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...No mentí, pero tampoco dije toda la verdad, lo que quería decirle era aspiro a ti y te deseo, pero no me atreví, acerqué mi boca hacia la de ella y la besé, esperaba con cierto temor que no me dejara pero el ambiente se hallaba cargado de feromonas y testosterona…, su lengua apareció entre mis labios buscando la mía tibiamente, eso fue el detonante que dio paso a una explosión de pasión, una orgía para los sentimientos. Mis manos al igual que los de ella tocaban todo, metí la mano en su entrepierna por encina del pantalón, bajé la cremallera y soltando el botón mis dedos se deslizaron por debajo de su vaquero recortado hurgando en su coño, llegué fácil cuando ella abrió las piernas y lo toque…,sin un pelo y muy mojado, metí un dedo era una laguna, lo moví un poco oyendo el chasquido en aumento, ella me tenía la polla cogida por encima del pantalón y la apretaba sobándolo con firmeza entre sus dedos, igual que hizo con Sergio la noche de borrachera … ¡¡Solo podía significar una cosa, querer sexo conmigo!!
-“¡¡Te deseo mama, como nunca he deseado a nadie!!”
-“¡Madre mía hijo, que Dios nos perdone!” Se nos veía a ambos muy salidos, excitados y completamente desmadrados “¡Y yo mi vida! ¡Esto es una locura!”
Me cogió de la mano camino de su habitación, pensó que estaríamos más cómodos o menos expuestos. Nos levantamos y seguíamos besándonos caminando a su cuarto, llegamos al pie de la cama y nos despojamos de nuestros pantalones, cuando me soltó de sopetón…
-“Cariño te la quiero mamar…, como únicamente se lo hago a tu padre. Me gusta ir paso a paso y solo persigo eso de ti ahora. Quiero que goces con la promesa de mantener el secreto a oídos de tu padre, y me defiendas ante cualquier calumnia de esos cabrones del pueblo que hablan tan mal de tu madre…”
-“No te preocupes mamá, seré tu fiel escudero y tu caballero defendiéndote ante cualquier hijo de puta que ose poner en duda tu honestidad e integridad”.
Nos echamos en la cama con ella organizando como debíamos ponernos para recibir la cálida mamada de mi señora madre. Me bajó el bóxer y apareció el pollón que calzo de 18 cm y un grosor considerable de 5 cm…
-“¡Joder nene, tu verga no se parece nada a la de tu padre! Es preciosa. Ahora me alegro de decidir quitarte el frenillo de niño, así la polla te ha crecido más y el prepucio se te retira entero dejando esta maravillosa cabeza para chuparla…”
Comenzó a dar unas mamadas lentas, acariciando con sus labios mi capullo, luego otras más rápidas acompañando con su mano derecha el resto del tronco hasta la raíz, la mano izquierda se encargaba de mis huevos cuando expresó… -“Además tienes unos huevos fastuosos”, los lengüeteaba y los lamía, sus ojos buscaban mi mirada, y cuando nos cruzábamos la vista, la apartaba como afrentada fijándose en su trabajo en mi falo. No podía más, quería comerle el coño a mi madre y la aparté echando mano de sus bragas y poniéndola sobre mí…, enseguida entendió lo que pretendía… ¡Iniciar un 69 maravilloso! Su olor era embriagador, su sabor enganchador, su manera de mamarla era tal y como me la había imaginado viéndola mamársela a mi padre.
Pero lo mejor era la visión de su coño entreabierto mojado sobre mi cara me parecía una alucinación, era un coño perfecto tan apretado como el de una adolescente, con unos labios internos que parecían dos pétalos de rosa, todo ello coronado por un ano estrellado tan cerrado y pequeño que al ser del mismo tono que el resto de piel, casi no se apreciaba siendo un espectáculo de belleza sin igual. Le abría los labios y mi lengua se colaba en las rosadas carnes de su coñito caliente y extremadamente mojado…, metía mi lengua en su conducto simulando que me lo follaba, para luego encarnizarme con clítoris tras despejarlo bajo su capuchón. Así no paraba de darle placer a mi madre volviéndome loco de gusto, no queriendo que acabase jamás…. Pero ella comenzó con ligeros esténtores pegando más si cabe su coño contra mi cara, contra mi boca. Cinco minutos bastaron cuando me comía su coño como un hambriento mientras soltaba chorros de fluidos que me tragaba con sumo gusto…, se corría una y otra vez en mi boca y en mi nariz, mis papilas gustativas sabían a mujer en celo, a una hembra como han de ser la hembras ¡Había conseguido un orgasmo de mi madre! Ella descansó su peso sobre mi cuerpo, mientras por su parte mi madre se recreaba en mi falo agarrándome de los huevos con una mano y mamando mi capullo mientras la otra mano sobaba de arriba abajo el resto del tronco libre de su boca…, lengüeteaba mi capullo, mi orificio y lamía desde los huevos hasta el glande que se lo engullía a una velocidad frenética. Y ya no pude aguantar mucho rato, su felación me energizó, me electrificó erizándome todos los vellos de mi cuerpo…, y así se lo hice saber…
-“¡Me corro mamá, me voy a correr Ya!”
Entonces ella elevó la frecuencia de las chupadas sobre mi glande y cuando percibió el aviso con la primera chorretada de lefa, se la clavo en su boca hasta la garganta un par de veces seguidas y la dejó sin moverla a media boca con el capullo apretado con sus labios sellando mi verga…, esperó paciente mi leche sobándome los huevos y pajeando el tronco libre, y en nada empecé a soltar mi corrida ¡DIOS mío que placer! Me pegó un puntazo en la cabeza que me dejó atontado por unos segundos, mientras convulsionaba soltando unos cuantos chorros de lefa inconmensurables…, uno, dos tres y hasta cinco lechazos…,se tragó toda la leche mi señora madre sin soltar mi polla. Percibiendo los espasmos que tenía, ella me la apretaba con sus labios para vaciar completamente mis testículos…, pasaron unos segundos dejando acabar por completo mi corrida y sacando fuerzas de flaqueza, una vez que se retiró de encima de mí, me moví hacia ella para besarla en agradecimiento a tan delirante acto. Nos besamos sonriendo de felicidad a lo que solo fui capaz de decir…
-“¡Esto ha sido increíble mamá!”
-“¡¿Sabes cuánto tiempo llevaba yo sin correrme así?!” Me dijo ella.
Me quedé exhausto tendido sobre la cama, relajado por la dopamina que mi cuerpo hacía circular por todo mi cerebro en dosis sobrehumanas…. Descansa mi amor, ha sido una experiencia preciosa. Duerme un rato mientras preparo algo para comer. Me quedé tendido pensando y disfrutando con la imagen y las sensaciones vividas, me hallaba en la gloria…, a la hora me llamó mi madre para comer, mi padre llegaría por la tarde noche si ese día pensaba volver al pueblo, de lo contrario nos quedaríamos mi madre y yo solos a hacer el trabajo de pintar la casa…, y podría pasar cualquier cosa. Después de comer nos echamos la siesta en el salón sobre el sofá, uno al lado del otro con el ventilador a todo lo que daba… Teníamos las persianas bajadas casi del todo y las cortinas echadas para que no entrase la luz de la canícula.
-“Sabes hijo tengo la espalda muy tensa…”
-“Eso te lo curo yo con un masaje”.
Y así se puso de espaldas a mí dándole un pequeño masaje mientras admiraba sus tetas, después se recostó y era su trasero….Me daban ganas de follármelo.
-“¡Qué manos tienes, me encanta tu masaje!”
-“Gracias, la verdad es que se me da bien”. Me comenzaban a doler los huevos. Al cabo de veinte minutos…
-“¡Ya estoy mejor cariño! Gracias… ¿Quieres un refresco? Yo me voy a tomar uno de naranja…”
-“Vale, una lata solo”. Sirvió dos vasos y trajo una botella de ron…
-“Por si quieres acompañarlo de algo más…” Estaba muy rico aquello.
Nos lo tomamos juntos hablando de cómo íbamos a preparar el trabajo de mañana, al rato se fue a cambiar antes de bajar y apareció allí con una camiseta larga y unas bragas pequeñas de verano. Me encantó verla así, le dije que estaba muy guapa y ella se rió.
-“Si sólo llevo una camiseta usada tonto”.
-“Por eso, estás guapa”.
-“El alcohol ya te tiene ciego hijo, no debería beber más…”
-“¡¡Sabes que no es el alcohol…!!” No podía dejar de mirar y mi erección se hizo irremediablemente patente, me dolía de lo dura que estaba. Ella se dio cuenta bajo las piernas y me dijo…
-“Cariño, ya hemos cruzado la línea roja entre un hijo y su madre, y eso no estaba bien”, se fue haciéndose la enfadada a la cama.
Me sentía mal después de aquello y me quedé abajo un rato. Luego subí a su habitación, quería ver si dormía y pedirle perdón. Cuando llegué estaba dormida pero sin sábana ni nada, podía ver como se le subió la camiseta quedando aquel culo al aire con aquellas minúsculas bragas. Me acerqué despacio, paré al notar que se movía…, se había despertado cogiéndome con una erección de caballo a punto de hacerme una paja con toda la polla fuera al aire. Me quedé de piedra, sin saber qué hacer, y ella señaló enfadada…
-“¡Cariño, cómo estás! ¡Soy tu madre por favor! Anda déjame sola ¿Acaso me quieres follar?”
A la mañana siguiente en el desayuno muerto de vergüenza, le solté de sopetón en cuanto la vi…-“Mama, siento lo de anoche, no pude evitarlo. Entré a darte las buenas noches y te vi así... Y como antes habíamos hecho el 69 en el salón me confundí…”
-“Para, no sigas, ¡soy tu madre! Y mi límite contigo es lo que hicimos y nada más…”
-“Yo te veo como una mujer impresionante… recuerda la aventura que tuviste con Sergio…”
-“Tu padre no me da todo lo que un hombre joven me aporta por eso me dejé llevar por la juventud de Sergio y… ¡¡Hijo que no puede ser, esa idea quítatela de la cabeza!!”
-“Pero mamá...”
-“He dicho que no y punto, se acabó el tema”
-“Lo mismo papá se está acostando con otra mujer, a él también le gustan jóvenes”.
-“Ese asunto está fuera de tu incumbencia, tú no debes entrometerte en nuestro matrimonio. ¡Cuesta mucho mantener el equilibrio marital!”
-“¿Entonces a lo máximo que aspiramos es a darnos placer oral y manual?”
-“Así es cariño, solo eso…” Al día siguiente, viernes, le dije que saldría con mis amigos… “Pásalo bien pero no vengas borracho”, fue lo único que nos dijimos después de aclarar nuestras relaciones incestuosas.
Preparamos toda la casa para la pintura y nos llevó todo el día. Llego la noche y vi que se había duchado y arreglado con un poco de maquillaje, estaba preciosa, -“mamá estás muy guapa, te quiero2, le di un beso en la mejilla y me fui. Ella sonrió y me dijo…
-“Gracias cariño, te digo lo mismo”.
Lo pasé bien pero no podía quitarme de la cabeza lo alucinante que estaba mi madre esa noche sola en casa. Era la penúltima noche antes de que llegase mi padre… A eso de las 4:40 me quité la ropa poco a poco quedándome en calzoncillos, sin pensarlo mucho me metí en su cama, estaba completamente dormida pero al posarme casi la despierto. Le aparté un poco el tanga mientras le metía un dedo en el coño, jugaba con aquello mientras me hacía una paja. Paré y le agarré las tetas mientras se las comía noté que se despertó, me dio igual siguiendo con aquello. Escuche un pequeño gemido y mi madre me dijo…
-“Para por favor...mm… hijo no...”
-“Shss, Calla y disfruta de esto como te lo mereces”.
-“No... No podemos... Mm...”
En aquel momento yo estaba descontrolado y quería hacer mía a esa mujer…, bajé mi mano y toqué su coño, noté que estaba empapado. Le llevé su mano a mi polla…, aquella mujer reclamaba una buena verga y allí estaba su hijo para dársela. Se dio media vuelta y me recostó sobre la cama, agarró mi cipote y sin más dilación se lo metió en la boca. Chupó de una manera brutal, estaba desbocada o quizás solo encontró la salida de hacerme acabar enseguida para que la dejara en paz. Eso iba a ser, sin estar segura de sí quería aquello. Me puse ardoroso, no tardaría en correrme, cuando notó que se endurecía y mis jadeos aumentaban dejó de mamarla y continuó con una paja dura a todo lo largo de mi mazo haciéndome correr en sus tetas. Deposité toda esa leche que salía disparada contra esas dos hermosuras que un día me alimentaron y que hacía rato había comido lascivamente. Una vez ordeñado, se fue a limpiar y volvió para acostarse a mi lado.
-“¿Estás más tranquilo ahora mi amor?”, se posó sobre mi pecho y nos dormimos habiéndome quitado gran parte de mi obsesión. Aquello no terminaría ahí, al día siguiente tocaba pintura…
Recuerdo aquel verano en pleno Julio, mis padres pensaron que sería divertido pintar la casa nosotros recién arreglada por los albañiles. Mi padre comentó…
-“Pues claro Mario, ayuda a tu madre, igual que me ayudaste a mí la pasada Semana Santa a pintar el Salón ¡No se te daba nada mal…!”
-“Por mí encantado papá, estoy de vacaciones y podéis contar conmigo… ya veréis que bien te lo hago…” Perfecto se alegró mi madre con un brillo especial en sus ojos…
-“Pero no te creas que trabajarás en balde cariño. ¡Tendrás tu recompensa al final! Mañana compraré la pintura y brochas para empezar enseguida…”
-“Perfecto mamá”.
-“Entonces el jueves comenzamos si te parece bien…”
-“Comenzaremos temprano antes de que arrecie el calor”.
Mi padre no llegaría hasta el fin de semana y nos dejó todo el trabajo para nosotros. Me levanté muy ilusionado ya sintiéndome más maduro por poder ayudar a mi madre y hacerle saber a mi padre que podía contar conmigo para hacer ciertos trabajos de responsabilidad. Gracias a mí, nos ahorraríamos mucho dinero pintando toda la casa. De alguna manera me sentía el protector de mi madre cuando mi padre se hallaba fuera tanto tiempo, y eso me produjo una sensación de ser el macho de la casa. Al llegar a la cocina, ella ya estaba preparando los desayunos, me recibió como siempre con su sonrisa y un beso muy fuerte…
-“Venga vamos a desayunar que he preparado café y churros…”
Ella sabe que me encantan los churros pero no reparó que el café no tanto, pero yo no la dije nada. En ese momento y al cruzarse mi madre por la ventana de la cocina me fijé en su ropa, que consistía en un vestido de manga corta ceñido estampado que le llegaba a las rodillas, remarcando su cuerpo y mostraba el contorno de su pecho y sus piernas que me volvían loco y habían sido motivo de mogollón de buenas pajas. Mi madre estaba especialmente feliz, yo lo achaqué a haber aclarado nuestra relación incestuosa, o por no haber dormido sola, así como trabajar con su hijo mano a mano remozando su casa… El calor que hacía era tremendo ya que estábamos a mediados de julio y lógicamente sin aire acondicionado, por lo que yo vestía una camiseta blanca con unos Levi’s cortados a tijera muy cortitos que solía usar de bañador y chanclas. Preparamos todo el material, abrimos el bote de pintura para el salón y nos repartimos el trabajo…
-“¡Mamá tú ve colocando cinta protectora en los marcos de puertas e interruptores y yo iré pintando los bordes con la brocha!” Me subí a la escalera.
Al comenzar a pintar me di cuenta que no llevaba calzoncillos ya que esa prenda es un bañador, pero al ser casero y no tener la braguita que cubren los genitales, estos campaban a sus anchas bajo la tela vaquera y ahí subido en la escalera reparé en que mi madre desde abajo podría divisar mis piezas venéreas colgando. Me pareció un poco indecente y atrevido pero, que podía hacer, ya era tarde para cambiar de vestuario… Mi madre continuaba colocando cinta con poca maestría la verdad, ella hablaba sin parar de cosas banales y yo no le hacía caso, pero al rato me fijé que ella contemplaba mi trabajo de cuando en cuando y con bastante detenimiento…
-“¡Qué bien lo haces cariño, hay que ver cómo pintas el borde del techo sin salirte ni un milímetro…!”
De refilón me di cuenta que mamá se quedaba hipnotizada con otro borde, el de mi pantalón por cuya holgura se podían divisar mis pelotas con cipote incluido…, por el momento se mantenían en sus dimensiones y postura de reposo. Tras una media hora de trabajo, con múltiples observaciones de mi madre a mi entrepierna y ambos muy sudados…, yo por los malabarismos que realizaba sobre la escalera y ella por su trajín tapando marcos y quizás también por el morbo y excitación que le producía su joven hijo subido a la escalera a su merced mostrándole obscenamente sus partes, de las cuales el nabo en aquel momento se encontraba ligeramente morcillón. Por si no lo sabéis es un estado del mismo en el que sin llegar a levantarse se comienza a inflamar por la calentura adquiriendo mayor volumen, pero colgando por lo me veía obligado a ir cambiando de postura y a acomodármelo con disimulo continuamente, pues aparecía la punta por debajo cada dos por tres, provocando sin duda en mi madre un acaloramiento sustancial. La pobre estaba sofocada con ese traje ceñido que la tenía toda sudada…
-“¡Cariño yo no sé tú, pero yo me voy a duchar y voy a ponerme algo más ligero, no aguanto este calor…!”
-“Vale mamá adelante, yo continuaré y más tarde me refresco”.
A los veinte minutos apareció mi madre con el pelo mojado y su melena larga, parecía una Diosa, salvo en su atuendo algo más irreverente, ya que nunca la había imaginado así…. Llevaba el pantalón vaquero recortado y la camiseta recortada de una tela que trasparentaba sensiblemente el interior de sus formas y a mi parecer había desaparecido el sostén y las bragas, ya que los pechos se marcaban muy reales al contacto de la suave tela en especial sus enormes pezones. O quizás eran imaginaciones mías, dado que hacía tanto calor que no tenía que ser ninguna provocación ni descuido intencionado por parte de mi madre, el caso es que cada vez que la veía me maravillaba de observar esas tremendas tetas de pezones en punta y en otros momentos era ella la que disimuladamente miraba mi entrepierna y el descubrirla me producía tal excitación que terminé empalmándome de mala manera, por lo que decidí huir al baño a refrescarme antes de que me llamara la atención por exhibir semejante verga delante de sus narices, pero con la precipitación sufrí un resbalón arañándome con el gancho de la escalera desde la mitad del muslo hasta encima de la cadera. Menos mal que caí al suelo boca abajo y con el dolor del golpe y la rasgadura se me pasó el calentón volviendo mi polla el estado de reposo. Mi madre pegó un grito monumental.
-“¡Cariño qué ha pasado hijo mío!”
-“Nada mamá no te preocupes he resbalado y creo que no me he hecho nada salvo esta rasgadura”.
-“No te preocupes siéntate en este sofá que ahora traigo el botiquín y te curo”.
Al momento estaba pertrechada con gasa, algodón, alcohol, agua oxigenada e Iodo. Ahí empezó el problema… Mi madre no se cortó y empezó a lavarme la herida a la altura del muslo con algodón y agua oxigenada, yo me iba calentando.
-“Mario tengo que retirarte el pantalón y ver la herida que te has podido hacer por ahí dentro”, yo no dije nada y ella me alzó posicionándose de rodillas frente a mí desabotonando el pequeño pantalón y bajándolo cuidadosamente.
Fue muy delicada para no rozar mi herida ni mis genitales, la escena que contempló al bajarme el pantalón a los tobillos debió embelesarla de nuevo…. Observó una verga morcillona con su buen par de pelotas a un lado y al otro un ligero raspón al que prestaba atención de forma poco convincente. En ese momento y desde arriba comprobé con certeza que mi madre no llevaba sostén y por el escote el panorama era la décima maravilla del mundo…, sus pechos (talla 110C), con los pezones color café con leche totalmente empitonados y orientados hacia arriba, creí morir. Mi progenitora era cada vez más mi objeto de deseo, estaba frente a mí empalmada como una perra en celo, me había bajado los pantalones y contemplando mi verga a la vez que iniciaba cautelosa una cura de urgencia desde la ingle hasta la cintura. Aquello era insostenible yo intentaba concentrarme para no excitarme pero al sentir la primera caricia del algodón en la ingle mi pollón reaccionó e inició un ascenso en la misma dirección en la que mi madre manipulaba hasta que se pegó a su mano, momento en que ella dio un respingo al notarla y sin mirarme a la cara con su palma lo retiró suavemente sintiendo el calor y la potencia de la masculinidad de su hijo, que sin poder evitarlo siguió elevándose y descubriendo su capullo a la vez que el prepucio se retiraba por el efecto de la erección. Mi madre la seguía con los ojos, se le cayó el bote de agua oxigenada y el algodón pero esos enseres ya ni existían para ella, lo único en el mundo era ese tremendo pollón majestuoso que se erguía a un palmo de su cuerpo y que le atraía como un imán, como un diablo…La pobre no pudo aguantar más y mirándolo lo acarició balbuceando algo así como…,
-“Pobrecito, el rasguño ha excitado esta pieza tan hermosa… ¡Mi nene no puede reprimirse!”
Poco a poco y sin mirarme a la cara lo asió con fuerza como queriendo sentirlo en sus delicadas manos y comenzó un movimiento de vaivén subiendo y bajando la piel que no era sino una de las pajas mejor hecha en mi vida. Poco tardé en llegar al clímax debido al estado de excitación que estaba soportando desde hacía una hora y de repente el capullo alcanzó su máximo esplendor y retorciéndome empecé a chorrear como un animal manchando a mi madre la cara y en su corta camiseta sobre los pechos en un primer chorretazo…, sin dejar de pajearme se la metió en la boca, mientras ella seguía con frenesí pajeándome como una poseída y llorando como una magdalena…
…Mario se encendió como una antorcha, poco acostumbrado a aquel salvaje comportamiento de su madre y enseguida quedó a punto de caramelo. Paré su excitación, deseaba que se corriera, pero quería recibir su leche en lo más profundo de mi garganta en sustitución de desearlo en mi coño, pero Mario, creyendo en mis límites impuestos como madre y mujer, intentó retirarse bruscamente. Sin embargo como le tenía asido por la base de su tallo y de los cojones, no pudo hacer lo que quiso, que era dejar su semen fuera de mi cuerpo y perderse por mi piel dejándome inexplicablemente frustrada, necesitaba su néctar ansiosamente. Mi hijo se dejó hacer resignando a producir el estallido de esperma dentro de mí, de descargar su leche chorro a chorro, fabricada en aquellos huevos de mi propiedad. Tras reventar en varias convulsiones, todo su engrudo se hallaba sobre mi lengua formando una masa gomosa con mi paladar. Con mi lengua la reuní en su volumen en mi galillo y la engullí saboreándola.
-“Madre mía mamá”, masculló Mario entre jadeos. “Nunca te había visto así. Parecías querer devorarme entero”.
-“Y así es, cariño”, le respondí mientras me incorporaba y volvía a besarle. Me invitó a la ducha y allí me quitó la ropa pringada de semen… “¡Ahora quiero que tú me comas a mí!”
Cuando acabó me apoyé en la pared de la bañera. Con sensualidad, levanté una pierna y apoyé el pie en sobre el borde la misma, de forma que mis muslos quedaran bien separados y mi palpitante coño apropiadamente abierto. Mario, caliente como un toro, se arrodilló ante mí y hundió la cara en mi entrepierna, provocándome un estremecedor escalofrío de placer. Su boca se apoderó de mi coño y pronto tuve su lengua recorriendo hasta el último centímetro de mi vagina a todo lo largo de mi raja. Mis manos se engarfiaron en su cabello, acariciándole mientras me comía el chocho. Lo quería para mí, así que apretaba su cabeza contra mi cuerpo, como si pretendiera metérmela dentro. Me estaba encantando zampándome mi chocho…, así se mantuvo durante más de cinco minutos hasta alcanzar mi orgasmo, pero por desgracia Mario dejó de hacerlo porque me hubiera gustado otro más…. Estaba insaciable… decidió follarme sentándose en el borde de la bañera.
Fue una corrida sin parangón, había pringado a mi madre toda su linda cara y parte de su ropa, en especial sobre su pecho, que al intentar limpiar con las manos transparentaba unos pezones gordísimos con unas puntas que parecían avellanas sin pelar. En seguida reaccioné y un sentimiento de culpa me invadió otra vez. Había seducido a mi pobre madre que estaba falta de afecto sexual, que al verse expuesta a un cuerpo joven con esa verga tan grande contoneándose delante de sus narices la había hecho traicionar sus más férreas ideas y códigos de morales, sucumbido a la lujuria e incluso… al incesto.
La tomé delicadamente de la cintura y nos dirigimos al baño. Ella seguía llorosa sin dirigirme la mirada solo me decía…-“Perdona hijo mío no sé lo que he hecho pero has explotado como una fiera… ¡¡Te he provocado yo mi amor, lo sé!!”
-“Mamá”, le dije. “No tienes que sentir culpa de nada tú eres una mujer y yo un hombre y por lo que he leído estas cosas a veces suceden, pues los sexos opuestos se atraen, no solo no me has provocado, sino que estoy muy salido y cada vez que me tocas siento tanto placer que me haces ver las estrellas”. Me metí en la ducha para quitarme todo el esperma y el sudor que tenía pegado e invité a mi madre a entrar.
Ella estaba tan alucinada con la experiencia y tenía alguna gota de lefa extendida por brazos, cara y vestido. Libremente entró en la ducha, no se le ocurrió poner pegas… -“Mamá te quitaré la camiseta que lo hemos dejado para el arrastre y ahora te ayudaré yo a limpiarte”.
Ella se dejó hacer dándose la vuelta, le bajé la cremallera y ahí apareció esa maravilla, efectivamente no llevaba bragas ni sujetador, me creía el Capitán Trueno y abrí el grifo comenzando unas suaves caricias por su espalda muslos hasta que la giré y descubrí sus magníficas tetas mirándome altivas, como desafiándome y abajo mi vergón que nuevamente se hallaba como un palo suplicando una vagina en la que estrenarse. La arrimé a mi pecho y mi madre notando mi potente verga entre sus muslos (no les he dicho que le sacaba una cabeza en altura), me empujó hacia atrás con cariño diciéndome…
-“Mario esto sí que no va a ser posible, tú ya eres un hombre y además mi HIJO…, y lo que podemos acabar perpetrando es un incesto, uno de los peores errores que de la lujuria que se pueden cometer”.
Era cierto todo lo que me decía, pero a la vez se había metido desnuda en la ducha con su hijo, al que acababa de masturbar zampándose su semen sin mediar palabra, esto no podía parar de esa manera y menos con el calentón que me había provocado así que la tomé entre mis manos y le dije…
-“¡Mamá, amor mío como me vas a dejar así!”
Y la verdad ver mi pedazo de falo daba miedo completamente tieso y duro. Me arrimé a ella y le di un beso en la mejilla otro en la comisura de los labios y después comencé a comerle la boca y a acariciarle los pechos. Sus pezones estaban súper gordos y muy duros…, comenzó a gemir y a susurrarme…
-“Puedes acariciarme y rozar tu polla inhiesta por mis muslos, por mi vulva si quieres…, pero no me la metas mi amor porque seguro que sucumbo de placer y me puedes dejar PREÑADA…”.
Preñada era la palabra mágica que la llevó al desplome con Sergio y ahora la utilizaba conmigo…. Comencé a besarle el cuello, los pezones, sus jadeos cada vez eran más continuos e intensos, me lancé y acerqué mi mano a su pubis rasurado sin una pizca de vello, mientras el agua corría por nuestros cuerpos y lentamente separé sus labios vaginales descubriendo su interior ardiente y rosado junto con un botón que comencé a frotar delicadamente. El coño le ardía y destilaba almíbar caliente mientras sus piernas temblaban, hasta el punto que se tuvo que apoyar en mí para no caerse al iniciar el castigo sobre clítoris. Mordía el hombro viéndome afanado en su coño. Jadeaba como un animal acorralado clavando sus uñas en mi espalda, mientras se contorsionaba como un malabarista y le vibraba todo el cuerpo entre esténtores. En ese momento en que la tenía entregada continué sobándole las tetas y apunté mi verga a la entrada de su raja preciosa, umbral de la cueva del placer la cual se hallaba dilatada, no observé ningún rechazo, bien al contrario seguía aferrándome y clavando sus uñas en mi espalda, pero por la diferencia de altura comprendí que no la podría penetrar como deseaba por lo que apagué el agua y me senté en el borde de la bañera con mi polla mirando al techo y le tendí la mano, ella aún cubierta de agua tenía muy claros mis deseos… y los suyos. Salió de la bañera se arrimó a mi lado y abriéndose de piernas se sentó sobre mí sucediendo lo que tenía que suceder…,se fue hincando poco a poco cada centímetro de mi polla hasta que en un momento noté una pequeña presión y un gemido de mi madre….
-“Mi amor acabamos de desvirgarnos”, me dijo y comenzó un sube y baja o un mete y saca como queráis llamarle, que nos llevó a ambos a la gloria. Mamá se corría con suma facilidad, solía tener multi orgasmos cortos…, solo en los cinco primeros minutos se corrió dos veces, yo como ya me había sido masturbado previamente, duré lo suficiente como darle esos placeres…
-“Cariño llévame a la cama, estaremos más cómodos”. Me dijo al oído muy sensualmente.
Y así calados, ardientes en plena vorágine de sexo, nos marchamos a su cuarto, a una cama de matrimonio amplísima donde acabar el juego. Al llegar empezamos a besarnos con la misma pasión que antes, pero esta vez bajé por su cuello y llegue a sus tetas, que sensación, dureza, suavidad, firmeza, elasticidad y mamarle sus pezones me puso a mil, era la los sumo, me acababa de hacer una paja y ya estaba empalmado con las mismas o más ganas de follármela. Ella me notó fuera de mí, me dijo…
-“Ponte de pie cariño al borde de la cama y hazme lo que me hacía tu padre….Tu silencio bien sabré recompensártelo toda mi vida”, se situó al borde de la cama, abrió sus rodillas clavó la cabeza en la cama y me mostró su coño abierto por sus manos.
Mi erección era tal que tenía que forzar para guiar mi polla con la mano hacia abajo…, y empecé el juego, se la metí, se la saque una, dos, tres, cuatro veces sus gemidos eran gritos de placer, se chorreaba abundantemente hasta que me indicó… -“No seas cabrón… déjala dentro y aguanta”.
Dios no sabía si era un ruego o una advertencia. ¡Qué manera de moverse DIOS MÍO! No voy a poder aguantar, tengo que hacer algo para excitarla y que nos corramos los dos a la vez. Por toda respuesta telepática sus manos que habían abrazado sus tetas, se deslizaron por su cuerpo hasta llegar a mi verga. Se la comencé a acariciar para hacerle ganar volumen. Poco a poco, noté cómo la sangre comenzaba a circular por las hinchadas venas del flamante miembro viril de mi hijo, que iba ganado vigor y grosor con rapidez. Bruscamente, Mario se volvió hacia mí y quedamos frente a frente. Con decisión, me agarró por los hombros y me atrajo hacia sí, besándome con pasión mientras mi lengua buscaba la suya. Su polla cada vez más dura, quedó atrapada entre nuestros cuerpos, pero yo no estaba dispuesta a soltar mi juguete tan pronto, por lo que deslicé mis manos entre nosotros y volví a agarrársela con ganas.
–“¡Uf” Gimió. “Nunca te he visto tan cachonda…”
-“Es que llevo diez días en el dique seco cariño… y ya no podía más…”
Lentamente, deslicé mi cuerpo hacia abajo, hasta quedar de rodillas frente a él. Mario, comprendiendo mi intención, me dejó a mi aire, mientras sus atónitos ojos se clavaban en los míos. Sin desviar la mirada, agarré su ariete por la base y deslicé mi ardiente lengua por el empalmado falo. Liberé el glande de su prepucio y lo chupé y lamí por todas partes, huevos incluidos, sin dejar ni por un instante de mirarle a los ojos mientras saboreaba la masculinidad de Mario. En pocos segundos, mis labios recibieron con deseo la endurecida barra de carne y comencé a mamársela con ganas, notando como la punta se apretaba contra el interior de mi mejilla y la abultaba. Me la metí más adentro que nunca antes, apretando mi rostro contra su ingle cuando me la tragaba por completo. Pero, incluso en esos instantes de inmensa lujuria, no podía evitar pensar en su padre… la tenía mucho más pequeña con unos escasos 15 cm frente a los casi 20 de Mario, la de Joaquín se quedaban corta siendo una buena verga ancha.
-“No puedo más”, siseó incorporándose. “En mi vida he estado tan cachondo…”
Su polla volvía a estar como una roca y Mario quería volver a meterla ya en mi chumino caliente. Dedicó sólo unos instantes a frotarla contra mi húmeda gruta, pero enseguida la colocó en posición y me la clavó hasta las bolas entrando a cuchillo en mi coñito anhelante.
-“¡AAHHHHHHH!” Gemí al sentir cómo su émbolo me penetraba.
-“¡DIOS! Gemía él “¡Te quiero! ¡Mamá, te quiero!” Sentí deseos de gritarle.
-“¡¿Te quiero?! ¡Qué cojones te quiero! ¡Fóllame duro, cabrón! ¡FÓLLAME!” Pero me contuve. Mario comenzó a bombearme, con más violencia de lo que era habitual en otros hombres, y aquello me encantaba, pero una diminuta parte de mi psique me recordaba que con Sergio no había sido más intenso, ni mejor.
Me sentía llena, repleta de polla y amor, me llenaba más en todos los sentidos, era mucho más larga y gorda que la de su padre, pese a tener tan solo 18 años casi. Era increíble, estaba follando salvajemente con el hombre al que amaba y no paraba de recordar al hijo de puta que me había encaminado a hacer esto. Y entonces Mario se corrió.
-“¡No, no, no, no! ¡Todavía no!” Aullaba mi mente. “¡Yo no me he corrido!”
Pero era inútil la descarga de leche se hizo patente en mi coño sobradamente. Percibí el primer gran lechazo inundando mis entrañas, mientras el chico gemía entrecortado y convulsionaba al tiempo que expelía su leche con todo el mazo empalado en el coño de su madre. Sin el más mínimo miramiento se deslechaba a la par que me dejé llevar por su frenesí acariciando su espalda y sus duros glúteos que apretaba y soltaba inseminándome a conciencia. Con apenas el último chorro de lefa, Mario agotado, retiraba su arrogante miembro viril de mí interior y sentir cómo su leche salía también de mi coño y resbalaba por mi culo. Se había corrido dentro con tranquilidad, sabedor de que yo tomaba precauciones. Quedé frustrada, enfadada, emocionada, impertérrita, agotada y satisfecha todo a la misma vez, comprendiendo que aquello era lo máximo que Mario podía hacer conmigo, lo máximo que debía ofrecerle. En esta ocasión me duró casi quince minutos y lo podría considerar el mejor polvo en años… pero ya no bastaba para mí…
-“Ha sido increíble”, susurró Mario besándome. “El mejor de mi vida”.
-“Sí, cariño”, asentí acariciándole el rostro. “Ha merecido la pena la espera…” Le digo cariñosamente sin querer mostrarle el enfado conmigo misma.
-“Si llego a saber que al final te iba a poner así, habría tardado más hacerlo”. Sonreí sin ganas.
Acabamos juntos de ducharnos, frotándonos el uno al otro. Mi coño latía satisfecho, deseando más… intenté entonar de nuevo a Mario dedicándome con esmero a asear el deseable falo, no conseguí hacerle despertar mientras me decía…
-“Mamá, lo de la mamada ha sido maravilloso, pero esto de follarte…, joder esto no tiene nombre…”
-“Hijo mío tú sí que eres maravilloso… ¡Cómo follas Dios mío, como follas! Ni tu padre en sus mejores tiempos pudo darme tanto placer”.
Mi ego estaba a salvo, pero me preocupaba saber cómo iba a ser mi relación con mi madre a partir de ahora, no lo sé. Mi gran fallo de principiante, fue descuidar mi eyaculación, que con la emoción llegó desprevenida llenándole las entrañas de mi leche. Probablemente este y otros polvos que le siguieron dejándome vaciar en su útero sin la menor de las precauciones, provocó su preñez…, pero esto está por confirmar, porque a mi madre se la habían follado al menos dos hombres más, sin contar con mi padre. Solo antes de terminar la pintura en casa le llené tres veces su coño de mi leche, después llegó mi padre que también le dio la ración de lefa oportuna…
En esa última semana de vacaciones solo tuve dos oportunidades, ya luego volvimos a casa y a las dos semanas nos confirmó que estaba PREÑADA. Demasiada leche tragó su coño para no llegar a estar en cinta, pese a las pastillas anticonceptivas que tomaba, sin duda irregularmente porque según pude ver, se había olvidado tomar la pastilla anticonceptiva en la primera semana del blíster, que es cuando hay un mayor riesgo de embarazo porque la ovulación puede ocurrir más temprano y los espermatozoides pueden sobrevivir de 5 a 7 días después de la eyaculación dentro del útero materno. Ella juró y perjuró a su marido que las ingería regularmente, era evidente que mentía como una cosaca… los cambios de residencia, las tareas de la reforma y las aventuras con tanto macho le tenía la cabeza trastornada y se olvidó de tomarla, cuando retorno a ellas ya era tarde. Sus hormonas revolucionadas la llevaron a quedarse preñada pese a su confesión casi verosímil. ¡Lo busqué y lo encontré! Me confesó mi madre una tarde con la panza de 32 semanas… Cualquiera de los sementales que me follaron puede ser el padre… pero eso será un secreto para tu padre o me matarás del disgusto.
FIN
Este es mi correo... trovo_decimo@hotmail.com por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!
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