Llegué a trabajar a esa fábrica por recomendación de un amigo de papá, yo tengo 21 años, no estudio así es que no me queda otra que trabajar en lo que venga El trabajo es muy pesado, y aunque le hace bien a mi cuerpo para mantenerme en forma, cuando salgo de allí estoy reventado lo único que quiero es una cama para dormir.
Entre mis compañeros de trabajo está Gabriel con el que hicimos buenas migas desde el comienzo, tiene una hija pequeña, pero no está casado con la madre. Uno de los tantos días de trabajo, al finalizar Gabriel me invitó a tomar unas cervezas, lo acompañé y nos relajamos en el bar bebiendo y conversando, luego nos fuimos de allí y caminamos hasta una plaza donde nos sentamos a fumar un cigarro, la plaza estaba desierta, hacía un poco de frío, el otoño parecía invierno. Conversábamos animádamente cuando Gabriel me pregunta si me he acostado con hombres, yo me puse rojo, nervioso, pero tomé aire y respondí que había tenido algunas experiencias gay. Él se quedó en silencio un momento y luego dijo que nunca había hecho algo con un hombre, pero le gustaría experimentar. Sin más preámbulo me acerqué y le di un beso en la boca, luego otro y otro. Él comenzó a meterme mano y para mi gusto sus manos se metieron en mi pantalón y empezó a agarrarme las nalgas, lo ayudé desabrochando el pantalón, me quedé con los pantalones en las rodillas, por mi parte mis manos acariciaban el miembro erecto de Gabriel y sin esperar me lo eché a la boca, lo saboree con placer y luego me subí en él quedando sentado encima de Gabriel, su verga se introdujo toda en mí, el placer me inundó por completo, no puede evitar gemir de placer mientras mi cuerpo se movía sobre ese pedazo de carne. Gabriel acercó su boca a mi oído diciendo que ya no podía más que se iba a correr, yo apresuré mis movimientos hasta sentir como me llenaba el culo de semen muy profundo, seguí movimiéndome para sacarle hasta la última gota de leche, me corrí también ayudado por su mano que me pajeaba, fue intenso y muy rico.
Dos días después nos dio la calentura en el trabajo, esperamos a qué se fueran todos y comenzamos a desnudarnos mientras nos besábamos con locura, quedamos empelotas, me arrodillé para chupar esa rica verga fuente de mi placer. Estaba así arrodillado con el palo de Gabriel en mi boca yo me pajeaba con una mano y él apretaba mi cabeza contra su herramienta. Sentí una risa, inmediatamente quise ponerme de pie, pero una voz dijo,- no se preocupen sigan, sigan! casi no lo pude creer el dueño de la fábrica estaba allí con la verga en la mano masturbándose mientras no dejaba de mirar lo que hacíamos. Se acercó a nosotros hasta que su verga quedó al alcance de mi boca, era gorda, no muy larga y estaba empapada en precum, la agarré con una mano y la metí a mi boca, tenía la de Gabriel y el jefe dentro de mi boca, era casi imposible que ambas pudieran llenarme por completo la boca, pero hacía todo lo posible por tragarme ambos pedazos exquisitos. Gabriel se corrió primero y el jefe casi enseguida así es que quedé lleno de leche por todos lados, en mi cara, cayendo de mi boca hasta mis piernas. El jefe mi hizo poner de pie y él se arrodilló para que yo me corriera en su boca, Gabriel y yo nos besábamos llenos de lujuria. Me corrí lanzando chorros de leche en la garganta del jefe, luego nos besamos los 3 traspasando restos de leche de boca en boca. Desde que ocurrió esa primera vez, nos quedamos los tres cada tanto después que se van los demás y gozamos como locos.