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Marta seguía con su vida buscando amantes jóvenes que le saciaran sus ganas de sexo, las cuales tuvo encerradas durante más de 20 años. Ella tuvo un par de encuentros más con Diego quien se había convertido en su principal amante aunque mi primo no sabía nada acerca de aquello.
Hacía aproximadamente un mes, la casa siguiente a la de Marta fue comprada por una familia que constaba del padre, la madre y dos hijos. Marta los saludó y brindó su ayuda en caso que ellos la necesitaran a lo que ellos agradecieron. Cierto día y mientras ella estaba en la terraza colgando la ropa que había lavado notó como Iván, el hijo mayor de sus vecinos, quien merodearía los 17 años, le tenía clavada la vista desde su terraza que estaba aproximadamente 2 metros arriba de la de Marta. En ese momento, Marta llevaba solamente una pijama negra de una pieza con un generoso escote y que apenas cubría sus nalgas. Al Marta verlo, lo saludó amablemente y el joven le contestó el saludo nerviosamente para rápidamente retirarse de allí.
Otro día, Marta iba llegando a su casa con un pantalón blanco bien ajustado que terminaba en sus pantorrillas, una blusa también blanca, sin sostén y a través de la cual se le notaban claramente los pezones y unas sandalias rojas de tacón cuando se encontró con Iván quien se acercó a saludarla y mientras tenían una corta charla, ella notó como él no despegaba sus ojos de sus pezones generándole esto una gran erección que Marta notó al momento que se despedían.
Los días pasaron y se hacían más recurrentes las ocasiones en que Marta encontraba al joven en la terraza observándola mientras ella lavaba su ropa en sus diminutas pijamas, aunque ella simulaba no advertirlo.
Así, un día ella lo observó mientras él deseosamente la miraba desde su casa aunque fingió no verlo. Ella llevaba puesta una pijama de una sola pieza muy corta y con abundante escote de color rojo, una tanga del mismo color y sin sostén. De pronto tiró una prenda al suelo y se inclinó para recogerlo haciendo que se levantara su pijama para darle al joven una vista completa de su culo. Luego de ello, Marta bajó el escote de su pijama de tal forma que se observara parte de sus aureolas. Iván no dejaba de observar aquel espectáculo y su erección fue inevitable así que mientras miraba a su madura mujer se comenzó a masturbar. Marta percibió lo que el joven hacía debido al movimiento de su brazo y su mirada fija en ella aunque siguió simulando no observarlo. Ella se estaba calentando al ver que aquel joven se pajeaba en honor a ella, así que decidió ofrecerle mayor material. Marta levantó un poco su pijama dejando descubierta su tanga, para fingir acomodársela y mientras giraba para que el joven pudiera observar bien su cuerpo, para luego amasar sus tetas simulando acomodarlas. Cuando Marta volvió a mirar al chico, lo encontró sudoroso y con los ojos desorbitados mientras (al parecer subido en una silla) echaba su leche en la casa de Marta. Ella vio aquel joven miembro (de proporciones relativamente grandes pues tendría unos 19 cm. de largo) tirando su leche y ahora sí miró atentamente aquel cuadro. Marta no salía del asombro que le produjo ver eyacular potentemente aquel joven y cruzó una mirada con Iván quien asustado notaba como ella lo miraba mientras intentaba subir su ropa para ocultar su miembro, pero ella solo sonrió y entró a su casa.
Toda esta situación ya estaba calentando a Marta quien sentía lujuria hacia aquel joven quien sabía que le correspondería el deseo. Un viernes en que ella sabía que su hijo tardaría en llegar supo que era la oportunidad, así que fue a casa de sus vecinos en la cual la madre de Iván le atendió y le hizo seguir. Al preguntarle el motivo de su visita, Marta dijo a ella que necesitaba un poco de ayuda con su computadora pues se había bloqueado y su hijo no llegaría rápido. La señora, llamó a Iván quien estaba en su cuarto y le pidió que acompañara a Marta a su casa y que le solucionara el problema dado que él era muy hábil con los computadores. Iván intentó zafarse la responsabilidad pero al final terminó cediendo.
Iván salió junto a Marta de su casa y entró tímidamente a la de ella sin despegar su mirada de aquel cuerpo maduro. Al entrar, Marta le indicó en qué lugar estaba el computador para que lo fuera revisando mientras ella se arreglaba pues esa noche saldría. El joven se acomodó y comenzó a revisar el computador. Tras unos 15 minutos, él vio como en la sala que él se encontraba entró Marta quien llevaba puesto un vestido rojo de una sola pieza muy corto y ajustado que hacía lucir muy bien sus curvas. Éste tenía un gran escote en el frente y toda la espalda la dejaba descubierta, sosteniéndose solo de un par de tiras que se amarraban tras su cuello por lo cual no se colocó sostén, hecho que se notaba al instante al ver sus pezones a través del vestido. Además usaba una moña roja y unas sandalias blancas de tiras con un tacón alto.
Iván quedó anonadado con aquella visión y torpemente intentó volver a tomar el trabajo en el computador a pesar de su casi instantánea erección. Marta le preguntó si había encontrado el problema y él levantándose de la silla con una excitación evidente, le dijo que no había ningún problema y que iría a su casa, pero Marta se acercó a él buscando besarlo. Iván, no sabía qué hacer y se quedó estático mientras Marta besaba aquella joven boca. Ella al ver que él parecía no reaccionar le sobó el bulto ya duro sobre el pantalón por lo que Iván la apretó fuertemente hacia él mientras ahora sí la besaba. Marta lo tiró sobre la silla y afanosamente desnudó al joven quien no opuso resistencia alguna.
Marta se situó frente a aquel joven verga y pasaba su cara de arriba abajo inspeccionándola bien y para no perder detalle alguno. No tardó ella en tomar aquel falo con su mano para darle una buena paja al tiempo que él solo suspiraba. Rápidamente y con la habilidad que había adquirido comenzó a lamer el pene de Iván, comenzando en los huevos hasta llegar al glande, repitiendo el movimiento varias veces antes de meterlo en su boca. Ya dentro de su boca, Marta jugaba con su lengua generando un placer excelso a su vecino quien veía incrédulo cómo aquella madura quien había sido inspiración en varias de sus pajas, estaba tragándose su miembro insaciablemente.
Marta soltó las tiras que mantenían su vestido en su lugar y pasó sus pezones duros por la verga de Iván quien cada vez se veía más excitado. Ella, llevó el pene de su joven amante a la boca y lo humedeció bien para luego meterlo entre sus tetas y hacerle una buena rusa. A pesar que sus senos no eran demasiado grandes, ella los sabía utilizar muy bien y se movió de tal manera que estuvo a punto de hacer eyacular a su compañero. Marta notó la excitación de Iván, así que decidió ponerse de pie para quitarse la tanga que cubría su muy húmeda concha. Ella colocó su rajita frente a la cara del joven quien dio un par de lamidas y luego se sentó lentamente sobre aquella dura polla que aunque erecta, había alejado un poco su orgasmo.
Lentamente Marta enterró aquel pollón dentro de su sexo hasta sentir como los huevos rozaban su culo. Haciendo leves movimientos con su cadera sentía como aquella verga la perforaba totalmente haciéndola sentir un gran placer. Iván no podía creer su suerte y amasaba las nalgas de Marta dejando que ella manejara el ritmo de la penetración. Cada vez más, Marta aumentaba sus movimientos haciendo que su joven amante, y debido a su inexperiencia, no tardara en dejar su leche dentro de ella.
Apenas sintió el semen caliente de Iván dentro suyo, ella se arrodilló y lamió aquel miembro hasta que lo tuvo nuevamente duro entre su boca. Esta vez fue él quien la levantó y tirándola en el sofá, se inclinó un poco para enterrar su miembro en la concha de Marta mientras ubicaba las piernas de ésta alrededor de su cuello. Él la penetraba con gran fuerza provocando que ella diera fuertes gemidos. Marta le pedía cada vez más que no parara hasta que por fin llegó a su orgasmo, el cual fue muy intenso y que fue acompañado por un fuerte temblor de su cuerpo aunque Iván no dejaba de bombearla.
Duraron un rato más en esta posición y Marta volvió a correrse sobre la verga de Iván. Marta desenterró aquella verga de su concha para apoyar sus manos en los brazos del sofá, una de sus piernas doblada sobre el asiento y la otra apoyada en el suelo, diciendo a Iván "Te lo ganaste, rómpeme el culo". Iván sorprendido se acercó a ella y le lamió el ano un par de veces para luego meterle dos de sus dedos lentamente mientras ella gemía suavemente. Tras sentir aquel culo lo suficientemente abierto, untó su mano de saliva y la pasó por su pene que ya estaba semiflácido, para insertarlo en el ano de Marta quien recibía con gusto cada centímetro de aquella polla. No pasó ni un minuto, e Iván tenía otra vez duro el pene haciendo que Marta sintiera todo el vigor de sus embestidas. Ella se tocaba el clítoris mientras él no paraba de clavarle su erguido miembro en el ano. Marta se corrió nuevamente y sus muslos eran ya un río de sus fluidos.
Iván tenía a Marta agarrada fuertemente por la cintura y le clavaba su verga hasta el fondo sin contemplación alguna. El placer que sintió aquel adolescente debido a la presión que ejercía aquel ano sobre su falo, hizo que tirara su esperma dentro del ano de ella quedando totalmente exhausto y sentándose en una silla con el pene flácido. Marta se acercó a él y lo besó al tiempo que tocaba su verga hasta dejarla nuevamente dura.
Esta vez, ella tomando la verga del joven, se colocó en cuatro patas en el suelo mientras él se arrodillaba tras ella. Iván escupió el ano de Marta y de un solo empujón le hundió la verga a su madura amante, quien dio un fuerte grito de dolor. Ella tuvo otro orgasmo pero él no paraba de perforarle el ano. Él aceleraba cada vez más su respiración y Marta le dijo
¿Te esta gustando?
Me encanta, desde que llegué a este barrio he soñado con esto
¿Ya te vas a venir?
Estoy a punto de correrme
Me quieres tirar tu lechita en la cara?
Claro que sí
Apenas Iván terminó de decir esto, afanosamente salía del culo de Marta su pene, mientras ella y presagiando lo que vendría se acostó boca arriba. Iván se arrodilló junto a ella y tras un par de sacudidas, su verga soltó dos chorros de esperma que recorrieron la boca, mejilla, pestañas y hasta el pelo de Marta quien gustosa miraba y con una de sus manos tomaba el miembro del adolescente quien recobraba su respiración lentamente. Marta lamió el pene del joven hasta que quedó totalmente limpio.
Iván se limpió un poco el sudor y se vistió mientras Marta limpiaba el semen que había en su cara. Luego Marta, se vistió también y acompañó al joven hasta su casa donde los recibió la madre de Iván
¿Si le pudo ayudar mi hijo vecina?
Claro que sí, es muy bueno su hijo
Lo sé.
Muchas gracias vecina, hasta luego –dijo Marta mientras se daba la vuelta para retirarse-
Espere un momento vecina
¿Qué pasó, necesita algo?
No, no es eso. Es que veo que usted tiene una mancha blanca en el cabello y debería limpiársela.
Gracias vecina
Obviamente la mancha en el cabello era el semen de Iván que Marta en su afán de salir habría omitido limpiar.
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