Mi hermana Lorena es 2 años menor que yo. Es una rubia alta, piel blanca y de 1,70. Tiene pechos medianos, un culo paradito y a mi marido, entonces mi novio, lo tenía loco de ganas de cogerla.

Hace un tiempo, salimos en el auto de mi marido en una noche espléndida, para que Lorena aprendiera a manejar. Ellos adelnte y yo en el asiento trasero. Al rato vi que Billy bajaba el brazo sobre la espalda de mi hermana. Ella comenzó a moverse en forma casi espasmódica.

Me di cuenta que mi marido le estaba amasijando las tetas.Después de un rato fuimos a un boliche a bailar. Me quedé tomando una birra y ellos en la pista se franeleaban y se besaban como locos. Dejaron de bailar y fueron a la mesa. Mi hermana, por indicación de Billy me dio un beso en la boca, que yo aproveché para estirarlo lo más que pude y usé mi lengua para darle mi beneplácito. Ya cuando bailaban vi como se morreaban, que Lorena tenía la mini levantada y que Billy le metía mano en su culo.

Salimos del antro y fuimos a nuestro departamento. No bien entraron ya estaban fajándose como locos. nos desnudamos y ellos en la cama ya estaban cogiendo desesperadamente. Me trepé en la boca de Billy para que me la chupara como a mí gusta y comencé a besar y mamar las tetas de Lorena. Así acabamos dos veces las dos.

Lorena se levantó de arriba de Billy y dándose vuelta me dio la espalda y diciendo: - Ahora dámela por el culo se sentó sobre la hermosa pija parada de mi marido. De un solo envión su culo se tragó entero esa pija. Me quedé maravillada de la experiencia anal de mi inocente hermana.

Aproveché, la tiré para atrás, quedó acostada sobre Billy y me lancé a un desenfrenado 69 con ella. Volvimos a acabar 2 veces hasta que Billy con un bufido  eyaculó en el culo de ella. Yo, en vista de las circunstancias, largué un chorrito de pis en la boca de ella. Sentí como me apretaba más y como tragó el líquido  dorado, entonces seguí chorro a chorro y Lorena se tragó toda mi meada.

Linda puta degenerada había sido mi queridísima hermanita.

Nos duchamos, nos vestimos y la llevamos a casa de mamá con un aire celestial de virginidad e inocencia.

Nunca más volvimos a hacerlo, al tiempo se casó con su cornudo noviecito, pero cuando nos vemos unas veladas sonrisas nos hecen recordar esa cogida.