Lo que más temo de la muerte no es la muerte en si, sino el temor de morir en el pecado y tener que volver al mundo después de muerto para expiar mis culpas ante los ojos de Dios.

¿Que por que soy pecador? Soy pecador porque trate de salvar mi cuerpo antes que salvar mi alma, y por ello condene mi alma al más horrible de los pecados: el egoísmo.

El egoísmo es ese pecado que nadie comete ni cree cometer pero del que todos nos podemos nombrar pecadores, Dios nos hizo sin nada, sin nada nos quedaremos, entonces. ¿por que deseo tener tantas cosas? Por eso, porque soy pecador, porque me quiero mas de lo que quiero a nadie, porque en mi mente no cabe mas riqueza que la material y porque condene mi alma en virtud de mi cuerpo, por eso, por eso soy pecador.

La muerte nos espera a todos, pero. ¿y después de la muerte?,¿Acaso existen dos caminos?, ¿Acaso Dios, nuestro Dios, el Dios al que adoramos y que no nos guarda rencor, siente ese rencor por el que nos condenamos? ¿ Acaso Dios nos separa por nuestros pecados? ¿Que clase de Dios es ese?

No lo sé, yo me declaro pecador de los siete pecados capitales y dispuesto estoy a asumir mi eterna condena, pero no sin antes decir a Dios, a nuestro Dios, a mi Dios: "¡Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam!" Son estas las ultimas palabras de un cuerpo que pide perdón para salvar su alma.

Después de esto ¿qué mas puedo decir? Tal vez debiese decir muchas mas cosas o tal vez ya lo he dicho todo, he hablado por mi alma, por esa alma que todos tenemos y que no cuidamos hasta la hora de morir, yo nací en el mal y en el pecado me concibió mi madre, seamos entonces todos pecadores, pecadores de no querer nuestras almas, pecadores de querer nuestro cuerpo mas que nuestra mente y, sobre todo, culpables por buscar el Miserere de Dios cuando no hemos sido capaces ni siquiera de querer al prójimo tanto como a nosotros, somos todos culpables, terribles pecadores, almas condenadas y mentes endemoniadas.

Dios quiero recibir mi castigo y aunque esto que voy a decir agonice mi eterno sufrimiento, deseo que los demás, pecadores como yo, sufran en sus cuerpos lo que en vida sufrieron sus almas, deseo que sean castigados por el pecado que cometieron, que cometimos, y deseo que no nos separes después de la muerte, porque si así lo haces, tu serás también pecador, pecador por tener rencor y pecador por juzgarnos cuando tu sabes que nadie debe juzgar a nadie.

Te pido mi castigo, y que castigues a los demás pecadores pero que no te nombres pecador por habernos creado así, porque tu nos diste la oportunidad de pensar y decidir y el mal llego a nuestras mentes antes de que el bien pudiera sembrar sus semillas.

Gracias por hacernos libres, gracias por tratar de guiarnos y gracias por escuchar las palabras de un pecador arrepentido, perdón por pecar y perdón por desear el sufrimiento de los demás pero aunque sé que es pecado, deseo que todos sufran el mal que han hecho y deseo que purguen sus culpas ante ti.

Estos son mis últimos momentos de vida, pronto asumiré mi castigo y estaré donde merezco, ahora deseo compartir contigo estas palabras de castigo y de pecados porque como hicieron los ángeles, luchare contra el mal mientras me defiendo del bien, tú eres el bien, tu haces el bien, pero el bien debe hacerse a veces desde el mal.

No dejes que nuestros pecados inunden tu corazón porque entonces el mal habrá vencido, nuestro mal y nuestros pecados deben ser eliminados de nuestras almas porque son las únicas limpias de toda culpa. Volveré al mundo después de muerto para ser castigado y limpiar mis pecados ante ti, pero quiero que sepas que estos hombres que tu ves, estos hombres que aun viven no son los que tu creaste, son producto del mal y como tal deben ser castigados, en tus manos dejo el castigo, en tu alma dejo el cariño y en tu mente dejo estas palabras: "¡Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam!"