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Acepto que me enamore de él pero cuando sucedió lo de mi hija reaccione con violencia, con furia, me enoje tanto que lo corrí de la casa. Lo arañe, le grite, lo abofetee y al final descubrí la verdad fue difícil aceptar las cosas pero cuando mi hija me dijo que ella deseaba estar con él en vez de estar con su novio sentí que era algo que rebasaba mi limite. Pensé en todas esas cosas que se hablan y dicen del incesto, en el escándalo que se podía generar si alguien se llegara a enterar que mi hija y mi amante tenían relaciones y tenía miedo por mi hija por su condición de señorita.
Discutí con mi hija pero descubrí que a sus 18 años era ya toda una mujer esa noche no dormí pensando, no quería aceptar que en el fondo me causaba morbo y excitación pensar en el tema.
Permití que salieran juntos y en una ocasión que ella llego note olor a vino en ella y me dijo:
—¡ay me duelen los pechos!
—Te está bajando tu mes —le pregunte.
—no, es que le permití a Brandon que los tocara, pero me los mordió.
Cuando me dijo eso me sacudí, me volvieron a temblar las piernas pero…
—Bueno niña —le dije —a dormir, mañana veremos que hacemos. Lo importante es que ya estás decidida y convencida.
Me temblaron las piernas cuando la escuche decirme que Brandon le había tocado los senos.
—¡Ay mama! Siento un poco de miedo su pene o esa cosa como se llame es muy grande.
Opte por platicar con ella y decirle:
—Hija eres señorita cuando la mujer es virgen es normal que sufra un poco por ser su primera vez pero recuerda que la vagina es tan elástica que se adapta a cualquier tipo de pene, verás que lo vas a gozar en su momento, pero si no lo deseas hacer no lo hagas tal vez más adelante conozcas otro chico y te llegue el amor —pero vi en su mirada la decisión por ser iniciada sexualmente.
Sería muy extenso detallar todo lo que paso y vivimos, hasta llegar a la entrega de mi hija. Comprendí que mi arrebato sexual despertó en mis hijas el deseo por experimentar y probar el sexo, entendía que sintieran deseos, pero en el fondo no quería que él las tocara. De cierta forma sentía celos, excitación y morbo.
Les llamaba mis niñas pero sabía que ya eran unas señoritas Vanesa de 18 años, la mayor y las gemelas pero únicamente Vanesa tenía la edad legal para ser iniciada.
Fuimos a un restaurante a cenar los tres me sentía un poco tensa no lo voy a negar. Le extraño un poco a mi hija Vanesa que no la regañara por beber vino ya que no era común beber así que fue muy fácil después de 5 copas se sintiera eufórica y mareada pagamos la cuenta y nos fuimos a un bar estuvimos solo un rato, mi hija fue al baño seguida de Brandon como no regresaban los fui a buscar. Cuando los mire estaban sobre la pared del baño besándose, sentí una corriente eléctrica al verlos, pero no dije nada me quede viendo un rato como mi hija lo besaba con pasión y el la acariciaba de sus nalgas.
Regresaron a la mesa, nos fuimos a la casa mire a mi hija semidormida por la embriaguez y la euforia del vino lista para ser iniciada sexualmente. Sería un sábado y domingo demasiado largo.
La mire sacar la píldora del otro día para evitar un embarazo, porque me confeso que quería sentirse mujer con el sin ninguna limitación, quería tener sexo oral, tenia curiosidad por conocer el sabor del semen, quería sentir la sensación de sentir su semen dentro de su vagina que él se viniera dentro de ella, por eso la píldora.
Al llegar los mire caminar rumbo a la recamara trague saliva, cuando mi hija Vanesa se acercó a él hasta su cara y lo beso en la boca, jugando con su lengua con sus dientes, saboreando su saliva mientras él la tocaba de sus senos y le desabrocho la blusa.
Sus senos quedaron al aire, los beso hasta cansarse, sus pezones eran ya de una mujer, sus gemidos al sentir las caricias eran los de una hembra, no lo creía, estaban manoseando a mi propia hija, sentí celos comencé a sudar, a temblar pero a la vez deseaba con toda el alma, que la desflorara. Me quede recargada en la puerta mientras mi hija disfrutaba con mi amante.
Comenzó a desnudarla su cuerpo quedo libre de ropas se veía bellísima, un cuerpo hermoso, perfecto, sus formas eran verdaderamente los de una mujer, sus piernas blancas, sus caderas, su cintura, su vagina estaba cubierta de vello la coloco boca bajo sus nalgas eran también muy hermosas. Paso un dedo por entre sus nalgas, la mire cimbrarse, gemir, involuntariamente movía sus piernas como buscando el placer. La acostó nuevamente de espaldas. El comenzó a desnudarse, quedo desnudo y bajo su cara hasta su vagina la cual con mucha delicadeza abrió con sus dedos para encontrar su más íntimo tesoro su más tierno capullo femenino. Metió su lengua, saboreo ese flujo divino que emanaba de su sexo. Mire a mi hija gemir, mover la pelvis al contacto de su lengua buscando que la lengua llegara hasta lo más hondo de su intimidad. Entonces fue cuando lo mire tomarse su pene con su mano y comenzar a tallar por todo el nacimiento de su sexo, fue la locura para mi hija perdió el control de ella misma, con sus ojos entrecerrados y la boca abierta gimiendo. La mire por unos breves segundos mire sus piernas, su hendidura mojada excitada sus labios hinchados por la sangre agrupada. Acomodo sus piernas sobre sus hombros la coloco sobre la orilla de la cama y abriendo la entrada de su sexo coloco su pene y comenzó a penetrarla lentamente, mire a mi hija mover sus caderas buscando el contacto tratando de ayudar a que la penetrara, lo intento sin lograr la penetración. Estuvo quieto, sin moverse y poco a poco comenzó a empujar más hasta que se detuvo. Escuche el grito de mi hija al sentirse penetrada la mire morderse los labios agitaba su cabeza de un lado a otro.
—Me duele, despacio, me duele.
Volvió a quejarse y a gemir, apretó los dientes con fuerza cuando sintió como entraba el en su sexo, como su intimidad era desgarrada. Note como él seguía metiéndose, en su vientre hasta encontrar la resistencia de su himen, empujo un poco más, siempre poco a poco para disfrutar la desfloración, y por fin rompió su membrana virginal. Un fuerte grito fue la respuesta de mi hija. Lo demás fue escuchar sus gemidos. Empujo con fuerza hacia delante y con cada nuevo esfuerzo él la penetro por completo. Grite junto con mi hija creo que mi grito se confundió con el de ella. Emitió un grito y un quejido de dolor, por la desfloración mientras yo sentía que me ahogaba, pero trate de controlarme la acostó sobre la cama comenzó a besarla sin descanso, saboreaba su lengua la penetraba sin descanso. Estuvo dentro de ella haciéndola gozar. Debo reconocerlo que hizo que mi hija disfrutara ese momento, empujo lo más profundo que pudo su pene y eyaculo todo su semen en su interior, a la vez que mordía uno de sus pezones. Se quedó junto a ella, salió su pene de su interior lleno de semen y de sangre virginal.
Mire a mi hija, cansada, mire sus piernas, su sexo con hilillos de sangre producto de la desfloración. Lo abrazo, lo beso, coloco su cabeza sobre su pecho y cerro sus ojos. No tenía duda había disfrutado, ser desflorada por mi amante por el hombre de su madre, quien de ahora en adelante seria para ella también su hombre.
Al día siguiente de su primer contacto sexual mi hija no sabía cómo reaccionar ante lo que había sucedido tanto ella como yo a pesar que habíamos dado un gran paso nos sentíamos con cierta vergüenza, una vez que termina el arrebato sexual entran las dudas morales sin embargo note su molestia al caminar y me comento que sentía un leve dolor en sus piernas.
—No te preocupes se te pasará, —le comente —es normal que sientas un poco de dolor, ardor en tu intimidad, Brandon te hizo mujer, cuando te penetro ya le perteneciste fuiste suya, pero debes tener cuidado, no se lo debes decir a nadie, hay cosas que la gente de afuera no entiende.
Después de la primera vez todo es más fácil, pero no dejaba de pensar en todos los tabúes sexuales que se podrían generar por el hecho de que la madre y la hija tuvieran relaciones con el mismo hombre. Comencé a liberar esa carga moral. Me encanta sentir su lengua, es algo que me pone loca, me enloquece la forma como chupa mi sexo, mi cola al mismo tiempo que sus dedos me acarician. Cuando hago el sexo con el soy una escandalosa grito, gimo, lo aruño, lo muerdo, es la locura para mi sentir como me hace el sexo oral. Como su lengua recorre todos los pliegues de mi intimidad. Como sus dedos me abren de mi concha, como juguetea con mi clítoris, sentir como sus dedos entran en mi vagina me pone loca. Le gusta hacerme el sexo anal o de mejor dicho le gusta darnos por la cola. Porque también a mi hija ya le hizo sexo anal. No lo voy a negar duele, me hace gritar cuando me hace sexo anal es imposible no gritar siento que me parte, que me abre completa pero después la sensación cambia, es entre el dolor y el placer, es para mí en ese momento sentirme en la gloria y en el infierno al mismo tiempo. El infierno porque grito al sentirme penetrada, como mis carnes son desgarradas, me duele hasta el alma, la vista se me nubla, comienzo a gritar que estoy segura que mis gritos salen de la casa, lloro, pataleo, le suplico que me lastima, que me duele, pero cuando sus manos me agarran de mi cintura es la señal de que ya no me dejara ir, ya no me soltara haga lo que haga y comienza por penetrarme hasta el fondo de mis intestinos. Es ahí donde llego a la gloria es difícil explicarlo, pero llega el placer, sentir los latidos de su pene en mi recto es la locura, es cuando exploto y grito y comienzo a mover mis caderas buscando que me penetre hasta lo más hondo de mis intestinos. Sentir su semen es un alivio, después que me hace el sexo anal. Y termino corriendo al baño.
Deje que mi hija continuara con su despertar sexual a su lado. En ocasiones me dice “ay mama tengo nervios”. La hizo descubrir y sentir nuevas sensaciones. Los primeros día me costaba trabajo asimilar lo que estaba viviendo con mi hija en una ocasión me pidió permiso para salir con él. Cuando mire a mi hija salir vestida con esa falda tan corta y ajustada comprendí que ella estaba buscando que le hiciera el sexo anal sé que suena feo y vulgar porque es mi hija pero ella estaba buscando que el la desflorara anal.
Intente dormir sin lograrlo, cuando regresaron la mire caminar rumbo a la recamara, meneando el trasero y Brandon le tocaba las nalgas con sus manos, percibí un olor a cervezas cuando lo escuche decirle “Es hermoso lo vamos a abrir bien vas a ver”. Sabía que estaba muy excitado. Sentí morbo, excitación, miedo sería muy difícil de escribir en realidad que sentía en ese momento pero me levante para ir a la recamara mire a mi hija que le tenía el pene con la mano, estaba durísima y gruesa “está terrible, me va a doler muchísimo, no va a entrar por ahí, la verdad tengo miedo que me duela” decía. No quise interferir, quise pasar desapercibida sin que ellos notaran mi presencia tal vez era algo imposible pero quise que fuera de esa manera.
—Quédate tranquila, va a entrar todo —le contestó mientras la besaba por el cuello y comenzaba a alzar la falda, estuvo besándola, acaricio sus senos y su vagina buscando romper en ella la tensión del momento los nervios.
Tomo el aceite y comenzó a untarle por las nalgas, en su orificio anal, uno de sus dedos comenzó a presionar hasta lograr que entrara y comenzó a moverlo y a pasar su lengua en su agujero, su legua su saliva y su dedo. Le puso en su abertura anal bastante aceite y con su pene hizo lo mismo. Se colocó detrás de ella y le dijo “se fuerte que empiezo”. Empujo, comenzó a ejercer presión en la entrada de su ano buscando penetrarla pero el anillo y los pliegues alrededor se resistían con fuerza a ser violados. Comenzó a acariciar su clítoris, buscando distraerla del dolor. Aumentó la fuerza y comenzó a entrar, comenzó a abrirse lentamente, soltó un grito al sentir la penetración. La tomo de la cintura mientras decía “no te muevas ya entro una parte si te mueves te lastimas, lo hare muy despacio”. Habría entrado la mitad, cuando mi hija logro moverse y logro expulsarlo de su cola, al hacer fuerza para afuera sacándola. “No, la saques, te vas a lastimar déjame a mi hacerlo”. La escuche llorar su cara denotaba dolor. Volvió a penetrarla esta vez con más fuerza lo volvió a abrir comenzando a hacer camino. Esta vez sí grito fuerte, mientras trataba de mover sus piernas. Sé que ninguna madre en el mundo está preparada para ver a su hija tener sexo y mucho menos ver a mi hija ser iniciada en el sexo anal por primera vez en su vida. La había penetrado el anillo del esfínter había sucumbido y estaba dentro de sus intestinos. La escuche llorar, quería que él se saliera y trataba de empujar para que él se saliera pero estaba muy adentro como para volver a salir, y seguía penetrando, tenía las manos frías, la boca reseca pero logre controlarme. Le decía “Basta, basta, me duele, no aguanto más, no empujes más por Dios, basta te lo ruego”. Brandon le contestó con voz de estar haciendo fuerza él también para destruir la resistencia de su cola.
—No ahora está entrando toda. Aguanta, aguanta que falta poco y llego al fondo. Aflójate que tengo que hacer mucha fuerza porque estás empujando para afuera y te va a doler más.
La penetro por completo, dejando su pene inmóvil dentro del recto de mi hija.
—Bien, ya está lo peor, ahora despacito te vas acostumbrar poco a poco.
Comenzó con el movimiento del mete y saca, se retiraba un poco para empezar el movimiento. Iba para adentro y afuera al principio muy lento, pero luego empezó a tomar velocidad. Empezó a penetrarla lentamente, sin prisas disfrutando del momento de haber sido el primero en su vida. Aumentó considerablemente el ritmo haciendo sonar los cachetes de su trasero. Muy lentamente la escuche jadear y a mover sus caderas en cada empujón. La estuvo penetrando con fuerza, mire la cara de mi hija con dolor aun pero ya reflejaba un gozo un placer a ser sodomizada igual como fue su madre.
—Te voy a soltar para que te muevas —le escuche decirle y la soltó de las caderas —Ya está, ya estoy dentro de ti solo coopera. Ya estas abierta ahora entrara más fácil.
Perdí la noción del tiempo no sé cuánto tiempo tardo dentro de su cola pero lo mire ponerse tenso y la ensarto hasta el fondo, bañando sus intestinos con su semen. Cuando todo término apenas podía caminar, las piernas le temblaban.
—Tranquila, ya paso —le dijo. —Veras que dentro de poco te vas a acostumbrar.
Esta es mi historia han pasado desde ese día casi un año, todo comenzó cuando mi amiga Susana me presento a Brandon un 13 de marzo del 2009. Esta es mi confesión, al principio me sentí mal por lo que paso pero comprendí que el deseo de la carne es fuerte. A mi hija nadie la obligo a tener relaciones con Brandon ella por decisión propia. Eligio darle su virginidad y yo la apoye.
Cuando sonó mi celular algo presentí era mi amiga Susana para decirme que fuera al hospital Brandon había sufrido un accidente estaba muy delicado de salud, localice a su familia y optaron por llevárselo a su país. Jamás volví a tener noticias de su vida.
Fue mi amiga Susana quien abrió este capítulo de mi vida al presentármelo y fue ella quien sin proponérselo cerró este capítulo de mi vida al darme la noticia.
Seguimos con nuestra vida mi hija estudia, tiene amigos, novio, pero este es nuestro secreto. Mis hijas, las gemelas estaban despertando al sexo tal vez un día me dé el valor de buscar a un hombre para que las inicie y que nos de ese placer prohibido que ya probamos.
Pero esa primera vez en el sexo anal quedo marcada en nuestras vidas de madre e hija.
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