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La carta, el fin de un amor (Parte 2 de 3)

Los ojos se me llenaron de lágrimas, respiré hondo y contuve la emoción



Cuanto tiempo ha pasado, cuánta agua corrió bajo el puente, no sé qué recuerdo tienes de mí, de nuestra relación, pero en algún momento quería darte una respuesta, una respuesta por solo haber desaparecido de tu vida, hay muchas cosas que creo que nunca supiste…



Al pie te dejo mi dirección, solo me gustaría saber si recibiste mi carta, sabes que soy un poco anticuada y me gusta enviar cartas.



No fue fácil ubicarte, Dardo nunca quiso que lo hiciera y tuve que implorarle para que ayudara, el movió sus contactos en la empresa, sé que ya no trabajas ahí, pero en fin, con esto de internet y tantas cosas, el mundo se hizo pequeño como una nuez, todos estamos en la red, nadie puede ocultarse por mucho tiempo.



Bebí un sorbo de cerveza, después de esas primeras líneas Mica solo hizo un repaso de su presente, devoré palabra por palabra, me contaba cosas de su vida en Canadá, costumbres del país y sobre su vida personal, su vida junto a Dardo.



Me dijo que era feliz junto a él y que había encontrado su lugar en el mundo, me sentí feliz por ella, porque siempre puse su felicidad por sobre la mía, pero también me sentí abrumado, y por qué no, un poco de envidia sobre mi ex jefe, porque solo él podía besar sus labios, solo él podía acariciar su cintura, solo él podía sentir el perfume de sus cabellos.



Me enteré que había sido madre, me parecía increíble leerlo, se llenaba de orgullo de sus pequeñas mellizas, dos niñas, podía notarlo en sus palabras.



Pronto toda la alegría del presente quedaría atrás en sus líneas, como nubarrones cubriendo el sol nos fuimos adentrando en el pasado, ese pasado sombrío, esa otra historia, esa que yo desconocía, bebí un nuevo sorbo y dejé la bebida a un lado, solo quería concentrarme



Vamos por el principio, como comenzó todo…



Recuerdas ese tiempo en que estábamos mal? Que el dinero no alcanzaba? Bueno, sabes que yo no pensaba trabajar, hoy asumo que fue un error de mi parte y el principio del fin de mi relación contigo.



Yo estaba desesperada, no quería perder ‘mis beneficios’ por así llamarlos, tampoco queríamos pedir dinero a nuestros padres, recuerdas?



Siempre fuiste muy frontal conmigo y jamás tuviste secretos, eso se reconocerlo, y me hablabas de tu trabajo, tus compañeros, tu jefe…



Entre tantas cosas y papeleos de tu empleo, casi por casualidad encontré la dirección de mail de Dardo, así que lo pensé bastante y al fin me decidí a escribirle, le expliqué en líneas nuestra situación económica y le rogué si podía hacer algo al respecto



Supe que lo leyó, pero jamás me contestó…



Al tiempo volví a escribirle, lo leyó y volvió a ignorarme.



Sabes como soy de persistente, así que hice un tercer intento y le dije que fuera hombre y me contestara. Esas palabras le sonaron a desafío, y mordió el anzuelo, me dio una cita personal en su oficina para la semana siguiente.



Ese día fui a tu empresa, bueno, a donde trabajabas y tuve mi primer encuentro cara a cara con Dardo, me pareció un tipo honesto, y muy bello, sus ojos me hipnotizaron y no pude dejar de observar sus grandes manos, se veían tan varoniles.



Además, sabes qué? estaba vestida con un viejo jean y una remera pasada de moda, quería dar la impresión de pobreza, a pesar de todo, noté como él me comía con la mirada, una como mujer se da cuenta de esas cosas…



Hablamos un rato y me dijo que lo dejara pensar, me pidió el número de mi celular para una nueva cita y antes de despedirme le imploré que todo quedara entre nosotros, por ningún motivo tú deberías saberlo, se tu orgullo.



Me llamó a la semana mientras tú trabajabas, me dijo de encontrarnos en su oficina en un par de horas, que él me esperaba y tenía buenas noticias.



Esta vez me produje un poco, siempre la buena imagen mata a un hombre, así que me puse esa minifalda celeste que me habías regalado, te acuerdas? esa que tanto te gustaba, una remera calada negra dejando que mis pechos se vean sugerentes, tacos altos, perfume, un poco de maquillaje y algunas alhajas, entonces tomé un taxi lo más rápido que pude.



Dardo me recibió y esta vez pareció comerme con la vista, parecía un lobo enjaulado, pero mantuvo la prudencia hablando con pausa, sentados frente a frente escritorio de por medio



Bueno Micaela, creo que algo podemos hacer… lo estuve pensando y hay una posibilidad, no puedo aumentarle el salario a tu esposo, pero si puedo facilitarle horas extras para que haga un dinero adicional…



No dije nada, no hacía falta, el notó el brillo en mis ojos y la sonrisa en mis labios, entonces se levantó y vino por detrás apoyando sus manos en el respaldar de mi silla, se inclinó y susurró en mi oído



Pero claro… entiendes que este favor no es gratis, es algo que me debes, y favor con favor se paga…



Yo entendía cada palabra y honestamente Dardo se me hacía interesante, en ese momento lo negué rotundamente, luego lo medité, al final accedí a hacer lo que él quería hacer.



Fue así como empezaste a trabajar en horas extras, nada fue casualidad y Dardo, tu ex jefe comenzó a jugar el juego.



A la segunda semana que estabas trabajando hasta altas horas de la tarde el me llamó, me dijo si podía pagar mi parte, como tu estarías trabajando el pasaría por casa, le di la dirección y solo esperé por el…



La hoja había terminado, pasé a la siguiente y pedí una segunda cerveza, miré hacia afuera, el sol se había ocultado tras unas nubes, parecía estar armándose una tormenta, igual a la que presagiaba en los escritos que tenía entre mis manos, entonces volví a la lectura



Había llegado del gym, estaba transpirada con unas calzas de licra coloridas y un top blanco, me veía muy deportista y así me quedé puesto que tu ex jefe no tardaría en llegar.



Tocó la puerta, te estaba por poner los cuernos… esa es la verdad.



Dardo pasó, él me tomó entre sus brazos y me levantó como a un papel metiendo su lengua en mi boca, luego me separó y se quedó observándome, yo no sabía que hacer por lo que solo pregunté



Bien… que quieres que haga, tu dime...



Veamos… quiero que me chupes bien la verga, pero como lo hacen las putas… sabes como lo hacen las putas?



No… no lo sé…



Quiero que te pongas de rodillas, sumisa ante tu hombre y que me mires a los ojos mientras lo haces…



Él se recostó contra la pared, y bajó sus pantalones, casi me muero de la impresión, su verga gruesa le colgaba hasta media pierna, no sé qué cara de susto puse pero él empezó a reírse



Te gusta puta? te la vas a comer toda…



Fue entonces cuando un poco por la fuerza me llevó de rodillas ante él y acercó mi cabeza a su miembro, empecé acariciárselo y a besárselo, no sabes lo grande que es! y empezó a ponerse duro y más duro, a erguirse y a hincharse, se lo besé, se lo lamí, metí su glande en mi boca, apenas podía engullirlo, lo masturbé con ambas manos, se lo lamí de punta a punta, me excité y me sentí mojar a mares, un rubor corrió por mi rostro y pasaban los segundos y empecé a desearlo, más y más, estaba caliente como perra chupándole la pija, gemía entregada, entonces pasaría algo impensado…



El me apartó, casi tuvo que arrancarme porque no quería dejar de hacerlo, me puso frente a la mesa y empujó mi espalda sobre la misma, mis pechos quedaron sobre la madera y mi culo exultante apuntando a su lado, me dio unos buenos masajes, luego bajó con esfuerzo las calzas adheridas a mi piel junto a mi tanga inundada en flujo, me dio una fuerte nalgada y dijo



Adoro las putas de tu clase…



Él se dirigió al refrigerador, solo le seguí con la mirada sin decir palabra, abrió y hurgueteó un poco y volvió a mi lado con un pan de manteca en sus manos, se paró a mis espaldas, lo sentí sacar el envoltorio y de golpe zas! Sentí el frío de ese lácteo forzando mi culo haciendo que me contrajera por instinto



Pará! estúpido! qué haces?



Pero él solo me dio una fuerte nalgada y me mantuvo en posición, pese a mis protestas solo siguió untando y por mi temperatura poco a poco la manteca se fue derritiendo, sentía que el solo se concentraba en mi esfínter y yo estaba como impedida de cualquier protesta



Limpió sus manos con el repasador, se acomodó y apuntó su verga en mi culo, volví a protestar



No! no! estás loco? por el culo no! me vas a romper toda hijo de puta!



Pero el empezó a forzar poco a poco y un intenso dolor me invadió, pero el por la fuerza me dejaba relajar y me mantenía en posición, y otra vez, y otra vez…



Ya te imaginas, no sé cuánto se estiró mi culo pero lo sentí entrar y empezó mover solo la punta en mi interior, como dándome tiempo a que me acostumbrara, pero no podía dejar de protestar



No Dardo… no Dardo… esto está mal… esto está mal… Dardo, Dardo por el culo no…



Por qué no? no te gusta?



En esos momentos sentía un rico placer, una dulce sensación, empecé a disfrutarlo, pero sabía que no debía, entre gemidos repetía



Basta Dardo… por favor… esto está mal… esto está mal…



Si? por qué está mal?



Porque se va a enterar mi marido… se va a enterar mi marido… Dardo… se va a enterar mi marido…



Nuestro diálogo y mis quejas lejos de detenernos solo lograban que nos calentáramos más y más, Dardo poco a poco aumentaba la velocidad y empezaba a hacer las penetraciones más y más profundas



Dardo… por el culo no… esto está mal… se va a enterar mi marido…



Si? y por qué se va a enterar tu marido?



Porqué va a ver que está todo abierto… me lo vas a dejar todo abierto…



Me excita imaginar que tu esposo viera tu culo todo abierto y se diera cuenta lo puta que sos…



No… está mal… esto está muy mal…



Pero a esa altura comprendí que ya estaba hecho, inconscientemente había llevado una mano a mi clítoris y me masturbaba con locura, Dardo me la metía con furia hasta el fondo, no sé cómo me entraba todo eso en el culo pero sentía una ‘plaf’ ‘plaf’ rítmico de su pelvis pegando en mis nalgas, me la hacía comer toda, lo seguí arengando



Qué rica verga papi! que rica verga que me haces comer toda…



Te gusta puta? quieres que te la saque



No papi… no pares… dale, mas, mas… dale… rómpeme todo el culo, rómpeme todo el culo



Si? te gusta mi verga?



Si!!! Que rica se siente en mi culo… dale… dale… ahhh! ahhh!!! mmmm!!! aahhhh!!!



Empecé a acabarme, me retorcí como serpiente, entre espasmos… me sentí tan puta… inconscientemente apreté una y otra vez mi adolorido esfínter sobre su enorme tronco y mis gemidos del final fueron suficientes, el me dio vueltas de pronto y vino sobre mi rostro, empezó a escupir chorros de leche sobre mi cara, el semen caliente fue chorreando por mis mejillas, mi pera y hasta el top que cubría mis pechos…



El solo miró la hora en su reloj, guardó su enorme verga y se despidió de mí, sin muchos detalles, con pocas palabras, y ahí había quedado yo, tratando de recuperar mi adolorido culito, embardunada de semen, te lo juro que me sentí tan puta, tan sucia en ese momento…



CONTINUARA


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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