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Esteban le respondió a Pedro, en bajito:
-Sí. No esperaba esto de mi madre. Temerosa de Dios... Comedianta
-Ni yo lo esperaba de la mía, pero así es la vida.
-La verdad es que la vida da unas sorpresas...
Pedro, que era un mocetón, moreno, alto, de ojos negros, ancho de espalda y estrecho de culo, quiso defenderlas:
-Llevan mucho tiempo sin sexo.
Esteban, que era delgado, de ojos azules, estatura mediana, moreno... guapo, muy guapo, no estaba de acuerdo con su primo.
-Más llevamos nosotros.
-Porque tú quieres.
Esteban y Pedro se miraron. Sus labios se fueron acercando y se dieron un beso largo y dulce. De repente, Esteban, se separó de Pedro, y le dijo:
-¿Qué haces? Yo no soy maricón.
Pedro quedó cortado.
-Debió ser por el calentón de saber que tu madre se lo estaba montando con la mía.
-Seguro que la sedujo tu madre.
-Me da a mí que fue la tuya la que sedujo a la mía.
-Claro, como la tuya es una santa... santa come coños.
-Qué más da quien sedujo a quien. ¿Dónde vamos a dormir? Mi habitación está ocupada.
-Yo me voy para mi casa. Tú duerme donde quieras.
-Podíamos dormir en tu casa.
-¡Ni harto de vino te llevaría a mi casa!
-¿Tienes miedo a que te folle el culo y te guste?
-A que te hostio.
-Mejor vuelve a besarme.
-¿Desde cuándo eres maricón, Pedro?
-Desde que me besaste
-Me besaste tú a mí.
-No, me besaste tú a mí y te gustó
-No, no me gustó.
-¿Y por qué me chupaste la lengua si no te gustaba?
-Que te den.
-Algún día nos daremos.
-Sueña.
Esteban, se marchó. Pedro siguió escuchando los gemidos de su madre y de su tía, que tan en su mundo estaban que no escuchaban más que la voz de la pasión. A Pedro, que como su primo, aún era virgen, la polla le quería romper el pantalón...
Como si nada oyera, entró en su habitación y encendió la luz. Jerónima. Que estaba encima de Alpidia poniéndole el coño en la boca, se tapó las tremendas tetas con las manos.
Pedro, se hizo el borracho:
-¿Andas a por uuuvas, mamá?
Alpidia, al oír la voz de Pedro, dejó de mamar. Jerónima, se bajó. Se taparon con una sábana. Pedro sacó la polla, empalmada, 20 centímetros y gorda, y con ella en la mano, le dijo:
-Diles que se deeestapen que quieres verlas.
Jerónima le preguntó a su hijo:
-¿Estás borracho, Pedro?
-Borracho y con gaaanas de que me desvirguen.
Se echó boca arriba en la cama y les dijo:
-Desnudaaaarme.
-Mejor será que duermas la borrachera, hijo.
-Desnudarme y follarme o mañana saaaabe toda la aldea que sois toooortilleras.
-Alpidia, le dijo:
-¡No te atreverás!
-De voooosotras depende.
-¿No querrás follar a tu madre, hijo?
-Nooooo. Quiero que me foooolle ella a mí.
-Estás loco.
-Y vosooootras estáis cachoooondísimas. Desnudarme o salgo a la caaaalle gritando lo que vi.
Las hermanastras desnudaron a Pedro.
-Mamada, quiero una maaaamada.
La madre y la tía se la mamaron y poco a poco se fueron encendiendo. Cuando la polla empezó a echar líquido preseminal, tanto la madre como la tía estaban deseando que les dijese que lo montasen para meter aquella tremenda polla en el coño. Le tocó el caramelo a la madre.
-Desvírgame, mamá, y tú dame a comer el coño, tía.
Jerónima, metió la polla en su coño empapado y desvirgó a su hijo. Le entró apretada, debía ser por el tiempo que llevaba sin ser penetrada. Alpidia le puso el coño peludo en toda la boca. Tanto la tía como la madre se movían buscando el orgasmo. Se pusieron como motos. Aprovechando que Pedro no las veía, se besaban y se magreaban las tetas. A los diez minutos, más o menos, Jerónima ya se iba a correr:
-¡Ay que me viene, ay que me viene! ¡¡Ay que me corro, ay que me corro!! ¡¡¡Me corro!!!
Alpidia, al ver la cara de su hermanastra al correrse, apretó su clítoris contra la lengua de Pedro, movió la pelvis con rapidez, y se comenzó a correr en la boca de su sobrino, diciendo:
-¡Mi madriña lo que ahí tal viene!
Pedro después de tragar el jugo de su tía, dijo:
-Chupármela que me quieeeero correr.
Se la menearon y se la chuparon... Cinco minutos más tarde, después de lamer, chupar y mamar polla y pelotas, Alpidia ya estaba otra vez que echaba por fuera. Sin que Pedro le dijera nada, lo montó y lo folló moviendo la pelvis hacia delante y hacia atrás a toda pastilla. Ni dos minutos tardó en correrse. Jerónima, al terminar su hermanastra, no quiso ser menos. Montó a su hijo y no tardó en correrse. Recién acabara y sintió como le latía la polla a Pedro dentro de su coño. La quitó del coño y la puso en la entrada de su ojete. Pedro se la metió en el culo, y a su pensamiento vino la cara de su primo mientras se iba corriendo.
Al acabar de correrse, Pedro, les dijo:
-Ahora quiero dormir. Ir a follar a otra cama.
Esteban, en su casa, acababa de masturbarse imaginando como su madre le comía el coño a su tía, y viceversa, pero en el momento de correrse, apretara bien la polla con la mano y la sacudiera pensando que se la estaba metiendo en el culo a su primo.
A la mañana siguiente, Jerónima y Alpidia estaban desayunando en la cocina, vestidas, llegó Pedro, y les dijo:
-Buenos días. ¿Se quedó a dormir aquí, tía?
-¡¿No te acuerdas de nada de lo que pasó ayer noche?!
Pedro iba a seguir con su mentira.
-No, estaba demasiado borracho.
Alpidia, suspiró, y dijo:
-¡Qué pena!
Jerónima, no estaba de acuerdo con ella.
-Mejor así.
Pedro siguió haciéndose el tonto.
-¿Me perdí algo importante, madre?
-No, hijo, no te perdiste nada.
Una semana más tarde, por la noche, estaba Esteban ojeando la Voz de Galicia en la cocina de la casa de Jerónima, acompañado de Pedro, Jerónima y Alpidia, y le dijo a Pedro:
-Escucha lo que pone aquí, Pedrín. Detenidas por la guardia civil D.S.V y M.A.G, alias Dori y Martu como sospechosas de un robo con asesinato en una vivienda de la Moraleja de Madrid el día de Nochebuena después de la misa del gallo.
Pedro le respondió.
-No creo que esas dos chaladas mataran a nadie.
Jerónima, preguntó:
-¿Las conocéis?
-Sí, son dos amigas nuestras.
-¿Novietas?
-¡Qué va!
Alpidia, también quería saber.
-¿Cómo son físicamente?
-Rubias, de ojos azules, muy guapas y muy lesbianas.
-¿Y ladronas?
-Sí, las chavalas tienen dos recortadas, pero las llevan siempre descargadas. Imposible que mataran a nadie.
Esteban parecía preocupado.
-Pues les van a caer 30 años por algo que no hicieron.
Jerónima y Alpidia se miraron. Tenían que hacer algo. Y lo harían.
Esa noche, con la disculpa de que era muy tarde, Alpidia se quedaba en la casa de Jerónima. Pedro, le dijo a Esteban:
-Puedes dormir conmigo, Esteban, la cama es ancha.
Esteban sabía que si lo invitaba a dormir con él era para follar. Sorprendió a Pedro, al decirle:
-Vale, así no dormiré sólo en casa.
Diez minutos más tarde...
En la habitación de Jerónima. Las hermanastras se besaban y se iban desnudando. Alpidia le dijo a Jerónima:
-No podemos hace ruido.
En la habitación de Pedro, (la casa sólo tenía dos dormitorios y estaban pegados) los primos se besaban y se desnudaban. Se metieron en la cama. Se volvieron a besar... Esteban le chupó la polla a Pedro que con un dedo jugaba con el agujero del culo de su primo, y con la otra mano lo masturbaba. Luego fue Pedro el que se la chupó y masturbó a Esteban. Esteban cogió miedo.
-¿Y si duele mucho?
-¿Voy a buscar manteca a la cocina?
-Vete.
Pedro, al rato, volvió con la manteca. Esteban le untó la polla con ella. Metió un dedo untado en su culo, se puso a cuatro, y le dijo:
-Dame.
Pedro untó una mano con la manteca, cogió la verga de su primo y masturbándolo le fue clavando sus gordos 20 centímetros con mucha suavidad. Estaban disfrutando los dos una cosa mala... Poco después, Esteban, le dijo a su primo:
-¡Ostias, Pedro! ¡Qué bien lo haces! ¡Si no paras me corro!
Pedro, no paró. Esteban le llenó la mano de leche con una espectacular corrida y él le llenó de leche el culo a su primo.
Acabaran de correrse y oyeron en la habitación de al lado:
¡¡¡Me corro, Alpidia!!
-Calla, loca, calla que te van a oír.
-¡¡¡Oooooh!!!
Pedro le dijo a Esteban:
-¿Vamos a follarlas? Así te desvirgas con una mujer.
-Tú no estás bien de la cabeza...
-Yo ya las follé la semana pasada.
-¡¡Vamos!!
Continuará.
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