Por esos días mis papás tenían problemas, mi padre quería regresar a casa luego de una frustrada relación con la puta secretaria de la empresa donde él trabajaba, Lora y yo no sabíamos qué decir pues era nuestro padre y a pesar de todo lo amábamos pero, también si regresaba perderíamos la libertad de salir a putear y volveríamos a quedar bajo su control, además él no estaba de acuerdo con el rumbo que había tomado nuestras vidas, la de Lora y la mía, papá no era tonto y sabía que su hijo mayor ahora se estaba convirtiendo en su hija mayor y, que Lora se veía con muchachos y compraba cosas que estaban lejanas para una chica desempleada, mamá, la pobre disimulaba que no sabía de dónde venía el dinero que Lora le daba y que en mucho ayudaba a pagar cuentas y retrasos de deudas que con el sueldo de enfermera en una clínica privada donde trabajaba nunca alcanzaría.

Papá venía teniendo problemas económicos porque la empresa que le daba los viajes se los estaba dando cada vez más a las líneas modernas que estaban desplazando a los camioneros independientes, además del dineral que se gastó con la puta con la que anduvo, papá no nos dijo por qué terminó su amorío. Mamá lo amaba y estaba dispuesta a que regresara, solo Lora y yo estábamos indecisos. Sin embargo, papá se fue con su camión a trabajar a Tijuana y se resolvió así la situación, ahora mamá cada que salía de vacaciones tomaba un autobús en la ciudad de México y viajaba dos días enteros (solo de ida) para verse con papá en la fronteriza ciudad, se llevaba a mis hermanitos y a mi sobrino, el hijo de Lora.

Lora y yo quedábamos solos para dar rienda suelta a nuestros deseos. Cada que regresaba mamá de Tijuana nos hablaba de las maravillas de esa ciudad, añoraba que papá lograra estabilidad para trasladarnos a vivir allí. Mientras eso ocurría Lora andaba de nalgas prontas por su maestro de deportes. Me contó cómo fue su primera vez con ese tipo. Cuando la calentura los estaba consumiendo en vida, el profesor la llevó a una casa antigua lejos del centro de la ciudad, Lora no supo de quién era esa casa amueblada pero deshabitada, su enamorado la introdujo y entraron a una recámara, ahí se desnudaron completamente, él la besó en el cuello, labios, hombros, axilas, abdomen, piernas y en la vagina, sabiamente la puso am mil, le introdujo un dedo, luego dos y con el pulgar y la lengua le masajeó el clítoris.

En la posición de misionero la penetró, ella sintió un agudo dolorcillo que rápidamente se transformó en placer intensísimo llevándola a la gloria, él no pudo contenerse más y la llenó de esperma caliente. Estuvieron mucho tiempo a solas esa tarde, gozándose como locos. En la siguiente sesión le penetró el culo. Creo que ese sujeto amaba a Lora pero el hecho de que acababa de casarse y de ser maestro de Lora y su falta de huevos le impidieron quedarse con ella y cambiar el rumbo de sus vidas. De todas maneras toda la escuela se enteró, estalló la bomba cuando Lora salió embarazada y mis padres fueron a reclamarle y también a la escuela a pedir una explicación, Lora ya había confesado quién era el padre de su bebé, el sindicato defendió al profesor e impidió cualquier acción en su contra. La verdad es que fue muy cobarde. Pero Lora lo amaba a pesar de todo. Yo me sentía muy dolido por los sucesos y lo único que me confortaba era mi bebé, mi sobrinito, era 1976, Lora volcó en mí parte de sus ansias y sus anhelos más secretos, al fin y al cabo era el único hombre que nunca la había defraudado ni engañado, nunca la había traicionado como los demás. La había protegido de los insultos de mamá y de los golpes de papá. Lora sabía desde muy niña que me gustaba vestirme, maquillarme y usar sus cosas y nunca lo vio mal, además sabía algunos de mis secretos más íntimos, como que me cogió un sujeto, que me metía cosas por el culo y todo. Continuará.