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Como supongo que imagináis, a mis hermanos y a mí nos encantaba estar juntos y pasábamos los meses de verano follando como animales. El problema es que el verano se acaba y durante el resto del año era muy difícil que pudiéramos estar los cuatro juntos al mismo tiempo. No solo porque no coincidíamos en casa a las mismas horas, sino porque alguno de mis padres siempre estaba allí. Por eso nuestras relaciones se reducían a pequeñas escapadas nocturnas al dormitorio de alguno de mis hermanos que casi siempre se limitaban a rápidas mamadas a alguna polla con necesidad de vaciarse.
Con mi hermana Susana era distinto, pues al compartir con ella habitación por las noches podíamos montarnos nuestras "orgías privadas", eso sí, procurando no hacer ruido y con la puerta bien cerrada.
Lógicamente todo esto era una pesadilla porque aunque individualmente pudiéramos disfrutar de pequeños desahogos, lo que verdaderamente nos ponía al límite era montárnoslo los cuatro juntos. La situación había llegado a límites tan desesperantes que incluso habíamos pensado en alquilar un piso entre todos para disfrutar de nuestras pequeñas orgías familiares. Ni que decir tiene, que la idea fue descartada por completo puesto que el riesgo de que nos pudieran descubrir era alto y además de los cuatro ninguno trabajaba, excepto algunos pequeños trabajillos que realizaba Pedro reparando algún ordenador o mi hermana Susana posando para algunas fotos de moda de catálogos de marcas poco conocidas. Ese dinero no era suficiente y además ellos lo empleaban en cubrir algunos de sus gastos mientras estudiaban en la universidad.
Pero como casi siempre suele suceder en esta vida la solución a nuestros problemas llegó como caída del cielo y de la manera más increíble que nadie pueda imaginar.
Una tarde que estaba yo hablando con mi madre ella me dijo como una gran noticia:
-¿sabes que Elena y Carlos se trasladan a vivir aquí?
-¿Elena?- pregunté extrañada
-sí, Elena tu prima. Han trasladado a su marido a la nueva sucursal que ha abierto su banco.
Entonces comencé a recordar, Elena era ese familiar que todos tenemos con el que nos hemos llevado estupendamente pero que cuando se casa y se va a vivir a otro sitio no vuelves a saber nada de él. La recordaba cuando tenía 20 años (yo tenía entonces 14), morena, pelo largo, de cuerpo esbelto y bien formado, con un trasero firme y pechos pequeños pero elevados. Era monitora de aerobic y yo solía asistir a sus clases donde la veía saltar y sudar mientras no paraba de gritar marcando el ritmo y los ejercicios. Siempre me pareció atractiva e incluso llegué a sentir por ella algo que entonces no entendía. Luego conoció a Carlos un estudiante de Empresariales bastante guapo se casó y se marcharon a vivir a otra ciudad. Desde entonces solo había oído hablar de ella a mi tía y únicamente comentarios sobre lo bien que le iba todo.
-oh, si ya recuerdo,- dije intentando no mostrar un excesivo interés- y ¿cuando viene?
-seguramente la semana que viene, ya han comprado aquí una casa y solo les falta trasladar los muebles.
Aquella noticia no dejaba de ser una más de muchas a las que no suelo dar gran importancia, después de todo Elena tendría ahora 25 años y seguramente no sería la misma de entonces. El único más interesado era Luis que deseaba volver a verla, pero solo porque la recordaba como "una tía que estaba muy buena" según decía él.
Elena se trasladó y nosotros la ayudamos. Realmente no era la misma, quiero decir que era 5 años mayor y físicamente su aspecto era más de mujer, sin embargo, me sorprendió que su cuerpo seguía igual de atractivo y cuidado que cuando tenía 20 años, seguramente porque aunque había dejado profesionalmente el aerobic, seguía practicándolo. Por otro lado, Carlos se había vuelto más interesante a sus 27 años y la forma de ser de los dos se había vuelto más abierta y agradable, de hecho, Luis y yo comenzamos a llevarnos estupendamente con ellos. Por ese motivo solíamos ir a su casa a charlar y a ayudarles a vaciar las cajas de la mudanza. Precisamente así descubrimos la afición de Carlos al cine y al video. Tenía una gran colección de películas y nos invitó a que fuéramos a su casa siempre que quisiéramos a coger alguna.
Y fue dicho y hecho porque a las dos semanas de instalarse Luis y yo fuimos a su casa para que nos dejara unas películas.
Cuando llegamos Carlos no estaba, y Elena fue la que nos recibió. Llevaba unos jeans cortos y tan ajustados que se le marcaba claramente la forma de su sexo y las costuras de sus braguitas. Por arriba sólo llevaba una camiseta roja pegada a sus pechos que mostraba la punta de sus pezones pues no llevaba sujetador. Su aspecto a mi me pareció excitante y creo que a Luis también pues después me contó que había tenido una erección al verla.
- Hola, pasad, pasad. ¿queréis tomar algo?-
- bueno,- dijo Luis- una coca-cola si tienes...
-por supuesto, lo que quieras primito, ¿y tu Natalia?
- yo nada, gracias.
- Vale voy a por la coca-cola. Las películas están en el mueble del comedor, en la segunda puerta creo, búscalas tu Luis...
Elena se fue por el pasillo hasta la cocina mientras que Luis iba al mueble y abría la segunda puerta. Dentro había un montón de películas de video conocidas y yo me agaché para verlas. Luis abrió también la primera puerta y encontró dos filas de cintas una detrás de otra sin ninguna marca.
- ¡Elena!, ¿las que están sin marcar de qué son?- preguntó Luis levantando la voz.
Elena apareció rápidamente por la puerta del comedor:
- no, esas son grabadas por Carlos cuando estamos de vacaciones, un rollo vamos...coged de las otras- dijo cerrando la primera puerta del mueble y volvió a marcharse a la cocina.
Después de charlar un rato Luis y yo salimos de casa de mi prima llevando dos películas y regresamos a la nuestra.
Por la noche, después de cenar, mis padres se pusieron a ver una película en la tele mientras que Susana y Pedro estudiaban en sus cuartos, así que Luis y yo nos fuimos a una pequeña salita que tenemos con un televisor y un video y que solemos usar cuando no nos ponemos de acuerdo sobre que ver en la tele.
Cuando Luis sacó las películas yo conté tres en vez de las dos que habíamos cogido, y una de ellas era igual a las que estaban sin marcar en la primera puerta del mueble de Elena:
- ¿has robado una de las cintas? - pregunté yo
- ¿qué dices?, la he cogido prestada, pasado mañana cuando devolvamos las otras dejaré esta donde estaba.
- pero lo van a notar...
- de eso nada, la cogí de las que estaban al fondo en la segunda fila..
-pero si es un rollo,- dije yo - son grabaciones de vacaciones
-por eso,- respondió Luis- seguro que sale Elena en bikini o algo mejor...
- eres un salido mental...- le increpé yo
-igual que tu,- dijo él- ¡vamos! Cierra la puerta y pon la cinta..
Cuando pulsé el Play, apareció en la pantalla una imagen de Elena al lado de una cama y vestida con un pantaloncito corto y un top. Se notaba que Carlos tenía la cámara y se movía alrededor de ella. La grabación debía ser vieja porque Elena estaba igual a como yo la recordaba con sus 20 añitos. Conforme la escena avanzaba, Elena comenzó a quitarse el pantalón entre risas mientras bailaba dejando al descubierto la parte inferior de un bikini amarillo chillón.
- al final vas a tener razón y va a salir en bikini, ¡vaya suerte que tienes!- dije yo.
- ¡calla!, -gritó Luis al tiempo que avanzaba la cinta rápidamente, y la detenía en una escena en que Elena estaba soltando el top del bikini dejando a la vista dos pequeñas tetas blancas con pezones puntiagudos. Aquello me pareció extraño, sobre todo cuando soltó la parte de abajo del bikini y lo dejó caer mostrando su triángulo de pelos oscuros en su entrepierna para después agacharse de espaldas a la cámara ofreciendo una estupenda visión de su trasero. Pensé que tal vez era una grabación de su luna de miel y ya se sabe que en esa situación se desmelena uno bastante.
Luis miraba sin perder detalle y pulsaba el botón de avance instintivamente deteniendo la cinta cuando veía una escena que parecía interesante. Cuando volvió a soltar el botón de avance, la escena había cambiado, ahora la cámara estaba quieta y seguramente sobre un trípode apuntando a la cama en la que ahora estaba Elena tumbada. Por la derecha de la imagen apareció Carlos desnudo y con una polla erecta que me dejó perpleja. No es que fuera larga, la de Pedro lo era más, sin embargo su grosor era el doble que la de mi hermano.
Luis y yo no dábamos crédito a lo que veíamos, Elena se arrodilló en la cama y empezó ha hacerle una mamada a su marido con gran maestría. Desde luego se notaba que no era su primera vez.
De repente la cinta se paró, miré a Luis y él me miró:
-¡llama a Pedro y Susana!- dijo él.
Yo me levanté y fui a avisarlos, al momento estábamos los tres en la habitación:
- vigila que no venga nadie- me pidió Luis.
- venga, daos prisa que no tengo toda la noche para vuestras tonterías- dijo Susana.
Luis pulsó el play y la escena de Elena chupando aquella estaca apareció en pantalla.
-¿y para eso me llamas?- dijo Pedro- ¿para ver una película porno cutre?-
-¡fijaos bien!- replicó Luis.
-Pero... ¿esa no es Elena?..-preguntó Susana.
-y ese es Carlos...- dijo Pedro...
Les explicamos de donde provenía la cinta y se sentaron a verla ellos también. Yo vigilaba en la puerta mientras veía la cinta. Las escenas subían de tono poco a poco, ahora Elena estaba sentada sobre la polla de Carlos y de espaldas a él mientras frente a la cámara se veía la polla entrar y salir.
Luis y Pedro excitados por lo que veían no podían disimular la erección que tenían, hasta el punto que cuando ya no pudieron más sacaron sus pollas y empezaron a meneársela mientras miraban la pantalla. Por mi parte yo ya estaba caliente y deseaba hacer algo pues mis braguitas ya estaban bastante mojadas, pero tenía miedo de que mi padre o mi madre viniera y pudiera descubrirnos. Susana también muy caliente por las escenas no se preocupó por la situación y al ver las pollas de mis hermanos se arrodilló ante la de Pedro y empezó a chupársela.
Yo deseaba hacer lo mismo así que me asomé dónde estaban mis padres y vi que mi padre estaba dormido en el sillón y mi madre estaba atenta a la película, así que entré en la habitación, cerré la puerta con llave y me coloqué al lado de Susana y delante de Luis chupándole la polla pero procurando no perder de vista lo que sucedía en la pantalla. Susana y yo nos mirábamos con cara de complicidad mientras les hacíamos una buena mamada a nuestros hermanos. Si en ese momento hubiera entrado alguien en la habitación la escena habría sido de película: Pedro y Luis sentados en un sofá con sus pollas tiesas fuera de sus pantalones mientras Susana y yo (sus hermanas) chupábamos las dos piruletas.
Yo personalmente debo reconocer que me encanta chupar una polla y desde que lo hice la primera vez con la polla de Pedro he ido mejorando. La recorro bien con mi lengua, la humedezco y jugueteo con la punta del capullo, todo esto sin dejar de acariciarle las pelotas a las que por supuesto, después me dedico a chupar y dar pequeños tironcitos sujetándolas con mis labios. Pero lo que más me pone es que se muevan como si me estuvieran follando por la boca hasta que explotan y empiezan a derramar litros de esperma. Me gusta tragarlo y saborearlo aunque también me encanta recibirlo en toda mi cara. Y no penséis que soy la única porque a Susana también le gusta, y aquí viene lo mejor, las dos nos morimos por compartir una buena corrida como hermanas que somos.
Como iba diciendo, en la grabación Elena y Carlos follaron de todas las maneras imaginables hasta que finalmente se corrió sobre los pequeños pechos de Elena que extendió el esperma por ellos.
Justo en ese momento sentí el chorro caliente de semen de Luis golpeándome en la garganta. Lo tragué todo sin derramar ni una gota y se la limpié toda. Por su parte Pedro se corrió disparando como era su costumbre grandes chorros de esperma sobre la cara y dentro de la boca de Susana que no daba abasto para recibir toda la riada, así que yo como buena hermana me acerqué a ayudarla y entre las dos dejamos su aparato limpio y yo deje la cara de Susana sin ninguna mancha.
Dos días después de aquello mi hermano Luis y yo volvimos a casa de Elena con la intención de dejar la película donde estaba. Nada más entrar y mientras yo hablaba con Elena, Luis dejó las películas en su sitio. Cuando regresó a donde estábamos charlando Elena preguntó:
- ¿os gustaron las películas?
- si, claro- respondió Luis.
-¿todas?- volvió a preguntar Elena con cierto timbre de sarcasmo en la voz.
-si, todas- dije yo.
-¿incluso la que iba sin etiqueta?- preguntó Elena, dejándonos a Luis y a mi asustados.
- no entiendo, todas llevaban etiqueta- respondí yo.
-venga, Natalia que se que os llevasteis una de las que grabó Carlos.- increpó Elena.
- No de verdad, no cogimos ninguna de esas- dijo Luis
-No, si a mi no me importa- dijo Elena- sólo quiero saber si os gustó...
Después de un corto silencio en el que Luis y yo comprendimos que no había forma de disimular, él respondió:
-no estuvo mal...a mi me gustó.
-¿y a ti Natalia?- me preguntó Elena.
-si, también me gustó...supongo...
-¿supones?- me interrogó de nuevo Elena.
-si, me gustó...-volví a decir muerta de vergüenza, no por lo que vi en la cinta sino por haber sido descubierta cogiendo cosas privadas.
- Bueno, la que os llevasteis era muy vieja- Elena se levantó fue al mueble y sacó otra cinta- ...tomad, llevaros esta, es de las últimas y seguro que os gusta.
- no, no hace falta, no creo que debamos...- decía Luis sin entender que estaba ocurriendo.
-insisto, vedla y veniros mañana sobre las siete y media a traerme la cinta.
Luis y yo salimos sin saber que había ocurrido. En vez de llevarnos una bronca nos había dado otra cinta. Tal vez ella pensara que habíamos visto otra cinta distinta, o tal vez y solo tal vez, aquella cinta que vimos se había colado entre las otras por un error. Al llegar a casa lo primero que hicimos fue poner la nueva cinta. Otra vez nuestro asombro no tuvo límites, la imagen mostraba un lugar nuevo, una habitación con una gran colchoneta y sobre ella estaban Elena y Carlos besándose. El llevaba una especie de palo largo redondeado no muy grueso y ella un vestido cortísimo que dejaba ver que no llevaba ropa interior. Durante un buen rato estuvieron besándose y tocándose hasta que acabaron desnudos. Carlos colocó a Elena tumbada y después de lamerle su rajita la fue penetrando con el palo muy suavemente. En estas imágenes pude ver que mi prima se había afeitado el coñito y ahora solo tenía una pequeña hilera de pelos en el centro de su monte de venus.
Una vez que había introducido el palo comenzó a moverlo aumentando la velocidad, al tiempo que oía los gemidos de Elena. Las imágenes se sucedían con rapidez casi al ritmo de sus gemidos. Una imagen: su cara de placer con la boca abierta, otra imagen: su coño abierto y penetrado por el palo, otra imagen: la mano de Elena cogiendo la polla de Carlos y acariciándola.
Hasta ese momento no me había dado cuenta de los cambios de cámara. Era imposible que Carlos pudiera hacerlos así que la única posibilidad es que alguien más estuviera grabando o que tuviera varias cámaras rodando al mismo tiempo desde diferentes ángulos.
Luis pulsó el avance rápido y detuvo la imagen en otra tórrida escena, ahora era Elena la que penetraba por el culo a Carlos con el palo mientras por debajo acariciaba sus pelotas. Después de aquello yo ya no podía más, cerré la puerta del cuarto, me acerqué a Luis y le bajé la bragueta a lo que él no protestó ni hizo intención de evitarlo. Su polla salió liberada como un resorte duro y tieso, escupí sobre ella mientras él me dejaba hacer sin decir nada. Por suerte ese día llevaba minifalda, así que no tuve ninguna dificultad para bajar mis bragas ya húmedas y con mi mano llena de saliva unté mi culo. Metí varios dedos humedecidos con mis flujos dentro de mi ano hasta que no encontré dificultad alguna para que mis dedos entraran y colocándome delante de Luis me senté literalmente sobre su polla que me atravesó mi culo con facilidad pues ya estaba acostumbrado a ese trato y al tamaño de su instrumento. El me agarró por las caderas y comenzó a follarme dandome fuertes embestidas que me hicieron temer que pudieran oírnos.
En la pantalla Carlos encima de Elena se la follaba colocando las piernas de ella sobre sus hombros. Yo seguía mirando la pantalla mientras mi hermano follaba mi culito. Así estuvimos aguantando durante casi 10 minutos hasta que...:
-¿la quieres dentro o fuera?- preguntó Luis refiriéndose a la corrida.
-dentro... la quiero dentro...correte en mi culo...-le respondí.
En la imagen, Carlos se corría copiosamente en la boca de Elena y esta después sin tragar el esperma lo besaba compartiendo su corrida. Aquella escena fue demasiado, y era algo que no me esperaba. Yo ya había probado a hacer eso con mi hermano Pedro y Susana, así que el recuerdo de aquello me excitó aún más si cabe. Sentí como algo me quemaba en mi interior, Luis se corría derramando su esperma que me abrasaba. Me llenó tanto el culo que parte de su leche salió chorreando por los bordes de mi ano sobre su polla.
Al sacar su rabo de mi culo todo el esperma acumulado en su interior salió con fuerza de el cayendo sobre su polla. Haciendo un poco de fuerza yo saqué el resto que había quedado dentro. A Luis le gustaba ver como me corría por el culo.
Al día siguiente y a la hora que nos dijo Elena fuimos a devolverle la película. Luis llamó al timbre y después de estar un rato esperando nadie abrió. Cuando ya nos íbamos sentimos abrirse la puerta. Elena nos invitó a pasar. Al entrar pudimos ver que tan solo llevaba puesta una pequeña bata negra semitransparente que dejaba intuir sus pechos. Al darse la vuelta su culo se nos ofreció en todo su esplendor, seguía igual de bien puesto y por su movimiento al caminar debía seguir igual de duro que cuando daba clases en el gimnasio.
-¿qué os pareció esta?- preguntó mientras se agachaba para guardar la cinta en el mueble. Su pequeña bata se levantó y dejó ver de refilón la parte inferior de sus nalgas.
-Muy buena- respondí yo tratando de no mostrar miedo ni vergüenza. Esta vez no me sentiría cohibida, tenía que estar a la altura de Elena, que por cierto, con su actitud me había puesto tan excitada que cada vez que iba a verla mojaba mis braguitas.
- si...estupenda interpretación de la actriz principal- respondió Luis con sarcasmo.
- ya..., venid conmigo, creo que esto os interesará más que la película- dijo Elena mientras se alejaba por el pasillo delante de nosotros moviendo su trasero.
Al final del pasillo ella abrió una puerta y entró en una habitación. Cuando Luis y yo entramos nos quedamos totalmente parados. Era la habitación que salía en la película, o al menos se parecía. Estaba llena de focos y de cámaras alrededor de una colchoneta que estaba en el suelo.
Recorrí con mi vista toda la habitación y me detuve en algo en lo que no me había fijado hasta ese momento. Sobre la colchoneta estaba Carlos desnudo mirándonos con una sonrisa en la cara y con su polla descansando entre sus pierna con aspecto fofo pero con un grosor ya de por si considerable como había podido comprobar en las películas.
- Les gustó la última cinta- dijo Elena dirigiéndose a Carlos.
- Estupendo, y ¿cuándo la visteis?- preguntó Carlos.
-Ayer, por la tarde- respondió Luis.
-¿juntos?- volvió a preguntar
Al final Elena había vuelto a conseguir que volviera a estar cohibida y eso no lo podía permitir, o al menos no quería.
- sí, hoy solo la vimos los dos- respondí yo.
-¿solo?-preguntó Elena.
Aquel tipo de interrogatorio dirigido por dos personas que estaban en una colchoneta desnudos estaba tomando un cariz ridículo.
- la primera la vieron también Pedro y Susana- dijo Luis
- eso me gusta, -añadió Carlos-...pero no os quedéis ahí, vamos ¿por qué no os ponéis cómodos y os acercáis aquí?- dijo con la clara intención de que nos uniéramos a ellos.
Luis que deseaba a Elena, no tardó en responder a su oferta bajándose los pantalones y quedándose en calzoncillos. Saltó a la colchoneta y se tumbó al lado de ella que lo recibió con un beso en sus labios.
- ¿y tu Natalia? ¿acaso eres tímida, o no te gusta el sexo?- me preguntó Carlos.
Aquello era un desafío, o al menos yo me lo tomé así. No podía consentir que me trataran como a una novata. Desabroché mi blusa y dejé mis pechos al aire pues no llevaba sujetador. La mirada de aprobación de Carlos me animó a seguir con mi streptease particular. Me di la vuelta y comencé a bajar mis jeans sugerentemente y mostrando descaradamente mi culo cubierto con unas diminutas bragas negras. Cuando me los había quitado me di la vuelta y pude ver como la polla de Carlos se había elevado y crecido en grosor después de verme. Bajé mis bragas sin demora y se las lancé sobre su polla mientras me dirigía hacia la colchoneta.
Cuando me senté al lado de Carlos volvió a su interrogatorio.
-y cuándo estuvisteis los cuatro viendo la película ¿ocurrió algo?
- ¿a qué te refieres?- pregunté
-quiere decir si os hicisteis una paja en común o individualmente- replicó Elena.
- Pedro y Luis se masturbaron viendo la grabación.- dije yo.
-fue mejor que eso- añadió Luis- Susana y Natalia nos hicieron una mamada histórica.
-vaya con mis primitos- dijo Elena- si llego a saber antes que os lo montáis los cuatro me hubiera unido a vosotros.
- ¿podrías hacernos una demostración de como la chupas Natalia?- pidió Carlos retirando mis bragas de su polla.
Yo mire a Elena sin saber como reaccionar, pero su cara de deseo y morbo me dio la respuesta. Agarré el miembro de Carlos y pase mi lengua todo a lo largo, me detuve en su punta y comencé a jugar con mi lengua alrededor de su glande, después abriendo mi boca todo lo que pude me la metí dentro. Su grosor era tal que casi no me entraba en la boca y al principio me produjo algunas arcadas que logré superar con rapidez.
Elena y Luis miraban como trabajaba aquel enorme instrumento con gran maestría por mi parte aunque esté mal el decirlo.
- ¿y tu Luis? ¿no me ofreces tu paquete?- preguntó Elena
-es todo tuyo- respondió.
Ella pasó su lengua sobre sus calzoncillos y los bajó con su boca tirando de ellos. Su polla saltó al quedar liberada y se mostró desafiante ante la cara de Elena que sonrió a Luis al ver su aparato.
- no está mal, no...debo decirlo me gusta - dijo Elena- ¿que te gustaría que te hiciera?
- ¡chúpala!, por favor, hazlo como en los vídeos...- respondió Luis.
Elena pasó su lengua a lo largo de la polla una y otra vez hasta llegar a su glande donde se detenía y lo recorría a su alrededor.
Se detuvo con su cabeza sobre la polla y escupió sobre ella. Un largo hilo de saliva cayó desde sus labios hasta la verga. Después y abriendo la boca se la metió hasta los huevos de un solo golpe.
-ahhh!, vas a hacer que me corra Elena...- gritó Luis.
-aguanta,...no me dejes a medias, dejame prepararte mejor- dijo Elena mirándole después de sacarse la polla y con su boca toda húmeda por su saliva.
Ella se acercó a Luis y le besó metiéndole su lengua dentro mientras con su mano derecha no dejaba de menearle la polla. Después de su beso húmedo Elena se entretuvo en frotar y golpear sus pezones erectos con la polla de mi hermano. Por mi parte yo seguía chupándosela a Carlos mientras él jugueteaba con mis braguitas oliéndolas.
-¡voy a correrme!, no aguanto más...-decía Luis.
-esta bien, te ayudaré...-le respondió Elena comprendiendo que mi hermano estaba tan excitado que no aguantaría ni un minuto más, y no era plan de desaprovechar su primera corrida.
Ella volvió a meterse la polla en la boca y empezó un mete-saca con su cabeza como si su boca fuera su coño. La polla de Luis entraba y salía a gran velocidad hasta que ya no pudo más:
-¡aaahhhh!!!!, ya...ya...¡toma mi leche!...-gritaba mientras se corría llenando la boca de Elena hasta tal punto que parte de su leche comenzó a salir por la comisura de sus labios.
Ella lo tragó todo y después limpió todos los restos que pudieran quedar en su aparato.
- Lo siento Elena, pero estaba muy excitado normalmente yo no...-trataba de explicarse Luis.
-no tienes que disculparte, lo entiendo...tienes toda la tarde para repetir...-le consoló Elena guiñándole un ojo.
Después de eso Elena se acercó a dónde yo estaba trabajando el instrumento de su marido y me dijo mostrándome su coño abierto con sus dedos:
-¿Quieres cambiar de sabor o mezclar?-
- ¡mezclar!- respondí sin titubeos, pues realmente deseaba saborear a mi prima, pero no podía dejar aquel tronco que yo había estado preparando.
Elena se sentó sobre el estómago de su marido de forma que yo tenía ante mi la polla de Carlos y justo detrás la concha de mi prima completamente abierta con sus dedos. Podía verla toda mojada, jugosa y pidiéndome que la acariciara. Me lancé sobre ella y empecé a chuparla. Una vez la polla otra el coño de Elena. Agarraba con mi mano la polla de Carlos y la introducía en la vagina de su mujer para después sacarla empapada en sus jugos y chuparla.
Mi hermano se levantó de la colchoneta y pidió permiso a Carlos para coger una de las cámaras. Después de cogerla se colocó a mi lado grabando como lamía el clítoris de Elena.
- eso es, hermanita, vamos sigue chupando... déjame ver, muéstrame cómo lo haces...
Yo retiraba mi pelo para permitirle que pudiera grabar mi boca cuando me tragaba la tranca de Carlos o cuando lamía la brecha de mi prima.
El siguió girando con la cámara alrededor mío hasta que se colocó a mi espalda grabando mi culo.
-Muéstrame tu culo, muévelo....así...genial, tengo un primer plano...
Movía mi culo siguiendo sus instrucciones y levantándolo para que lo pudiera grabar bien.
-¡joder! Qué vista más hermosa,...venga Natalia, ábrelo, muestra tu agujero, quiero ver el agujero de tu culo....
Como yo estaba ocupada fue Elena la que inclinándose sobre mi espalda (yo estaba a cuatro patas entre las piernas de Carlos) desde su posición, me separó las nalgas mostrando a cámara mi orificio sonrosado. Con su dedo lo acarició describiendo lentos círculos a su alrededor.
- Muy bien Elena, eso es, ahora métele el dedo.- pedía Luis.
Elena me ofreció su dedo para que lo chupara y así lo hice. Después con su dedo ya húmedo lo introdujo lentamente en mi ano.
-aaaahhh- levanté mi cabeza como pude hacia Elena- ¡mete dos!¡dos dedos! Y no pares de moverlos....-
Ella obedeció no sin antes besarme, para después continuar yo con la polla de Carlos.
Pasado un rato y después de haber estado recibiendo un buen trato en mi culo por parte de Elena, tuve que pasar a tratamientos más urgentes:
-¡déjame!- pedí a Elena-
Me levanté y colocándome sobre la polla de Carlos la sujeté con mis manos y sentándome de un golpe la introduje en mi ano. Su gran grosor hizo que mi esfínter se tuviera que dilatar como nunca lo había hecho antes, sin embargo, entró sin dificultad hasta que sentí sus pelotas golpearme.
Elena se colocó frente a mi sobre la cara de Carlos, que la cogió por las caderas para iniciar una de las comidas de coño más fuertes que yo había visto hasta entonces (bueno sin contar las de mis hermanos). Mientras mi prima y yo cara a cara y gimiendo de gusto nos lanzamos a besarnos recorriendo con la lengua nuestras bocas sin dejar ningún rincón. Aún pude notar el sabor del esperma de Luis que permanecía en su boca.
Por su parte, Luis, con la cámara en la mano y casi rozándome mi culo grababa como Carlos me estaba destrozando mi ano a cada salto mío sobre aquel tremendo aparato. Yo subía levantando mi trasero y dejando al descubierto más de la mitad de su polla, para inmediatamente después dejarme caer sobre ella que se clavaba como una estaca ensanchando y desgarrando las paredes de mi recto, pero sintiendo, sin embargo, un gran placer en aquel dolor. Tal vez penséis que soy masoquista, pero no es eso, solo soy una pervertida a la que le encanta que la enculen con un buen instrumento de tortura. No es que me guste el dolor, pero cuando estoy en plan salvaje hago cualquier cosa que me pidan y no me entero de nada, solo siento placer por todas las partes de mi cuerpo, por eso, aunque la polla de Carlos me estaba destrozando el placer me invadía de tal forma que solo quería follar y follar hasta que mi cuerpo ya no pudiera más.
Luis, ya recuperado dejó la cámara en su sitio y fue hasta donde estábamos Elena y yo besándonos. Colocó su polla entre nuestras bocas, lo que fue recibido con nuestra aprobación y una buena mamada a dúo.
Después de un rato Elena se levantó y se llevó a Luis a un extremo de la colchoneta, allí ella se tumbó con sus piernas abiertas y separó con sus manos los labios de su coño que ya estaba desde hacía rato destilando jugos en gran cantidad, cosa que noté porque al levantarse, la cara de Carlos apareció toda mojada como si estuviera sudando:
-¡fóllame!,..¡métemela!...estoy a cien, si no me la metes voy a reventar....- oí decir a Elena casi a gritos.
Luis no se hizo de rogar y ahora con más aguante le metió su polla de una sola estocada. Desde mi posición solo podía ver las piernas de mi prima levantadas y en medio a mi hermano moviendo su culo arriba y abajo bombeando sujeto por sus nalgas por las manos de Elena que se aferraban a ellas tirando con fuerza para que la penetración fuera más profunda.
Ahora era yo la que necesitaba ser penetrada por mi coño, así que me levanté sacando la polla de mi culo, que quedó completamente abierto y me fuí hacia Elena colocándome sobre ella y montando un 69 que me permitía chupar la polla de Luis en cada embestida. Carlos, que me siguió se colocó a mi espalda y después de acariciarme mi rajita junto con la lengua de su mujer me penetró lentamente hasta que me sentí toda llena de polla. Mi prima en su posición lamía los huevos a su marido mientras a veces me chupaba el coño. Ahora los cuatro juntos habíamos formado un solo cuerpo follando sin parar en aquella habitación rodeados de cámaras y en la que solo se oían nuestros gemidos: "uuuummm","ahhhh", "ohh", "sigue, sigue...así..", "ahhh...", "correte, correte...quiero exprimir tu polla". Las frases salían entrecortadas entre gemido y gemido y era casi imposible saber quién había dicho cada una de ellas...
Cuando ya no pudimos más, Luis me agarró por el pelo y sacando su polla de Elena se la meneó sobre mi boca abierta derramando todo su relleno dentro, justo en el instante que yo sentía que Carlos sacaba su polla también. Sin tragarme la descarga de mi hermano me giré hacia Elena para ver los últimos manguerazos de Carlos en su cara y boca. Fuí hacia ella y la besé derramando toda la leche que llevaba en mi boca en la suya mezclandola con la de su marido y tragando toda la que pude al igual que hacía ella mientras nos limpiábamos la una a la otra. Testigos mudos de aquella escena lésbica cargada de lujuria fueron Luis y Carlos que con sus pollas en las manos miraban sin poder decir palabra y sin perder detalle.
Esa tarde y antes de irnos volvimos a follar de nuevo, y esta vez Luis y Carlos se vaciaron en mi coño. Sus descargas fueron bestiales y tan copiosas que al llegar a casa sentía como me chorreaba por las piernas y como mi coño empapado se frotaba al caminar bañado en una sustancia pringosa.
Cuando entre en mi cuarto allí estaba Susana en la cama leyendo. Cerré la puerta con llave y ella me miró comprendiendo en mi gesto lo que había pasado:
-¿no habréis estado haciendo lo que yo pienso que...-
-si, -respondí sin dejarla acabar la frase- hemos follado hasta agotarnos...
-¡Dios mío! Y yo aquí toda caliente y pensando en hacerme una paja- decía Susana- ¿pero de verdad ha sido para tanto?
Desabroché mis jeans y me los bajé. Un reguero de esperma brillante era visible bajando aún por mis muslos. Mis braguitas negras estaban empapadas y llenas de manchurrones blancos. Me las quite y pude ver bajo mi coñito una gran mancha blanca sobre ellas. Aún estaba fresco todo el esperma incluso el que había cubriendo los aún pocos pelos que rodeaban mi coño del que aún podía sentir gotear parte de la leche.
Lancé mis bragas a mi hermana que me miraba con incredulidad y asombro.
Ella al cogerlas se manchó las manos del líquido blanco que las empapaba:
-¡es cierto!, Natalia, estás empapada, esto es increíble....
-lo he guardado para ti- le dije yo.
Susana cogió las bragas y las arrimó a su cara para olerlas. Sin poder aguantarse pasó su lengua por ellas extrayendo todo el esperma que las empapaba y se frotó toda su cara dejando por todos lados manchas blancas y brillantes.
- Dame de beber hermanita...- me dijo mirándome.
Yo me subí a su cama y le coloqué mi sexo mojado de esperma y goteando sobre su cara para que ella lo lamiera.
-¡límpiamelo!, aún está caliente, ...lo he mantenido para ti....-
Ella me chupó produciéndome los mejores orgasmos que he tenido con una mujer, tragó todo el esperma que pudo sacar de mi vagina y después fui yo la que le di el mismo tratamiento a ella hasta que se corrió sollozando y agarrada a la almohada tapándose la boca para que no la oyeran. Esa noche dormimos juntas abrazadas y agotadas. A la mañana siguiente despertamos desnudas y abrazadas con nuestros cuerpos llenos de manchas ya secas de esperma. Antes de ducharnos, volvimos a hacer el amor.
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