Continuaré con los relatos de las historias que he vivido con mis veteranas favoritas. En esta ocasión, les contaré cómo un día estuve con las dos al tiempo. Aproximadamente dos meses después de que inicié con Marta y tras un mes y medio de estar con Doris, me sucedió esto.

Ya eran frecuentes mis encuentros con Marta cuando ella estaba sola en su casa, y con Doris yo habría estado 3 veces hasta ese momento, claro en el más sigiloso secreto. Cierto día, al finalizar el día de trabajo, se fueron todas las empleadas de mi mamá normalmente, y como se había vuelto frecuente, mi madre recibió una llamada de Marta, quien me necesitaba. Mi madre no tenía sospechas sobre lo que ocurría, así que me daba la libertad para permanecer en casa de mi tío y de Marta el tiempo que yo creyera pertinente. Así fue, yo salí hacia la casa de mi tío sabiendo que iba a tener sexo con la ahora adicta al ano Marta, era lo único en lo que yo podía pensar.

Como era costumbre, toqué al timbre y tras esperar un momento, salió Marta con su provocativo cuerpo a abrirme y hacerme pasar. Me hizo seguir a su cuarto, y me dijo que no me moviera, que me tenía una sorpresa, no sin antes colocarme una venda en los ojos. Yo esperé pacientemente, y escuché, cuando entró. Me dijo que me quitara le venda y vaya sorpresa me llevé, allí estaba Doris junto a Marta. Empezaron a decirme que no debí haber estado con las dos al tiempo y cosas así, pero de un momento a otro, me dijeron que ya que yo me creía tan macho, debía satisfacerlas a ambas. Yo no sabía si alegrarme o preocuparme, pues aunque yo quería desesperadamente fornicarlas a las dos al tiempo, el tono en el que me lo decían era intimidante. Yo no tenía otra salida que acceder, igual no iba a perder tan formidable oportunidad.

Marta, tenía puesta una minifalda muy apretada que resaltaba su macizo culo, una camisa de botones y unos tacones no muy altos. Por su parte, Doris tenía un pantalón blanco, muy apretado, donde se marcaba su panochita jugosa, y donde se adivinaba ella tenía puesto un hilo dental, tenía una blusa con escote de la cual casi se salían sus tetas.

Me relajé y ellas vinieron hacia mí o bueno, realmente solo les importaba desnudar mi pene, ya que afanosamente me quitaron el pantalón y lo sacaron. Mi pene aún estaba flácido y Doris no dudó en tomarlo primero y posarlo dentro de su boca.

Yo sentía mi pene dentro de su mojada boca y empezaba a excitarme, mientras ella sin sacar mi pene de su boca jugaba con su lengua y daba unas lamidas deliciosas a mi verga. Marta, quien estaba también arrodillada, viendo tan excelente espectáculo se levantó y me besó, mientras me terminaba de desvestir. Para cuando Marta terminó, mi pene ya estaba erecto y disfrutando de la sutileza de Doris para mamarlo; luego Doris invitó a Marta para que tocara mi pene a lo que Marta aprovechó para darme una buena paja mientras me besaba. Marta estaba súper excitada, y no dudé en empezar a desvestirla. Desapunté su blusa y noté que no llevaba sostén y que sus pezones estaban durísimos, así que empecé a lamerlos y pellizcarlos, ella más se estaba excitando, así que tomó mi mano y la metió bajo su faldita, y yo supe que ella estaba muy mojada, así que separé un momento a Doris mientras le retiraba el calzón a Marta, me senté y empecé a darle dedo a Marta quien continuaba de pie y Doris volvió a meterse toda mi verga en la boca. Yo estaba metiéndole tres dedos a Marta por el chochito y solo paraba para acariciar la cara de Doris quien hacía un trabajo excelente con su boca. Marta estaba a punto de venirse y trato de apartarse de mí, pero la tomé con fuerza por la cintura y le metí mis dedos con más vehemencia, hasta que por fin dio un par de gritos y quedó toda mojada, salpicando un poco a Doris quien la miraba y sonreía pícaramente.

Marta se acostó un momento en la cama para descansar supongo, y Doris seguía mamándomela efusivamente. La levanté del suelo y la puse de espalda a mí, mientras besaba su cuello. Empecé a tocarle el chochito sobre el pantalón y ella se iba pegando a mí, así que le quité su pantalón y su tanguita negra, que apenas se veía entre su gran culo. Le empecé a meter mi dedo por su rajita y ella se tocaba sus senos, yo arrimaba mi verga a sus nalgas. Ella se sacó su blusa y yo saqué sus pechos sobre su sostén para poder tocarlos, mientras mi verga parada estaba ya entre su culo, rozando su ano. Doris me tiró sobre la cama y siguió chupándomela, mientras Marta ya recuperada le empezó a lamer su conchita, ¡yo estaba en presencia de dos putas profesionales, quien lo diría!

Marta supo hacer muy bien su trabajo y Doris no tardó en correrse, así que no dudó en darle una mano, o mejor una boca a Doris para seguírmela mamando. Se turnaban mi pene, lo pasaban de una boca a otra y yo no lo podía creer, era sensacional, por fin Marta tomó la iniciativa y tomó mi pene con sus dos manos mientras me hacía una leve presión sobre mí, empezó a pajearme, y yo me calentaba cada vez más, mientras tanto Doris lamía los pezones de Marta. Yo estaba a punto de venirme y les dije, así que Doris no dudó en meterse la punta de mi verga en su boca mientras yo terminaba de pajearme hasta que le llené toda su boca de semen. Doris se lo tragó mientras Marta se veía disfrutar más que todos, así que intentó que Doris le diera un poco de mi leche pero ya era tarde, Doris no se andaba con rodeos y no quedó una sola gota en su boca.

Marta entonces me la chupó nuevamente, buscando alguna gota, pero lo que consiguió fue que mi verga se volviera a poner dura por lo cual no tardó mucho en ponerse en cuatro patas para regalarme su ano. Yo lo lamí y se lo metí, hasta que lo tuvo todo adentro, a lo que Doris lucía sorprendida, pero rápidamente empezó a rodear el ano de Marta con sus dedos, así que yo le saqué mi verga y Doris metía sus dedos como intentando averiguar que tan grande era el ano de Marta. Le metió primero dos dedos, siguió con tres dedos mientras los metía y sacaba y así, logró cuatro dedos entre su ano, Marta estaba muy excitada ya, y empezaban a caer gotas de su juguito por su chocho, así que Doris metió sus cinco dedos y trataba de meterlos y sacarlos lo más rápido que le fuera posible. Marta gritaba como una perra y Doris disfrutaba el momento, mientras yo era un simple espectador de ese show de putas. Marta al fin se vino, y se derrumbó sobre la cama, a lo que Doris aprovechó y se sentó sobre mi verga. Yo podía sentir su inflamado chocho mientras ella apoyaba sus manos sobre mi pecho y saltaba sobre mí. Abracé a Doris hacia mí, y empecé a cogérmela despiadadamente mientras ella gritaba de placer. Marta, tocaba los senos de Doris y yo seguía con mi misión, hacer venir a Doris, por fin lo conseguí y no demoré mucho en hacerlo yo también llenándola toda de mi esperma.

Quité a Doris de encima mío, y Marta lamía la concha de Doris esmerándose en recoger la mayor cantidad de semen posible de su raja. Cuando ya estaba Marta bien untada de semen, se acercó a los pezones de Doris y los lamió, untándolos totalmente y luego la besó, quedando sus bocas envueltas en mi semen. Yo estaba agotado, pero Marta seguía con ganas, así que metió mi pene en su boca hasta que lo tuve nuevamente erecto. Así que me levanté y la tiré contra una pared mientras la penetraba por el culo, ella estaba feliz, le seguí dando verga hasta que por fin nos vinimos los dos, había dejado sus intestinos llenos de mi leche.

Intenté descansar nuevamente, pero Doris y Marta estaban dispuestas a acabar mi verga, y al ver Doris que había dejado a Marta, se me tiró encima, buscando que se la metiera, pero mi pene estaba flácido, así que lo tomó entre sus manos y lentamente lo acarició, para luego darle una paja espectacular, hasta que nuevamente lo tuvo erecto en sus manos, le dio una lamida y se colocó en cuatro. Me puse de pie y le empecé a dar, mientras ella suspiraba de placer, y Marta se metía un dedo en su chochito mientras nos miraba. Luego de un rato, Marta se colocó junto a mí y me besó, mientras acariciaba las nalgas de Doris y después, le metió un dedo por el ano y Doris se tensionó, pero luego todo volvió a la normalidad y Marta seguía estimulando su culo. Tras unos minutos, Marta sacó mi verga de la concha de Doris, la chupó y la colocó en el ano de Doris. Marta controlaba la situación y le dijo a Doris que se relajara, que esto le iba a encantar así que Doris clavó su cabeza en la cama mientras Marta lentamente posaba mi verga dura en su ano. Doris se quejaba un poco, pero Marta era una experta y en pocos momentos tuve mi verga dentro del culo de Doris, y sobra decir que esto yo lo había querido hacer antes pero Doris no se había dejado, así que de solo pensar lo que estaba haciendo, endurecía cada vez más mi pene y se lo hacía sentir a Doris ya que se lo sacaba y se lo metía lentamente mientras ella se aferraba fuertemente a la cama y clavaba mas su cabeza en ella mientras Marta me besaba y yo cogía sus tetas.

Ya mi verga estaba muy dura y le empecé a dar más duro a Doris mientras Marta sujetaba su cintura sin parar de besarme. Ya casi me iba a venir y Marta me pidió que dejara todo mi semen en el culo a Doris y así lo hice, dejé mi lechita dentro de ella. Saqué mi verga y me acosté a descansar, mientras tanto Marta lamía el ano de Doris, lamiendo el semen que yo allí había dejado. Por fin terminó, y vino a chuparme la verga, que ya estaba adolorida pues ya llevaba casi dos horas follando sin parar más que por unos segundos. Marta la chupó, pero mi pene no respondía, así que lo tomó con sus manos y empezó a masturbarme enérgicamente hasta que lo tuvo medianamente duro entre sus manos, entonces se sentó sobre mí y puso mi verga dentro de su ano. Yo nunca creí haber dicho esto, pero no quería tener más sexo, aunque claro, ellas no lo comprendían y yo era su juguete.

Marta, ya estaba disfrutando de mi pene dentro de su ano, mientras Doris todavía adolorida de su culo yacía acostada junto a mí. Mientras Marta cabalgaba mi verga, tomé la cara de Doris y la besé mientras ella pasaba su mano por su chocho, así que yo le empecé a meter mis dedos por su chocho y ella posó las suyas sobre sus senos. Doris cada vez se calentaba más, y lo demostraba con su respiración que iba aumentando poco a poco. Marta, se veía también muy excitada, y rápidamente empezó a aumentar la velocidad con que me cabalgaba y se vino sobre mi pene. Yo esperaba eso para ver si por fin podía irme del lado de este par de enfermas sexuales, pero Doris, al ver que Marta dejaba mi pene libre y erecto, no tardó mucho en tomar posesión de él, y le dio una buena mamada. Doris también se vino sobre mí, y yo estaba ya sin fuerzas pero Doris insistía en probar mi leche, así que tomó mi verga entre sus manos y lo masturbó furiosamente, pero yo no podía llegar, así que Marta al verlo, lo posó dentro de su boca y lo metía todo en su boca, repetidamente, hasta llegó a meterse toda mi verga y mis huevos en su rica boca. Nada podía hacerme venir, yo creí que ellas habían conseguido secarme las huevas, pero ellas insistieron y Doris ofreció sus tetas para que yo le hiciera una turca, yo accedí pero no podía venirme, por último Marta tomó mi verga entre sus dos manos y me dio una paja de varios minutos hasta que sentí que iba a llegar, así que las dos acercaron sus caras y yo dejé el poco semen que me quedaba en ellas. Tras ese orgasmo, mi pene parecía perder toda fuerza y rápidamente quedó flácido, pero ellas le dieron un par de lamidas más y se besaron como si no hubiesen quedado satisfechas aún. Tras más de 2 horas de comérmelas, por fin pude vestirme e irme mientras Doris y Marta quedaron dándose una ducha. Pero les juro que esto no se quedó así, en otro relato les contaré mi venganza.