encima.
Mirándola fijamente le dije, algo zarpado y abusando de la confianza que nos dispensábamos, que así como estaba parecía una mujer mucho menor y que me inspiraba deseos turbios. Yo pensé que me iba a contestar de mala manera o bien pasar por alto mi comentario, pero no resultó así. Me preguntó si realmente opinaba eso o le estaba haciendo un cumplido un poco subido de tono.
… No mujer, sin cumplidos. Es lo que yo pienso en este mismo momento, y disculpa que lo diga a lo bestia, pero casi me dan deseos de meterte mano. Te veo guapísima con ese pijama que te sienta de maravilla…
… La verdad es que eres una bestia, pero te disculpo porque de alguna forma me halagas. Si no fueras mi yerno, tal vez me lo tomaría en serio…
… Dime una cosa Ceci, y si te olvidas que soy tu yerno ?...
Lo dije casi sin darme cuenta dejándome llevar por la excitación del momento
… Que dices? Estás loco ?...
… Puede que esté loco, pero a decir verdad y te pido mil perdones si lo que te voy a decir te ofende, pero me sentiría el hombre más feliz de la tierra si pudiera hacerte mía ahora mismo…
Ya estaba jugado en el lance, si ella se enojaba pedía perdón y me sometía al castigo. Estaba seguro que fuere lo que fuere, no le diría nada a mi mujer.
Me miró fijo a los ojos, y no supo que responder de inmediato. Bajó los ojos y se marchó hacia la cocina pensando en lo que había escuchado. Yo me quedé sentado en el living esperando que me mandara al diablo. Ya estaba preparando la mejor forma de excusarme, cuando veo que regresa y me dice.
… Vos debes estar muy loco y yo también, porque en vez de echarte de aquí a patadas resulta que me agradó tu propuesta. Porque fue una propuesta, no ?...
… Mira belleza, lo que dije es lo que siento y si no te ha gustado te pido mil perdones y nada. Pero si te agradó lo que dije, lo sostengo y si quieres lo repito una y mil veces. Estás muy bonita con ese pijama y la verdad es que has despertado todas mis pasiones. Te digo que me encantaría hacer el amor contigo, y este es un sueño que tengo desde que te conocí…
… No te parece que estaría mal? No nos olvidemos que somos suegra y yerno…
Eso lo estaba diciendo para liberar su conciencia y darle rienda suelta a sus propios deseos. Comprendí que se le había despertado la libido y estaba buscando la forma de resolver el dilema a favor de sus deseos.
… Qué tal si nos olvidamos de la relación de familia que tenemos y solo pensamos que somos una mujer y un hombre que buscan un momento de felicidad. Porque yo creo que tienes deseos de tener sexo con un hombre y los estás reprimiendo, verdad ?...
Dudó. Su mente estaba trabajando a mil en una lucha entre sus deseos largamente reprimidos y el pensamiento en su hija. Estuvo unos segundos en silencio como meditando lo que iba a decir.
… Me cuesta un poco olvidar la relación, pero la verdad es que yo también he tenido fantasías sexuales contigo desde hace tiempo y las reprimía para no violentarte. Y la verdad es que me encantaría poder hacer el amor contigo…
… Mira Ceci, dejemos los prejuicios para otro momento y ven aquí a mi lado que me muero por darte un beso…
La abracé muy fuerte y apoyándonos en la pared más cercana nos comenzamos a besar con toda pasión. Me había agarrado una desesperación por hacerla mía y la comí a besos, casi sin dejarla respirar. Mi lengua buscó la suya y ambas se entrelazaron en un jugueteo bucal, ora en mi boca y ora en la suya. Pronto mis manos comenzaron a tocar sus senos apretándolos y estrujándolos con movimientos circulares. Bajé los brazos y me aferré a ese culo que tanto había deseado apretándolo hacia mí y haciéndole sentir mi polla en medio de su raja. A todo esto Ceci solo se limitaba a dejarse llevar, suspirando y emitiendo quejidos de satisfacción.
Yo no podía más y la llevé hacia su cama. Nos detuvimos para desvestirnos. Yo le saqué suavemente su pijama y ella mi camisa, pantalón y bóxer. Nos deshicimos de nuestros calzados y nos tumbamos en la cama. De pronto me levanté y le pedí que me permitiera verla desnuda para cumplir un sueño que llevaba años. Estaba acostada de espaldas y su cuerpo lucía en todo el esplendor de una mujer madura. Antes de meter mano le pedí que se diera vuelta para ofrecerme el culo que tanta envidia daba a sus amigas. No pude más y me arrojé sobre ella mordiéndole muy despacio sus nalgas por todos los rincones. Con suavidad, luego, comencé a deslizar mis dedos por toda su espalda desde el cuello hasta las nalgas, caricias que Ceci recibió con estremecimientos y suspiros de satisfacción.
Luego le pedí que se volteara y quedamos frente a frente. Seguí con mis besos comenzando desde el cuello hasta el monte púbico. Allí me detuve y muy despacio fui abriendo sus piernas para dejar su almeja en posición de recibir mi ataque, que comenzó con la introducción de un dedo exploratorio que encontró el camino lubricado con los jugos fruto del estado de calentura extrema. Me agaché y comencé a devorar esa concha que tanto tiempo hacía que no recibía atenciones viriles. Una y mil veces besé, chupé y succioné su vagina, los labios y el clítoris que al solo roce le produjo una conmoción que derivó en un inmediato orgasmo que recibí en mi boca. No di respiro y seguí con mi boca y lengua comiendo esa almeja, de pronto se me ocurrió levantarle las piernas para que me ofreciera su ojete al que acometí con besos, chupadas y lengüetazos. Esa acción no la esperaba y pegó un grito de sorpresa, que por supuesto no hice caso siguiendo con más empeño. No sé si fue el fragor de mis caricias o la sorpresa, porque comencé a sentir suspiros cada vez más profundos que siguieron con otro orgasmo de Ceci que lo recibió tomándome la cabeza y empujándola hacia su sexo.
Dejé pasar unos pocos minutos para que recuperara aliento, me acosté a su lado y le tomé sus tetas volviendo a jugar con ellas con masajes y chupadas. En eso estaba cuando me pidió un respiro.
… Ahora yo también quiero tomar parte de esto. Déjame tomar tu verga en mis manos. La quiero mirar porque hace mucho tiempo que no veo ni tengo en mis manos un pene endurecido. Quiero jugar con él y comérmelo a besos, puedo?...
… Desde ya, estaba esperando eso. No sabes el gusto que me vas a dar…
Tomó la polla con sus manos y la acarició un rato. Se la pasó por la cara y las tetas jugando con sus pezones. Luego con su lengua empezó a lamerme los testículos y desde allí hasta la punta del miembro. Parece que volvía a recordar prácticas de su pasado juvenil. Lo hacía con una maestría digna de una profesional, porque alternaba chupadas con pajas, pequeños mordiscos, succiones y besos. Poco a poco me fue poniendo a mil y no tardé en sentir que me llegaba el momento. Se lo advertí pero ella siguió su labor con todo empeño. No pude más y me derramé en su boca con una descarga bruta que casi la ahoga. Sin embargo se repuso y saboreando mi leche con gusto, se tragó lo que tenía en la boca. El resto que se le había escapado lo tomó en sus dedos y se lo desparramó en su cara con una expresión de satisfacción que me sorprendió y le dije
… No sabía que te gustaba beber semen, te ha gustado?...
… Yo tampoco lo sabía porque esta es mi primera vez, pero como todo me está resultando de mil maravillas me dije que esta era una oportunidad de probar y así lo hice y me gustó. También me agradó desparramarlo por mi cara, fue un reacción espontánea que no se bien porque lo hice…
… Me pregunto si ya está todo listo o bien te quedan ganas de seguir con un poco más de acción?...
… Mira querido yerno, si por mi fuera estaría todo el día aquí en la cama contigo dando y recibiendo caricias y haciendo el amor, pero no sé qué dices tú? Aún tienes deseos de seguir haciéndolo conmigo?...
… Ceci querida, quiero que sepas que lo mejor está por venir. O acaso no quieres probar mi verga en tu cueva?...
… Claro que sí, me muero de ganas de sentir ese pedazo dentro de mí…
Ya no hubo más palabras sino acción. Mi miembro ya estaba recobrando su vigor. Ceci tomó la iniciativa y tomándolo en su mano lo acarició hasta lograr una erección completa. Rápidamente se montó encima y ni lerda ni perezosa, con mucho manejo de los tiempos se metió lentamente el pene en su cueva...
Verle la cara de satisfacción bien hubiera valido la mejor de las fotos. Una mujer madura en pleno goce sexual. Cuando lo tuvo todo dentro comenzó a cabalgarme con un sube y baja continuo. Yo comencé a sentir mucho placer y tomándola de la cintura acompañé sus movimientos. Ceci llegó rápidamente a su orgasmo con un alarido que pensé que alertaría a los vecinos. Ese grito me excitó aún más y no demoré en descargarle mi leche en lo más profundo de su cueva. Fue otro polvo sensacional.
Me sentía un tanto cansado porque había derrochado energías como hacía tiempo no lo hacía por lo que me recosté a su lado. Ceci daba la impresión de que todavía quería más, su cara lo denotaba con una sonrisa pícara. Sus manos comenzaron a acariciarme por todo el cuerpo a la vez que me decía
… Ya estás cansado? Claro que sí. Mientras reposas déjame decirte que me has hecho muy feliz. Vuelvo a repetir que ya no creía volver a tener estas sensaciones a esta edad. Volver a sentir una polla en mis manos, mi boca y mi vagina, es algo que me parece irreal. Hace como diez años o más que no cogía porque el finado mucho antes de su partida ya no le funcionaba su miembro debido a su enfermedad. Nuestras relaciones sexuales se limitaban de tanto en tanto a masturbarle su polla muerta y recibir toqueteos en mi clítoris, además hay cosas que me hiciste que él nunca se atrevió. Acabarme en la boca y cara, besarme el negrito trasero nunca las había recibido. Fueron nuevas experiencias que me llenaron de gozo…
… Mira suegrita, la verdad es yo también gocé mucho porque me sentí muy a gusto satisfaciendo tus deseos y los míos. Si bien siempre me habías parecido guapa para tu edad, no me había imaginado que mantenías un cuerpo y una figura tan excepcional. Más de una mujer te envidiaría…
… No te parece que mejor nos vamos a darnos un baño que además de limpiarnos nos va a resultar reparador, aunque a decir verdad yo me quisiera quedar con tu leche dentro y fuera de mi cuerpo…
Nos fuimos a duchar juntos y allí nos jabonamos el uno al otro, dando más tiempo a nuestras partes íntimas. Ella me hacía una paja tratando de que mi pene recobrara vida y yo jugando con su cueva y esfínter. En éste me entretuve metiendo mis dedos para probar si había algún gesto de rechazo por parte de Ceci. Muy por el contrario su rostro me indicó que iba por buen camino así que comencé a mover mis dedos en forma circular dentro de su ano a la vez que los metía y sacaba tratando de agrandar el esfínter para penetrarlo con mi verga que ya estaba dispuesta para la tarea. Le anuncié lo que se vendría, me miró en forma interrogante a lo cual le aclaré que le prometía que iba a ser otra experiencia agradable y que no le iba a doler. Dicho esto apoyé la punta de mi miembro en el agujero y comencé a meterlo lentamente. Ceci que estaba apoyada en con sus manos en los grifos inclinando su culo hacia mí, recibió la embestida con tranquilidad y sumo placer según me indicaba su rostro. Algunos suspiros y jadeos se oyeron. Seguí con el trabajo de bombeo hasta que sintiendo la llegada de mi descarga, la tomé de la cintura y arremetí con toda mi fuerza. Lo poco que me quedaba de semen se regó en su interior. Al mismo tiempo escuché que Ceci también se regalaba otro orgasmo. Luego, nos pusimos de frente para abrazarnos y darnos un beso que se prolongó durante bastante tiempo. Nos terminamos de duchar y ya secos nos vestimos.
… Ceci, quiero que sepas que hoy me has dado una mañana inolvidable y has logrado que me derrame en tres oportunidades, cosa que no me sucedía desde mi juventud. Te propongo repetir este encuentro cuando las circunstancias lo permitan. Qué te parece?...
… La idea me fascina en tanto no nos expongamos a que se sepa esto. Yo quiero repetir todas las veces que podamos…
Salimos del baño, comimos algo a las apuradas y me marché a mis obligaciones satisfecho por haberme cogido a mi suegra.
Hubo otras veces más en donde ya más relajados supimos darle a los encuentros los matices para hacerlos siempre atractivos. Como las cosas buenas no duran mucho a los dos años tuvimos que dejarnos de vernos íntimamente por problemas de salud de ella. Cada vez que nos veíamos a solas recordábamos con mucho afecto los momentos vividos.
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