Ser hija única del dueño de un rancho a veces tenía sus grandes privilegios. A pesar de vivir algo alejada de la gran ciudad nunca llegaba a aburrirse del todo acá, aunque a veces se impacientaba por hacer lo que más amaba, y esto era ser violada por los caballos dentro del establo.

Ese día no fue la excepción. Esperó a que los trabajadores terminasen de acomodar y limpiar por completo el establo, aunque si pudiese escoger desearía que estuviese más sucio que limpio, eso la ponía más caliente.

Aunque algunos de los peones de la hacienda estaban bastante buenos, unos más musculosos qué atractivos de cara, pero los rostro poco le importaba sí es que entre las piernas le colgaba algo que la satisficiera, nunca se le dio por provocar a uno o varios para hacerlo, de hecho era la primera vez que se le cruzaba esta idea por la cabeza y con su cuerpo podía conquistar al tipo que ella quisiera, aun así ellos en manada no podrían hacerle soltar un gemido verdadero.

Entro casi a hurtadillas, como alguien que no quiere ser visto, alguien que seguro cometería un crimen. Encendió las luces y pudo ver a cada uno de los caballos en sus cubículos, ellos la miraban con sus ojos mientras se quitaba la ropa.

Como si fuese una niña pequeña dentro de una dulcería fue observando uno a uno, decidió quedarse con el potro negro por simple caprichito de niña mimada.

Entro dentro del cubículo, saludo al caballo con un beso y acaricio el negruzco cabello del animal.

De su vagina ya chorreaban fluidos  que facilitarían un poco la penetración. Poco a poco comenzó a frotar su clítoris mientras se sostenía a un lado del caballo, gemía lo más fuerte que podía, sabía que nadie la interrumpiría. Luego de esto llevo ambas manos a su enorme culo y separo sus nalgas, se podía ver una ano casi ya dilatado, no era su primer vez con este tipo de bestia, era toda una experta en la materia en lo que a anos refería.

Tomo el miembro del caballo, seguido de esto la bestia comenzó a soltar pequeños bufidos en señal de agrado y placer. Masturbo al animal hasta qué este al fin erecto por completo su miembro. Su verga era colosal, nunca se dejaría de sorprender por una verga de caballo, así sea la primera o ultima vez.

Se coloco debajo del caballo mostrándole que estaba lista para la penetración, la bestia se le acerco y de inmediato metió la verga violentamente dentro de ella.

Le gritaba, le rogaba que no se detuviera, que le rompiera el ano, que era su puta, el caballo hacia su trabajo ensartándola una vez tras otra. El corcel relinchaba de placer, debajo de él la mujer no para de gritar en una especie de placer mesclado entre el dolor.

Entre las ensartadas ella logro hacerse de la verga de la bestia y cambio de hoyo. Esta vez su vagina recibió la colosal verga del animal. Lo sintió todo, desde la entrada de la cabeza hasta la base del tronco, entrando y saliendo, haciendo tener el orgasmo que tanto deseaba, no le importaba más nada.

El caballo termino con una enorme eyaculación dentro de ella.

Soltó un suspiro y de la nada su vagina expuso a borbotones chorros de semen de caballo, no le importaba tener un hijo de tal bestia.

Dijo en voz alta a modo de chiste "es verdad que los negros lo tiene enorme", rio y dejo tras si el establo.

Eso fue todo por esa noche, esperaba con ansias la siguiente.

FIN