A su Esposa me la Pegué por el Culo
(FANTASIA)
Efectivamente cuando uno quiere experimentar cosas, o sea, tener sexo con otras personas que también desean ponerle sabor a tu vida, se tiene que colocar avisos en revistas especializadas.
¡Hola! Mi nombre es Antonio, soy un joven Venezolano, alto, flaco, moreno y dotado de un miembro de 18cm. de largo y 5 cm. de grueso.
Una vez puse un aviso en una de esas revistas buscando parejas casadas para formar tríos y pasar un buen rato. En respuesta al aviso contestaron Estéfany y Alberto, pareja que han estado casados desde hace 5 años.
Ellos también querían vivir algo diferente para salir un poco de la rutina. Ambos son blancos, jóvenes y profesionales. Estéfany no es tan bella de cara pero tiene sus encantos como: un culo con nalgas grande dispuesto a entregarlo a la sodomía en cualquier momento, un par de tetas que parecen dos globos, suaves y delicadas. Alberto también es alto y algo bien parecido.
El punto es que me citaron a su casa un viernes por la noche, para vivir nuestra orgía. Llegué al sitio y se encontraba solamente Estéfany , ya que Alberto había tenido un contratiempo en la empresa y llegaría un poco tarde. Mientras tanto, me tomaba un soda con Estéfany y hablábamos de cosas de la vida.
Aquella chama me confesó que siempre había tenido la fantasía de acostarse con un tipo moreno que tuviera el pene grande. Le pregunte por qué la mayoría de las mujeres tenían esa fantasía, o sea, tirar con un hombre moreno de pene grande. Me quede loco con la respuesta de esa mujer, ella dijo: “me gusta sentirme llena y espero que tú la tengas grande” en contesta le dije “si quieres puedes averiguarlo” No pensé obtener ni una respuesta de ella, pero inesperadamente se acerco a mi y de forma viciosa, morbosa y lasciva, Estéfany empezó a acariciar mi paloma por encima de mis pantalones, después abrió el cierre y me sacó mi palo diciendo “me voy a poner un poco más cómoda” dio vuelta, quedando de espaldas a mí, y se quitó la ropa, en ese momento pude ver aquel inmenso culo. Lo miré con cuidado para ver si se veía el agujero anal, y no pude porque sus dos suaves y hermosas nalgas me lo impidieron
Bien, Estéfany se acomodó entre mis piernas y sin rodeos agarró mi taladro y comenzó a mamarlo “Es cierto lo que dicen, los morenos lo tienen bien grande” comentó ella frenética de placer. Cuando ella habló lo hizo con mi güevo en su boca, cerré mis ojos y me imagine como a una campesina solitaria, desnuda y con la vagina velluda fumado tabaco en un sembradío.
Yo sentía un cosquilleo en mi glande. Me gustaba los sonidos húmedos que salían de su boca, volví a abrir mis ojos y ví como esta mujer tenía mi pene lleno de saliva. “fuma tu tabaco” le dije. Ella me lo escupía a cada momento. De pronto llegó Alberto, me saludó y luego le dijo a Estéfany “Oye tú si eres, no pudiste esperar un poco más” Ella levantó su rostro, sonrió y pude ver que su boca, labios y mejillas estaban llenos de saliva espesa mezclada con los primeros flujos de mi semen.
Yo no había eyaculado aún pero con ganas de hacerlo en el órgano fonador de esa hembra. Los primeros rastros de esperma que ella me había sacado con sus chupetes tuvo que tragarlas para poder responderle a Juan. “lo siento pero me gusta mamar güevo y tú bien lo sabes”.
Como para callar el reclamo de su marido, se dirigió hacia él, le bajó los pantalones y le propinó una tremenda mamada. Yo me quedé parado observando como ella le comía el miembro a su esposo de manera glotona. Lo tomaba poniéndolo derecho y moviendo su cabeza de arriba abajo, Estefanny chupaba aquel pene dejándolo lubricado con su baba. Me llamó, yo me acerqué, se puso entre los dos y nos hizo la paja. Que chévere era oir el chasquido que emitían ambos güevos a ser masturbados con tanto fervor por esa viciosa. Cuando Esteffany notaba que las vergaz no estaban bien lubricadas, le propinaba un salivazo al glande que necesitara serlo.
Al poco rato, el esposo de la chama la invitó a que se le subiera encima, Esteffany no se hizo rogar, y de inmediato se montó sobre él. Agarró aquel enorme pene y se lo puso en sus labios vaginales hundiendo cada centímetro en el interior de su ya mojada cuca. El ver como su chucha se dilataba por la presencia de ese enorme bicho era hermoso. Esteffany comenzó a subir y bajar las caderas propinándole a ese güevo unas enormes sentadas. Lo mismo hacía su esposo.
Yo estaba parado detrás de ella mirando lo que más quería tener de ese cuerpo femenino, su gran culote, cuyas nalgas se movían de arriba abajo también al compás de las sentadas. Ella cambió el ritmo y comenzó a moverse de atrás hacia delante, como cabalgando un potro y sus nalgas también cambiaron el movimiento, esta vez se abrían y se cerraban las dos como si estubieran chupando o mordisqueando algo. Con ese va y ven pude ver lo que tanto quería, su pequeño orificio anal. Era rosado, estriado y no tenía vellos.
Esteffany estaba tan exitada que volteando su cabeza y mirándome perversa y fijamente, comenzó a decir obscenidades como estas: “me gusta güevo”... “soy una mama güevo” ... ¡Ahhhhhh! “mamo cabeza”... ¡ummmmm! ... “Este bicho entra y sale de mi cuca y lo voy a dejar lleno de flujo vaginal de color blanco” .
Mientras ella me miraba fijamente y me decía eso yo comencé a masturbarme y eso a ella le gustó. Esteffany, sacaba su lengua de manera lasciva y se saboreaba mirando mi pene, luego hacía lo mismo pero como lo hacen las víboras, la dejaba afuera y jadeaba.
Yo veía como ese vergón entraba y salía de la cuchara de Esteffany, no me quedó más remedio que acercarme perversamente hacia ella, con mi pene erecto ya en la mano y apuntando su ano.
Ella me entendió se arqueó más y abriendo sus gluteos con ambas manos me dijo “soy una mujer arrecha porque me gusta dar culo” Con su mano derecha me agarró el güevo le hechó un escupitajo a mi glande y ella misma se llevó la punta de mi miembro hacia aquel lugar tan pequeño, “Ya he tenido bastante por aquí, en mi fruta. A hora lo quiero por aquí, por el culo” . Empujé y mi palo negro entró con facilidad en su recto. ¡Aaaaaaaaaa!“cógeme duro chamo, explótame, reviéntalo” Comencé a meter y sacar con furia. Su esfínter se abría y cerraba al ritmo de mi empuje, me detenía en ocasiones y le sacaba el güevo por unos momentos, esto, para ver como su culo quedaba amplio y dilatado por mis bombeos, para luego cerrarse poco a poco hasta llegar a su tamaño normal. Se lo volvía a empurrar, ya su esposo no segía cogiéndola por delante, yo estaba solo, y ella, a hora de rodillas me decía: ¡Mmmmmm! “toma más culo, chamo”.
Desde que empecé hacerle el amor por el ano, Esteffany no dejó de abrirse las nalgas con sus manos en señal de gusto y apetencia, como Roxana Díaz en su video, por la sodomización que estaba recibiendo. Así se mantuvo hasta que yo acabe, arrojando mi leche dentro de su culo. Ví como mi semen se deslizaba por aquel agujero flácido y rosado, también como un poco fue a parar hasta su vulva depilada, el cual ella regó con su mano izquierda. “Que rico por el culo, papì” dijo ella. Se paró y se dirijió donde estaba su marido quien se estaba masturbando, se lo mamó y también la sacó la esperma a él, jugó con el semen por un rato en su boca, lo dejaba correr por sus labios, hacía bombas con el y por último se lo bebió.