El choque. Por Marcos Urbina
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-Vas a posar desnuda para mi.
-Disculpe, ¿Qué dijo usted?
-Dije que posará desnuda para que yo la vea y tome fotos.
Eché un vistazo de nuevo a la mujer parada frente a mi: era bastante elegante, con un vestido elegante y parecía una ejecutiva, una mujer de negocios. Luego Intenté encontrarle sentido a esta situación, a esto que ella me decía.
-Mire, acabo de chocar su carro por detrás y…
-Y usted no tiene seguro, me lo acaba de decir -interrumpió la mujer.
Ella sonrió porque era obvia mi confusión y malestar.
-Usted me dijo que lamenta mucho lo del choque …
-Si, y yo pagaré por la reparación de su carro. Yo solo estoy tratando de explicarle que yo quiero pagar, no hay ningún problema, a pesar de que no tengo seguro.
Ella observó mi Volkswagen con curiosidad. Era un modelo de hace 15 años.
-Sin seguro, eso es un delito. La policía se dará cuenta. No, a la policía no le va a gustar esto.
-Deje que yo pague, señora, porque va a ser demasiado dinero y yo se que se lo puedo conseguir.
-Si, querida, pero no quiero tu dinero. Te dije, si quieres pagar entonces posa desnuda para mi, ya mismo, ok? Entonces, escoge: ¿Llamamos a la policía o te vas a mi casa para que poses desnuda?
Tomó el teléfono celular de su cartera, se colocó los lentes para leer y se le quedó viendo al aparato como a punto de comenzar a discar el número de la policía. Me hizo recordar a una profesora que tuve una vez en bachillerato. Sentí que el corazón me latía fuertemente en mi pecho y como si me fuera a desmayar. Hacía demasiado calor. Yo solo había quitado los ojos de la carretera unos segundos para revisar mi maquillaje y luego: ¡el golpe!! El carro de esta mujer era un Mercedes Benz, uno de esos carros deportivos muy vistosos y ahora tenía un enorme abolladura en la parte del frente con pequeñas manchas de pintura verde en la brillante y plateada carrocería, que le quedó, proveniente de mi pobre y viejito VW.
-Lo lamento, querida, no quiero apurar las cosas. Tal vez deberíamos dejar que la policía haga su trabajo. -comenzó a discar el número.
-No, por favor!!
La dama miró sobre mi hombro como sorprendida por lo que yo había dicho.
-¿Está segura que podemos…
Pero yo estaba segura de que no había caso en ofrecerle dinero otra vez… Esta mujer tenía mucha riqueza…era obvio.
-¿Y quién vería las fotos si me dejo fotografiar desnuda?
Yo titubeaba, muy tímida, reservada. Nunca he posado desnuda antes, para nadie!! –dije molesta.
Ella bajó la cubierta del teléfono y lo guardó cuidadosamente en la cartera, cerrándola con un golpecito. Me miró de arriba abajo, y sonrió al ver mi nerviosismo.
-Nadie va a ver las fotos, solo yo, querida…
-Josefina, mi nombre es Josefina -repliqué en voz baja respirando profundamente.
-Bueno, mi querida Josefina: vas a creer que colecciono fotos. Estas fotos quedarán muy sofisticadas, muy finas cuando nos pongamos de acuerdo, pero por favor, entiende que las quiero desnudas y que poses para mi en una forma muy provocativa.
-Pero…pero usted es una mujer -exclamé, y me mordí el labio para no seguir diciendo cosas estúpidas.
-Si, querida, pero el caso es que me gustan las mujeres o las muchachas. Sobre todo bonitas como tú. Ahora, estaciona tu carro por allá y entremos a mi casa.
Retrocedió el Mercedes para estacionarlo en el garaje frente a la casa mientras yo movía mi Volkswagen. Sonreí cuando me bajé y caminé hacia ella apretando mi cartera contra mi pecho. Mi cabeza era un remolino de emociones y mis piernas amenazaban con ceder debajo de mi. Parecía que me iba a caer de los nervios, creo que ya me iba a poner a llorar. Ella sonrió, me dio la espalda y marchó por el camino hacia el frente de la puerta de una casa muy impresionante, porque era como una mansión, demasiado lujosa. Aparentaba tener 40 años y estaba vestida con un traje negro y una apretada minifalda negra como si fuera la directora de algún colegio importante, o tal vez un agente de viajes. Debajo de su falda pude ver que usaba unas medias negras selladas (como pantimedias), y unos tacones altos con una blusa blanca debajo del chaleco. Muy atractiva, pero sin embargo me producía miedo. Sostuvo la puerta para que yo entrara a aquella preciosa casa.
-Coloque la cartera sobre la mesa que está allí y sígame.
Hice lo que me dijo y la seguí, mirando hacia alrededor observando los lujosos acabados, cuadros, muebles, obras de arte y objetos que estaban colocados por todas partes. Me condujo a una enorme sala de estar y, recogiendo un control remoto, puso una música muy suave. Hacía frío en la sala como si hubiera aire acondicionado y comencé a restregarme los brazos.
-Disculpe, pero aquí hace un poquito de frío ya que tenemos algunos problemas con la casa… ¿Bebe?
Ni siquiera esperó a que le respondiera: me sirvió un vaso de vino blanco, el cual tomé muy agradecida. Inmediatamente vacié la mitad, que me tragué de un solo golpe, y esto me dio tos por lo que coloqué el vaso sobre una mesita de café. Miré como sacaba una costosa cámara y me sentí mal con los nervios de punta cuando se me vino encima la realidad de la situación.
-Tómese el resto del vino, ¿Está nerviosa? -me sonrió y yo moví la cabeza afirmativamente.
-Bueno, no tiene porqué estarlo. Usted es una muchacha con mucha suerte porque en este momento debería yo llamar a la policía y decirles que usted estaba manejando sin seguro de responsabilidad. Le quitan la licencia o por lo menos la meten en la cárcel. Tiene licencia de conducir, ¿no?
Moví la cabeza afirmativamente.
-Bueno, usted es muy bonita y me encanta su vestido porque muestra sus encantos muy bien. ¿Alguna vez has modelado?
Moví la cabeza hacia los lados para indicar que no y luego bajé la mirada hacia mi vestido. Luego oí cuando la cámara hizo click cuando me enderecé sobre mis caderas. Otra vez sentí que me ponía roja. Era un vestido de algodón para el verano con delgadas trenzas en la espalda que dejaban mis brazos desnudos y fríos. Un lazo muy bonito se doblaba alrededor de la parte baja de la línea del cuello que ahora sentía mostraba demasiado mi cuerpo. Botones como pequeñas perlas corrían hacia abajo hasta el frente de mi cintura; era uno de mis vestidos favoritos.
Se oyó otro "click". -Si, creo que te puedes dejar los zapatos porque muestran tus piernas de una forma muy elegante. Es una lástima que no tengas medias…
Pareció estar pensando un momento y yo me quedé allí parada, temblando por el miedo y el frío, preguntándome que diablos tendría que hacer yo. Ella movió la cabeza y dijo: -No, creo que no. Hagámoslo con ese vestido que tienes puesto. Eres tan bonita. Me encuantan tus pechos.
Otra vez me puse roja a pesar del frío en la sala y mis brazos subieron para cubrirme los pechos. "Click".
-¿Qué pantaletas tienes puestas? Levántate la falda y muéstramelas.
La cámara de nuevo estuvo al nivel de su ojo en el objetivo y me quedé paralizada.
-Muéstrame tu … levántate la falda, muchacha. ¡Ya!
Deja la indecisión y haz lo que te digo porque entonces no me va a quedar mas remedio que llamar a la policía… ¡Ya, levántatela!
Di un salto como si me hubieran dado una cachetada y me comencé a jalar, tirar la falda hacia abajo, recogiéndola toda sobre mis pantaletas.
-Lentamente, Josefina, lentamente. "Click, click, click".
Me sentía como una estúpida, sosteniéndome la falda mientras una persona desconocida me tomaba fotos exponiendo mis pantaletas. Miré hacia abajo para echar un vistazo a mis piernas y a mis pies con las sandalias blancas de cuero curado que tenía puestas.
"Click, click". –Jálate las pantaletas hacia arriba sobre tus caderas, Josefina, para poder verte…
Me levanté la falda un poco mas con mi mano izquierda y luego me jalé mis pantaletas blancas de lazos mas arriba de las caderas…
-Mmmm, así queda mejor. Se ve mas sexy.
Me hizo ponerme de pie sobre la mesa de café sosteniéndome la falda por un lado, y con todo esto ¡¡quería que sonriera!! Todavía estaba roja de la vergüenza e increíblemente confundida, apenada cuando me dijo lo que tenía que hacer ahora:
-Voltéate, inclínate y luego te levantas la falda bien alto, sacando tu trasero hacia afuera…
-No puedo!! –comencé a sollozar. -¡Esto era horrible!!
Me bajé la falda de nuevo, dejándola caer, alcancé el vaso y me serví mas vino.
-Josefina, óyeme. Estás en una situación muy difícil y no la hagas empeorar.
Por lo menos deberías intentar disfrutar de todo esto, pero tienes que hacer todo lo que te diga, como yo te diga. .. todo, lo que sea, porque chocaste mi carro, no tienes seguro y además has estado tomando.
-Pero… -dije tartamudeando apuradamente colocando el vaso en la mesa.
-Yo no había tomado nada cuando…
-Bueno, la policía no va a saber que fue así, como tú dices porque no te va a creer. Oye, facilitemos las cosas, quieres? Vas a posar para tomarte unas fotos morbosas, sucias, muy sexys. Aquí no hay mas que hacer, así que vete acostumbrando. Y eso de que no bebes, eso tiene que terminarse aquí, sea como sea. Antes que nada desátate el sostén y deja tus senos a la vista… ¡ya mismo!!
Sentí que una lágrima me bajaba por la mejilla y luego torpemente me saqué los botones de mi vestido que simulaban pequeñas perlas. Sentía mis senos como presionaban contra la tela deseosos de quedar libres.
-Mmmmmm, lucen muy exquisitos!! ¿Qué talla de sostén usas?
-34D –murmuré, sin atreverme a mirarla. Me solté los botones y luego le eché una mirada a ella, y vi que no había forma de escapar de esto, así que continué; respirando ruidosamente, me saqué el vestido por ambos lados dejando al descubierto mi brasier y luego levanté la copa izquierda jalándola hacia abajo para dejar libre mi seno.
En el momento en que quedaron expuestos, mi pezón inmediatamente se encogió, poniéndose puntiagudo y se endureció haciendo que yo obviamente sintiera vergüenza. No tomando en cuenta que yo temblaba por la humillación, hice lo mismo con mi seno derecho y luego me jalé y levanté cada pezón y empujé las copas del sostén desde abajo para que quedaran lo mas presentables posible.
-Proyecta sus pechos hacia delante, como si estuvieras orgullosa de lo que tienes, Josefina.
Hice lo que me dijo y me puse roja cuando sentí mis senos expuestos que eran estudiados por unos ojos llenos de lujuria. Luego respiré horrorizada cuando ella extendió el brazo y suavemente me dio un golpecito en cada seno. Sentí el peso de cada uno antes de ver que unos dedos de uñas con esmalte rojo se colocaron sobre mi piel arrugando las aureolas y luego apretaba suavemente cada pezón. Luché para evitar taparme los pechos.
-Querida, son bonitos, lo mas seguro es que seas talla "D".
-Vi cuando trajo la cámara para hacer tomas de cada pezón desde bien cerca: "click, click". Simplemente me quedé allí parada, petrificada con los brazos cruzados debajo de mis senos, todavía desesperada, resistiéndome al deseo de cubrírmelos porque me daba pena.
-Por favor… shhhh. -Se inclinó hacia delante hacia mis senos y cuando se abrió su boca cerré los ojos apretadamente, y senti el mojado vapor caliente de su boca cerca y alrededor de mis parados pezones ya demasiado, terriblemente sensibles: -Aaayyyyy!!!!
No pude evitarlo. Observé hacia abajo y vi cuando hizo lo mismo con mi otro pezón. Estaba inquieta, absorta e incapaz de moverme cuando un increíble temblor viajó a través de mi. Trataba de tomar aire cuando ella se levantó y quedó parada frente a mi; no opuse resistencia cuando se inclinó para besarme suavemente los labios.
-Ahora harás lo que te diga, ¿no, Josefina querida? Por favor, inclínate hacia delante.
Hice lo que me dijo. El vino seguramente se me había subido a la cabeza porque, para ser honesta, yo en parte estaba disfrutando tanta atención, ya que no veía otra forma de evitar lo que me pedían. Mis tetas se mecían libremente, se sentían hinchadas, agrandadas, los pezones eran fríos, duros y me picaban cuando se secó la saliva.
-Inclinate mas, linda.
Lo hice y bajé las manos hasta colocarlas sobre la mesita de café para apoyarme. Sentí que me levantaban la falda sobre mi trasero pero no opuse ninguna resistencia ni lo evité, cuando de repente me bajaron las pantaletas hasta alrededor de las rodillas. Me quedé mirando como me reflejaba en el vidrio de la mesita, y el flash de la cámara hizo click detrás de mi. Me puse roja y ligeramente mareada. No sabía si era por el vino o por la terrible situación en donde me había puesto esta mujer pero… ella tomo mi mano izquierda y la llevó alrededor de mi trasero:
-Ábrete las nalgas y te las sostienes separadas, Josefina.
Miré alrededor hacia ella: -Por favor… no me haga…
-¿Por favor … mi ama?...
Por lo menos deberías intentar disfrutar esto. Pero tienes que hacer todo lo que te diga, como yo te diga. .. Todo, lo que sea, porque chocaste mi carro, no tienes seguro y además has estado tomando.
-Pero… -dije tartamudeando apuradamente colocando el vaso en la mesa.
-Yo no había tomado nada cuando…
-Bueno, la policía no va a saber que fue así, como tú dices. Oye, facilitemos las cosas, quieres? Vas a posar para tomarte unas fotos morbosas, sucias, muy sexys. Aquí no hay otra cosa que hacer, así que acostúmbrate. Y eso de que no bebes, eso tiene que terminar de alguna u otra manera. Desátate el sostén y deja tus senos a la vista antes que nada… ¡ya mismo!!
Sentí que una lágrima me bajaba por la mejilla y luego torpemente me saqué los botones de mi vestido que parecía pequeñas perlas -sentía mis senos como presionaban contra la tela deseosos de quedar libres.
-Mmmmmm, ¡lucen muy exquisitos!! ¿Qué talla de sostén usas?
-34D –murmuré, sin atreverme a mirarla. Me solté los botones y luego le eché una mirada a ella, y vi que no había forma de escapar de esto, así que continué, respirando ruidosamente, me saqué el vestido por ambos lados dejando al descubierto mi brasier y luego levanté la copa izquierda jalándola hacia abajo para dejar libre mi seno.
En el momento en que quedaron expuestos, mi pezón inmediatamente se encogió, poniéndose puntiagudo y se endureció haciendo que yo obviamente sintiera vergüenza. No tomando el cuenta que yo temblaba por la humillación, hice lo mismo con mi seno derecho y luego me jalé y levanté cada pezón y empujé las copas del sostén desde abajo para que quedaran lo mas presentables posible.
-Proyecta tus pechos hacia delante, como si estuvieras orgullosa de lo que tienes, Josefina.
Hice lo que me dijo y me puse roja cuando sentí mis senos expuestos que eran estudiados por unos ojos llenos de lujuria. Luego respiré horrorizada cuando ella extendió el brazo y suavemente me dio un golpecito en cada seno. Sentí el peso de cada uno en el momento en que unas uñas de esmalte rojo sobre la piel arrugada de las aureolas me apretaba suavemente, cada pezón. Luché para evitar taparme los pechos.
-Querida, son bonitos, lo mas seguro es que seas de tall "D".
-Vi cuando trajo la cámara para hacer tomas de cada pezón desde bien cerca: "click, click". Simplemente me quedé allí parada, petrificada con los brazos cruzados debajo de mis senos, todavía desceradamente resistiéndome al deseo de cubrírmelos porque me daba pena.
-Por favor… shhhh.
Se inclinó hacia delante hacia mis senos y cuando se abrió su boca cerré los ojos apretadamente, para sentir el mojado vapor caliente de su boca cerca y alrededor de mis parados pezones ya demasiado, terriblemente sensibles: -Aaayyyyy!!!!
No pude evitarlo. Observé hacia abajo y vi cuando hizo lo mismo con mi otro pezón, preocupada, absorta incapaz de moverme cuando un increíble temblor viajó a trabes de mi. Trataba de tomar aire cuando ella se levantó frente a mi y no opuse resistencia cuando se inclinó para besarme suavemente los labios.
-Ahora hará lo que te diga, ¿no, Josefina querida? Por favor, inclinate hacia delante.
Hice lo que me dijo. El vino seguramente se me había subido a la cabeza porque, para ser honesta, yo en parte estaba disfrutando tanta atención, porque no veía otra forma de evitar lo que me pedían. Mis tetas se mecía libremente, se sentían hinchadas, agrandadas, los pezones eran fríos, duros y me picaban cuando se secó la saliva.
-Inclinate mas, linda.
Lo hice y bajé las manos hasta colocarlas sobre la mesita de café para apoyarme. Sentí que me levantaban la falda sobre mi trasero pero no opuse ninguna resistencia ni lo evité cuando me bajaron las pantaletas hasta alrededor de las rodillas. Me quedé mirando como me reflejaba en el vidrio de la mesita cuando la cámara hizo click detrás de mi. Me puse roja y ligeramente mareada. No sabía si era por el vino o por la terrible situación en donde me había puesto esta mujer pero… ella tomo mi mano izquierda y la llevó alrededor de mi trasero:
-Abrete las nalgas y te las sostienes separadas, Josefina.
Miré alrededor hacia ella: -Pro favor… no me haga…
-¿Por favor … mi que?...
Archeó las cejas y me sonrió: -Por favor, mi ama. No me pida que … Ahhhh!
Su mano bajó rápidamente enviando una sacudida por mi cuerpo -y le voy a dar otro beso si sigue siendo morbosita, asquerosita.
-Ella tomó mi mano y la colocó en mi trasero: -Ahora tienes que ser una buena muchacha, pórtate bien y sepárate las nalgas, ábretelas. Recuerda, puedo llamar a la policía e insistirles que utilicen el alcoholímetro así que has lo que te diga. Conducir bajo el efecto o influencia del alcohol sin seguro de vehículo significa que te quiten la licencia y casi seguro, algunos días en la cárcel.
Me restregué el trasero y de mala gana jalé mi nalga derecha para sentir como mi ano quedaba expuesto, abierto, cuando le dio el aire frío y luego sentí como se me mojaba la cuca.
-Mmmmm, me encanta la forma como estás afeitada. Tan desnuda y que se te vea todo.
Sentí su mano deslizarse entre mis piernas para palpar si tenía algún bello púbico. Si tenía, pero solo una delgada línea de pelos.
-Ah, Josefina, eres una chica muy morbosa. Ábrete la cuca para vértela bien y echa tu culo para atrás. Mantén derechas tus piernas.
Hice lo que me pidió y oí el sonido de la cámara: "click" varias veces. Hubiera sido mas cómodo si hubiera dejado que cayeran mis pantaletas por si solas al suelo y luego quitarme los zapatos. No eran los tacones altos que ella prefería verme puestos pero eran lo suficientemente cómodos y recomendables para posar de esta manera. Comencé a temblar cuando su mano me acarició en el interior de mis muslos y cerré los ojos un poco mordiendome el labio, todavía sosteniéndome las nalgas bien separadas cuando en ese momento colocó su mano mas y mas cerca de mi cuchara. Eché mi trasero hacia atrás para invitarla a acariciarme. Un dedo muy delgado se introdujo suavemente entrando por la vagina mojada que no oponía resistencia y sentí como me entraba. Dejé escapar un pequeño gemido de placer. El dedo se resbaló hacia adentro, saliendo y entrando dentro de mi varias veces y luego se le unió un segundo dedo.
-Tienes una preciosura de cuca, Josefina. Mantén los labios abiertos para mi.
Intenté hacer como me decía, aunque mis piernas ya estaban comenzando a tener calambre, pero luego tuve que bajar mi mano izquierda hasta la mesa para sostenerme y fui premiada con una dura palmada sobre mi trasero. Los dedos regresaron para llenarme y por algunos momentos, me consumió la sensación que producen unos dedos metiéndose dentro de mi mota. Su mano libre estaba paseando, como vagando por toda mi piel, mi carne expuesta, pellizcándome el trasero antes de ponerse a acariciar mi ano expuesto. Yo me eché hacia atrás al primer contacto y luego empujé para recibir la intrusión, que me metieran lo que fuera, pero de repente las caricias no siguieron.
-De verdad eres una sucia, pequeña lesbiana putica, ¿no, Josefina?
-No, es solo que….
-Quieres que te coja por ese culo con mi dedo, ¿no?
Sentí su dedo cuando regresó a mi ano haciendo presión mientras me introducía los de la otra mano haciendo que se desplazaran suavemente adentro y fuera de mi caliente y dolorosa cuca.
-¿No, Josefina? -insistía en preguntarme. -¿Te gustaría sentir mis dedos en tu culo?
Lentamente retiró los dedos de mi cuca, se los untó con los jugos y dejó un rastro de estos cubriéndome el ano. Dejé salir un gemido involuntario y su mano quedó sobre mi cara. Ella obligó sus mojados dedos dentro de mi boca y yo los chupé con avaricia, deliciosamente.
-Josefina, si no me respondes tendré que cogerte también por la boca. Ahora dime que quieres que te meta mis dedos dentro del culo y que juegue con tu cuca.
Los dedos regresaron a mi cuca, llenándomela una vez mas. Me metió esos dedos dentro de la cuca!! Sentí como si utilizaba el dedo pulgar para restregarme y acariciarme el ano por dentro mientras su dedo meñique me restregaba el clítoris.
-¡Dime, Josefina!! -su otra mano bajó para darme una fuerte y dolorosa palmada en mi trasero: ¡¡lap!!
-Ay, si mi señora… -grité. –¡Aja!!, entonces ya puedes hablar. Pensé que te habías olvidado de cómo se habla.
Sentí mi como acariciaban mi seno izquierdo y luego me pellizcaron el pezón, me lo apretaban duro, mientras me daban palmadas seguidas en ese culo: -¡lap, slap, slap!!
-Por favor, haga lo que quiera conmigo… -ya no me importaba nada. Parte de mi todavía me daba vueltas, confundida por lo que esta mujer me estaba haciendo, pero otra parte de mi ya había encontrado la forma de hacer un papel que me obsesionaba, me inspiraba, estaba adicta, me entusiasmaba. Era un sentimiento, algo que yo no quería que terminara y ambas partes de odiaban lo que hacía y al mismo tiempo le encantaban.
-Cualquier cosa.
-¿Cualquier cosa? ¿Te gusta esto?
Los tres dedos de su mano izquierda siguieron deslizándose mas adentro y fuera de mi cuca, y sentí un dedo de su mano derecha introducirse dentro de mi ano, presionando ligeramente al mismo tiempo que hacía círculos.
-Si -traté de decir.
-Ahora pídeme con mucha educación que te lo meta dentro del culo.
-¡No, no quiero!!
El dedo hizo presión pero ella se detuvo e impidió que se introdujera. –En lugar de eso te voy a meter dos dedos.
Cambió de mano de tal forma que la izquierda acudió, mojada y pegajosa debido a mi cuca, y la mano derecha tomó su lugar; los dedo se metieron dentro de mi cuca, dos dedos bien mojados encontraron mi ano y lentamente fueron forzados para llegar hasta bien adentro. Yo gemía y casi me caigo desmayada, pero me recuperé y enderecé mis piernas, empujando mi trasero hacia fuera, hacia ella. Se sentía doloroso pero también placentero; una nueva sensación aprecié cuando sus dedos me tocaron en mi interior, dentro de mi culo, mi ano apretado apenas dejando pasar el dedo. Grité cuando un orgasmo me invadió y finalmente caí al suelo. Sacó los dedos de mi torturado cuerpo y estuve consciente, sentí cuando caminó mío.
-Levántate, -sentía cuando me jaló el cabello y fui obligada a ponerme de rodillas. Ella me arrastró hasta una silla de esas mecedoras, me sentó y me levantó la falda. Miré con sorpresa cuando rápidamente se quitó las pantaletas y me agarró otra vez por el cabello.
Solo tuve tiempo para susurrar modestamente, con humildad, suavemente: -Nooo!! -y luego me di cuenta de lo que aquella dama me iba a obligar a hacer: me arrastró, me jaló hacia delante y mi cara quedó presionada contra su mojada cuca. Estaba bien afeitada, tanto que le quedó de un rosado perfecto, muy mojada y… ¡Deliciosa!
Se la lamí suavemente al comienzo pero luego me puse estimulada otra vez por lo que me obligaban a hacer y le empecé a darle toquecitos, golpecitos con mucho ánimo, mucho entusiasmo. Utilicé una mano para mantenérsela abierta mientras que con la otra me pellizcaba mis propios pezones hasta que me dolieron. Ella se dio la vuelta, sacando hacia fuera su trasero y poniendomelo en la cara: -Lámbeme la cuca y el culo, pequeña zorrita.
-Si, mi señora -murmuré cuando le levanté la falda y miré a su ancha y cavernosa cuchara y también su pequeño y encogido hueco del culo.
Una vez que terminó conmigo, ambos nos vestimos y salimos de la casa. Yo estaba sorprendida de ver que el Mercedes ya no estaba. –Era un carro alquilado, querida. –dijo. Dentro de varios días te llamo y cuando lo haga, vienes corriendo, ¿entendido?
Me besó sin esperar una respuesta, obligó su lengua a meterse dentro de mi boca y luego se separó de mi con un empujoncito. –Pórtate bien conmigo, -Si, señora. –moví la cabeza hacia arriba y hacia abajo con cortesía porque sentía que era lo correcto, impresionada por su tremenda sonrisa. Luego me dirigí hacia mi carro: -¡¡Josefina!!
-¿Si, señora? -Quiero que te vistas mas provocativamente la próxima vez, entiendes?
-Si, señora.
-Trata de ponerte unas medias –pantimedias- y unos ligueros y una ropa de algún tipo que espero que no tengas dificultad para usar. –Si, señora. –dije.
Rápidamente coloqué mi cartera en el suelo, miré nerviosamente alrededor mientras torpemente me abotonaba la blusa. Luego me la jalé por ambos lados hacia abajo y levanté mis senos destapados, sin sostén. Me jalé los pezones erectos y saqué el pecho para que ella me los viera mejor. –Muy buena muchacha, Josefina!!
Un taxi se detuvo y yo rápidamente me cubrí. Hizo una última seña de despedida y se fue a su casa. Yo ya quería que me llamara, porque sabía que había nacido una nueva Josefina, y sonreí.
FIN
Por favor, envíenme sus comentarios.
Josefina Crupper
Traducido por Marcos Urbina
Traduttore_traidore
CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS:
Crash
by Marcos Urbina
'I want you to pose naked for me.' 'I'm sorry. Did you just say...' 'That I want you to pose naked for me, yes.' I looked again at the rather elegant woman in the business suit standing before me, and tried to make some sense of the situation. 'But I just crashed into your car, and...' '...and you have no insurance, yes, you just told me.' She smiled at my obvious confusion and discomfort. 'You've told me how sorry you are ...' '....and that I'll pay for the damages.' '... and that you'll pay for any damages. I was just trying to explain to you how I would like you to pay. You were driving your car,' she glanced questioningly at my fifteen year old Volkswagen, 'without insurance, which is a crime, one that I should bring to the attention of the police.' 'No, not the police!' I blurted out. 'Just let me pay, it can't come to so much and I know I can get you the money.' 'Yes dear, but I don't want your money. I told you, if you want to pay then you can do so by posing naked for me, right now, all right? So you choose, should we call the police or will you come into my house and pose for me?' She had taken a mobile phone out of her handbag and put on reading glasses to study it as if about to dial. She reminded me of a head teacher I once had at school. I could feel my heart beating loudly in my chest and I was feeling faint. It was a hot day.
I had only taken my eyes off the road for just a few seconds to check my make-up and then crunch! Her car was a new Mercedes, one of those flashy sports ones and it now had a big dent in the front side with little smudges of green paint on its sleek silver bodywork from Leo, my poor old VW. 'I'm sorry dear and I hate to rush you. Maybe we should just let the police work this out.' She started to dial the phone. 'No! Please.' She looked over at me as if surprised I'd spoken. 'Are you sure I can't just...' But I knew there was no point offering money again. This woman had enough money; that was obvious.
It was pose for her smutty photos or talk to the police. 'Who would see these photo's .... if I agreed.' I stammered, blushing furiously. 'I've never posed nude before, not for anyone.' She folded the phone and put it carefully back in the bag, closing it with a snap. Looking me up and down, she smiled at my nervous predicament. 'Nobody would ever see the pictures but me, my dear ...?' 'Josie,' I replied softly drawing a deep breath. '...my dear, Josie. You might say I am a collector. The pictures would be as tasteful as we both agree for them to be, but please understand I will want you to be naked and to pose in an extremely provocative way for me.' 'But you're a woman,' I blurted, and then bit my lip before I said anything else stupid. 'Yes, dear, but I like girls. Pretty girls like you. Now park your car over there and come into the house.' She reversed the Mercedes into the driveway and waited while I moved my car, smiling as I got out and walked towards her clutching my bag to my chest. My head was a whirl of emotions and my legs were threatening to give way under me.
I felt like crying. She smiled, turned her back on me and marched up the pathway to the front door of a very impressive house. She appeared to be in her early forties and was dressed in a black suit with a tight black skirt as if she really was a head teacher to some top school, or maybe a solicitor. Beneath the skirt I could see she wore seamed black stockings, and very high heals and a white blouse under the jacket – she was very attractive, but still scared me. She held the door open for me and I walked in to a beautiful house. 'Put your bag on the table there and follow me.' I did as she instructed and followed, glancing round at the rich furnishings, paintings and objects of art that were displayed everywhere as I did so. She led me into a huge sitting room and, picking up a remote control, turned on some light music. It was cold in the room as if it were air-conditioned and I rubbed my arms. 'I'm sorry it's a bit chilly in here, we're having some problems in the house ... drink?' she didn't wait for me to answer but poured me a glass of white wine, which I took gratefully.
I immediately drained half and then coughed before putting it down on a glass coffee table. I watched as she took out an expensive looking camera and felt sick with nerves as the reality of the situation crashed into me again - I drank the rest of the wine. 'Nervous?' she smiled at me as I nodded. 'Well don't be. You're a very lucky girl. You could be talking to the police right now, about why you were driving without insurance. They might well have taken your license away or even locked you up. You do have a license do you?' I nodded. 'Good.' 'Well you're so pretty, and I love your dress, it shows off your charms so well. Have you ever modelled?' I shook my head and looked down at my dress, then heard the camera click as I smoothed it over my hips – I felt myself blush again.
It was a white cotton summer dress with thin shoulder straps leaving my arms cold and bare, with a pretty lace hem and more lace around the low neckline that I now felt showed far too much of my ample cleavage. Small pearl buttons ran down the front to my waist; it was one of my favourite dresses. 'Click' 'Yes, I think we can keep the shoes on, they'll show your legs nicely, it's a shame you aren't wearing stockings ....' she seemed to be thinking for a moment and I stood waiting, shivering from both cold and fear, wondering what on earth I was supposed to do. She shook her head. 'No, lets just play with what you're wearing. You really are so pretty – I love your breasts.' I blushed again despite the chill of the room and my arms came up to cover my chest. 'Click' 'What knickers are you wearing? Lift your skirt and show me.' The camera came up to her eye again and I froze. 'Show you my ...?' 'Lift your skirt, girl. Now! Stop dithering and do as you're told or there will be no alternative other than the police ... now!' I jumped, as If I had been slapped and pulled at my skirt, gathering it quickly above my knickers. 'Slowly, Josie, slowly.' 'Click, click, click.' I felt stupid. Holding up my skirt while a stranger took photos of me exposing my knickers.
I glanced down and looked at my legs and my feet in their white healed sandals. 'Click, click.' 'Pull you're knickers higher up on your hips for me Josie ...' I lifted my skirt a little more with my left hand and then pulled my white lacy knickers higher up my hips. '...mmm, better. That looks much sexier.' She had me lift my foot onto the coffee table holding my skirt out to the side, and even expected me to smile! I was still blushing and incredibly embarrassed as I was next told to; 'turn around, bend forward, and then lift your skirt high, pushing your bottom out...' I couldn't. I sighed and felt like crying. This was horrible. I let my skirt fall, reached for the glass and she poured me more wine. I think she could see how upset I was getting. 'Josie, listen to me. You're in a bad situation and you're only making it worse. You could at least try to enjoy it. You have to do as I say ... anything and everything.
You crashed into my car. You have no insurance, and you've been drinking.' 'But...' I stammered, hastily putting the glass down. 'I hadn't drunk anything when ...' 'Well the police aren't going to know that are they? Listen, let's make this easier for you shall we? You are going to pose for some naughty, sexy pictures, and there is no way out, so get used to it. And just so that you don't think this will end any other way, I want you to undo your top and expose your breasts before we go any further ... now! I felt a tear slide down my cheek and then fumbled with the tiny pearl buttons of my dress – I could feel my breasts pushing against the fabric eager to be free. 'Mmmm, they look loverly. What size bra do you wear?' '34D' I mumbled, not daring to look at her. I undid the buttons and then glanced up at her, but saw no escape, so with a sigh continued, pulling the dress to either side revealing my bra and then pulled the left cup down to free my breast. The moment it was exposed, my nipple immediately puckered and hardened making my embarrassment obvious. Ignoring a shiver of humiliation, I did the same to my right breast and then pulled and lifted each nipple in turn to tuck the bra cups underneath to make them as presentable as possible. 'Push your chest out, be proud of what you have, Josie.' I did as I was told, and blushed as I felt my exposed breasts studied by lust-filled eyes. I then drew in a breath of horror as she reached out and softly stroke each breast feeling the weight of each one before drawing red-lacquered nails over the puckered skin of my aureoles then tugging softly, drawing on each nipple.
I fought to stop myself covering my chest. 'My dear, they're beautiful, you're most certainly a 'D' cup.' I watched as she brought the camera in for a close-up of each nipple. 'Click, click.' I simply stood there, petrified with my arms crossed beneath my breasts, still desperately resisting the need to cover them. 'Please...' 'Shh,' she bent down towards my left breast and, as her mouth parted, I closed my eyes tight, feeling the wet warmth of her mouth close around my so terribly sensitive erect nipple. 'ooohh...' I couldn't help it. I glanced down and watched as she did the same to the other nipple, entranced and unable to move as an incredible tremor travelled through me. I was gasping as she rose in front of me and didn't resist as she leant forward and kissed me softly on the lips. 'Now, you will do as you're told won't you, Josie dear? Please turn around and bend over.' I did as I was told. The wine must have gone to my head. I could see no other way than to do as she asked of me and to be honest, part of me was enjoying the attention. I turned and bent over. My breasts, swinging free, feeling swollen, the nipples cold, hard and tingling as her saliva dried. 'Bend over more, darling.' I did, and put my hands down on the coffee table to support myself. I felt my skirt being pulled up over my back and didn't resist as my knickers were drawn down around my knees. I stared at my reflection in the glass coffee table as the camera clicked behind me and felt flushed and slightly sick. I don't know if it was the wine or the awful situation this woman had put me in but ... she took my left hand and brought it around to my bottom. 'I want you to hold the cheeks of your bottom apart, Josie.'
I looked around at her, 'please ... don't make me ...' 'Please ... Mistress?' She arched an eyebrow and smiled at me. 'Please, Mistress. Don't ask me to ...owww!' Her hand had come down sharply sending a jolting sting through me. 'and I'll smack you again if you keep being naughty.' She took my hand and put it back on my bottom. 'Now be a good girl and pull your cheeks apart. Remember, I could call the police and insist they breathalyse you so you have to do as I say. Driving under the influence of alcohol without insurance would mean losing your license and, almost certainly, a term in prison. I rubbed my bottom and reluctantly pulled on my right cheek, instantly feeling how my anus was exposed to the cool air and then how wet my pussy was getting. 'Mmm, I love the way you've shaved; so naked and exposed.' I felt her hand slide between my legs to feel if I had any pubic hair at all. I did, but only a thin line. 'Mmm, Josie you naughty girl. Hold your pussy open for me and push out your bottom – keep your legs straight.' I did as she asked and heard the camera click several times. It would have been more comfortable if I could let my knickers drop to the floor and take off my shoes, they might not be the very high heels she would have preferred but they were high enough to uncomfortable posing like this. I started as her hand caressed the inside of my thighs and I closed my eyes and bit my lip, still holding y bottom cheeks apart as her hand moved closer and closer to my pussy – I pushed my bottom out further inviting her caress.
One slim finger gently pushed past the wet resistance to my vagina and I felt it enter me, I stifled a small groan of pleasure. The finger slipped in and then out of me several times before it was joined by a second. 'You have a lovely wet cunt, Josie. Keep your lips spread for me.' I tried to do as she asked, even though my legs were beginning to cramp, but then had to bring my left hand down to the table to support myself and was rewarded with a hard slap to my bottom. The fingers returned to fill me and for a few moments, the feeling of being fucked hard consumed me. Her free hand was wandering all over my exposed flesh. Pinching my bottom before tickling and teasing my exposed anus. I flinched at the first touch then pushed back to welcome an intrusion, but the caresses moved away. 'You're a dirty little lesbian slut really aren't you, Josie?' 'No ... it's just...' 'You want me to fuck your ass with my finger don't you?' The pressure of her finger returned as her other hand continued to slide in and out of my hot aching pussy. 'Don't you Josie?' she insisted. 'Would you like to feel my finger in your ass?' She slowly withdrew the fingers from my pussy, and then trailed the wet juices covering them over my anus. I let out an involuntary moan and her hand came around to my face. She forced her wet fingers into my mouth and I sucked on them greedily.
'You have to answer me, Josie, or I just have to fuck your mouth as well. Now tell me how you want me to put my finger into your ass as well as playing with your cunt.' The fingers returned to my pussy, filling me once more. It felt like she was using her thumb to rub and tease against my anus while her little finger rubbed my clitoris. 'Tell me Josie!' Her other hand came down in a stinging slap on my bottom. 'Slap!' 'Ow! Yes, mistress ...' I groaned. 'Ahhh, so you can still speak. I thought you had forgotten how.'
I felt my left breast fondled and then the nipple was pinched, hard followed by several hard slaps – 'Slap, Slap, Slap!' 'Please ... just do what you want with me ...' I didn't care anymore. Part of me was still revolted at what this woman was doing to me, but another part of me had found a role that consumed me. It was a feeling I didn't want to end and I both loved and hated myself for it. Tell me what you want. 'Anything ...' 'Anything? Do you like this? As the three fingers from her left hand continued to slip in and out of my pussy, I felt a finger from her right hand slide over my anus, pushing slightly as it circled. 'Yes.' I managed. 'Then ask me nicely to put it in your ass.' 'Please, mistress. Put your finger in my ass.' 'No.' The finger pushed but she refused to let it slip in. But I'll put two fingers in for you.' She switched hands so that her left hand came up, wet and slick from my pussy, and as her right hand took over fucking my pussy, two very wet fingers found my anus and slowly forced their way in. I groaned and almost collapsed but caught myself and straightened my legs, pushing my bottom out to her. It was both painful and pleasurable, a new sensation as her fingers touched within me, separated by so little. I screamed as an orgasm ripped through me and finally collapsed to the floor. Her fingers were removed from my tortured body and I was aware of her moving around me. 'Get up.' I felt my hair pulled and I was forced to my knees. She dragged me across to an armchair, sat down and pulled up her skirts. I watched in a daze as she quickly removed her knickers then grabbed me by the hair again.
I only had time to meekly whisper no, as I realised what she was going to make me do, and then I was dragged forward and my face pushed into her wet pussy. It was shaven to a soft pink perfection, very wet and ... delicious! I licked softly at first but then became excited again by what I was being made to do and lapped at her with enthusiasm. I used one hand to hold her open while the other pinched at my own nipples until they hurt. She turned over, pushing out her bottom. 'Lick my cunt, and my ass, you little slut, and do it properly. 'Yes mistress,' I mumbled as I flipped her skirt up and looked down at her gaping pussy and small puckered ass hole.
Once she was done with me, we both dressed and left the house and I was surprised to see that the Mercedes had gone. 'It was a hire car, my dear. I will be calling you in a few days, and when I call, I want you to come running, do you understand. She kissed me without waiting for an answer, her tongue forced its way into my mouth and then she pushed me away. 'Be a good girl for me.' 'Yes, mistress.' I bobbed a curtsey because it felt like the right thing to do, flashed her a big smile, and backed towards my car. 'Josie,' 'Yes, mistress?' 'I will be wanting you to dress more provocatively for me next time.' 'Yes, mistress.' 'Possibly stocking and lingerie, possibly an outfit of some kind that I hope you will find embarrassing to wear.' 'Yes, mistress.' 'Show me your breasts, Josie.' 'Yes, mistress.' Without hesitation I placed my bag on the pavement, glanced nervously around as I fumbled with my buttons, then pulled my blouse to either side and lifted my breasts free of their bra cups. I pulled my nipples erect then pushed my chest out to her wanting more than anything to please her. 'Good girl, Josie.' A cab pulled up and I quickly covered up. With a last wave, she was gone, and I was already waiting for her call, I knew a new Josie had been born, and I smiled. ****** Please send comments. Love n kisses JosieXX
Josie Crupper