Su cercanìa,rozàndome sutilmente, hizo que mi pija, sùbitamente tomara volumen. Habìa caricias ni besos, sino un intercambio mutuo de aliento
como para ir entrando en calor. Vaya, si resulto. Saco mi pene y duro como està lo apoyo sobre la palma de su mano, abierta y genrosa. Se agacho, cubriò la cabeza con un halo de ese aliento caliente, y entonces apareciò su lengua para empezara jugar sobre ella, girando despacio al comienzo y cada vez màs rapido luego, lo que empezò a lubricarme sùbitamente. Entonces la solto, y dejo que mi pija se metiera entera en su boca, para empezar a chupar como si fuera lo ùltimo que le quedara por hacer en la vida. Sus ojos clavados en los mìos preguntaban sabiendo la respuesta. Volvio a tomar mi pija con su mano y a
la vez me masturbaba. Cuando mi leche pedia a gritos salir, casi como si supiera de ese lìmite,
se alejaba de mi sonriendo, logrando que mi cuerpo
estè a punto de no poder tolerarlo... entoces, dio dos pasos hacia atràs, y se abriio la camisa, pidièndome que siga yo masturbandome, lo que hizo que desde ahì manejara la situaciòn a mi antojo.
Tomo parte de la humedad de mi cabeza, para rociar sus inmenzos y durìsimos pezones, que esperaban todo lo que finalmente empezò a caer, desde su cuello, cual lociòn de sexo para derramarse entre esas tetas calientes. Sus manos
refregaron la zona, para trasladar mis jugos a su rostro, y con sus dedos empapados, que comenzò a
saborear, totalmente agitada, y rendida.
Entonces, lamiio por ultima vez mi pija, para tragarse el resto de leche que caliente esperaba
por esa boca increìble... El silencio posterior solo se cortaba por dos alientos sacudidos, exhaustos, pero satisfechos... Pero lo mejor estaba por venir....