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LA MADRE DE MI AMIGA
Me llamo Roxana y tengo ya veinte años. Voy caminando hasta la casas de amiga. Hemos quedado en vernos. estamos en comienzos de verano y la temperatura ya alcanza un valor alto. Camino por las veredas tranquilas alrededor de Las siete de la tarde. Aún el sol esta allá arriba.
Llego a la casa de mi amiga y ¿quien me atiende?, es la madre, envuelta en una bata de colores varios. Ella me sonríe, me da un sonoro beso en la mejilla.
__¡Hola Ro, querida, tu amiga no te aviso que salía de urgencia, no sé, vuelve en un rato, pero pasa, pasa!
__¡Esta bien, no sé que hacer!
__¡Esperarla, claro!
__¡Clara vos crees!
__¡ A mi no me molesta, pasa ya!__ Clara es muy convincente. Además de ser muy bella, la he visto varis veces mirándome de formas non sanctas o al menos eso he creído yo en mis fantsías.
La veo caminar delante de mi con elegancia. Es una mujer madura de unos cincuenta años, muy bien llevados. Sé de sus clases en el gimnasio, además de hacer yoga y de comer son y de vez en cuando sé que sale a correr. Lleva una vida lo que se podría llamar sana. Hace años está separada y nunca le conocí pareja.
Ella se sienta en el sofá de la sala y cuando cruza sus piernas torneadas y hermosas me hace apreciar que no lleva nada puesto debajo.
Trago saliva. Me pongo colorada y me sube un tremendo calor por emi entrepierna babosa, me siento húmeda al instante. Ella me mira con sus ojos claros y su bello rostro.
__¿Quieres algo de beber Ro?
__¡Un jugo está bien Clara!
__¡Vamos, yo me tomaré una cervecita helada, no quieres!
__¡No sé…tal vez!
__¡Vamos belleza beberemos juntas, anda!__ ella se levantó y moviendo su trasero grande y bien puesto se retiro un momento y luego volvió con dos botellitas de color oscuro.
__¡Son artesanales, son riquísimas, no te pierdas está oportunidad!__ dijo y me extendió la botella, yo roce sus dedos finos y la moje con mi sudor, que no sabía si era de caliente o por el calor del clima rondante.
__¡Estas mojadita!__ dijo de una manera que los colores me subieron automáticamente a mi cara que sentía incendiada.
__¡Digo tus manos!__ dijo con toda intención logrando hacerme arder que era lo que había intentado.
__¡Es que hace calor, no crees!__ intente llevar el tema a otro lado. Creo que fue peor.
__¡Vamos a la piscina!¡Sabes que podemos ir cuando quieras!
__¡No traje bikini!__ y al terminar de decir esto sabia que había metido la pata otra vez.
__¡Oh para eso tienes opciones bebé…o puedes meterte en tu ropa interior, o desnudita o con algún bikini de tu amiga, si quieres te presto!!__ quedé muda, mientras seguimos bebiendo, tomé la cerveza en minutos.
__¿Quieres otra?
__¡No no está bien!__ dije un poco mareada, aunque no perdida.
__¡ven conmigo, vamos!__ dijo ella tomándome del brazo. Fuimos así a través del pasillo de la casa que conocía muy bien.
Entramos a su habitación, era la primera vez, me sentó en la cama, en el borde, yo miraba la enorme cama muy bien tendida, ella moviéndose a mi alrededor.
__¡Ahora querida, vamos a ver, que puedo ofrecerte!
__¿Para qué Clara?__ pregunté yo
__¡Para que puedas ir a la piscina!__ buscaba en cajones y sacó unas cuantas bikinis.
__¡Porque tal vez te vaya alguna mía!¡Aunque viéndolo no creo que te calcen las partes de arriba!__ y me mostró las enormes mamas, color canela, con dos enormes pezones amarronados, mas oscuros, la baba me corrió al instante por la comisura de los labios. Las desee en ese mismo momento, como tal vez alguna vez cuando la vi caminar en bikini mientras pasábamos un día de pileta con la hija.
__¡Tu cara lo dice todo, no has visto tetas como estas!__ dijo mientras las movía caliente y sensual, los pezones se le irguieron de inmediato. Se abrió del todo la bata y me mostró, primero sutilmente, su vagina cuidadosamente depilada. Una almeja que mostraba unas gotitas de humedad salobre, o que imagine salada y apetitosa.
Quería comerla allí mismo. El ardor de mi cara me abrazaba, el deseo corría por mis venas como si tuviera fiebre.
__¿Te gustan perrita?__ pregunta de forma inquietante.
__¡Si, sí Clara, me gustan!
__¡Y ven tontita, son para ti, ven a comerlas, ven bebé!__ me acerqué despacio, no quería correr. Las acaricie con cierta timidez, aunque mi calentura era suprema, era volcánica, era desquiciante. Le froté los duros pezones y ella empezó a gemir por vez primera. Trago saliva y lentamente se acercó un poco más a mí, que permanecía sentada y ella de pie.
__¡Bésalas!__ dijo caliente y firme y mi boca se metió el pezón rígido y comencé a succionar como bebé hambriento. Chupé con gusto, dejando mi saliva que chorreara sobre aquella hermosa teta, el pezón crecía y se hinchaba y ella gemía y balbuceaba palabras soeces y de todo tipo. Rogaba que me apropiara de sus senos enormes y bellos, los estrujaba, ella tomaba mi cabeza y acompañaba mis movimientos de un lado a otro, de una teta a otra, mordía y ella gritaba de placer.
Lentamente comencé a buscar su conchita jugosa, rocé con un dedo, le froté el botoncito duro, ella jadeaba, yo no dejaba de mamar y mamar esas tetas lujuriosas y despampanantes. En algún momento se cruzó por mi cabeza que vendría mi amiga y nos atraparía en ese acto de sexo salvaje y urgente, pero nada me importó, era mas fuerte la calentura y el placer, que estaba apoderándose de mi a cada instante. Era increíble tener aquella mujer madura teniendo un orgasmo tras otro y gracias a mis dedos y a mi lengua morbosa e insatisfecha.
Ella comenzó a quitarme la ropa y me tendió en la cama. se coloco sobre mi y empezó a besar mis labios, profundamente, con una ternura erótica indescriptible. Ella sabía bien como tratar a una mujer. Tenía experiencia, se notaba y se notaba que le gustaban mucho las mujeres como a mí.
__¡Ahhh Ro me vuelves loca pendeja, hace tanto que quería tenerte así, en mi cama, ohhh!!!__ gemía ella hasta que dejo mi boca y se instaló en mis pequeños pechos, dulces, lamió y chupó con desesperación, con glotonería, provocándome un orgasmo tras otro. Caliente. Me chupaba y me tenía a su merced con dos dedos clavados en mi inundada conchita. Flop, flop, flop, era el ruido que entre estertores y gemidos me llevaban a sacudirme, a contorsionarme, luego ella colocó su vagina contra la mía, frotándome alocada tuvimos un orgasmo las dos juntas y quedamos abrazadas unos momentos, ella me besaba, me mordía los labios dejándolos rojos y casi morados.
Bajo hasta mi vagina y metió su lengua, profunda, mojada, ardiente. Chupó frugalmente, con hambre. Me arrancó no sé cuantos orgasmos más, me estaba deshilachando. Me comía de forma caníbal.
Luego me giró el cuerpo y se abalanzó contra mis nalgas firmes y duras. Las mordía a placer y hasta que se le dio la gana. Las besó, las lamió con suma delicadeza y luego con ansías, con ardor, casi que con locura. Abrió las partes y se encaminó directamente a mi agujero, hurgó, escarbó furiosa, haciendo que casi me meara de placer, los fluidos salían de mi y ella los comía, tragaba todo. Era una desquiciada amante, voraz.
Yo gritaba sin parar y eso hacía que la enardeciera cada vez más. Mi ojete se abrió varias veces para que ella metiera tres dedos y hasta cuatro en mi orificio. Al fin sacó de su mesita de luz, un arnés, se lo colocó y así con la cola para arriba, en cuatro patas como estaba me insertó ese juguete de veinticinco centímetros de largo y unos cinco centímetros de circunferencia y lo metió de una en mi ojete rebosante de calentura. Me cogió con rapidez, sin descanso, ella orgasmaba y yo también.
Se cansó de cogerme el culo, agotadas quedamos desparramadas en la cama. Me abrazó y volvió a besarme profundamente. Nuestras lenguas echaban fuego. Encendió el aire. Un aire fresco nos fue envolviendo. Nos acariciamos incansables, por no se cuanto tiempo. Volvimos a chuparnos, a besarnos, a lamernos, ella volvió a meterme su dildo en el culito, esa noche, recuerdo me molesto bastante, pero nunca olvidaré como me hizo gozar aquella madura mujer insaciable.
Por supuesto que nos seguimos viendo con Clara por mucho tiempo. Muchas veces iba a su casa no para ver a mi amiga sino para estar con la madre .-
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