Lo vi entrando en la casa de al costado. Era un conocido que no es lo mismo que un amigo, esas son palabras mayores, de esas que salen en los catecismos morales de la ciudad tercer mundista. Mis amigos pensaban que era gay, pero yo, una noche, mientras miraba televisión hasta pasadas la media noche le vi calato, con una cámara en la mano, en su cuarto lleno de luz y con las cortinas abiertas de par a par con una hermosa chica de cabellos dorados y un cuerpo bronceado y unos senos que parecían dos peritas en dulce color carne... y una piernas largas como sus cabellos pero tan entornadas y armoniosas como la guitarra de un criollo. Vi su vello que los volvía hacia mí, al menos eso me pareció, pues puso su vagina pegada a la ventana, abriendo sus piernas y mostrando algo tan bello como los labios de un ser del infierno y del cielo al mismo tiempo, luego, vi a mi vecino hacerla bailar como si fuera esas culebras de la india, aunque no tenía flauta, pero sí un equipo de música que sonaba suave pero dulce e intenso... Van a follar, pensé. Apagué las luces de mi cuarto, cerré las cortinas y me eché en mi cama con el pene más erecto que el Gibraltar, ya me iba a jalar la tripa cuando decidí irme a dar una baño de agua fría. Eso me aquietó, pero luego que me puse en la cama no dejé de soñar con culebras con la cara de mujer, luego soñé con mi vecino que como un perro se orinaba en cada esquina de su casa y luego se hacía la caca en su cama... era algo muy sucio, pero dicen que cuando uno sueña con caca, el dinero le está esperando. Desperté muy temprano y lo primero que hice fue ir a ver por la ventana, pero nada. Todo estaba tranquilo y cerrado. Salí de mi casa y cuando estaba por subir al autobús me encontré cara a cara con mi vecino. Qué buena te la echaste ayer, le dije. Pero este me miró y, sin decirme nada, se bajó del bus. Pensé que era más raro que yo, por lo que fui a la universidad y les conté a mis amigos todo cuanto había visto durante la noche... Para qué lo conté, pues por la noche ya tenía a media docena de amigos en mi cuarto, esperando la función. No hubo nada, mas bien vimos a uno que otro gato, pero a mi vecino no, ni su sombra. Mis amigos me llamaron mentiroso. Los eché de la casa. Luego, me eché en la cama y me dormí, soñando, sí, soñando nuevamente con la chica de la noche, pero esta vez, ella era una diosa llena de joyas en sus cuello, piernas y brazos, pero totalmente desnuda, no sé por qué me dieron ganas de tocarla, y cuando lo hice, la chica se transformó en caca, un trozazo de caca... Desperté. Y con esos trastornos salí a pasear por el resto de la noche. De pronto, vi a mi vecino paseándose al igual que yo. Hola, le dije. Alzó la mano y vi que tras de él estaba la misma chica que viera en aquella mágica y sensual noche. Ya estaba por irme cuando mi vecino me llamó. Me le acerqué y él me preguntó si deseaba hacer una filmación con su amiga. ¿De qué tipo? Le pregunté. Se rieron, y luego, se pararon y me dijeron que yo, ya lo imaginaba. Les seguí y entramos a su casa. De pronto, escuché la misma música, y ella empezó a bailar mientras se desnudaba, mi vecino también. No supe qué hacer cuando ella se acercó, arrancándome con sus dientes toda mi ropa... Bueno, fue el cielo, infierno, no lo recuerdo, pero cuando desperté, estaba echado en la puerta de casa de mi vecino. Me han drogado estos malditos, pensé. Me levanté y fui hacia mi casa, aún estaba oscuro... Entré y fui directo a dormir, estaba agotado, pensando en el sueño que tendría, pero, esta vez, extrañamente no soñé nada, nada de nada... San isidro, mayo del 2006