EL MASAJISTA
Ely es una chica encantadora con fina piel y unos ojos negros que alumbran como dos luceros. El día de su cumpleaños había trabajado muy duro durante todo el día en el despacho de arquitectos donde prestaba sus servicios. Le dolía la espalda de estar todo el día en frente de su ordenador.
A la hora de salir pensó que estaría bien ir a que le dieran un masaje para relajar los músculos. Recordó que una amiga le había hablado muy bien de un masajista que había a dos calles de donde ella trabajaba. Aunque preferiría que se lo diera una mujer, pues le daba un poco de corte que un hombre tocara su piel, no porque fuese mojigata sino porque aun no había tenido ninguna relación de sexo con un hombre y no sabia bien como podría reaccionar.
Pero con la seguridad que la caracterizaba, al fin decidió ir. Es mi cumpleaños y me puedo permitir el darme un capricho- pensó.
Llego a la consulta, en la segunda planta de un edificio de apartamentos. Le recibió una señorita muy educada y bien vestida.
- Buenas tardes, en que puedo ayudarla?
- Buenas tardes, venia para ver si podían darme un masaje de espalda
- Pues mire si, ha tenido Vd. suerte porque la visita que estaba concertada a esta hora acaba de llamar que no puede venir.
- Estupendo.
- Pase
La acompaño a una sala como la consulta de un médico, que olía a una mezcla de incienso y aceites aromáticos, en el centro había una camilla con sabanas blancas, sonaba una música muy suave y la luz era muy tenue.
- Quítese el vestido y el sujetador y túmbese boca abajo en la camilla
Precisamente hoy he venido con vestido – pensó Ely- con lo cual me tendré que quedar en bragas, ya podía haberme puesto pantalones. Pero ya no había marcha atrás, así que se quito los zapatos, el vestido y el sujetador y se tumbo en la camilla. La Señorita la tapo con otra sabana.
- En un momento vendrá e masajista, relájese
Al instante entro un hombre de unos 37 años, atlético, moreno y vestido con una bata blanca.
- Buenas tardes, esta Vd. cómoda?
- Si gracias
- Es la primera vez que la veo, verdad?
- Pues si, me lo ha recomendado mi amiga Mónica
- Mónica…Mónica Suarez? Pregunto el masajista.
- Si, es amiga mia.
- Estupendo, que tipo de masaje desea
- No..se.. me duele la espalda. Que tipos de masaje ofrecen?
- Bueno…puedo hacerlo un masaje de cabeza, de espalda o un masaje completo, como los que le normalmente le doy a su amiga.
Ely se quedo pensando un momento . Mónica no le habia hablado de los tipos de masaje, pero “ya que estoy aquí, uno competo” - pensó
- Pues uno completo.
- Muy bien, pues cierre los ojos, escuche la música, relájese y déjeme hacerle el masaje sin preocuparse por nada, le dijo al tiempo que reducía el volumen de la
Música y reducía un poco la intensidad de la luz.
Ella cerró los ojos y creyó percibir que el masajista se frotaba las manos con algún aceite, por el olor a sándalo que invadió la estancia.
Empezó a darle un suave masaje en la nuca y el cuero cabelludo, aquello le producía una sensación de descanso enorme. El masaje de cabeza duro unos diez minutos.
A continuación noto como le retiraba la sabana de su espalda hasta las nalgas. Me esta viendo las bragas – pensó un poco nerviosa-.
Pero el hombre empezó a darle un suave masaje con sus manos húmedas de aceite desde la nuca, bajando por la columna hasta las nalgas, volviendo a subir y parándose en los omóplatos y los hombres. Aquello la tranquilizó y empezó a sumirla casi en un duerme-vela muy agradable, su espalda empezaba a desanudarse de la tensión del día.
En una de las bajadas que las manos del masajista hicieron por la espalda, sintió como al llegar a la altura de las braguitas, se las recogió un poco hacia abajo con sumo cuidado y suavidad para poder seguir masajeando hasta el coksis. Ella ya no le dio importancia.
Después de unos quince minutos, el masajista le volvió a cubrir la espalda con la sabana, esto le resulto muy agradable porque sintió el calor de su cuerpo envuelto en la sabana.
A continuación el masajista le subió la parte de debajo de sabana, la que cubría sus piernas hasta la cintura y empezó a masajearle el pie derecho para ir subiendo por toda la pierna, cuando llego al muslo Ely sintió algo como el calor de la espalda aumentaba, pero como estaba medio dormida, no quiso darle mas importancia y dejo hacer, sintió como la mano caliente del hombre iba subiendo por el muslo masajeando por fuera y por la parte de dentro hasta llegar a la ingle. Cuando llegaba a ese punto, ella sentía una agradable sensación y tentada estuvo de abrir más las piernas para facilitar el acceso pero permaneció inmóvil. Después de unos diez minutos, el masajista cambio de pierna y volvió a ejecutar la misma operación, pero en esta ocasión cuando llego a la ingle se entretuvo un poco más y ella noto como el lateral de la mano le rozaba la braga en la zona del coño. Se le ha ido un poco la mano, no pasa nada – pensó. Su sorpresa llego cuando el le cogio suavemente las bragas y empezó a bajárselas,
- Le importaría levantar un poco el vientre y las piernas para que pueda quitárselas
- Pero….que hace?.porque me quita las bragas?.le respondió ella muy nerviosa.
El masajista no se mostró sorprendido, no era la primera vez que le ocurria e intento
Responder con la mayor naturalidad posible.
- Perdone, pero me dijo un masaje completo, no?
- Si…pero…
- Discúlpeme, pero para darle un masaje completo necesito que este desnuda. Pero si quiere que lo dejemos…
Por un momento Ely estuvo a punto de levantarse y marchar, pero de pronto pensó “que bochorno parezco una mojigata, además si es el mismo que le da a Monica…”
- No, No perdone, es que me ha cogido por sorpresa.
- No se preocupe….usted dejeme hacer
Ella levanto el culo y luego las piernas para facilitar el quitarle las bragas
Cuando el masajista le saco las bragas de los pies puedo ver una gran mata de pelo negro entre las piernas de Ely, normalmente no le producía ninguna reacción libidinosa porque casi todas las clientas eran personas entradas en edad, pero aquella chica era joven con unas piernas redonditas y un culo muy bien formado. No era un modelo, pero tenía un atractivo especial. De todos modos se quito de la cabeza tales pensamientos y como buen profesional decidió seguir con el masaje.
El se volvió a poner aceite de sándalo en las manos y empezó a masajearle los hombros y la espalda, primero el omóplato derecho y luego el izquierdo, para después bajar por la columna con ambas manos hasta llegar a las nalgas. Allí se detuvo con tranquilidad primero en la derecha, masajeándole, casi estrujándola con las dos manos bajando hasta la entrepierna, momento en que con ambas manos baja
Por la ingle abrazando la pierna y subiendo de nuevo de forma que el borde de su mano rozaba el coño de Ely, como de forma involuntaria, y las manos volvían a subir
A la nalga y las masajeaba, ahora de abajo arriba. Cuando hacia esto el coño de Ely
Se abría porque la piel de la ingle subia hacia arriba. Esto le estaba produciendo a Ely un gran place, su vista empezaba a nublarse y empezaba a desear que volviera a bajar las manos a masajear las inglés para sentir el rozo en el coño.
Vaya, vaya…con Mónica –pensó Ely- ahora se porque viene todas las semanas a darse un masaje y no para de decirme que venga a darme uno, también podía haberme explicado..a fin de cuentas no soy ninguna mojigata
Ely ya se había abandonado a la estupenda sensación que sentía, se sentía excitada y desinhibida. Cuando el masajista bajaba las manos hasta la entrepierna ella las abría, ya sin rubor, para permitirle mejor la maniobra y sentir mejor el roce en los labios de su coño.
Cuando hubo terminado con ambas nalgas, utilizando los pulgares y con las manos extendidas sobre las nalgas le masajeo la raja del culo y fue bajando hasta darle primero un suave masaje en el ano, aquello fue una sensación rara pero al mismo tiempo muy placentera, para seguir hasta presionarle con los pulgares los labios del coño y hacerlos frotar entre ellos, en ese punto a Ely se le escapo un gemido que no pudo reprimir. Con mucha suavidad el siguió con el frotis hasta que noto como Ely abría más las piernas, en ese momento paro para no dejar que ella pudiese llegar a correrse.
- Por favor, désele la vuelta.
- Ely se dio la vuelta y se puso boca arriba, ahora ya no le daba ningún pudor estar completamente desnuda enfrente de aquel hombre. Lo único que deseaba era sentir otra vez aquellas manos suaves sobre su cuerpo. Sentía mucho calor en la cara, realmente estaba encendida de calentura y placer, su sexo estaba húmedo y deseaba que siguiera masajeándole allí.
Como buen profesional, él sabia lo que ella estaba deseando y por eso no empezó por donde ella hubiese querido. El sabia que la espera también era excitante, así que volvió a untarse las manos con aceite y empezó de nuevo por los hombros, donde no se entretuvo mucho, le subió los brazos y se los estiro hacia a tras de la cabeza. En esa posición sus pechos quedaron tersos con los pezones apuntando hacia el techo duros por la excitación que Ely ya sentía.
EL masajista se puso mas aceite en las manos y empezó a masajearle los pechos de forma suave y estrujándolos con mucho cuidado, acariciándole los pezones, con ambas manos. Ely empezó a respirar profundamente y cuando el masajista le estiraba suavemente los pezones, sentía como un inmenso placer recorría todo su cuerpo
y la humedad invadía su entrepierna., no sabia bien si abrir o cerrar las piernas. El fue aumentando el ritmo del masaje, la respiración de Ely era cada vez más rápida y sus
gemidos ya eran otra vez seguidos y sin rubor alguno. El siguió estrujando sus pechos
y sus pezones hasta que un gemido profundo de Ely fue seguido por un estremecimiento de todo su cuerpo, al tiempo que cerraba las piernas econgiendolas
sobre su vientre, al tiempo que volvía sus brazos sobre su pecho, acariciándose ahora ella misma los pechos, mientras permanecía con los ojos cerrados. Acababa de tener el orgasmo más placentero y salvaje que nunca había sentido cuando se masturbaba ella.
El masajista, con mucha delicadeza volvió a estirarle las piernas sobre la camilla y siguió con su masaje en el de Ely, como si nada hubiese ocurrido. Sin embargo, no sabia que le pasaba con aquella chica, pues se había excitado él también y debajo de su pantalón blanco su polla amenazaba con explotar y sentía la punta mojada. Solo su sentido de la profesionalidad le había impedido sacársela y dársela a tocar a Ely, o a chupar porque contra todas esas ideas estaba luchando mientras seguía con su masaje como si nada hubiese pasado.
Se entretuvo más de cinco minutos masajeando el vientre y el costado, era la técnica para darle tiempo a la clienta a recuperarse y relajarse de nuevo. El tenía su cuerpo
A la altura de la cintura de Ely, desde esa posición podía dominar todo el cuerpo de ella. Cuando noto que ella se había relajado extendió su masaje subiendo nuevamente hasta los pechos, pero esta vez sin tocarle los pezones porque podrían estar irritados.
En una de estos movimientos para masajearle el hombro contrario a donde él estaba,
Se inclino sobre ella y sin darse cuenta su paquete se coloco precisamente encima de la mano de Ely, que tenia los brazos ahora estirados a lo largo de su cuerpo.Ella lo noto, perfectamente duro y en un movimiento espontáneo cerro la mano con lo que rozo el miembro duro del masajista, quién al darse cuenta se sintió avergonzado, porque creyó que ella pensaría que lo había hecho a propósito, cuando en realidad no fue así y, aunque le agrado aquel roce y le pasaron por su imaginación miles de ideas,
Siguió con el masaje y disimuladamente aparto su cuerpo de la camilla de masaje nuevamente.
Ely volvía a estar excitada, caliente y húmeda. El lo sabía y pensó que ya era momento de ir preparando el final del masaje, así que fue bajando sus manos hacia el vientre, los muslos. Con mucha delicadeza le separo nuevamente los muslos, al hacerlo un suave olor a calentura le llego de la entrepierna de Ely, le masajeo los muslos por fuera y por dentro. Cuando lo hacia por dentro, apuraba hasta la ingle de forma que de nuevo su mano rozaba el coño de ella. Repitió la operación varias veces hasta que la respiración de Ely volvió a ser profunda y entrecortada, en ese momento y ay si más disimulo empezó a masajearle el coño, muy suavemente, apretando entre ellos en un movimiento de rozamiento los labios del coño y presionando y acariciando el clítoris. De cuando en cuando con la palma de la mano abierta le masajeaba toda la entrepierna, situada de forma que la zona cercana a la muñeca le presionaba sobre el monte de Venus y el clítoris y los dedos rozaban la zona central del coño, llegando hasta el culo con el movimiento de adelante hacia atrás. Cuando hacia esto, Ely sentía tanto placer que no podía resistirse y abría más las piernas al tiempo que levantaba suavemente su culo de la camilla. En esos momentos, ya estaba totalmente abandonada a sentir placer y sus gemidos eran notorios.
Cuando el masajista notó que la excitación era máxima, empezo a usar las dos manos. La izquierda paso a acariciar el clítoris, mientras que con dos dedos de la mano derecha empezó a penetrarla suavemente. Cuando Ely sintió abrirse su coño y entrar los dos dedos, no pudo aguantar un gemido profundo al tiempo que sus piernas se abrieron hasta salir fuera de la camilla, y se una mano a la boca y la otra a acariciarse los pechos.
Una vez tuvo los dedos dentro, los giro hacia el monte de Venus y busco una minúscula zona con unos puntitos, que al tacto parecía una letra escrita en braile, que seguramente diría “placer”. Cuando los encontró fue alternando el masajeo de esos puntos con un mete saca, como si de una polla se tratara. En esos momentos Ely, no podía parar quieta, se retorcía encima de la camilla, abría y cerraba las piernas, subía el culo, se chupaba sus dedos y con la otra mano se estiraba los pezones.
El masajista aceleró el masaje sobre el clítoris y el movimiento de los dedos dentro del coño, hasta que el cuerpo de Ely reacciono como se una descarga eléctrica hubiese sacudido su cuerpo y lanzara un grito apagado,
- Ya…ya!! Uf
Al momento el sintió como en el interior del coño de Ely los músculos se contraían y
Casi no le dejaban sitio a sus dedos. Los saco con suavidad y siguió masajeando suave
Mente y muy despacio el coño por fuera que estaba totalmente mojado, como la mano
De él y la sabana que estaba debajo de Ely.
- Lo siento, dijo ella balbuceando.
- Perdone, pero porque dice lo siento?
- Porque….me he meado…- lo dijo cerrando los ojos y con la cara colorada, que no se sabía bien si era de vergüenza o del efecto del orgasmo que acababa de tener.
- No, tranquila. No se ha meado, ha tenido usted un orgasmo con eyaculación. Muy pocas mujeres son capaces de tener un orgasmo así, debe estar usted contenta y orgullosa. Tranquila….relájese…
Mientras la tranquilizaba, había cogido una toalla pequeña, de las que tenían dobladas dentro del armario y la secaba con ternura toda la entrepierna.
- Entonces…..no me he…?
- Noo, tranquila. Ha tenido usted el orgasmo que todas las mujeres quisieran tener. Disfrútelo.
- Bien…gracias.
Es mi trabajo, que usted quede satisfecha y relajada, le decía, mientras cogia sus
braguitas y se las volvió a colocar con una delicadez digna de un profesional.
A continuación la cubrió con otra sabana, redujo la intensidad de la luz y subió un
Poco la música.
- Quédese un rato aquí relajada, cuando lo desee puede vestirse e irse. No tenga prisa, relájese. Espero verla por aquí de nuevo.
Por cierto, las técnica de masaje que uso son totalmente secretas entre mis clientas
Y yo…ni siquiera mi personal las conoce. Espero que eso sea también de su satisfacción.
- Si…si…estupendo – respondió Ely, sin saber muy bien que decir, aunque lo que
Acababa de oír si que la tranquilizó
- Estupendo, pues espero volver a verla. Adiós – le dijo al tiempo que salida de la habitación, cerrando detrás de si la puerta.
-
Se fue directamente a su baño privado, donde se masturbo desesperadamente hasta que un chorro de calida leche salio de su polla, al tiempo que emitía un profundo suspiro. Nunca le había ocurrido ponerse tan caliente dando un masaje a una clienta, pero aquella muchacha había sido diferente, porque se la veía toda ternura e inocencia. Solo su sentido de la profesionalidad le había impedido aprovechar la situación, de lo cual se sentía orgulloso, ahora una vez se había corrido y la calentura había pasado.
Ely permaneció unos diez minutos estirada en la camilla, tenia la mente en blanco, no era aun bien consciente de lo que había ocurrido, pero se sentía bien, muy bien, su cuerpo parecía flotar calidamente entre la camilla y la sabana blanca que la cubría, sus pezones se habían relajado también.
Por fin se levanto, se vistió. Se miro en un espejo que había colgado justo detrás de ella y se arregló el pelo con las manos. No pudo menos que llevarse la palma de la mano derecha a su entrepierna y tocarse subvente el coño por encima de las braguitas,
Como diciendo: “umm…que bien lo hemos pasado.”.
Una vez se hubo vestido, salio de aquella habitación, recorrió el pasillo que la separaba de recepción, donde se paro a pagar el servicio
- Un especial verdad? – pregunto la recepcionista por puro formalismo, pues su jefe
Ya le habia pasado la nota con el servicio a cobrar.
- Si -dijo Ely…intentando mostrar la mayor normalidad del mundo
- Son 30 Euros.
Ely pagó con un billete de veinte y dos de cinco euros, y dijo adiós con semblante muy serio a la recepcionista, que no tenia ni idea del tipo de masajes que daba su jefe. Ese era un secreto entre el masajista y sus clientes. Ely lo sabía ya, y eso le habia evitado una situación embarazosa de sentirse observada.
Cuando Ely salio a la calle y a pesar de ser las 8 de la tarde, tuvo la sensación de que
La luz del día tenia un brillo especial.
extraordinario. Hacia tiempo que no leia un relato tan bien escrito. Me ha excitado hasta el punto de masturbarme. Mi proximo cumple lo quiero celebrar asi. Por favor envia mas relatos como este, ummm