Esto ocurrió cuando recién empezaba a trabajar en una fabrica cuyo nombre no viene al caso, pero que aun existe en Lima. Ocurrió mucho antes de mi aventura con la guapa contadora, esto seria la repartidora reparte todo (hasta sexo). Había empezado a trabajar en el área de sistemas y entre mis compañeros tenia a una atractiva chica, alta y morena, de nombre Rosaura, la única de mi estatura, con un cuerpote singular y una piernas preciosas, atraía muchas miradas no solo dentro sino fuera de la fabrica, pues era la encargada de repartir los pedidos, siempre salía en la movilidad con el chofer y si era necesario llevaba a algún empleado disponible, yo también salí con ella un par de veces. Pensaba yo, hay que mantener la clientela por eso mandan a este monumento con minifalda. En cierta ocasión me contó al iniciar el día, que Antero, un compañero, se había enojado con ella por no escogerlo para salir al reparto y ya no le dirigía la palabra, le dije que no se preocupara que quien iba soportar estar enojado mucho tiempo con una mujer tan bella. Se sonrió y me abrazo, me dijo eres muy galante y me lamió la cara, sude frio pero sentí una delicia en mi sexo. A los 2 días Antero y Rosaura ya se hablaban y se mandaban besos volados medio en serio medio en broma, tuve un presentimiento muy extraño. Después de esto, ocurrió otro hecho, el chofer de la fabrica la había visto robando un par de piezas de la producción y estaban hablando detrás de la camioneta de reparto, muy cerca de mi oficina, ella le decía, por favor no digas nada y el contestaba que puedo hacer si te he visto hacerlo; me puse a espiar a través de la persiana y ella se había abierto la blusa y le mostraba sus enormes pechos, serán tuyos si te callas le dijo al chofer, el los apretó, los beso y le dijo, esta bien porque los valen. No pude creerlo, así negociaba con su cuerpo, esta es medio putita, pensé, ojala a mi toque también. En cierta ocasión, en la oficina de la asistente de gerencia también le recriminaban por un error cometido, esta vez espié por la puerta entreabierta, Rosaura le decía a la asistente, que también era muy atractiva (era mi amor platónico, lean Dando Consuelo), lo siento fue sin querer, yo hablare con el cliente y le explicare pero no me acuses, la asistente le dijo, si tú lo arreglas no habrá problema, Rosaura le contesto gracias eres un amor, rodeo los hombros de la asistente con un brazo y con la otra mano le agarro la barbilla dándole un gran beso en la boca. Las dos se rieron como niñas traviesas, yo pensé mientras me alejaba, es medio puta y medio lesbiana, pero la deseo.
Lo mejor ocurrió después de todo esto, cuando un día entre a la oficina de ventas a buscar papel membreteado, como no había nadie y no encontraba el papel, entre a la oficina de la gerente general, me metí en su closet que era grande y estaba semi-vacío y ya había encontrado el papel cuando escuche voces que se acercaban, para no tener problemas, cerré la puerta del closet (que era corrediza) conmigo adentro y por el agujero de la cerradura que le faltaba del todo me puse a ver, esperando que se marcharan, se abrió la puerta de la oficina y entro Rosaura diciendo, no hay nadie es todo nuestro, detrás de ella entro un cliente que yo conocía de vista, cerraron la puerta con llave, se abrazaron y empezaron a besarse con ganas y loca desesperación, te amo, te quiero, bésame mas se decían el uno al otro, Rosaura se echo en el sofá, abriéndose la blusa y sacándose la minifalda, el cliente mientras tanto se había sacado los zapatos y el pantalón, teniendo sólo puesta la camisa, se echó encima de Rosaura y la besaba, le sacó la blusa y pude ver del todo sus hermosos senos, duros y en punta, se terminaron de sacar la ropa que aún tenían el uno al otro y cambiaron de posición, el cliente se echó en el sofa boca arriba y vi su sexo crecer y erectarse, Rosaura se acomodó encima de él buscando la penetración, cuando lo logró cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, el cliente se sentó y empezó a lamerle los pechos mientras ella gemía y gemía. Sus grandes senos eran acariciados y lamidos de un lado a otro, él le lamía todo lo que podía, le apretaba la espalda, la penetraba cada vez mas, ella apretaba su cuerpo con el de él cómo si quisiera fusionarse. Mientras tanto yo ya no aguantaba más, al ver todo esto sentía mi sexo ardiendo y crecer también, me bajé los pantalones, la truza y eyaculé con ganas, a la vez sentía placer y temor de ser descubierto, pues había manchado parte de lo que se guardaba en el closet, me limpié con el papel membreteado como pude y sin hacer ruido, mientras Rosaura y el otro seguían haciendo el amor. Los vi cuando acabaron, el le mordió el cuello, le lamió la cara, y la besó por última vez, se vistieron y salieron muy despacio mirando a todos lados, espere unos minutos y salí del closet, eche los papeles membreteados, ahora con lo mío, a la basura, y salí de la oficina también mirando a todos lados. Nadie nos descubrió nunca a ninguno de los tres.