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El gato aventurero

Un gato aventurero
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Al abrir la puerta el pequeño gato asomó su hocico olisqueando en el vestíbulo de escalera. Dando pequeños pasos con incertidumbre fue alejándose de la puerta hasta que Mari sin darse cuenta que Pintas quedaba fuera la que la cerró dejándole sólo en la escalera. Pintas llevado por su curiosidad fue bajando peldaño a peldaño hasta llegar al rellano del piso inferior. Se acercó al descansillo cuando, de pronto, se abrió la puerta del vecino más extraño de la casa, Pintas entró en ella que era motivo de comentario de todos los vecinos. El hombre que vivía allí tenía el pelo blanco crecido en una melena rizada y desaliñada, También tenía una larga barba blanca que caía desde sus flacos carrillos hasta la mitad del pecho. Cogió al gato por debajo de sus patas delanteras y lo levantó hasta la altura de su cara.
Mirándole fijamente y le dijo:
"Chico no sabes en qué lío te has metido sea quién sea dueño ".
Lee depositó en el suelo del pasillo y pintas fue recorriéndolo olisqueando y mirando por todas partes. De las paredes colgaban máscaras de madera talladas con expresiones horribles a cualquier humano le hubiera asustado pero a Pintas no le parecieron amenazantes, si no inalcanzables ya que por mucho que saltaba no las alcanzaba, así que siguió su camino sin darles más importancia. De pronto por una de las puertas apareció un extraño ser que se arrastraba por el suelo, largo, largo y sigiloso; se trataba de una serpiente que salía al encuentro del visitante. Se acercaba peligrosamente y Pintas dio un salto para alejarse, la serpiente reptó nuevamente hacia Pintas y el gato volvió a saltar y salió huyendo de aquel extraño ser. Asustado Pintas comenzó a maullar y sus voces llegaron a oídos de la serpiente que comenzó a silbar como respuesta. Nada, no habría forma de entenderse, uno maullando y la otra silbando persiguiéndose por todo el pasillo hasta que pintas quedó acorralado en el último rincón del pasillo y la serpiente se acercó abriendo mucho la boca con ánimo de tragarse al gato. Pintas sacó sus uñas y arañó la lengua de la serpiente que dolorida comenzó a retroceder silbando de dolor. El gato orgulloso de su poder comenzó a desafiarla y a tratar de hacerla huir, cosa que consiguió ya que las serpiente se escondió en una de las habitaciones que daban al pasillo. El hombre anciano había presenciado la pelea y riendo cogió a pintas entre sus manos y le decía:
" Chico valiente , me gustas chico, tienes un sitio en esta casa ".
Pintas siguió olisqueando todas las habitaciones que daban al pasillo, entró en una puerta abierta que daba a una habitación muy oscura pero eso a él no la importaba iba siguiendo la pista de un nuevo olor desconocido que avivaba su curiosidad, ser acerco a un pequeño ser que caminaba lentamente y que al ver al gato se encogió y metió la cabeza y las patitas en su caparazón, se trataba de una tortuga y Pintas con la pata delantera derecha comenzó a empujar al caparazón que empezó a rodar y rogando rodando llegó hasta unas cajas de cartón que pintas abrió y vio que eran capullos de seda de donde habían empezado a salir mariposas que salieron volando al ver abierta la caja. Las mariposas comenzaron a volar por el pasillo y al verlas el anciano comenzó a regañar pintas:
" Ven aquí gato travieso, te vas a enterar de lo que te puede pasar si sigues husmeando por todas partes. ¡ven aquí!."
Le cogió por la piel de la nuca y le metió en una jaula de alambres cerrando la portezuela. El gato comenzó a maullar de rabia y de impotencia dando pequeños paseos arriba y abajo de la jaula hasta que cansado y resignado se tumbó en el suelo y comenzó a dormitar. De pronto se volvió a oír el silbido de la serpiente, ¡otra vez estaba allí! ahora el gato no podía salir corriendo y comenzó a rugir para asustarla pero la serpiente no se inmutaba , seguía avanzando hacia la jaula, intento dar un bocado al gato pero lo único que pasó es que le dio un golpe a la cerradura de la jaula y esta quedó abierta. En el instante en que Pintas vió la jaula abierta salió corriendo saltando por encima de la serpiente y se escondió en la primera habitación que encontró abierta en el pasillo. Una vez más relajado empezó a pensar en cómo deshacerse de la serpiente o mejor aún hacerse amigo de ella y así empezó a silbar imitando el sonido de la serpiente, al principio no le salía bien pero tras varios intentos le salió un silbido muy bueno que oyó la serpiente y le contestó amablemente. La serpiente ser acerco curiosa a ver aquel nuevo amigo que el de pronto había encontrado. Silbando se el uno al otro se fueron tomando confianza y al final la serpiente apoyó dulcemente su cabeza sobre el lomo de aquel gato. ¡Ya eran amigos!
Pintas le dijo a su amiga serpiente que quería enterarse de todo lo que había en aquella casa extraña.
La serpiente le dijo:
" Aquí se vive muy bien es muy divertido, cada día traen un animal nuevo; ayer sin ir más lejos trajeron cuatro alacranes que está bien guardados porque son muy peligrosos, si te pican te envenenan ".
Pintas no había visto en su vida un alacrán y le entró mucha curiosidad; le insistió a la serpiente que le llevaron hasta donde estaban los alacranes:
"¡ Llévame a verlos, llévame a verlos ¡".
Ella se fue reptando, reptando hasta otra habitación que tenía unas peceras de cristal iluminadas con fuertes luces y que en cada una de ellas había un lagarto diferente, a cual más raro. Uno de ellos, el más viejo les gritó:
" dejadnos dormir, marchaos lejos ¿no veis que estamos durmiendo? "
Pero la serpiente no les hizo caso y siguió avanzando hasta llegar a una caja que estaba cerrada y que tenía pequeños agujeros en la tapa.
" Mira, están aquí dentro pero te advierto que son muy peligrosos yo me voy te dejo sólo, así que tú verás lo que haces ".
La serpiente después de advertir al gato ser marchó de la habitación. Pintas dudaba en abrir o no la tapa de la caja y con una de sus patas delanteras daba golpes a la tapa, esta ser abrió un poco, pero los golpes habían alertado al anciano que vino inmediatamente y cogió al gato entre sus manos y le dijo:
" Bueno chico, eres más valiente de lo que creía, esta caja es muy peligrosa pero si lo que quieres es abrirla yo te ayudaré ".
Una vez abierta la caja pintas vio a los alacranes dormidos en el fondo de la caja, no parecían tan peligrosos así que acercó su hocico para oler cuando de pronto uno de los alacranes le picó en el hocico. ¡Que dolor, que dolor!, el pobre gato maullaba desesperado y el anciano le llevó rápidamente a la cocina y comenzó a lavarle el hocico con agua fría con ánimo de arrancar el veneno que le habían incrustado. La serpiente se acercó a ver lo que pasaba y el anciano la cogió con una mano y la acerco al gato, le dijo:
" toma succiona la sangre del gato así saldrá el veneno " .
la serpiente succiono varias veces el hocico del gato y la sangre que sacaba la escupía en la pila lo hizo hasta que la herida quedó limpia y empezó a cicatrizar.
" De buena te has librado gato, no deberías ser tan curioso de no ser por tu amiga la serpiente y por mi ayuda ahora estarías muerto ".
Una vez pasado el susto , el hombre depósito al gato sobre el suelo y se fue Pintas caminando lentamente y algo desconcertado hasta el fondo del pasillo. Le acompañaba su amiga la serpiente hasta que juntos se echaron en la manta vieja que tenían como colchón. La serpiente le dijo:
" No te preocupes, no te enfermaras pero tienes que aprender a no ser tan curioso ".
El gato asentía con la cabeza, le prometió ser más cuidadoso y no curiosear tanto.
Se quedaron dormidos y ¿ sabéis con lo que soñaba el gato?, pues quería seguir investigando los distintos rincones de aquella casa de la que ya no quería salir ¡era muy divertida ¡
Datos del Relato
  • Autor: Cristina
  • Código: 3331
  • Fecha: 03-07-2003
  • Categoría:
  • Media: 6
  • Votos: 39
  • Envios: 3
  • Lecturas: 4679
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Irma Aliaga
invitado-Irma Aliaga 05-07-2003 00:00:00

pero demasiado extenso, en la se senala a cierto tipo de animales que son adversos a los gustos, aficiones o posibles atracciones del espiritu infantil. En este caso la curiosidad no mato a Pintas.

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