Umbral del septimo arte coronada por ser la mujer del diablo Yessenia, con la falda ajustada azul oscura puesta del ombligo para arriba descubierta solamente es adornada en su cabello por los pecaminosos cuernos luciendo magistralmente unas botas rojas hasta la rodilla modeladoras de sus sensuales piernas, donde es devorada por las calentonas mamadas y caricias por las largas y afiladas uñas del diablo en todos los pezones de sus apetitosos como exhuberantes senos voluminosos y puntiagudos muy parecidos a unos fructiferos como jugosos melones duros y parados por tantas emociones vividas en carne propia el mismo infierno. Frota y pinchada por el tridente en los gluteos toda doblada meneandole el gigantesco pero buenisimo culo de Yessenia, volteada de cara con una sonrisa malvadisima caracteristica en ella denotando con unos ojos verdaderamente enloquecidos, lujuriosos, livinosos, coqueta, erótica, exótica especialmente maquiavelica con toda la lengua humeda pasada por la paila de sus labios carnosos al rojo vivo decorativo con el infierno pleno; encima de rodillas en el trono del diablo con la falda levantada es fornicada por el ardiente pené del diablo duro, gigantesco, desgarrador pero riquisimo en la maxima expresión corporal que nunca ha sentido adolorida en su interior la depravadisima alma vendida de la mismisima Yessenia.

Doblada levantada prominentemente de su culo es penetrada desgraciada por el cabron vergero del diablo que la bombea tremendas cantidades más calientes de la lava erupcionanda de su coño vergero, que la inunda y la derite en todo su coño sensual que se frota y hurga su vagina con la mano derecha la misma Yessenia todo sudorosa y fustigada por la barbarie de calor que se vive sofocante en el mundo del infierno por ser una mujer de la buena vida como adultera que le gusta la misma carne pornografica que hizo de su vida entera con los mortales.

Le da unos latigazos que al principio fueron fuertes que la marcaron dejandola ensangrentada con unas marcas pronunciadas en sus entrepiernas pero que las acepta como castigo por todos sus mentiras y engaños cometidos cuando habitaba en el mundo de los mortales, le mama el pené del diablo pidiendo misericordía para que no la sigan maltranto con los funestos latigazos que la están dañando mucho en su sexualidad.

Despertandose de repente en plena madrugada empapada como bañada instantaneamente chorreando caudalosamente sudor de cabeza hasta los mismos pies por suerte que su esposo esta de turno porque estaba experimentando reacciones de sus imaginaciones como pensamientos en voz alta de las pechorias de su inconsciente de sus comportamientos libertinos igual adulteros con otros hombres pensando hasta en los mismos sueños.