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Categoría: Confesiones

Quiero relajarme con sexo

Hoy en la tarde salí a caminar, estaba asfixiada en casa de tanto trabajo monótono y repetitivo. Quería divertirme o hacer algo que me relajara. Mientras caminaba comencé a pensar en visitar a un reciente amigo que conocí.

Un hombre que me atrajo desde que lo vi, mayor que yo, apuesto, atractivo, sereno y conversador. Quería verlo y seguir el firtreo que habíamos iniciado. El me había dicho que estaba siempre en su casa para conversar y reírnos un rato.

Llevaba un vestido corto, un hilo diminuto debajo que se notaba claramente. Mis pechos libres se movían a mi paso, una gorra para protegerme del sol del atardecer y unas ganas enormes de que algo pasara.

Cuando pase por el frente de su quinta el estaba en la puerta, me saludo y me acerque.

– Hola Bella, cómo estás
– Bien. Caminando un rato
– Estás hermosa chica, me encanta tu frescura
– Gracias Marcos, tu siempre tan galán!
– Pasa y nos tomamos algo…

Entre a su casa, muy bonita por dentro, el fue hasta su cocina y trajo dos cervezas frías. Eso me ayudaría a refrescarme.

Nos sentamos en la sala y comenzamos a dialogar sobre varias cosas que me entretenían y me hacías reír. La estaba pasando muy bien. Calculo que cada uno se tomó 3 cervezas. Yo estaba muy relajada.

MArcos se ve muy bien. Tiene algo que me atrae y lo hace irresistible para mí. Me gusta el tipo. Con la última cerveza se sentó muy cerca de mi. Monto su brazo y rozo mi hombro. Sonrío y yo me aleje un poco.

El sabe que soy casada y conoce a mi esposo, pero creo que no le importaba mucho, por lo que siguio acercándose cada vez más.

Me puse de pie y me dirigí al balcón, desde el que se veía una vista hermosa del campo para mí y otra vista fenomenal de mi hilo para el.

Me tomo de la cintura y recostó su cuerpo de mi culo. No quice resistirme, me agradaba lo que estaba haciendo.

Susurre,

– Marcos, cuidado, recuerda que soy casada…
Y al oído me dijo

– Cálmate, no te voy a hacer nada que no quieras…

Y comenzó a recostarse y moverse suavemente . Acariciaba mi cintura y poco a poco subía sus manos a mis pechos. Yo sentía un bulto duro y enorme en mi tracero, sus movimientos me estaban perturbado.

Llegaron sus dos mano a cubrir mis pechos y los apretaba con una adorable suavidad que me comenzaba a calentar de verdad.

Me di la vuelta y estaba atrapada entre sus brazos, y sin darme cuenta me comenzó a besar en la boca con sus labios gruesos y húmedos. Nos estamos morreando sabroso.

Ya tenía el vestido levantado y acariciaba mis nalgas. Las pellizcaba y acariciaba. Se acercó a mi vagina y rozo sus dedos por mi clítoris, allí me moví y me desprendir de el, no quería ir más allá.

– No, que estamos haciendo… No puede ser.

A lo que me tomo por un brazo y acercando mi mano a su verga me hizo tocarla. La tenía afuera, era enorme, gruesa y dura. Impresionante.

En un moviento experto me saco el hilo, solo tenía el vestido que ya estaba levantado, comenzó a pasarme su verga por mi cuerpo, por la vagina, me giro y la intentaba meter en mi culo, me giro de nuevo y busco mi vagina…

Un macho súper bien dotado que intentaba cogerme pero yo sentía que no debía hacerlo…

– No por favor, no puedo, no no, no está bien. No puedo dejarme.

Yo quería pero no debía. Esa verga era lo que me podía detener está monotonía que me estaba fastidiando.

– No Marcos, no debemos,
– Calma mi vida, no va a pasar nada que no quieras que pase.

Y comenzó de nuevo a rozarme con su verga, me recostaba del sofá y me abría las piernas e intentaba metermelo, pero cuando empujaba me movía y volvía a oponerme.

– Que pasa mi cielo, no te gusta?
– No, es que no puedo. Sería una locura…

Me tumbó sobre el enorme sofá, me comenzó a besar y sentía su verga andando por todos mis huequitos, ya estaba loca por qué me hiciera suya, en ese momento recordé algo que me dijo mi esposo…

“Si te está pasando algo que te gusta, no pienses en nada más que no sea gozar”.

Entonces le dice al oído, si Marcos, para que te digo que no si si… Y plush… Abrí las piernas y entro todito. Estaba súper húmeda y aún así sentía mi vagina apretadita. Me estaba cogiendo con el y sentía su aparato taladrando mis entrañas.

Se movía rico, llegué a varios orgasmos casi sin moverme y Lo saco y me condujo a su habitación. Me puso en perrito sobre su cama y me penetró desde atrás…

Que rico ese falo, que rico me estaba dando. Que buena experiencia. Así tuve varios orgasmos, pero ese macho estaba gozando conmigo y lo sentía así.

Me giro y comenzó a besar mis pechos con afán, los manosea y los apretaba . Bajo por mi vientre empapando mi piel con su cálida saliva, se detuvo en mi clítoris y comenzó a frotarlo con la punta de su lengua, luego la metió en mi vagina hasta el fondo… Uffffff que delicia. Se quedó alli un largo rato, jugando conmigo y sacándome orgasmos a cada rato. La estaba pasando rico.

Lo gire y decidí hacer mi trabajo, lo que más me gusta. Darle una mamada de ensueño.
Me metí su verga en la boca y comencé a mamarlo, acariciarlo y masturbarlo con mis labios. Al tiempo el acariciaba mi rostro y recogía mi cabello para que no tapara el espectáculo que le estaba dando.

Varios minutos en la faena lograron mi cometido. Hice que Marcos se viniera en mi boca, un potente chorro de semen salió de el, lleno toda mi garganta y lo trague de inmediato. Que delicia más grande. Caliente y oloroso y el Se retorcía de placer mientras con asombro veía como engullia toda su esencia viril.

Agotados ambos nos recostamos un rato a reír y a fumarnos un cigarrillo. Yo seguia desnuda y el besaba mi cuerpo con olor a macho y a cigarro.

Comenso a lamer mi culo con suaves toqueteos de su lengua, estaba muy relajada. Me besó en la boca y saco lo que me quedaba de semen, recosto su verga en mi culo y me dijo, si vienes mañana a caminar, me vas a regalar tu culito.

Nos vestimos y yo salí de su casa. Me despidió con un beso y me recordó que nadie debía enterarse de esto. Que el sería mi amigo y mi relax.

Yo sonreí y me fui satisfecha de ese encuentro. Pensando que le diría a mi esposo al llegar a casa…

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