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A continuación les relataré la historia de cómo descubrí la
infidelidad de mi mujer, de la manera más curiosa que se puedan imaginar.
Tuvimos que hacer un viaje a las apuradas, por ese motivo no
pudimos colocar a nuestro bebé que tenía para ese entonces unos 6 meses, hoy
nuestro hijo tiene 3 años.
El asunto es que mi mujer y yo decidimos viajar por
cuestiones familiares, un viaje relámpago, salimos una noche para volver la
noche siguiente. Por ese motivo, fue que en lugar de sacar dos pasajes, sacamos
tres, uno de los dos dormiría junto al bebé y el otro iría solo, lo decidimos
así para poder descansar en el viaje, ya que el viaje duraba 9 horas.
El ,asunto es que como sacamos los pasajes a lo último y era
fin de semana largo los asientos que quedaban eran los últimos del colectivo.
Cuando nos acomodamos, mi mujer se instaló con el bebé y yo
en el asiento de atrás, el mío era el último asiento y no tenía a nadie ni atrás
ni a los costados.
Pensé que iba a tener la suerte de viajar solo y cómodo, pero
en último momento se instaló un hombre joven, de unos 25 años, un muchacho más
bien callado y serio.
Mi mujer se había puesto ropa cómoda para el viaje, y como
todavía daba de mamar a nuestro bebé estaba con un vestido simple que remarcaba
su figura y los pechos estaban enormes, realmente quien no sabía que estaba
amamantando se quedaba deslumbrado de los pechos de mi mujer.
Iniciamos el viaje sin mayores complicaciones, mi esposa y el
bebé estaban juntos en el asiento de adelante y yo con el muchacho en el asiento
de atrás. Así las cosas habríamos viajado dos horas cuando el coche se detuvo,
indicando una parada para que pudiéramos cenar algo, ya que después no pararía
sino en las estaciones y solo para bajar pasajeros.
Cuando decidimos bajar pude ver que el muchacho le echaba una
mirada a mi mujer y ví que ella también se fijó en este muchacho pero me pareció
que de una manera simplemente curiosa y nada más.
Cenamos una comida rápida ya que no había mucho tiempo
disponible, lo que si recuerdo es que bebí dos vasos de vino para poder dormir
con comodidad ya que me cuesta conciliar el sueño en los viajes.
Pude observar que el muchacho permanecía cerca nuestro y no
dejaba de mirar a mi esposa pero a ésta pareció no importarle demasiado ya que
ni siquiera le prestó atención.
Cuando volvimos al colectivo mi mujer me pidió que
cambiáramos de lugar ya que el bebé estaba dormido, cambiado y dormía
profundamente, era probable que fuera una buena noche para él ya que es de tener
problemas para dormir.
El asunto fue que mi mujer se sentó atrás mío junto al
muchacho y yo adelante con el bebé. Seguimos el viaje normalmente y en algún
momento gracias al vino que había bebido y al movimiento de vaivén del colectivo
me quedé entredormido
En algún momento me desperté debido a que estaba en una mala
posición y el cuello me dolía horrores. A través del espacio entre los dos
asiento miré para atrás, ya que no quise levantarme a ver si mi mujer dormía
para poder conversar un rato pero lo que vi me dejó helado.
Mi mujer estaba dormida de costado dejándola cola hacia el
lado del acompañante, el tipo le había ido levantando la pollera y le estaba
metiendo el dedo en la concha a través de la bombacha, yo no sabía que hacer, si
agarrarlo a trompadas, llamar al guarda del colectivo y hacer un escándalo o
esperar a ver que mi mujer se despertará y armara ella el escándalo y no yo que
no podría decir mucho ya que sería mi palabra contra la de él.
Mientras pensaba todo esto recuerdo que se agregó la
extrañeza de que mi mujer no se despertara, ella también tiene el sueño liviano
en estos colectivos y el tipo le estaba metiendo el dedo, no podía no darse
cuenta, además debo reconocer que estaba teniendo la impresión que el dedo del
muchacho ya no estaba en un lugar seco sino mas bien húmedo.
Todo esto pasó en menos de dos minutos y fue entonces cuando
mi mujer se dio vuelta y se puso boca arriba abriendo las piernas para que los
dedos del hombre trabajaran mejor. Pensé que esto no me podía estar pasando, mi
mujer debería estar soñando o algo por el estilo, porque no solo no hacía nada
por evitarlo sino que lo estaba disfrutando.
Ahora si me pude convencer que la concha de mi mujer estaba
totalmente mojada porque el tipo sacó los dedos y estaban mojados, se los llevó
a la boca y los chupó, luego volvóa a metérselos en el chocho a mi mujer. Pero
no conforme con esto empezó a pasarle la otra mano por las tetas, acariciarle
los pezones, sobarlos hasta hacérselos poner durísimos, le reventaban a través
de la tela del vestido y el corpiño.
No se escuchaba ningún gemido ni nada pero la cara de mi
mujer me indicaba que estaba disfrutando de todo el manoseo de una manera
grandiosa. Yo a estas altura tenía la verga dura y no sabía que hacer, si
despertar a mi mujer o seguir mirando el espectáculo que me ofrecía, suponiendo
además que estaba dormida. El tipo suspendió el manoseo a las tetas y se
desabrochó la bragueta y sacó una verga enorme y gruesa y la empezó a sacudir,
se estaba haciendo una flor de paja.
Pero estaba visto que para mi no terminaban nunca las
sorpresas, porque de repente era la manos de mi mujer la que agarraba ese
instrumento enorme y lo empezó a masajear y a mover. Era un espectáculo
increíble, no se habían dicho ni una palabra y de golpe mi mujer estaba chupando
esa verga, ese tubo de carne de una manera como nunca lo había hecho conmigo. Le
saboreaba la cabeza, se metía todo lo que podía de esa tranca en la boca, le
lamia los huevos, estaba totalmente descontrolada.
En un momento mi mujer se paró para observar si dormíamos mi
hijo y yo, momento que el tipo aprovechó para bajarle los calzones y empezar a
chuparle la cuevita que a estas alturas estaba totalmente mojada. Era curioso
ver la cara de mi mujer por arriba de mi asiento con los ojos cerrados mientas
sentía que el tipo atrás le estaba pegando una chupada que la tenía a mi mujer
en pleno éxtasis. Creo que la vi gozar dos veces antes de darse vuelta y
sentarse encima del tipo dándome la espalda. Con la mano agarró la tranca del
tipo y ella solo se la dirigió a su entrada y se la hundió de golpe. No entiendo
como no gritó, semejante pedazo de un saque, y no solo eso, el tipo no tuvo que
hacer nada. Ella sola se movía, se sacaba un pedazo y entraba de golpe de nuevo,
Creo que con cada embestida tenía una acabada majestuosa, la muy puta, conmigo
nunca había cogido así y con un desconocido estaba gozando como una turra.
El tipo arremetió después de unos minutos y la apretó fuerte
y le lanzó unos chorros de esperma que le deben haber sacado dos orgasmos más a
la turra de mi mujer. Cuando sacó la pija la leche le chorreaba por las piernas,
se metió un dedo en la concha, lo sacó lleno de leche y se lo chupó como si
fuera un caramelo.
La verga del tipo seguía dura, asi que la sentó ahora mirando
hacia nosotros y la cogió de nuevo.
En esta postura no me perdía detalle de cómo le entraba el
aparato en la concha a mi mujer y la cara de ésta, estaba gozando como nunca, se
iba con cada embestida de la verga del tipo.
En esta posición le dio durante unos quince minutos y por fin
otra tremenda acabada que hizo que mi mujer se mordiera la mano para no gritar.
Me imaginé que la cosa había terminado pero los vi empezar a
besarse, mi mujer le pasaba la lengua por la boca, por las orejas, por el pecho,
estaba totalmente ida. Después de un rato se le puso dura de nuevo al tipo y
esta vez la paró de nuevo apoyándose en el respaldo de mi asiento y se la empezó
a meter por el culo
Yo no lo podía creer, a mi nunca me lo había dado porque
decía que mi pija era muy grande y a este tipo que la tenía mucho más grande ni
titubeó. Dejó nomás que el tipo la fuera enculando despacito, hasta que la tuvo
bien metida. Ahora yo veía la cara de mi mujer entre el dolor y el placer, como
se retorcía, las tetas se bamboleaban de un lado para otro. Yo veía su cara
simplemente levantando un poco la vista. Siempre sin decir ni una palabra y
mordiéndose las manos para no gritar mi mujer fue cogida de una manera bestial
por el culo.
Le estuvo dando unos quince minutos por el culo. Mi mujer
empezó a meterse un dedo en la concha y a masajearse el clítoris y manosearse
las tetas, tanto era el placer que estaba recibiendo.
Por último el tipo la apretó y le echó un buen chorro de
semen en el culo.
Mi mujer se quedó un rato gozando con la pija adentro del
culo hasta que disminuyó de tamaño y la sacó. Acto seguido se la puso a limpiar
con la lengua hasta que la dejó seca.
Mi mujer y el desconocido se besaron largamente, después se
vistieron y se acomodaron como si nada hubiera pasado.
Al rato el tipo se levantó y se bajó en una de las paradas.
Nunca hablé del tema con mi mujer ni ella nunca me dijo nada
tampoco. Lo único que ha cambiado es que mi mujer viaja más seguido en
colectivo.
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