Si bien me defino de gustos heterosexuales, me encanta la idea de probar experiencias nuevas, sentir una corrida de leche caliente en la boca, hacer que se venga en mis manos, siempre imagino eso pero no me atrevo, he probado con consoladores y plátano, un plátano bien lubricado desvirgó mi ano, las gotitas de sangre me indicaron que ya estaba roto, pero mis mayores fantasías siempre han sido con caballos, el imaginar que descargan todo su chorro de leche caliente y espesa en mi boca me hace temblar y hasta a veces me he corrido de solo pensarlo, pero no he tenido ocasión de practicarlo, soy delgado de nalgas firmes, me gusta andar desnudo en la casa y en verano me quedo a dormir en el suelo para sofocar la calor, la única experiencia era que mi perro lamiera mi culo mientras dormía, es un perro callejero pero musculoso, en etapas de celo desaparece varios días, supongo que ya viene sin leche ya la habrá descargado en alguna perra callejera, últimamente no lo he dejado salir a la calle y andaba inquieto, su pene rojo asomaba levemente, realmente estaba en celo, pensar en su pene erecto y su bola grande me excitó, se me hacía agua la boca, empecé a acariciarlo suavemente y a desenfundar su miembro, sus movimientos de cadera y mi mano hicieron que salga todo, adquiriendo un tamaño descomunal, no imaginé nunca que sería de ese tamaño, no aguanté más y me lleve ese pedazo de verga a mi boca, lo lamía, lo saboreaba, lo chupaba con verdadera pasión, era delicioso, empezaron a salir sus líquidos, me exitaba más la idea de saber que por primera vez probaría leche, yo sólo estaba ahí para satisfacerlo, y sin esperarlo sentí su primer chorro de leche justo cuando tenía su pene al fondo de mi garganta, lo sentí chocar en garganta y lo tragué sin querer, yo lo quería saborear, puse su pene pegado a mi mejilla y siguió bombeando chorros y chorros de semen, estaba caliente, me estaba llenando la boca de leche, al fin pude saboerarla, no imaginé que sería tanta leche, mientras le iba exprimiendo hasta la última gota iba tragando su leche de a pocos, ahora el era el amo yo solo era su esclavo sexual que estaba ahí para satisfacerlo, fue una experiencia deliciosa, me excitó tanto que yo también me corrí sin que me tocarán, como estaba acostado boca arriba debajo de mi perro mi leche cayó sobre mi abdomen, fue mucha, caliente y espesa, mi perro la olfateó y empezó a tragarla, con mi dedo yo la cogía y la llevaba a mi boca quería probarla también, compartimos mi leche, mientras mi perro lamía mi pecho limpiando la última gota de mi leche, yo saboreaba mi leche y su leche juntas en mi boca, sintiendo mi primera vez que recibí una explosión de semen dentro de mi.