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Historias De Oficina -14-

Capítulo 14 (Propuesta)

Ok… la relación con Halle había dado un vuelco de un momento para otro, ella era Smith el…la agente que debía cuidarme, me retire de la oficina sin prestarle atención a ellos, necesitaba algo que me distraiga, el clásico sonido de la oficina invadía mis oídos, pasarían unos cuantos minutos hasta que mi nueva defensora se uniera a mí.

—¿Pasa algo Mariza? -pregunto luego de permanecer algunos segundos a mi lado.

—¿Por qué no me dijiste que serias mi nuevo guardaespaldas?

—No sabía si me contratarían.

—¿Sabías quién era yo cuando nos encontramos en el ascensor?

—Claro que lo sabía, tuve que estudiar tu curriculum, tu historial académico, parte de tu pasado, todo es necesario para saber de ti, me sirve para hacer mi trabajo de la forma más eficiente posible.

Esta mujer sabía todo de mí y yo sin siquiera saber cómo se llamaba, era demasiado confiada con la gente, del mismo modo que había sido demasiado confiada con Michael.

—¡Mariza! -  la voz de Eva lleno mis oídos mientras la vi corriendo hacia mí, un fuerte golpe en el pecho logro detenerla, haciendo que retroceda.

—¿Qué estás haciendo Halle? – dije molesta – Ella es Eva, es mi amiga, no necesito que me protejas las veinticuatro horas.

—Aww… eso me dolió… ¿Puedo acercarme? -pregunto temerosa, mirando con mala cara a mi guardaespaldas.

—Claro, Halle, pide inmediatamente disculpas a Eva.

—Lo siento – Dijo sin ánimos luego de dudar unos segundos - ¿Estas bien?

Una sonrisa victoriosa pobló el rostro de mi amiga, sin rencores “O eso suponía” acepto las disculpas, la mañana trascurría de manera típica y despreocupada, Eva me contaba que las cosas con Lucas seguían bien, enamoradiza y despreocupada, serena y alborotada, había vuelto el ritmo normal de mi vida.

La hora de salida había llegado, el plan era ir al Dpto. de Eva y cenar allí las dos tranquilas para pasar recuperar el tiempo perdido, pero claro debíamos llevar a Hallé con nosotras lo que a ninguna de las dos nos resultaba agradable, luego de suplicar a Víctor durante unos cuantos minutos y haciéndole notar que estaba a salvo volví a reunirme con las chicas, bajamos en el ascensor entre chistes, nos dirigimos al estacionamiento de la compañía para que mi amiga busque su auto, fue cuando vimos que un hermoso Audi color plata ingresaba en él, con elegancia y  habilidad se movió entre las hileras de autos localizando un lugar libre para después detenerse, mi rostro cambio al momento sin lograr pasar desapercibido, era una mujer despreciable, asquerosa la que caminaba hacia mí con una sonrisa hipócrita.

—Ohh querida, al fin te encuentro sana y salva, todos estábamos preocupados por ti. – dijo estudiando mi ceño fruncido.

—Me lo imagino, era hora de volver a mi lugar.

—¿Debajo de que piedra es exactamente?

—¿Qué fue lo que dijist…? – Reacciono violentamente Eva antes que la contenga con un gesto de mi mano.

—Es hora de seguir mi camino, nos veremos después chicas – dijo sonriendo victoriosa dirigiéndose a la entrada de la compañía.

—Prostituta… – solté cuando estaba a varios metros, creyendo que no me oiría.

—¿Cómo me llamaste? – dijo acercándose a mi rápidamente. Fue Halle quien se interpuso esta vez, con un simple movimiento de la mano bloqueo el golpen a mano abierta que Ángela había lanzado

—Suficiente – dijo con un tono totalmente autoritario, sus miradas se cruzaron desafiantes.

Ángela volvió a Atacar, esta vez directamente a Halle, se separaban, se acercaban, intercambiaban golpes y volvían a separarse, ninguna de las dos parecía ser inexperta en pelear, liberaban fuertes golpes, me encontraba muy asustada, la mirada asesina de Ángela de repente se posaba en mí y luego volvía a centrarse en la pelea, fue en una de estas distracciones que recibió un duro golpe en el estómago, al levantar la vista tenía el revolver de Halle a la altura de su sien derecha.

—Eso es trampa.

—No perderé ni un segundo más contigo – respondió desafiante – ¡¡Alerta, Alerta, seguridad CODIGO AZUL REPITO CODIGO AZUL, SECTOR SUR DEL ESTACIONAMIENTO OCHO!! – dijo mientras comenzaba a un handie que hasta ese momento había reposado tranquilamente en su bolsillo.

“¿Código Azul?, ¿Qué se supone que eso significa?”

Pasaría solo un minuto antes que una decena de hombres de seguridad de la compañía comenzaran a rodearnos, por orden de Halle sujetaron a Ángela por debajo de sus hombros, mientras esta hacia lo posible por zafarse del fuerte agarre de la seguridad.

Halle mantenía una expresión totalmente seria, guardo el arma con total naturalidad en una funda en su cintura y volvió a ocultarla bajo la chaqueta que llevaba puesta, los agentes de seguridad escoltaron a Ángela quien zapateaba y propinaba insultos intentando que la liberen. Mi amiga observaba a Halle totalmente estupefacta exactamente como yo misma lo hacía. “¿Estaba armada? No pude sentirla cuando la abracé en el ascensor ¿Quién eres Halle Smith?

—¿No se supone que debemos irnos a tu casa Eva? – pregunto luego de mostrar su clásica sonrisa.

—Sí, mi auto está a solo unos metros.

Ninguna de nosotras decía nada mientras el descapotable avanzaba a través de la ciudad, rebasando a los demás autos que se hablaban en su camino, el silencio que reinaba era casi sepulcral, de un momento para otro Eva comenzó a reír sin ninguna razón, ambas la mirábamos atentamente escuchando su contagiosa risa, pasaron solo unos segundos más para que nos tentáramos y comenzáramos a reírnos junto con ella.

—¡Eso fue de locos! – Logro articular – No, no… ¡fue increíble! Que buen golpe que le diste

—Gracias…supongo, solo hacia mi trabajo.

—¿Qué es un Código Azul?

—Sí, yo también me quede desconcertada con eso ¿Qué es un Código Azul? – Añadió Eva

—Mariza – Respondió

—¿Que? – Pregunte rápidamente

—No, eres tú, tú eres un Código Azul – Añadió riendo – un Código Azul es una amenaza real en tu contra, prioridad del señor Vask

—Ohh… ¿No es esa información clasificada?

—No hay problema que te lo diga, pero a ti Eva tengo que matarte lo siento – Respondió totalmente seria.

Nos carcajeamos con las ocurrencias que Halle mostraba siempre, una mujer totalmente relajada y simpática, parecida a mi amiga, llegamos al departamento, Eva enseguida nos ofreció algo para tomar, apareció con tres copas y un excelente vino “O al menos según sus palabras” nos tiramos las tres en el suelo mirando una película cómica entre risas y comentarios nuestros estómagos pedían a gritos ser alimentados.

—Bueno basta…hora de comer – dijo poniendo en pausa la película - ¿Qué les parece pizza?

Al unísono con Halle acepte la invitación, llamamos a Lucas y lo invitamos a que se una a nuestra reunión y que de paso sea el encargado de conseguir la comida, el tiempo paso hasta que por fin el timbre sonó, Halle inmediatamente se puso a la expectativa, lista para todo, falsa alarma, era la cena, mi taxista preferido entrego las pizzas en mis manos y luego en un arranque de pasión beso a mi amiga con vehemencia, la película tuvo que ser  puesta desde el principio para que el novio de mi enamoradiza amiga pudiera entenderla, sin darme cuenta quede me quede dormida y al despertar Lucas ya se había ido las chicas conversaban a unos metros de mí, recordé la primera noche que me había despertado en ese sillón y me sonroje, seguían sin notar que me había despertado hablaban del departamento y otras cosas sin importancia “Es tarde, tengo que volver” me incorpore tomando mi abrigo lista para irme, era hora de recuperar el tiempo perdido con Víctor ya lo estaba extrañando.

—¿Qué estás haciendo? No te puedes ir – dijo Eva interceptándome

—Es la una de la madrugada Eva, tengo que volver, nos vemos mañana en la compañía.

—No, no te vayas…un ratito más, estábamos esperando que despiertes para jugar algo divertido.

—Si Mariza, no seas aburrida, te llevare apenas termine el juego.

—No soy aburrida, tengo que despertarme en seis horas…. ¿Cómo es el juego? – pregunte al fin, solo sería un ratito y ellas quedarían contentas

Nos acomodamos en círculo sentadas en el suelo con una botella de whisky en el centro, cada una tenía un vaso lleno del dorado líquido así se llamaba el juego, una de nosotras debía decir algo que no hubiera hecho, los participantes que si lo hubieran hecho tendrían que tomar de una sola vez su bebida.

—Inicio yo, veamos, yo nunca… bese a una mujer – dijo Halle

 “Ohh mierda” Con Eva tomamos nuestros tragos al unísono y volvimos a llenar nuestros vasos, Halle sonreía como si supiera nuestra historia, me aterraba que Eva pudiera haber contado todo.

—Yo nunca… me acosté con mi jefe – Dijo sonriente Eva mientras me observaba bajar nuevamente mi bebida.

—Parece que se aliaron en mi contra, Yo nunca… lo hice con más de una persona. – esta vez fueron ellas las que tuvieron que tomar, entre risas y palabras subidas de tono.

—Yo nunca…

Así continuamos, risas, sorpresas, secretos, el alcohol no tardo casi nada en hacer efecto en mí, paso el tiempo mientras la botella quedaba vacía.

Me desperté sobresaltada la cabeza me daba vueltas y vueltas, mis compañeras de copas dormían a mi lado, definitivamente el suelo no era el mejor lugar para quedarse dormida, miré mi reloj casi como si fuera un acto reflejo <8:30 AM> di un salto, salí dispara al baño e intente acomodar mi cabello de alguna forma por lo menos decente, era una misión imposible, rebusque en el botiquín de Eva hasta que por fin encontré lo que buscaba, una cola de caballo arreglaría este desastre, estaba llegando increíblemente tarde, desperté a las chicas y en menos de diez minutos salíamos para la compañía, al llegar las miradas se centraban en nosotras “¡YA LO SABEMOS ES INCREIBLEMENTE TARDE! Dejen de mirarnos así” Subimos al ascensor marcando el décimo piso, las puertas se abrían mostrándonos a todos trabajando, Eva se fue a su escritorio junto con Halle mientras yo me encaminaba hacia la oficina de presidencia, estaría enojado, muy enojado.

Comenzó molestándome pidiéndome un café, salí rápido rumbo a una pequeña cafetería que se encontraba en el piso, era pura y exclusivamente para los empleados de ese piso.

—Hola, Sam ¿me darías un café con dos cucharadas de azúcar? Es para Víctor.

—Eyy Vicepresidenta ¿Cómo está? En dos minutos esta – respondió sonriente.

—“Vicepresidenta… uno de los tantos apodos, al menos puedo pensar que él lo dijo con buenas intenciones solo está siendo simpático” Gracias Sam – dije mostrándole la mejor sonrisa que tenía en ese momento.

De regreso en la oficina Víctor prueba el café y con malos gestos me dice que el café estaba frio.

 “Ok…estás enojado y también estas actuando como si fueras un niño”

Nuevamente me encuentro con Sam, estaba apenado creyendo que había hecho mal su trabajo, sin chistar tomo la taza de café que tenía en mis manos y preparo otro asegurándose esta vez que la temperatura fuera la apropiada, en el camino me encuentro con las miradas divertidas de Eva y Halle, es obvio para ellas – como para toda la oficina -  que es un problema de pareja.

 “¿Me hiciste ir a buscar un café que no te gusta?”

Visitar a Sam ya me era vergonzoso, me entrego una botella de agua una bandeja y un vaso de cristal. Llevar una bandeja no es tan fácil como parece, pero me las arregle bien para llevar todo en una sola pieza. “¡NO ME DIJO AGUA SIN GAS!”, Sam vio estupefacto entraba al área de la cocina y abriendo la heladera saque una botella de agua, sin gas esta vez. Estoy segura que no esperaba que alguien entre a su oficina con una botella voladora amaestrada, me arrepentí al momento, intentando salir lo más rápido posible, pero lo que empezó con una furia desencadenada termino en una revuelta de pasión y deseos sobre su escritorio, había sido la experiencia más excitante que habíamos hecho y lo había arruinado gritándome como si fuera una especie de loca o algo parecido, salí de la oficina totalmente fuera de control, tome mi abrigo y me dirigí hacia el ascensor.

—Para Mariza ¿a dónde vas? – la voz de Halle se hizo presente mientras se acercaba a mi corriendo, deteniendo las puertas con sus manos – no tengo indicaciones de salir de la compañía.

—Halle… no es el momento

—Déjame que lo consulte con Víctor…

—¿Estas para protegerme? – pregunte interrumpiéndola antes de que termine.

—Ya sabes que sí.

—Me voy a ir vengas o no conmigo.

Bajamos hasta la primera planta donde la seguridad de la compañía no nos dejaba salir “¿Estoy presa acaso? ¡Déjenme en paz!”

—Oh... está bien, llamare a Víctor y usted Sr. Guardia le explicara porque no me deja salir del edificio a cumplir la orden que me dio – no contaba con mi teléfono ya por lo que pidiendo prestado el de Halle simule una llamada viendo sonriente la inseguridad en el rostro de cada guardia – Hola…amor soy yo, no puedo, no, no mejan salir, se los dije, pero no me hacen caso, amor...deben tener familia no puedo despedirlos así como así, te paso con ellos mejor…

Sostuve el teléfono enfrente al hombre que parecía dirigir todo a lo que negó nerviosamente con la cabeza “Nos vamos entendiendo Sr. Guardia”

—Amor…deja no tiene importancia, ya se resolvió el problema, si…está bien, te amo, adiós.

Una llamada a Lucas soluciono el problema de nuestra movilidad, recorrimos la ciudad por no sé cuánto tiempo hasta que nos detuvimos en una cafetería que parecía ser agradable, ordenamos algo para desayunar ya que todavía seguíamos estando en ayunas, mi estómago rogaba prácticamente por algo de comer, no sé exactamente cuánto tiempo pasamos en silencio en silencio hasta que alguien sin pedir ni siquiera permiso se sentó en una de las sillas que sobraban a mi lado.

—Tiempo sin vernos Srta. Márquez…

—¿Qué estás haciendo acá?  - Mi voz asustada no pasó desapercibida para Hannah quien observaba a Michael sin comprender, observaba alrededor, buscando sin saber que, solo veía gente…mucha gente.

—Por si te lo estas preguntando si… mis hombres también están conmigo, acompáñenme –  dijo al momento que se levantaba de su silla, mi cuerpo estaba paralizado, pero Halle se mostraba tranquila como si estuviera analizando la situación - ¿Ven la gente a nuestro alrededor? Hombres, mujeres y niños, una escena perfecta ¿No creen? Sería tan lamentable tener que ordenar a mis hombres que los liquiden solo porque ustedes no desean cooperar…

—Eres un enfermo ¿no tienes corazón Michael? – dije al momento que me incorporaba, podía sentir como una fuerte angustia crecía en mi “¿Matarlos a todos por mi culpa?¡NO, no puedo dejar que eso pase!” podía sentir como una fina lagrima recorría mi rostro.

—No Srta. Márquez en mi negocio eso es lo primero que se descarta – agrego riendo.

**********

Mariza se había retirado de la oficina y para mi desgracia bastante enojada, Smith era la persona indicada según Flix, el poder hablar con ella personalmente y ver a una persona seria y profesional logro tranquilizarme.

—Por lo que me cuenta Sara es una mujer bastante peligrosa ¿Está relacionada con Aigner?

—Eso creo, no estoy seguro, hay un hombre que soborno a uno de mis guardaespaldas para poder aproximarse a Mariza, no se su nombre tal vez puedas conseguir que Mariza te lo diga, no quiero preguntarle creo que necesita tiempo.

—Necesita tiempo para sobreponerse a su secuestro ¿crees que me lo dirá? Soy una desconocida.

—Eso pienso, quiero que estés lo más cerca posible de Eva, Mariza seguramente se lo confiara a ella si es que no lo hizo ya, también quiero que la vigiles, no sabemos cuántos hombres pueda tener Sara entre nuestras filas.

—Entiendo, estuve investigándola no veo nada que me llame la atención – dijo sacando una pequeña hoja de su bolsillo – padres con dinero, tiene un departamento en la Zona Sur de la ciudad, se graduó en administración de empresas hace dos años, tres novios conocidos, es dueña de un Porsch Boxster color rojo dominio STW 951 y bla bla bla… una vida normal.

—Mantenme al tanto de cualquier cosa nueva que descubras, puedes retirarte.

Halle Smith se levantó tranquilamente rompió el pequeño papelito en varios trocitos antes de tirarlos en un cenicero que se hallaba sobre mi sobre mi escritorio, la oficina quedo silencio, las ideas en mi mente comenzaban a revoletear una y mil veces, los minutos pasaban y pasaban, centraba mi mente en el trabajo, eso era algo que siempre había logrado despejar mi mente, seguía por internet un conflicto en el continente africano, las fuerzas rebeldes se enfrentaban a las del gobierno, se estaba gestando una guerra civil, los rebeldes necesitarían armamento pesado de la misma manera que las fuerzas del gobierno, no me importaban cuales fueran que tuviera cada uno, el mejor postor seria el que recibiera el contrato, me inclinaba más por las fuerzas rebeldes, pagaban en efectivo, sabían que tendrían lo mejor y no me importaba si lograrían su objetivo o no.

Las horas pasaron sin darme cuenta mientras hablaba con las distintas partes involucradas en la cuestión, mi reloj marcaba la hora de la salida “hora de volver a casa con Mariza, las cosas por fin empiezan a reacomodarse”

La puerta de mi oficina se abrió mi feje de seguridad entro cerrando la puerta con seguro, mi cabeza permanencia descansando sobre mi mano derecha mientras lo observaba, se paseaba por mi oficina, tomo asiento en el mismo lugar donde no sabía ya cuánto tiempo Smith había ocupado.

—Sr.Vask ¿Qué piensa señor? – Interrogo mi jefe de seguridad luego de permanecer unos cuantos minutos en silencio.

—Quieren matarla John, lo sé.

—¿A quién Señor? – pregunto nuevamente sin entender - ¿Se refiere a la Srta. Mariza?

—Sí, Sara no busca destruir las industrias Vask, busca destruirme a mí… ella es el objetivo más evidente, Mariza es ingenua y predecible. Quiero un equipo completo alrededor de ella, es nuestra prioridad uno.

—Tengo equipos rastrillando toda la zona si intenta algo lo sabremos.

—Es evidente que no está dando resultado, no sabemos nada de ella, John de verdad quiero gente siguiéndola las veinticuatro horas, nunca me perdonaría si algo llegara a pasarle por mi culpa, no otra vez… es prioridad uno, nada más importa – mi mano derecha se posaba sobre mis ojos, un intento desesperado por ver si podía ocultarme de mi realidad.

Mi puerta recibió una sacudida cuando alguien intento ingresar, la reunión con mi jefe de seguridad había terminado, un fuerte apretón de manos fue la única despedida entre nosotros, John salió sonriendo a mi bella Mariza, un brillo esperanzado en sus ojos la delataban, iba a pedirme algo, algo que me intranquilizaría.

—Víctor amor, quería avisarte, hice planes con Eva, comeremos algo en su departamento…tendremos una noche de chicas – se limitó a decir, se la notaba apurada como sabiendo que el tiempo era crucial evitar que piense demasiado y objete algo.

—“¿Qué se supone que haga yo? …Noche de chicas… ¿esperas que me quede en casa mientras estas al alcance de Sara?” Petitorio denegado Srta. Márquez, esperaba pasar mi noche con Ud.

—Halle estará conmigo ¿No se suponía que ella era la indicada para protegerme?

—“Rápido cambio de estrategia Srta. Márquez, daría lo que fuera solamente para evitar que algo te pase por mi” Lo es, tal vez… halles la forma de convencerme… – mis brazos tomaron su cintura acercándola más a mí – usa tu imaginación.

—No, acá no, Víctor…estamos en el trabajo. – susurro

—Estamos en una habitación a prueba de sonidos que puede cerrarse por dentro, nadie nos interrumpirá. – mis manos apretaban sus nalgas y tomándola totalmente desprevenida la levantarla haciendo que aterrice sobre mí.

—Por favor, no me hagas esto…amor ¿Si? – sus hermosos ojos azules lograron hechizarme una vez más, ese fue el mismo efecto que siempre tuvo sobre mi ¿podría resistirme en algún momento a sus pedidos?

—Te esperare despierto para recuperar el tiempo perdido.

—A sus órdenes Sr Vask

Nuestras lenguas se encontraron una vez más en esa posición tan incómoda, pero realmente no me importaba, su sabor era como una droga para mí, un dulce elixir que no me aburría de consumir, la despedida duro mucho menos de lo que yo imaginaba, su cuerpo se alejó de mí, pero su dulce aroma seguía reinando en mi oficina.

Mi mente se concentró en mi vergonzosa amada, como habían cambiado las cosas, los celos que sentí en su momento por Alex, las cosas que habían pasado con Hannah… “Sr. Vask creo que lo mejor para no mezclar las cosas que mantengamos un vínculo estrictamente profesional” recordar eso causo que comience a reírme a carcajadas, que lejos había quedado esa frase, que equivocada que estaba Mariza ¿lo mejor para no mezclar las cosas? Me alegraba muchísimo que las cosas se hubieran mezclado, Mariza era una de las mejores cosas que me habían pasado en mi vida, estaba sonriendo nuevamente, me sentía feliz, mi mente paso ahora por Sara y lo que estábamos viviendo.

—Sr. Vask, tenemos un problema, la Srta. Ángela tuvo un enfrentamiento con la seguridad privada de la Srta. Mariza, esperamos sus instrucciones, cambio – anuncio uno de los empleados de seguridad de la compañía a través de un handies.

—Tráiganla inmediatamente – respondí sin más palabras.

Mi furia estaba liberándose una vez más, esta vez no estaba ella para relajarme, nadie me serenaría “Ohh Lorena, vieja querida como te extraño en estas situaciones” la seguridad entro en mi despacho, libero a Ángela y se quedó esperando más instrucciones.

—Retírense.

—Señor – Saludaron al unísono antes de retirarse cerrando la puerta tras ellos.

—¿Qué fue lo que paso? – comencé a decir mientras me levantaba de mi silla acercándome a ella.

—Tu novia me insulto y trato de pegarme, luego esa loca armada que le pusiste al lado me golpeo.

—“¿Mariza trato de pegarte?” Mariza sería incapaz de levantarte una mano y aunque lo hiciera ¿Me estás diciendo que ella podría poner en aprietos a una agente de INTERPOL? Mariza es asustadiza por naturaleza y tu una agente entrenada para matar.

Se quedó por unos segundos mirándome, debería estar considerando que mis palabras no eran para nada disparatadas ¿Qué oportunidad tendría mi dulce Mariza?

Me acerque lo más posible a ella acorralándola contra la puerta de mi despacho.

—No quiero que vuelvas a acercarte a ella. – explique lentamente, sintiendo como cada vez me era más difícil controlar mi furia.

—¿Es una orden? No creo que estés en posición de ordenar nada – logro decir antes que la empujara contra la puerta de mi despacho.

—Lo digo en serio, no quiero que te le acerques más.

—¿Es una amenaza?

—Sí, es una amenaza. Si tienes algo para decirme de ahora en más llamas antes, nos reunimos sin que ella siquiera sepa que estas acompañándome ¿Quedo suficientemente claro Hannah?

—Me vas a ignorar totalmente por esa mujer – dijo luego de reír de forma irónica - ¿A eso hemos llegado Víctor?

—Nuestra unión fue para deshacernos de Aigner…bien ya lo hicimos, ya no es un problema, en lo que a mí respecta este es el fin de nuestra alianza.

—¡Como quieras!

Me empujo haciéndome retroceder un par de pasos, abrió la puerta del despacho y se marchó, la manera como había terminado la reunión me preocupaba, llame inmediatamente a John y le pedí que inicie inmediatamente una investigación completa de Ángela Berit y de Hannah Fellner, uno de los dos nombres tendría que arrogar algún dato, necesitaba tener todos los detalles posibles sobre ella si es que intentaba algo.

Lucio me llevo a casa mientras conversábamos cosas sin importancia, me mantenía tranquilo, solo tenía que esperar a mi dulce Mariza, cene algo ligero y me acosté, el tiempo avanzaba mientras yo seguía mirando algo estúpido en la televisión, mire mi reloj innumerables veces mientras sentía que el sueño se apoderaba de mí.

***

—Víctor… Alex, basta ¡Basta! – gripo papá mientras nos separaba.

La fría nieve bajo nuestros pies había conseguido meterse bajo mi ropa y entre mis cabellos, papá estaba enojado, recién acabábamos de llegar a nuestra cabaña de Bariloche y ya habíamos conseguido sacarlo de quicio.

—¿Porque pelan en primer lugar? Llegamos hace solo quince minutos y ya están peleando.

—Víctor empezó, me tiro una bola de nieve.

—Eres un bebe, te enojas por todo – apenas termine de decirlo y mi hermanito estaba nuevamente sobre mí.

—Basta, ven Alex no le hagas caso a Víctor, no eres un bebe – mi madre llegaba para consentir al pequeño y mimosearlo.

Una nueva bola de nieve impacta contra ella, pero esta vez había sido mi padre quien la lanzo, la pelea inicio, lo equipos estaban armados, entre risas, gritos y persecuciones iniciaban mis vacaciones

***

Me desperté sobresaltado miré mi reloj nuevamente <6:45 AM> su lado de la cama estaba vacío, sin calor, sin su perfume.

 “No volviste, ¿No recordaste nuestro encuentro Mariza?”

Toda la felicidad que el sueño había conseguido despertar en mi lo habido esfumado mirar mi reloj, baje las escaleras de mi hogar con un ceño fruncido, odiando a todo el mundo, ocupe mi lugar de siempre en la mesa mientras me traían mi desayuno, prácticamente no lo toque, no tenía apetito.

—Disculpa, ¿algún llamado de Mariza acaso?

—No señor, no tengo novedades de ella desde ayer a la mañana, cuando salió con Ud.

—Gracias, no tengo hambre ¿Te puedes deshacer de esto? – dije señalado mi desayuno.

Llegue a la compañía más temprano de lo habitual, parecía que el mundo seguía durmiendo tranquilamente, revise mis mails y vi un mensaje del contacto con los rebeldes del país africano, aceptaban la oferta, los envíos podían comenzar, pasaron cerca de cincuenta minutos cuando por fin la puerta de mi despacho se abrió, la Srta. Márquez entraba dócil y sonrojada “¿Porque avergonzada ahora? No te importa nada, ¡Nada!”, llevaba una delicada camisa de color perla con una elegante falda de color rojo fuego, tan hermosa y tan radiante como siempre.

—Hola amor – dijo con una voz apenas audible.

—Llegas tarde ¿Podrías traerme un café? Negro con tres cucharadas de azúcar, gracias – mi respuesta fue más fría de lo que había sonado en mi cabeza segundos antes.

—Quería pedirte perd…

—Es para hoy Srta. Márquez, no tengo su tiempo.

Se quedó inmóvil unos segundos antes de retirarse, como si no supiera que decir, no había nada de malo en lo que yo hacía, era mi empleada, estaba en horario laboral ¡Era su trabajo!

Los minutos pasaron y pasaron hasta que por fin volvió con mi café, lo apoyo a mi lado y se quedó ahí con una sonrisa típica en su rostro, la ignoré y di un sorbo “Estas jugando mi juego, muy bien…juguemos”

—Aghh que asco, esta frio, llévatelo y tráeme uno que está caliente por favor.

Su sonrisa se evaporo, tomo el café y volvió minutos después repitiendo la misma escena “Voilà, café caliente ¿Y qué?”

—Aghh nunca me gusto el café que sirven en esta compañía ¿tengo que arreglar todo yo? Veré si hablo con los encargados – Esta vez su ceño estaba fruncido cuando levante la vista para observarla – En fin, no es tu culpa déjalo ahí, tráeme mejor un vaso de agua, gracias.

—Deberíamos hablar ¿no?

—No, deberías tráeme el agua que te pedí, es para hoy.

Nuevamente salió de mi oficina, esta vez se notaba que estaba enojada, volvió unos minutos después con una bandeja con una botella de agua mineral y un vaso de cristal, esta vez me quejaría porque el agua contenía gas, criticándola por no saber información tan básica, azoto la puerta al retirarse y al volver arrojo con fuerza la dichosa botella sin gas, apenas puede esquivar su disparo, pero tiro el café junto las otras cosas que le había pedido, dio media vuelta y consiguió llegar hasta la puerta antes que la sujete de uno de sus brazos, volví a cerrar pero esta vez con seguro, la lleve nuevamente hasta el escritorio con ambos brazos cruzados tras su espalda, se retorcía intentando soltarse de mi agarre pero no, ahora sería yo quien le dé ordenes Srta. Márquez.  Su ropa empezaba a sobrar, su cuerpo respondía a cada uno de mis toques, su falda acaricio sus piernas en el camino hacia el suelo, recorrí su piel con mis dedos hasta llegar a su cola que seguía mis movimientos, un pequeño grito escapo de su boca cuando recibió una primera nalgada, sus ojos se centraron en mí y poco a poco dejo ver una sonrisa. “Si amor, recuerdo nuestro encuentro en Alemania” el segundo azote golpeo su nalga derecha, esta vez un gemido fue el elegido para salir, era una situación morbosa, apasionante, su ropa interior bajo lentamente por su cuerpo, estaba tan dispuesta, tan excitada, como si de una droga se travesé mi rostro se hundió en su intimidad, ahí estaba de nuevo ese néctar, esa fragancia que me enloquecía, mi lengua logro en pocos minutos hacer que sus gemidos se dupliquen, su cuerpo se retorcía contra mi   deshaciéndose en mi boca.

—Ohh Amor… intentare llegar tarde más seguido – su cuerpo se estremeció al sentir una fuerte nalgada, esta vez era un castigo – Ohh amor… no te detengas – decía mientras movía su colita frente a mí.

Mi amada Mariza, dulce y pervertida, vergonzosa y decidida, era un espécimen perfecto, su cuerpo presionaba contra mí al momento de entrar en ella, un exquisito suspiro fue liberado, sus ojos me observaban por encima de su hombro en cada penetración, la velocidad fue aumentando al igual que su gozo, rogaba que nadie nos interrumpiera, poco a poco comenzaba a perder el control, solté una fuerte nalgada, ella solo sonrió moviendo sus caderas en busca de más, la preciosa camisa que llevaba puesta cayó al suelo y segundos después sus senos quedaban expuestos a mis caricias, sus bufidos se volvían intensos mientras nos sumergíamos más y más en el deseo que sentíamos “¿Hannah se parece a Mariza? ¡Claro que no, vamos amor quiero escucharte, déjame saber que se esconde en ti!” como si hubiera leído mi mente su cuerpo se removía alcanzando el clímax mientras entre gemidos me nombraba, estaba tan excitada, tan sensible, notaba como se perdía en un mar de placer mientras comenzaba a explotar en su interior, poco a poco nuestra energía se extinguía, mis besos tomaron invadieron su cuello hasta que volteo para besarme, la felicidad estaba a su lado. 

Me acomode en mi sillón disfrutando de como ella buscaba su ropa, era un espectáculo perfecto de ver.

—Deberías quedarte así, es una maravillosa vista – solo sonrió, mientras intentaba acomodar su ropa.

—¿Dejarías que la empresa entera me viera? Tal vez llame la atención de más de uno. – dijo concluyendo su tarea, ahí esta hermosa como siempre.

 “¿Qué? Por supuesto que no, mataría a cualquiera que intente tocarte”

—Tranquilo amor, solo me interesa que tú me veas así – un cálido beso cayó sobre mis labios, se sentó sobre mis piernas rodeándome con sus brazos, pasaron unos segundos hasta que se alejó un poco para centrar su hechizante mirada en mi - ¿Puedo preguntarte algo?

—Claro, dime.

—¿Siempre va a ser así? Es decir, le debo a esta compañía conocerte, pero… no sé si me interesa algo a largo plazo, no así.

—¿Qué quieres decir con eso? –“¿El todo poderoso Víctor Vask con miedo? Claro que si” – No entiendo.

—Desde que te conozco me han secuestrado, sufriste dos atentados, mataron a Lorena, tenemos que estar custodiados las veinticuatro horas… yo, no creo poder vivir mucho tiempo así, sin saber cuándo un atentado podría tener éxito, no quiero – La Mariza insegura estaba de nuevo con nosotros su mirada triste y llorosa la delataba.

—Lo sé, voy a solucionar todo, relájate…todo va a estar bien – Un bucle de cabello rebelde de se asomaba, mi mano lo acomodo tras su oreja y pude ver como ella posaba su rostro en ella.

—No quiero tener miedo, quiero que dejes este mundo.

—¿Que? – pregunte totalmente perdido - ¿A dónde quieres llegar?

—Deja la compañía, deja esta vida, no más Industrias Vask.

—¿¡QUE!? – di un fuerte golpe sobre mi escritorio asustándola en un segundo, se levantó de mis piernas alejándose unos pasos - ¡Estás loca, dedique mi vida a esta compañía, no voy abandonarla! – mis palabras adquirieron un mayor énfasis cuando avente contra el suelo una lámpara que se encontraba sobre mi escritorio – Sácate esas ideas de la cabeza porque eso no va a pasar nunca ¡jamás abandonare las Industrias Vask!

—Estas muy alterado ¿Sabes qué? Hablamos cuando no actúes como un desquiciado.

—¿Alterado? Desquiciado… desquiciada sos vos que venís con planteos estúpidos – Logre decir antes que se retire de mi oficina.

 “Desquiciado… si como no princesita, ahora mismo hundo mi compañía y el legado de mi padre solo porque vos me lo pedís”

En cierta forma tenía razón ¿Cómo llevar adelante una vida normal? “Bien hecho Vask, lo arruinaste” Mis manos cubrieron mi rostro conteniendo un grito de furia justo a tiempo, necesitaba distraerme, concentrarme en mi trabajo, era una propuesta estúpida, deje que el tiempo transcurra inútilmente pero mi mente no me dejaba tranquilo.

**

—tu caso fue muy serio Víctor… la bala apenas rozo tu corazón, perdiste mucha sangre, tenemos que estar agradecidos que no toco ningún órgano vital, estamos cuidándote, no nos conviertas en los monstruos de la historia.

*

—Por algo críticas tanto mis cambios en la seguridad…tal vez te aburriste de estar bajo mis órdenes y ayudaste a esas ratas a exterminarme ¿no es así? – SEGURIDAD

—solo…estaba cuidándote mi niño, no te preocupes por mí, renuncio…déjenme pasar por favor

Recordé cada momento de la explosión de mi auto, los gritos que podía escuchar y las implacables llamas ardiendo con furia.

*

—¡¡VICTOR…VICTOR POR FAVOR PERDONAME LA VIDA!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡ ESCUCHAME POR FAVOR! ¡FUI AMIGO DE TU PADRE, VI A TU MADRE EMBARAZADA, TE TUVE EN MIS BRAZOS, TE VI CRECER Y CONVERTIRTE EN UN HOMBRE, FUI TESTIGO DE TUS PRIMERO PASOS PARA CONVERTIRTE EN UN PRESTIGIOSO Y PODEROSO EMPRESARIO, NO TENGO NADA QUE VER CON LA MUERTE DE LORENA!! ¡¡POR FAVOR VICTOR!! ¡¡SOY INOCENTE LO JURO POR MIS NIETAS, POR FAVOR!!

—Nunca creí que las cosas entre nosotros terminarían así, pero me declaraste la guerra y te atreviste a tocar lo más preciado que me quedaba en esta vida…

*

—El hombre que la tiene ahora.

—Tengo miedo – se escuchó decir del otro lado

—Lo se lo sé, no te preocupes, lo voy a solucionar – dije para tranquilizarla, su llanto rompía mi corazón en mil pedazos.

—Explícales que no se nada… por favor… no sé nada, nada

**

Me levante de un salto de mi sillón, el trabajo no estaba surtiendo efecto en mí, tenía razón, muchas cosas pasaron, pero… ¿Renunciar a Industrias Vask?

—Mariza ¿Puedes venir a mi oficina por favor? – anuncie a través del intercomunicador sobre mi escritorio – La línea permanecía muda del otro lado “Ya sé que estás enojada, pero por favor responde” – MARIZA ¿Puedes venir a mi oficina?

—Hola…este, Mariza fue…fue al baño Sr. Vask… ¿Quiere que le diga algo? – la voz de Eva sonaba nerviosa, algo raro en ella.

—Ve a buscarla… ¡Ahora!

—De inmediato Señor

Daba vueltas en mi oficina una y otra vez hasta que por fin me decidí a buscarla por mi cuenta, necesitábamos hablar.

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