Tengo 25 años, cabello rubio, ojos verdes, flaca, tetas normales y culona. Trabajo en una oficina como secretaria del vicepresidente, un hombre de 39 años, alto, calvo, con barba prolija, cuerpo atlético. Un día de mucho trabajo me tuve que quedar hasta tarde en la oficina para lograr terminar los informes que me había pedido. Él estaba en una reunión, se suponía que no volvería a la empresa pero justo cuando estaba por irme lo vi entrar. Estaba alterado, su respiración era acelerada y se notaba que estaba muy enojado por algo o con alguien (su nombre es Sergio el mío Eva).
S - ¿ya te vas? Necesito que te quedes!!
Entró en su despacho, lo seguí un poco preocupada.
E - ¿Pasó algo señor?
S - ¿qué tanto te importa este trabajo?
Su pregunta me tomo por sorpresa, no entendía a donde pretendía llegar.
E - mucho, me importa mucho.
S - ¿tanto como para hacer lo que te pida en este momento sin protestar ni hacer preguntas? Sólo tienes que obedecer.
Me puse bastante nerviosa y me quedé callada mirándolo. Su respiración empezó a acelerarse nuevamente, se sacó el sacó y lo tiro al suelo con fuerza.
S - RESPONDE!!
Su mirada y el tono de su voz me dio un poco de miedo.
E - Sssi señor, estoy dispuesta a hacer lo que me pida para conservar mi trabajo.
De inmediato tiro todo lo que había encima del escritorio sin importarle si algo se rompía. Me agarró con fuerza y me paro de espaldas a él, apoyo mi cabeza y mi pecho en el escritorio, me levanto la falda, todo pasó tan rápido, que no lograba asimilar nada cuando sentí la palma de su mano golpear con fuerza mi nalga derecha, pegué un pequeño grito
S - Ni se te ocurra volver a gritar de nuevo
Me pegó otra vez, y otra y otra, me dio como 15 nalgadas muy fuertes, me ardían, tenía la mano pesada. De repente paró y me sacó la tanga me metió un dedo en la vagina lo metió con fuerza, luego metió otro, sus dedos eran grandes, apoyo su dedo gordo en mi ano, eso me produjo un escalofríos, me dio miedo de que me lastime. Pero no puedo negar que estaba excitada. Me sacó los dedos y me penetró con su verga. Pedazo de pija tenía el hijo de puta, me la clavó hasta el fondo, me levanto un poco sin salirse de mi, me tenia clavada, desprendió mi camisa de un tirón rompiendo los botones, liberó mis pezones sin sacar ni desprender mi corpiño. Los apretó muy fuerte, me hizo ponerme de pie por completo con su verga aún dentro mío y me llevo a una orilla, contra la pared, comenzó a empotrarme, me tenia del cuello y me apretaba, estaba por tener un orgasmo y no pude evitar comenzar a gemir, me tapó la boca y me daba más duro. Fue el orgasmo más intenso que había tenido en mi vida. Él me siguió empotrando contra la pared como por 10 minutos, luego me la sacó, sentí una especie de alivio, me la metía muy fuerte y con mucho ritmo, no estaba acostumbrada al sexo tan duro. Me hizo subir al escritorio, está vez me miró a los ojos cuando me la metió, me hizo ponerle mi pierna derecha en su hombro, acercó su boca a mi pezón y me lo mordió, luego llevo ambas manos a mi cuello y empezó a meter y sacar su verga más rápido mientras me apretaba con sus manos muy fuerte, tenía miedo, no podía respirar bien y a la vez estaba teniendo otro orgasmo, aceleró aún más su ritmo y dejó de apretarme tan fuerte el cuello. Acabo dentro de mi. Me la sacó y se metió en el baño, antes me dijo que ya podía vestirme. Lo hice pero no encontré la tanga y mi camisa no la podía prender porque los botones estaban rotos.
E - perdón señor pero no encuentro la tanga
S - Me la voy a quedar.
Busco su billetera Y sacó mucha plata, agarró su sacó y me lo dio para que me tape y pueda salir del edificio.
S - esta plata es por tu tiempo extra y para que compres una tanga nueva y si lo necesitas una pastilla del día después.
Me quedé mirando, me estaba pagando como a una puta.
S - toma la plata Eva. Anda a tu casa y olvídate de todo lo que pasó hoy. Mañana venís a trabajar normalmente.
Agarré la plata y me fui.