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Categoría: Confesiones

La Señora de la cafetería

Tenía 17 años, y estaba sacando ya el último año de bachillerato. Estudiaba en la ciudad de Quetzaltenango, la segunda en importancia de la República de Guatemala, ubicada en le altiplano del país, el frío era intenso, y regularmente pasaba a tomar chocalete y comer panecillos deliciosos a una cafetería, generalmente a las cinco de la tarde, antes de viajar al lugar donde vivía no muy distante de la ciudad, quizás unos veinte minutos, pero a veces cuando la neblina era muy densa me quedaba a dormir en la ciudad, en una casa propiedad de mis padres, buscando la salida para el departamento de San Marcos . En ese sector tanbién vivía la dueña de la cafetería, de nombre Gina, tanto ella como su esposo eran Suizos, pero el señor tenía ya tres años de haber viajado a Suiza, y en ese tiempo no había regresado, pero según me enteré por la propia señora se comunicaban casi todolos días, generalmente a las 12 PM. El estaba nuy enfermo y se trataba su mal en su país. Gina tenía 34 años en ese entonces, alta, delgada,de bonito cuerpo y lindas piernas, pechos chicos pero duros y erectos, y un culito redondo paradito, que se dibujaba muy bién en sus jeans apretaditos. Ojos azul oscuro muy lindos, naríz respingads y una boca carnosa, en fín una mujer super atractiva. Yo almorzaba todos los días en su negocio de lunes a viernes, y refaccionaba por las tardes, era muy amable y cariñosa conmigo. Supe que era vecina de la casa de mis padres, porque, en su casa vivían como huespedes una señoritas de la costa sur, unas estudiaban en la universidad y otras diversificdo en un colegio de la ciudad. En total eran cuatro estudiantes todas originarias de un municipio llamado Coatepeque, y a quienes conocía desde unos dos años atrás, y con tres de ellas existieron flirteos, un par de noviazgos y sexo, pero eso lo relataré en otra oportunidad.

Gina me conocía pero no sabía mi nombre, una tarde entraron al negocio las chicas de las que hablaba, y fueron a saludarme efusivamente, luego me retiré porque ese día dormiría en la finquita donde vivía con mis padres en Santa María. La semana siguiente que llegué a almorzar, Gina se sentó en mi mesa, y me dice: Vaya, vaya, con que tú eres el famoso Guicho, que trae locas a mis huespedes. Luego prosiguió: Sabes no es de extrañar, eres guapo, muy atractivo, bonito cuerpo, y si tuviera la edad de esa chicas creo que también andaría loca por tí, claro yo sentí que la cara me ardía de pena, ella se dió cuenta y se disculpó por lo que había dicho, diciendome que era una broma. Pasaron los meses y yo seguía visitando su negocio, estaba ya en exámenes finales y casi no viajaba a casa de mis padres, estudiabamos en grupo, y una tarde no fuí por la cafetería me sentía un poco indispuesto, como a las diez de la noche sonó el timbre de la casa, acababa de salir de la ducha, y sólo tenía encima una bata, al abrir la puerta era Gina, que llevaba un poco de café y unos pastelillos, me comentó que por mis compañeros supo lo de mi malestar y que pensó en compartir conmigo los bocadillos,le dije que iría a vestirme y me dijo que así estaba bién, que sería sólo un momento, me pidió permiso para utilizar un baño, y me dí cuenta que por vez primera la veía con falda, esta era corta y podía observar unas piernas torneadas hermosas. Cuando de sentó en el sofá pude ver parte de su ropa interior, y mi pija se levantó inmediatamente, y ella se dió cuenta de mi bulto, y se quedó viendo fijamente en mi entrepierna, y luego me dice: sabes, tengo casi 4 años de no ver a mi marido, y me llama la atención de ver tu pene erecto, puedes mostrarmelo, pero a todo esto ya había metido la mano entre mi bata, abrí mis piernas y lo tomó en su mano, y viendome a los ojos me dijo que lo sentía grueso y grande, ya con la bata abierta completamente empezó a acariciarlo suavememte y regar con su pulgar el líquido preseminal que era mucho. Luego añadió: Una noche oí el comentario de una de las chicas, que dijo que cuando te chupó no le cabía tu pene en la boca y veo que no exageró, e inmediatamente sentí como su lengua y labios hacían maravillas, para luego sentir la tibieza de su boca en cada chupada suave y succionada que me daba, en pocos minutos me estaba vaciando en su boca. me dijo que quería quedarse esa noche en mi cama. La llevé a mi recamara, y besando pulgada a pulgada su cuerpo la fuí desvistiendo, la tenía casi a punto de venirse en una chupada de vagina y clítoris bárbara, mi verga estaba firme y durísima, poco a poco lo fuí empujando en un suave mete y saca, hasta desaparecerrme en su vagina caliente, estrechita y super mojada, cuando entré al fondo la sentí venirse, se contorneaba de placer y gemía, sus boca buscaba la mia y sus uñas se enterraron en mi piel, al sentir el máximo placer, yo seguía entrando y saliendo con rapidéz, salía todo y lo volvía a empujar con fuerza al fondo, la sentí venirse de nuevo, y cuando sentí mayor humedad y por ende mi verga se deslizaba sin dificultad, me fuí al fondo y mis chorros de semen caliente y espeso la inundaron, no recuerdo cuando tiempo dormimos, lo cierto es que fué una cogedera loca. A partir de esa noche lo hicimos como tres días seguidos, cuidandonos de wue no se percataran las estudiantes. salimos de vacaciones,las estudiantes se fueron, y siempre tenía algo que hacer en la ciudad, al menos eso decía en casa, pero lo cierto es que era por estar cogiendo con Gina, hasta que vino la tortura y a la vez la salvación de algo que parecía ya no detenerse. Tortura porque una tarde la vi entrar a la clínica médica de mi madre,(Ella no sabía qu su ginecologa era mi madre),con curiosidad entre por la parte de atrás hasta un lugar donde podía escuchar la conversación, y temía por estar embarazada, e hicieron unas pruebas, Esa noche no dormí. Al día siguiente ingresé a los archivos médicos en
la clínica, y pude ver que no había embarazo, que todo era un atrazo en su período. Luego de una semana, llegué a su casa atendiedo un recado, me decia que su marido había empeorado, estaba al borde de la muerte y tenía que irse. Esa noche era la despedida, fué una super cogida. ya por la mañana en la ducha le dije que quería romperle el culo, algo a lo que siempre se negó, pero ese día no podia negarme el gusto, ya en la cama, tardé casi media hora para poder meterle toda la verga, lloró y gimió pero aguantó, luego empezé a meter y sacar mientras le acariciaba el clítoris hasta hacerla sentir placer, se vino como loca, y yo la llené de leche. Por la noche se despidió de mi para viajar a la capital, ya que muy temprano salía su vuelo, la acompañé a la terminal del autobús y la veía con pena como caminaba abiertita.
Datos del Relato
  • Autor: Guicho
  • Código: 25024
  • Fecha: 29-12-2011
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 4.64
  • Votos: 25
  • Envios: 0
  • Lecturas: 6512
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