Sucedió un día en el campo.
En el mes de marzo, del presente año 2003, fui invitado por mi amigo Santiago, a visitar su casa y pasar con el un fin de semana, Santiago es de mi edad, tiene actualmente 30 años, y trabajamos los dos de conductores de autobuses, en la EMPRESA ESTÉVEZ de Covelo, prometía un bien fin de semana, teníamos libre desde el viernes hasta el domingo, un buen fin de semana en el campo, con buena comida y buena bebida, y libres de nuestras novias.
En casa de Santiago vive su madre, doña Rosa una mujer de unos 70 años y su marido Rogelio, y una hermana de esta Lucia, 15 años mas joven que su hermana, viuda de un compañero nuestro, que falleció hace un par de años en un aparatoso accidente de circulación.
Todo fue sobre ruedas, hasta que Santiago, recibió una llamada de la Empresa, para realizar una excursión, con los jubilados de la tercera edad, que el ayuntamiento organizaba, para ir a una romería, muy cerca de la Cañiza, que se llama la Franqueira, los padres de Santiago fueron a esta excursión, me quede solo en casa con Lucia.
Lucia es una mujer, de unos 56 años, algo rellenita, pero normal, con el pelo casi gris, pero muy bien peinada y bien vestida, es una mujer con una posición económica muy buena y vive muy bien, a pesar de su viudedad.
Le ayude por La mañana a realizar las funciones de cuidado del césped, con una desbrozadora, a regar, a recoger las hierbas cortadas, y sobre todo a realizar las brasas para comer a mediodía una churrascada de costilla de cerdo a la brasa.
Comimos y bebimos, nos pusimos como los pepes, el buen vino albariño, el café con aguardiente, etc, etc, después de esto me entro una fuerte somnolencia.
Al despertar de la siesta sobre las cinco de la tarde y salir al pasillo, Lucia cruzo delante mía, desde el baño hacia su habitación, con una combinación de naylon de color azul celeste, que por cierto era bastante cortita, creo que se llama una ¾, al poco rato salió con un vestido muy bonito también de color azul celeste, y se disponía a salir a dar una vuelta por el pueblo, pero una mala jugada de la naturaleza gallega, comenzaba a llover y decidió quedarse en casa, nos sentamos en la sala y comenzamos a hablar, su vestido, la parte inferior cada vez se iba levantando mas y mas, al estar sentada en el sofá, dejando ver una buena parte de sus piernas, cosa que yo aprovechaba para mirar disimuladamente, una piernas blancas y torneadas, pero con indicios de algunas varices. Tomamos varios cafés y hablamos de muchas cosas y muchos temas, así fue pasando la tarde, cada vez mi vista se fijaba mas en aquellas piernas y cierta cosa comenzó a despertar, por el morbo de hacer el amor con una mujer mucho mayor que yo, y por desear hacer un polvo con una mujer madura.
La tarde fue pasando y entre café y café y chupitos de licor café, la conversación subió de tono y claro esta llego el tema del sexo, ella bajo la cabeza y me dijo: soy casi una anciana de 60 años y viuda, para mi creo que ha terminado, ante tal comentario cambie de tema y hablamos de otras cosas.
Cuando regreso el resto de la familia, cenamos y mantuvimos una buena sobremesa hasta cerca de las dos de la madrugada, en que nos retiramos a dormir, yo dormía en el otro extremo de la casa, en una habitación grande y con una ventana que da sobre el rio Tea, tardo siempre un poco en dormirme y esta leyendo el periódico deportivo Marca, cuando suavemente golpearon mi puerta, y entro Lucia con una bata de casa que le llegaba hasta los pies, cerro la puerta de la habitación y se sentó a los pies de la cama y comezo a hablar conmigo, muy bajo, de su vida, de sus situación, de su soledad, pues no había tenido hijos, y solo le quedaba la familia de su sobrino, estuvimos un buen rato hablando, hasta que comenzó a llorar, con unas lagrimas de verdadero sentimiento, me levante de la cama, estaba solo con unos calzoncillos, y le acerque un pañuelo, me senté a su lado, le seque las lagrimas y quise consolarla, hablándole de cosas sencillas y cariñosas, pero cada vez, de verdad yo estaba mas empalmado, y ella notaba esta situación, había estado mas de 20 años casada y no era tonta, en mis intentos de consolarla, le bese varias veces su cara y comencé a acercarme lentamente a sus labios, hasta que en un momento logre besar su labios, dos o tres veces seguidas, no hizo ninguna señal de rechazo, solo bajo la cabeza y lloraba, yo ya me sentía un poco violento por la situación y le dije que me vestía y me marchaba, dijo que no, que no hacia falta, se quito la bata, quedando un camisón de color blanco, hasta los pies y se metió en cama, en mi cama. Yo volvió también a la cama, me abrace a ella y de verdad que empezó una buena noche, nos besamos, nos tocamos, sus manos fueron derechas a mi pene, al que comenzó a pajear, a moverlo con una buena maestría, haciéndome pasar momentos de verdad que muy deliciosos, toque sus pechos, los lamí, los bese, los mordí muy suavemente, ella me decía que no hiciéramos ruido, le quise quitar el camisón pero no me dejo, me dijo que ningún hombre la había visto desnuda y que yo no iba a ser el primero, tampoco me dejo encender la luz, mis manos buscaron su vagina y comencé a acariciarla con mis dedos, aquí ella comenzó a tener estremecimientos, movimientos incontrolados, pero no emitió ni un solo gemido, cuando mi lengua se introdujo en su coñito, buscado su pequeño clítoris, volvio a tener temblores y estremecimientos, coloca la almohada sobre la cabeza y la mordió con fuerza, así debí de estar cerca de unos 25 minutos, lamiendo aquella cueva, buscando que diera un grito, `pero fue inútil, fue inútil, no grito, pero si se estremeció y tembló cundo alcanzo el orgasmo que le ocasiono mi lengua en su cochito.
Ella seguía paleándome con su mano, subía y bajaba mi pene con suavidad y lentamente, le rogué que me dejara penetrarla para poder gozar de un buen polvete, subió su camisón hasta la cintura se coloco encima de mi, cogió mi pene con su mano y lo coloco a la entrada de su vagina, con un solo movimiento lo introdujo hasta el ultimo centímetro, me beso y me volvio a besar los labios, se movía lentamente subiendo y bajando muy despacio, con movimientos muy acompasados, mis deditos quería penetrar por su culo, pero no fui capaz, fue aumentando sus movimientos, me hablaba al oído cosas muy bonitas y muy agradables, de golpe se movió con tanta fuerza y velocidad, que me corrí con tal intensidad que la deje a dos velas, se enfado conmigo, me dijo que había pensado que era mas hombre y que podía aguantar mas, que realmente no había sentido nada en esta situación.
Le pedí perdón me disculpe como puede y le pedio 15 minutos. Acepto pero ahora yo estaba encima, ella debajo, la penetre con suavidad y comenzamos los movimientos, de hacer el amor a la desesperada, me concentre, mordí los labios y aguante todo lo que puede, esta vez si que empezó a gemir, a moverse y a quejarse, me abrazaba y me apretaba contra si, incluso llego a clavarse sus uñas en mi espalda, conseguimos los dos después de una buena batalla un buen orgasmo. Cuando desperté ella ya no estaba a mi lado.
En el desayuno estaba como siempre, pero por debajo de la mesa sus pies tocaron varias veces mis testículos.
Al regresar mi amigo Santiago, me pregunto si había tenido una noche movidita, algo sabría este amigo.
Hemos hablado varias veces por teléfono y vamos a quedar para vernos en el motel que hay en la carretera de Porriño.
diste muchos datos me acuerdo del accidente y conozco a la viuda