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UNA TARDE EN EL CIRCO

Había llegado la primavera, y como cada año se instaló el circo en la pequeña ciudad donde vivo. Mi marido, médico de profesión, estaba siempre muy atareado, pero esa primera tarde primaveral me la dedicó y me llevó al circo.

El espectáculo comenzó con un gran desfile, payasos enanos a continuación y un número de fieras, en el cual había un domador dentro de la jaula, alto, muy fuerte con el pelo moreno y vestido con un taparrabos de piel y un tirante. Empezó domando los leones, pasaron por aros con fuego, etc. Pero para acabar el número intento simular una lucha con una de las fieras, en la cual tras el forcejeo el león le arranco el taparrabos, mostrando toda su hombria, aquello no era un pene, era un mastil, solo tenía ojos para su miembro, no había visto una cosa igual en la vida. De repente le sonó el movil a mi marido, tenía que atender una urgencia, así que salimos de la carpa, mi marido me convencio de que me quedara y que pasaria a recogerme cuando acabase. Mostré un poco de tristeza, pero creí que era lo mejor, nos dimos un beso y nos despedimos, todavía quedaba mucha función.
Cuando me dirigía a entrar nuevamente en la carpa, vi como el domador se disponía a entrar en su caravana, aunque un poco indecisa me dirigí hacia allí. Me asomé cuidadosamente por una pequeña ventana, pero al abrir él la puerta fui descubierta.

- ¿Qué hace usted aquí?- me preguntó con su voz tan varonil.
- Le ví en su actuación y quede preocupada por su estado- Conteste nada convincente y un poco azorada.
- Pase y tomese algo- me indico insinuadoramente.

No pude negarme, no se me apartaba la imagen de su miembro de mi cabeza. Me ayudó a subir a su caravana. Tenía una caravana muy bien equipada, ordenada y con un buen lecho, me invitó a sentarme en el.
Accedí, me sente junto a él en su cama, se le abrió el batín que llevaba puesto y apareció ese pedazo de carne fruto de mi fantasia en los últimos minutos, no se como me cogió la mano, la guió por entre sus piernas y las deposito en su pene, estaba caliente y lleno de vida, empezó a crecer en mi mano, no me podía creer lo que estaba haciendo y lo que estaba a punto de suceder. Me quitó suavemente la chaqueta y empezó a besarme en el cuello y tras las orejas, estaba empezando aponerme muy caliente, me quitó la blusa y por fin pudieron salir mis exhuberantes pechos, ansiosos por salir de su prisión comenzo a chuparmelos, yo mientras masajeaba sus pelotas y su pene, aquello estaba creciendo demasiado , no sabía si mi pequeño coñito podría albergar toda esa abundancia. Me desnudo completamente los dos estabamos ya en igualdad de condiciones, baje hasta su miembro y empece a lamerlo con desesperación, dios mío era exquisito, nunca habia tenido algo semejante en la boca.

-Ven- me dijo- quiero que te tumbes en el lecho, te voy a comer ese coñito como nadie hasta ahora.
Puso su lengia en mi coño y empezó a lamerlo de arriba abajo, después se centró en el clítoris y no lo dejó quieto hasta que me corrí.
- Follamé- le dije- no aguanto más, meteme esa estaca hasta el fondo, hazme gritar de placer.
Eso hizó, ni más ni menos, colocó su pene en mi coño y empezó a bombear primero suavemente, cuando vió que estaba preparado para recibir toda su carne, me embistió con fuerza, gemí de placer, sentí un calor como nunca había sentido. Lo hicimos de todas las meneras posibles, tumbados en el lecho a cuatro patas de pie, yo perdía la noción del tiempo, mi sexo estaba muy humedo me corrí varias veces, y antes de que el estallara de placer me introduje de nuevo su miembro en la boca y lamí hasta que su semen caliente me llenó la boca. Lo deglutí con mucho gozo, era dulce y muy cálido. Fue sin duda el mejor polvo que me había pegado. Pero la tarde me deparaba otra sorpresa, de repente los payasos enanos entraron en la caravana , con sus penes preparados, habían presenciado toda la escena y se habían puesto muy cachondos.
-Acercaos les dije- sorprendiendome a mi misma.
Se acercaron los cuatro enanos, tres blancos con sus simpaticos penes, y uno negro que le llegaba su miembro mas debajo de la rodilla, Dios mío era increible, parecía un atercera pierna, también entro una enana bien formada, se acerco a mi domador y empezó a lamerle su miembro, por su maestría se veía que sabía lo que hacer y que ese miembro no le era desconocido.
Mientras tanto yo comencé a chuparle la negra polla a ese portento moreno mientras otro me la metía por el culo y masturbaba con mis manos a los otros dos, hay que ver como estaba gozando, nunca antes me habían dado por el culo, y me estaba gustando mucho, de veras, otro de los enanos empezo a chuparme el coño, esto era una delicia, el otro mientras se dirigió a la enana y empezó a darle por el culo, mientras ella seguía en su golosa tarea de saborear el miembro de mi domador.
El enano que me estaba chupando el coño, me metió su polla hasta adentro, tenía todos los agujeros llenos. Tenía una inmensa polla negra en la boca y etsba doblemente ensartada. De repente en enno de color se dirigió a mi grupa y quitando a los otros dos me embistió por detrás, mientras yo masturbaba y lamia la polla de los otros que habían abandonado mis cuevas. Hay que ver como follaba el negro, a cada embestida suya me arrancaba jadeos de placer, mientras los otro dos se corrian en mi boca, les succione y lamí toda la leche hasta que no les quedó ni una gota, sus cuerpos vibraban de palcer, alcanzarón un orgasmo increible, yo ya había perdido la cuenta de los mios.
Mientra en la cama la enana estaba tratando de insertarse el miembro de mi domador, solo le cabía la mitad, los ojos se le iban a salir de las orbitas, mientras el enano que estaba con ellos la ensartaba por en culo, era incrible ¡ El mayor espectaculo del mundo! El enano que le estaba dando por el culo eyaculo en su esoalda gimiendo de placer, de repente ocurrió algo que no esperaba.
-Acercate- dijó mi domador- quiero gozar contigo otra vez.
El enano negro salio de mi coño, me dirigí a la cama y mientras los tres enanos blancos se encargaban de su enanita particular, mi domador llenó todo mi coño con su polla, sentí morir de placer, se dejaba inserta por detrás por el negro, comenzamos un baile frenético, su polla estaba más grande que antes, yo estaba extasiada y él al parecer también nos corrimos los tres a la vez, permanecimos juntos unos instantes, los otros enanitos vinieron a inundarme de nuevo con su semen, el cual engullí hasta la última gota. Nuestros cuerpos etsban sudorosos y cansados. De repente se vistieron todos y salieron corriendo, tenían que hacer le desfile final.
Me arregle un poco yo también tenia dolorida todas mis partes, me sentía llena y feliz, sin duda era el mayor espectaculo del mundo, desde luego fue mi mejor tarde en el circo, en toda mi vida, tanto que esa primavera repetí en innumerables ocasiones, sin mi marido, claro.
Mi marido me recogió al acabar la función, nos fuimos a casa tranquilamente, el disculpandose por su ausencia, pero yo dentro de mí encantada con el nuevo naciemiento de mi sexualidad.
Datos del Relato
  • Autor: PAYASOTE
  • Código: 5782
  • Fecha: 12-12-2003
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 6.57
  • Votos: 42
  • Envios: 2
  • Lecturas: 11576
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