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Me llamo Anna, para los que les gusta imaginarse a la persona que les escribe tengo 20 años, mido 1’78 peso 59 kg me gusta nadar y jugar al squash lo que mantiene mi figura, mi pelo es rubio y mis ojos son de un color indefinido que se torna en verde si reciben los rayos del sol. Trabajo como secretaria en una empresa de propiedades, mi trabajo me obliga a hacer muchas horas extras, muchas noches acabo sola en la oficina frente al ordenador.
Varias noches alternaba las hojas de cálculo con visitas a Internet para hacer más amenas las horas. Una de esas noches, a través de un enlace, entré en esta pagina. Enseguida me enganche a los relatos eróticos, me sorprendía a mi misma leyendo con avidez, cuando acababa tenía la boca seca y un cierto estremecimiento en el cuerpo.
Muchas noches me tenía que censurar a mí misma estas diversiones pues se retrasaba mi trabajo o me quedaba mucho más en la oficina.
Cada mes tenía una reunión con los jefes de la central, esa semana era frenética, todo el mundo con prisas, tensiones, todo para tenerlo perfecto para ese día. El pasado mes la reunión era especialmente tensa, se iban a tocar unos temas que podían acabar por una palmada en la espalda o cortar cabezas.
Cuando terminó la reunión aun podía notar todo la tensión de mi cuerpo, todo había ido bien pero aun estaba nerviosa. Me quedé un poco más para terminar de ordenar algunos puntos que habían quedado pendientes. Cuando se fue todo el mundo me quedé un rato sentada en el sillón del despacho, me había acostumbrado al silencio de esas horas y me sentía cómoda.
Empecé a relajarme, tenía el ordenador encendido y me conecté a Internet, de una manera automática, sin pensarlo llegué a los relatos eróticos.
Vi uno de los relatos, "La conocí en un autobús" comencé a leerlo mientras me quitaba los zapatos y me ponía cómoda en el sillón.
Poco a poco, a medida que iba leyendo el relato me iba dejando llevar por el, me fui desabrochando los botones de la camisa, mis manos pasaban del ratón a mi cuero, tocándome poco a poco primero el cuello, mis labios, hasta mis pechos. La sensación de poder ser descubierta hacía más emocionante la experiencia. Me levanté para cerciorarme de que estaba cerrada la oficina y volvía a mi despacho. Esta vez me quité el sujetador dejándome la camisa puesta.
Cogí mis pechos entre mis manos acariciándolos suavemente, su tacto era cálido y mis pezones reaccionaron enseguida irguiéndose.
Me encantaba su tacto, empuje mi sillón hacia el armario y lo abrí volviendo hacia mí el espejo que había en su interior. Me reflejaba mi imagen, sentada en el sillón tocándome los pechos, el pelo un poco revuelto por la emoción y la mirada chispeante por la lujuria que se iba apoderando de mi cuerpo.
Mi mano bajó hasta mi sexo y empecé a tocarme poco a poco por encima de los pantys, al rato ya notaba la calidez de mis flujos a través de ellos y me los fui bajando poco a poco.
Ahora mi mano jugueteaba con mi tanga, me puse de espaldas al espejo enseñándole mi culo, la parte de mi cuerpo que sabía más admiración causaba a los machitos de la empresa.
La verdad es que estaba muy bien, las horas invertidas en el ejercicio lo habían mantenido duro y redondeado.
No solía mirarme de esa manera pero ahora estaba lanzada. A medida que iba leyendo el relato me imaginaba que era la chica a la que follaban. Cerraba los ojos y me imaginaba penetrada, y a la vez metía mi mano en el tanga y me introducía lentamente un dedo.
Estaba totalmente húmeda, el dedo entró con mucha facilidad y le siguió otro dedo. Los metía y sacaba lentamente mientras me acariciaba el culo.
El ritmo lento fue dejando paso a uno más acelerado a medida que me excitaba, ya no podía más, gemía de placer y me mordía los labios intentando llegar al orgasmo.
Me senté de nuevo en el sillón para coger una mejor postura y mi mano salió de mi coño para jugar con mi clítoris.
Eso me ponía a cien, estaba abierta delante de la mesa, cualquiera que entrase me vería en esa posición y eso me ponía aun más caliente, estaba en un punto del que no podía dar marcha atrás.
Con la otra mano alcancé el ratón y entré en la galería de fotos, abrí una, casi sin verla y aparecieron ante mí varias fotos de mujeres chupando pollas inmensas.
Mis ojos se abrieron con hambre, quería tener una de esas en mi boca y cogí un bolígrafo introduciéndomelo en la boca.
Pasé mi lengua por el mientras seguía masturbándome con la mano, mi cuerpo se arqueaba de placer, me faltaban manos para tocar todo mi cuerpo tal como me lo pedía.
Salí de esa galería y entré en otra, esta vez eran varias mujeres haciéndolo entre ellas, mi mano seguía masturbándome mientras con la otra apretaba mi pecho.
Eso me produjo un placer tal que llegué al orgasmo, fue un espasmo de placer, mi cuerpo arqueado mientras sentía esos impulsos que me atravesaban.
Duro varios segundos, cuando terminó caí sobre el sillón, mi cuerpo seguía latiendo, me dolían los pezones y tenía todo el cuerpo empapado en sudor.
Viéndolo en la distancia no entiendo muy bien lo que pasó ya que nunca me había masturbado en la oficina, pero creo que ese momento fue un despertar en mi sexualidad.
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