Yo siempre la había visto desde hace 9 años, trabajamos en la misma corporación, pero en áreas diferentes. Recién el año pasado nuestras funciones se entrelazan y tengo el gusto de conocerla, la confianza se fue dando, hasta que un buen día tuvimos un compartir en un hotel lujoso de la ciudad, las copas iban y venían, yo me entone con las copas, pero ella andaba con su guardaespaldas, por todos lados, luego me confesaría que era un fans enamorado de ella, pero que nunca paso nada con él, casi al terminar la reunión me la encontré sola en uno de los salones del gran hotel, conversamos unos minutos y al ver que estábamos solos, me atreví a besarla, ella entre sorprendida y deseosa no supo que hacer, me dijo: Aquí no, vámonos a otro lugar. Yo ni corto ni perezoso, la lleve al auto y enrumbé a un hotel con sauna que me habían referenciados unos amigos.
Ni bien entramos me dijo: tengo algo que confesarte, le dije que después me diga lo que quiera, que ahora disfrutemos del momento.
La arrinconé contra la pared, mis manos recorren sus pechos y sus nalgas (las cuales son muy grande para su tamaño), siento que su excitación va en aumento, el lugar, el momento las copas de champagne en la celebración confabulan a nuestra pasión.
La hecho en la cama, bajo su pantalón dejándola sólo con una diminuta tanga negra que hace juego con su hermosa piel blanca, la pongo boca abajo a fin de ver su tremendo culo comiéndose esa tanguita, un poema esa imagen, mis deseos se desbordan que comienzo a lamerle las nalgas y darle algunas mordidas, hasta que logro quitarle la tanguita, haciéndole un delicioso sexo oral, siento como gime, me toma de la cabeza y me aprisiona entre sus piernas, mi lengua juega entre sus labios vaginales y clítoris, siento lo caliente que esta por su gran humedad, subo a sus pechos, mordisqueando sus pezones uno a uno, me hecho a su lado y hago que se suba encima mío, para realizar un 69, delicioso, sigo probando sus mieles, mientras mis manos la nalguean sonrojando su piel y ella se mete mi miembro a su boca, lamiéndolo con pasión y jugueteando con su lengua la cabeza de mi miembro.
No podemos más con nuestra calentura, ella se sale del 69 y comienza a cabalgarme, mientras sube y baja, observo su figura reflejada en el espejo, recorro con mis manos su piel desde los senos hasta su cadera, luego de un rato, le pido que siga cabalgándome, pero dándome la espalda, quiero apreciar en plenitud su hermosas nalgas subiendo y bajando, comiéndose mi miembro, es una amazonas cabalgándome, le doy de nalgadas para que sienta que lo está haciendo muy bien, ella gime y me pide que siga con las nalgadas, vamos acelerando las embestidas, yo estoy próximo a venirme y siento que ella comienza con unos temblores en su abdomen que me confirman que está teniendo un orgasmo salvaje, siento sus jugos viniendo por mi pene, lo que incentivan a mis sentidos y hacen que me venga dentro de ella.
Ella se hecha a mi lado, con una gran sonrisa, me dice que tiene que confesarme que es casada y que yo soy su aventura…
Continuará.