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Pasé cuatro días increíbles en casa de mi tío Pablo y su novia Karen. Por nada del mundo quería que mi estancia con ellos terminara; pero justo en esos días había comenzado el último semestre de mi carrera y además estaba el asunto de mi trabajo en la clínica. No había forma de permanecer más tiempo en Cancún. El "puente" por la celebración de la independencia mexicana llegaba a su fin y mi vuelo saldría ese mismo domingo por la noche llevándome lejos de mis dos amores.
Recuerdo que desperté el 16 se septiembre, dos días antes de mi regreso a la ciudad (todos en México sabemos lo duro que puede ser despertar un 16 de septiembre) me sentía con algo de resaca y agotada por la actividad amatoria que sostuve con mi tío y su novia aquella madrugada después de la "fiesta del grito" que hubo en casa de Manuel, un amigo de mi tío; a quien conocí en donde ambos trabajan y con quien pasé una entretenida primera noche en Cancún. Manu, como ya te había platicado, cariño, es un tipo de esos amantes del gimnasio, así que sus músculos están bastante creciditos, y aunque sabes que no es mucho mi tipo de hombre, él resultó tener un carácter muy agradable y estaba bien equipado, así que me la pasé muy rico siendo su muñequita sexual en el cuarto de tele en casa de Karen y mi tío Pablo.
En la fiesta a la que Manu nos había invitado, se acercó a platicar conmigo uno de sus primos, Alex, un muchacho de mi edad y bastante guapo, con quien estuve coqueteando un rato hasta que él se decidió a invitarme a salir. Había quedado de pasar por mí a las 5 de la tarde del día siguiente, así que cuando me desperté y vi que apenas pasaba del medio día, pensé que tendría tiempo suficiente para hacer otras cosas. Mi tío y Karen despertaron al poco rato de que yo lo hice y mientras mi tío Pablo se fue a duchar, Karen y yo platicábamos abrazadas desnudas en la cama. -¿Lo harás con Manu, verdad?-Le pregunté a Karen cuando llegamos a ese tema. Ella me había contado el día anterior que sentía un fuerte deseo por el amigo de mi tío. -Sí, solo estoy pensando cómo proponérselo sin que se emocione a tal grado de que crea que dejaré a mi Pablo por él. Todo sería más fácil si la gente no se enamorara tan rápido- -¿Tú amas a Pablo?- -Como no tienes una puta idea, niña. Moriría por él- -¿Y a mi? ¿me amas?- le pregunté mirándola directamente a sus bonitos ojos grises -Sí, Candy. Te amo, eres mi vida y no sabes cuánto te extraño- Me respondió la hermosa novia de mi tío, luego continuó diciéndome -Extraño todo de ti. Claro que también extraño el sexo contigo, a veces cuando Pablo me da placer oral, cierro los ojos e imagino que eres tú la que me está besando aquí abajo- y tomó una de mis manos para ponerla en su vulva, que lucía una pequeña mata de vello rubio en la cima de su rajita por lo demás, totalmente depilada. Usé mi otra mano para acariciar el contorno del rostro de Karen, bajando con la yema de mis dedos por su cuello hasta sus senos y cuando llegué a sus pezones rosaditos, éstos reaccionaron a mi tacto endureciéndose y despertando en mi unas tremendas ganas de chuparlos.
Para cuando mi tío Pablo salió de la regadera y regresó al cuarto, yo tenía a Karen debajo de mi y nos estábamos besando con una sensual lentitud, mientras nuestras pelvis se mecían buscando la fricción mutua de nuestras vulvas, que estaban húmedas y deseosas de placer. Mi tío Pablo lucía guapísimo llevando solo una toalla alrededor de la cintura y cuando la dejó caer al piso antes de unirse a nosotras, descubrió el pene que tanto me gusta.
Pablo tiene 42 años y es sumamente atractivo, además, incluso antes de que iniciáramos nuestra incestuosa relación, él me complacía en mis caprichos y me hacía sentir como el foco de su atención, tal vez por eso crecí enamorada de él y me le entregué como mujer poco después de que cumplí 18, una vez que entré en su casa de soltero, en un ataque de celos cuando me enteré que mi mejor amiga le había dado sexo oral. Aquello era agua pasada, en estos 4 años aprendí mucho de mi tío y de la increíble relación que tiene con su novia, con quien Pablo se fue a vivir a Cancún no hace mucho, por asuntos de trabajo. Aquella mañana no quedaba ni un rastro de mi estúpida actitud de niña celosa y ahora estaba por compartir a mi adorado tío con Karen como lo habíamos venido haciendo desde que se conocieron, solo que ahora las dos lo hacíamos al mismo tiempo y en la misma cama.
Sentí que mi tío se acomodó detrás de mi, entre las piernas abiertas de sus dos mujeres. Karen y yo seguíamos besándonos y entonces él nos empezó a acariciar y a dedearnos a ambas al mismo tiempo. Los dulces gemiditos de Karen vibraban riquísimo en mi boca y me pusieron tan caliente que al poco rato comencé a gemir también. Mi cavidad suplicaba por la verga de mi tío, así que extendí mi mano hacia donde él estaba y acerqué su pito erecto a la entrada de mi cavidad. -Dámelo, mi amor, cógeme- le pedí mientras frotaba su glande contra el interior de mis labios vaginales. Me abrí como una puta hambrienta para que mi tío me introdujera completamente su fierro. Excitada por mis quejidos, Karen bajó su mano al lugar donde mi vagina era penetrada por la verga de su novio. -Qué rico, yo también quiero-
Mi tío nos estuvo penetrando alternativamente por un buen rato, hasta que Karen le pidió desesperadamente que no se lo sacara -Déjalo ahí, Pablo, vas a hacer que me venga, métemelo todo- mi tío le dio gusto y la penetró profundamente mientras yo lamía la boca de Karen, encerrándola en mis labios y sintiendo que el delicioso cuerpo de la rubia debajo de mi comenzó a tensarse. En un momento, cuando dejé de besarla, ella me miró fijamente con los labios ligeramente abiertos y cuando llegó a su clímax sus bellos ojos grises se giraron hacia arriba y su cadera se sacudía víctima del placer. La sensación hizo que Pablo se excitara mucho -Aahh, ya no aguanto- susurró y yo me apresuré a ofrecerle mi boca para que depositara su semen en mi lengua. Recibí una densa oleada de blanco líquido que me bañó la boca y la cara, luego ayudé a mi tío a sacar el resto de su leche cuando me puse a succionarle el glande, clavándole ligeramente mis dientes al rededor, mientras le exprimía la verga rodeándola con mis dedos. -Te amo, Candy. Los adoro a los dos- dijo en voz muy bajita Karen, quien nos veía rendida acostada en la cama.
Recuerdo que nos quedamos dormidos otro rato y a mi me despertó mi estómago vacío, así que bajé a la cocina a preparar algo y cuando estaba en eso, sonó mi celular anunciando un mensaje de Alex "Hola, bonita. ¿Estás lista? Paso por ti en media hora" comprobé lo tarde que se había hecho y me comí a toda prisa mi porción de la comida que había preparado y subí al cuarto principal para ducharme. Cuando salí de la regadera, mi tío dormía aún, abrazando a Karen dese atrás, ella me vio y sonrió -Ve con cuidado, Candy. Nos llamas si necesitas algo. Aquí nos quedaremos- luego se durmió de nuevo. Me sentí tentada a cancelar mi cita con Alex para meterme de nuevo en la cama con Pablo y Karen. Pero luego pensé en cuánto me apetecía conocer más al guapo Alex y me vestí y me arreglé para él.
Desde que Alex pasó por mi en un bonito auto deportivo, supuse que su familia gozaba de una excelente condición económica, y a pesar de eso, Alex se portaba conmigo sin hacer ningún alarde, era en realidad un tipo muy agradable. Me llevó a dar un paseo por el malecón y luego a un mirador en donde presenciamos el atardecer, todo muy romántico. Yo me había puesto una mini falda negra, tableada y una blusita gris de una tela muy ligera que dejaba adivinar el traje de baño que él me había pedido que llevara cuando me invitó a salir. Notaba que constantemente Alex cedía a su impulso de verme las piernas. Aprecié que se portara tan discretamente, pero también quise darle a entender que no me incomodaba en lo más mínimo si quería ver mi cuerpo, así que antes de regresar a donde habíamos aparcado el coche para salir a caminar por el mirador, me quité la blusa que traía y dejé la parte superior de mi cuerpo sólo con el traje de baño. Alex sufría el doble, porque ahora mis tetas estaban más a la vista, apenas cubiertas por los pequeños triángulos de tela negra de mi bañador. Le sonreí y le dije -¿Te incomoda? es que tengo demasiado calor ¿siempre es así aquí?- Alex soportó y me respondió mirándome a la cara y no a las tetas -No siempre hace tanto calor, pero así es aquí en ésta época del año. Deberías ver cómo se pone en julio, es peor que esto. Dulce ¿Te puedo invitar a mi casa? Podemos meternos un rato a la alberca para refrescarnos- A mi me apetecía mucho y acepté en seguida.
La casa de la familia de Alex era una amplia residencia en una zona que después supe era de las más exclusivas de Cancún. -Bienvenida- me dijo cuando caballerosamente abrió la puerta de mi lado del coche para que yo bajara.
-Qué lugar tan bonito ¿siempre has vivido aquí?-
-No. Hace poco que nos mudamos, mi papá compró la casa poco después que muriera mamá.
-Oh, lo siento. Es una casa hermosa, seguro que tu mamá estaría orgullosa de su marido por tan bonito lugar. ¿Podemos tomar algo antes de ir a la alberca?- Le pregunté para cambiar de tema
-Mejor aún, ven conmigo, eliges algo que te guste y nos lo llevamos a la alberca ¿tienes hambre?
Me quité la faldita que llevaba y me senté en el borde de la alberca, disfrutando la temperatura del agua en mis pies descalzos. Alex me acercó un vaso con whisky y se sentó junto a mi luego de quitarse la playera y el pantalón, dejando al descubierto su cuerpo, que me pareció atractivo. Él entró primero al agua y me invitó a unirme -Ven, así se te quita el calor- Me extendió las manos y yo se las sujeté mientras iba metiendo mi cuerpo en el agua y acercándome cada vez más a mi nuevo amigo. Al final, dejé que mis senos resbalaran por el cuerpo de Alex hasta que toqué el fondo de la alberca con mis pies y terminamos casi abrazados. Le di las gracias por ayudarme a entrar al agua y él me soltó las manos algo turbado por el roce de mis tetas que acababa de sentir.
Bebimos unos tragos más mientras continuamos platicando y zambulléndonos en el agua continuamente para refrescarnos. Al cabo de un rato, Alex se quedó mirándome fijamente y pasó sus dedos por mi mejilla hacia mis labios.
-Eres hermosa, Dulce ¿tienes novio allá en la ciudad?- Yo recibí dócilmente su caricia y luego le contesté que no tenía novio -Hay un tipo en mi trabajo, que me gusta mucho, pero es casado. Bueno, pero tampoco es que esté enamorada de él, así que ya se me pasará-
-Ah, ya veo. Oye ¿y entre tú y él no ha habido nada?
-Sí ya hubo algo. Pero eso no cambia las cosas. Tampoco quiero ser una rompe hogares, así que ya no lo busco como antes ¿tú tienes novia?
-Tenía, hasta hace poco. Le caí engañándome con un amigo de la universidad, ya íbamos a casarnos y todo, pero al final, la mentira salió a flote justo a tiempo.
Noté en sus palabras que aún estaba resentido por el engaño de su prometida -Oh, qué difícil. O sea que de no haberte dado cuenta que ella te ponía el cuerno, ahorita estarías casado ¿Te lastimó mucho lo que hizo?
-No fue lo que hizo, si no que tratara de ocultarlo. Construyó una pirámide de mentiras hasta que no pudo sostenerla. Su engaño fue lo que me molestó, no tanto el hecho de que se acostara con mi amigo, todos caemos alguna vez, pero ella prefirió mentirme a ser sincera y no quería eso en mi vida. Hace dos meses de eso y a veces pienso que debo disculparla, pero me he mantenido en mi decisión, aún cuando ella me pidió perdón casi de rodillas en frente de su familia y la mía.
-Oye, eso sí está fuerte. Pero ¿sabes algo? Me da gusto que terminaras con ella, si no, no estaría yo aquí contigo- Me acerqué más a él y continué -Si no... tal vez no te atreverías a besarme- rodeé su cuello con mis brazos y e ofrecí mis labios entreabiertos y comenzamos a besarnos. Puso sus manos en mi cintura y me acercó a él, momentos después sentía su pene endureciéndose y chocando contra la parte baja de mi abdomen. -¿te gusto?- Le pregunté separando mi boca de la suya y sintiéndome un poquito mareada por lo que había estado tomando, cerré los ojos. Alex me abrazó y me besó el cuello, empezando a ponerme muy caliente. Entre los besos que me daba, Alex me iba diciendo lo mucho que yo le gustaba -Me gustaste en cuanto te vi, Dulce. Pero pensé que no ibas a querer hacer nada de esto- Me causó ternura su respuesta y sus labios en mi cuello me iban encendiendo. Con una voz dulce le dije -¿Pensaste que no haría nada de esto?- Mientras apretaba su miembro erecto con mis dedos -Tú también me gustas mucho, y justo ahora, estoy deseando tenerte dentro de mi- Solté su verga para desatar el nudo con que mi traje de baño se ataba en mi espalda y descubrí mis senos; Alex recibió mi obsequio encantado y me acarició las tetas mientras su boca viajaba de mi cuello hacia el frente de mi cuerpo hasta que su boca le hizo compañía a sus manos en mis pechos a penas cubiertos por el agua.
Él estuvo acariciándome por un rato mientras yo me dejaba llevar por la sensación de estar ebria. Y para cuando él metió su mano debajo de mi bikini yo estaba perdidamente cachonda. El agua disolvía un poquito mis jugos e hizo que los dedos de Alex entraran con dificultad en mi vagina, provocando que me quejara, y él al escucharme, me preguntó si me estaba lastimando. Yo aproveché para excitarlo más respondiéndole -Sí me duele, pero me gusta, no te detengas- Y me abracé a su pecho mientras sus dedos me hacían sufrir debajo del agua -Llévame a tu cama- le pedí.
Cuando no pude impulsarme lo suficientemente fuerte para subir mi cuerpo al borde de la alberca, supe que estaba más ebria de lo que pensaba. Alex, que ya estaba fuera del agua se acercó para preguntarme si estaba bien. -Creo que ese whisky estaba muy fuerte, estoy un poquito borracha. Dame 5 minutos para reponerme ¿está bien?- Alex sonrió y se sentó pacientemente en el borde de la alberca y dejó que yo me acomodara entre sus piernas apoyando mis brazos en sus rodillas.
-Dime algo, corazón ¿Traías muy seguido aquí a tu ex?- Empecé la conversación esperando a que me pasara un poco lo borracha, o al menos el mareo.
-Sólo a veces, sobre todo cuando mi papá estaba de viaje.
-¿Eso quiere decir que estamos solos?
-Sí. Pero no creas que te traje aquí por eso. No quiero que tengas esa impresión de mi. El vuelo que traería a mi papá desde Florida se retrasó, se supone que ya debería haber llegado. Él no me ha llamado, pero seguro está bien.
Seguimos charlando unos minutos más mientras yo me iba sintiendo mejor. Alex no paraba de voltear a ver mi busto, que seguía completamente descubierto, así que retrocedí un poco y juntando los brazos hice que mis tetas se juntaran
-¿Te parecen bonitas?
Él me miró sin ocultar lo mucho que le excitaba la vista que le ofrecí -Son en verdad muy bonitas, me gusta que sean tan firmes. Toda tú eres hermosa.
-Yo pensé que no te gustaban, ni siquiera las habías volteado a ver hasta ahorita- Le reclamé haciendo una mueca de tristeza fingida
-Lo que pasa es que no quería acosarte, pero la verdad es que no puedo dejar de verte
-¿Quieres sentirlas?- Le dije dando un paso hacia él y comenzando a frotarme muy despacio en sus rodillas.
Alex estiró sus manos hasta encerrar mis senos con ellas -Mira, parecen hechas para tus manos. Me gusta mucho la forma en que me tocas, Alex ¿Puedo tocarte yo a ti?- Y fui subiendo mis manos por sus piernas hasta encontrar su instrumento, que estaba algo dormido debajo del traje de baño. -¿a tu ex le gustaba mamártelo?- Le pregunté, tomándolo por sorpresa.
-Pues nunca se negó, pero tampoco recuerdo que lo haya hecho por su cuenta, siempre tuve que pedírselo.
-¿Me dejarías probar?- después de preguntarle me llevé su índice a mi boca y cerrando los ojos, lo introduje. Alex, con su mano libre se bajó el traje de baño y luego se acercó más a mi. Entonces solté su dedo y con unas lamiditas fui enardeciendo de nuevo el bonito pene de mi hombre.
-Oh, Candy. Qué rico- Me dijo él mientras apartaba mi cabello mojado de mi cara para apreciar mejor lo que le hacía. Lo volteé a ver, poniendo una expresión inocente y seguí mostrándole cómo mi lengua recorría la longitud de su verga, luego se la sujeté y dejé que me penetrara la boca hasta el fondo.
Ay, amor, ya te imaginarás que cuando tomo un poquito de más, me da por portarme más alocada y me prendo con mucha facilidad; eso me sucedió en casa de Alex. -Tu ex novia no te hacía esto ¿verdad?- le pregunté y me volví a meter toda su carne para enseguida sacudir mi cabeza cuando mis labios toparon con la base del miembro que me estaba comiendo. Sentía que me lloraban los ojos, pero estaba encantada con la timidez de Alex, que apoyado en sus manos, se acomodó para disfrutar mi boca.
-No, nunca lo hizo... Ven, Dulce, vamos a mi cama- Alex me ayudó a salir de la alberca y me tomó de la mano para llevarme al interior de la casa.
La habitación de Alex estaba en la planta baja y luego de que él cerrara la puerta tras de sí, le salté encima, rodeando su cintura con mis piernas y sujetándome de su cuello con mis brazos, comencé a besarle mientras me permitía a mi misma gemir escandalosamente llevada por mi estado etílico. Mi amante me sostuvo con sus manos en mis nalgas y dejó que frotara mi hambrienta panocha en su verga -Ya quiero que me lo metas, Alex, hazme tu puta- llegamos al borde de la cama y me senté en el colchón, luego le bajé el traje de baño y me llevé su verga a mi boca nuevamente, mamándosela tan intensamente que provoque que Alex se quejara. Para enmendar mi falta, saqué su miembro de mi boca y lo acomodé entre mis tetas. Las apreté capturando el erecto pito entre ellas y empecé a frotárselo mientras veía a Alex a los ojos -Ay, mi amor, lo tienes riquísimo ¿quieres penetrarme?-. En algún momento, antes de tomarme, él sacó un condón y se lo puso, después se acomodó sobre mi y yo guié su verga hasta el húmedo y estrechito acceso a mi cavidad.
Me estaba cogiendo muy rico y eso hizo que mi cadera se moviera frenéticamente en busca de más placer. -¡Así, mi amor! ¡Entiérralo!- Le supliqué enloquecida por el gozo mientras levantaba mis piernas para cruzarlas alrededor de la cadera de mi amante, quien arrastrado por el deseo me abrazó fuerte y me dio unos riquísimos besos con mucha lengua.
Excitado por mis gemidos y por las cositas que le iba diciendo, Alex me soltó de su abrazo y después de abrirme las piernas con sus manos sujetando mis tobillos, acribilló mi coño con violencia. Entonces, para complacer su vista, sujeté mis tetas con mis manos y clavé mis ojos en los suyos y me puse a gemir como una puta en celo, mordiéndome el labio inferior y gritando cada vez que él me ensartaba su fierro.
Alcancé mi primer orgasmo al poco tiempo de estar recibiendo la verga de mi hombre con las piernas bien abiertas. -Tienes una carita muy sensual, Dulce, te ves muy guapa cuando te vienes- Me dijo Alex a modo de halago cuando hubo pasado mi clímax. -Yo también quiero ver cómo te vienes, cariño. Así que tómame como quieras, soy tuya.
Él me puso de costado en la cama y yo le abrí mi vagina para que me penetrara de nuevo. Alex se puso a cogerme deleitando sus manos en mis nalgas, mientras yo apretaba mis pezones gimiendo por más. Estábamos en eso cuando sonó el celular de Alex. Sin que él pudiera adelantarse, lo tomé del buró que había al lado de la cama -Daniela- leí el nombre que aparecía debajo de la foto de una bonita mujer en la pantalla del celular-¿es ella, amor?- Le pregunté enseñándole el teléfono. -Sí es ella, pero no importa, déjalo- En mi embriaguez y calentura se me ocurrió una idea y se la dije a Alex.
-Te diré algo y no quiero que lo tomes a mal- él hizo una pausa en la cogida que me estaba dando, se acostó junto a mi y me prestó atención -Cuando hablas de ella, siento que quedaste resentido por su engaño ¿Es así? No pudiste desquitarte ¿verdad? Porque sé que eres un buen chico y eso no se te da. Por eso te propongo una pequeña venganza- Alex me miró con expresión de duda. -Si tú quieres, yo puedo ayudarte con eso. Claro, solo si tú quieres.
-¿Y qué propones?
-Hagamos algo, dejemos que la suerte decida al final y si ella vuelve a llamar, me dejas contestarle. Yo haré el resto ¿de acuerdo?
Luego de reír nerviosamente y dudar por un momento, Alex accedió -Creo que ya se por dónde va el asunto y ¿sabes qué? Me encanta tu idea- Se inclinó hacia mi para besarme en la boca y yo bajé mi mano hasta donde su pene me esperaba para ser reanimado. El manoseo que Alex me hacía volvió a calentarnos a los dos y cuando su miembro estuvo durito otra vez, me puse en cuatro y me ofrecí para ser cogida.
Alex me sujetaba de la cintura mientras bombeaba deliciosamente detrás de mi, haciendo sonar mis nalgas contra su cuerpo. Yo me empiné más, doblando mis codos contra el colchón, atenta al teléfono. En verdad quería que la tal Daniela llamara de nuevo...
A los pocos minutos mi deseo se cumplió. Entraba una llamada más de la ex novia de Alex.
-Hola, Daniela- Contesté con mi voz gimiente.
-...Ho... hola ¿quién eres?- contestó la chica al otro lado de la línea
-No te incumbe quién soy, solo quiero que sepas que Alex está detrás de mi, cogiéndome muy rico- No se bien cuál haya sido el motivo de su excitación, pero entonces Alex me empezó a dar duro y se lo hice saber a su novia, dejándola escuchar mis gemidos.
-¿Quién eres? Pásame a Alex.
-Él no puede contestarte, perra infiel, por que tiene sus manos ocupadas en mi
-¿Qué dices? ¡Pásame a Alex!
-Ya te dije que no. Y también te diré que tiene una verga riquísima, se la mamé como tú nunca quisiste hacerlo a pesar que eres una ofrecida. Ahora vete a chingar a tu madre, Alex es mío- Colgué y le di el teléfono a Alex -Listo, guapo, ahora graba un poco. Se lo voy a mandar a Daniela, vamos, hazlo.
Terminé enviándole un par de vídeos a la ex novia de Alex como toque final a nuestra modesta venganza. Esa vieja no volvió a llamar.
Al final, dejé que Alex siguiera dándome desde atrás hasta que, cuando estuvo por eyacular le dije moviéndome para excitarlo más -Vente en mi boca, papito- Me retiré entonces su verga de mi cavidad y luego de sacarle el condón me puse a mamárselo mientras estrujaba sus testículos suavemente -Así, chiquito, dame tu leche- le dije, cuando Alex empezó a jadear sujetándose de donde podía y masturbé su pito mientras frotaba mis labios en su glande, esperando mi premio, que fui lamiendo y esparciendo por mis labios conforme fue saliendo.
Acabábamos de salir de su habitación ya vestidos, cuando escuchamos que la puerta de entrada a su casa se abría y poco después entraba el papá de Alex, quien me saludó y me elogió caballerosamente para después subir las escaleras, supongo que a su recámara para dormir, pues era poco más de la una de la mañana.
En el auto, cuando Alex me llevaba de regreso a la casa de mi tío Pablo, le ayudé a vencer su timidez y me puse su mano derecha bien arriba en uno de mis muslos, debajo de mi pequeña falda. Antes de descender cuando llegamos, él me preguntó si me volvería a ver y le contesté -Claro que sí. Estaré aquí hasta el domingo. Y después puedes visitarme en la Ciudad cuando quieras- Le di un buen beso en la boca a modo de despedida y bajé del coche. Abrí la puerta de la casa de mi tío Pablo con la llave que me había prestado y en la cocina me encontré a Karen sirviendo un par de tragos. Volteó a verme y me preguntó -¿Cómo te fue?- -De lujo, Alex me gusta mucho y coge riquísimo jaja- -Ya sabía que lo harías, no tienes remedio, putita. Estamos arriba viendo una película, acaba de empezar ¿te unes?-
Nos acomodamos los tres en la cama y aunque la película estaba interesante, el cansancio pudo más que yo y al poco rato me quedé dormida. No se cuánto tiempo había pasado desde que cerré los ojos, pero cuando desperté, me encontraba boca abajo en la cama y mi tío se masturbaba entre mis piernas mientras Karen hacía lo propio, acostada junto a mi; ella, excitada por ver a su novio aprovecharse se su propia sobrina, movía en círculos la mano que tenía en su vulva sobre su ropa de dormir. Decidí seguir el juego y permanecí quieta y con los ojos cerrados disfrutando lo que mi tío me hacía. Luego, él metió las manos debajo de mi mini falda y bajó la pieza del traje de baño que yo no me había quitado. Hecho esto, abrió mis piernas y se acomodó para penetrarme. La sensación de su miembro dentro de mi me hacía gemir, pero aún así, procuraba no hacer ruido como parte de nuestro jueguito. Mi tío me cogió rico por un rato hasta que se terminó dentro de mi cavidad, entonces se hizo a un lado y Karen se levantó para ponerse empinada con la cara metida entre mis nalgas, lamiendo el semen de su novio que escurría por mi vulva. Pablo sacó un dildo de debajo de una almohada, hizo a un lado la tanga de Karen y lo insertó en su vagina, ella estimulaba su botoncito al tiempo que su lengua recorría mi vagina. Pablo provocó un orgasmo en su novia, quien se dejó caer en la cama con el cuerpo totalmente relajado luego de su clímax. Todo lo recuerdo como un sueño. Recuerdo que mi tío y Karen se acostaron cada quien a un lado de mi y yo me volví a dormir.
El día siguiente lo pasamos los tres encerrados, fornicando como locos por toda la casa. Karen y yo se la mamamos a mi tío en la cocina a la hora del desayuno; Pablo me tomó en la regadera mientras su novia se tocaba observándonos; Karen me masturbó con su dildo cuando mi tío salió a comprar vino... En fin, un día de sexo maratónico y repleto de recuerdos que hoy, lejos de mi tío y de Karen, uso a veces para masturbarme.
Tristemente llegó el domingo, mi último día con mi tío Pablo y Karen. Por la mañana fuimos de nueva cuenta a la playa, solo que esta vez nos acompañó Alex. Yo le había pedido que lo hiciera, pues tenía muchas ganas de volver a verlo, en realidad me atraía muchísimo. Nos pasamos un rato nadando en el mar, a veces acompañados por Karen y Pablo, pero ellos, conscientes de la tensión sexual que había entre Alex y yo, nos dejaban frecuentemente solos. Alex no se animaba mucho a tocarme, al parecer lo cohibía la gente que estaba cerca y yo entendí y aprecié que me tratara de esa manera; pero eso no me quitaba las intenciones que tenía de hacerle saber lo mucho que él me excitaba. En algún momento, el jugueteo que comencé en el agua hizo que Alex terminara detrás de mi, sujetando mi cintura y en esa posición mis nalgas le acariciaban su miembro, que cada vez se iba endureciendo más. -Qué rico se siente- Le dije en voz baja mientras me untaba discretamente contra él. -Dulce, eres increíble. No sabes las ganas que tengo de hacértelo- Me contestó abrazándome más pegadita a él. Entonces Karen se acercó para decirnos que ella y mi tío irían a comer por si gustábamos acompañarlos.
En el restaurante, tu putita se portó bien y dejó de hacer sufrir al pobre Alex, quien a pesar de todo, tocaba constantemente mis piernas debajo de la mesa. La comida estuvo deliciosa y decidimos ir a la casa de Pablo y Karen para que yo tuviera tiempo de arreglar mis cosas antes de partir. Alex aceptó acompañarnos y me puso contenta la idea de pasar más tiempo con los tres.
Pablo y Karen, que son unos asiduos jugadores de naipes, acomodaban la mesa para una partida "sin fines de lucro" mientras yo preparaba mi equipaje en compañía de Alex en el mismo cuarto de televisión donde apenas dos días antes, yo había fornicado con Manuel, un amigo de mi tío y primo de Alex. Al principio me daba un poco de culpa que el muchacho que mostraba un interés auténtico en mi, estuviera sentado sin saber, en el mismo lugar donde su primo mayor me había cogido. Pero decidí no hacer caso a mi sentimiento, al final de cuentas yo partiría unas horas después y todo aquello formaría parte del pasado, sin dolor ni culpa para nadie. Cuando Alex y yo nos unimos a la otra pareja en la mesa del comedor, resultó que Alex no sabía las reglas de los diferentes modos de jugar a las cartas. Así que con el pretexto de explicarle, me levanté de mi silla y me senté en las piernas de Alex, de tal forma que los dos podíamos ver la mano de cartas que yo sostenía delante de mi. Karen me sonrió y me guiñó un ojo, sabiendo que enseñarle a Alex aquello del juego era solo un pretexto para estar encima de él. Por su parte, mi tío Pablo solo bromeó un poco acerca del lugar que yo había elegido para nuestra partida y se concentró luego en su juego, pues si hay algo que él se toma en serio, son los naipes.
-...Y esto, querido, se llama flor imperial- Argumentó Karen más tarde, destapando una mano perfecta sonriendo complacida por llevarse el montoncito de fichas plásticas que se había acumulado en el centro de la mesa. A esas alturas del juego, Alex ya había acomodado su mano derecha entre mis piernas y acariciaba la parte interna de mis muslos descubiertos, pues ese día, yo había elegido usar una falda diminuta que permitía ver algo de mi ropa interior si no tenía cuidado al sentarme. Yo estaba encantada de sentir al tímido Alex cada vez más excitado, su pene se iba parando riquísimo y podía notar su dureza entre mis nalgas por encima de la tela de nuestra ropa.
Cuando no pude resistirme más a las caricias que me hacía, abrí las piernas y discretamente hice a un lado mi tanga y llevé los dedos de Alex a explorar bajo mi falda la humedad de mi vagina y él se dio gusto dedeándome. Con la calentura de lo que me hacía, empecé a mover el culo frotando la verga del muchacho hasta sentirla bien durita debajo de mi. No se si mi tío Pablo se hacía de la vista gorda o si simplemente no veía lo que estaba sucediendo al lado opuesto de donde él estaba sentado, pero no daba muestras de notar nada. La que no paraba de hacerme gestos de complicidad y aprobación, era Karen, que se divertía sabiendo lo que le dejaba hacer a mi invitado con mi cuerpo. Al poco rato, yo estaba tan caliente que casi escuchaba el ruido de mi humedad agitada por los dedos de Alex. Entonces me animé a ir más allá.
Aprovechando un momento en que Pablo barajaba las cartas para la siguiente partida, y procurando no ser muy obvia, me bajé las bragas hasta tenerlas tensas en mis rodillas. 'Ay, no se qué voy a hacer si tengo que pararme' pensé; pero no había marcha atrás, mi apuesta más valiente no la haría precisamente en la mesa de juego, si no debajo de ella. Así que una vez despojada de mi prenda íntima, levanté un poquito las nalgas de la pelvis e Alex y le bajé el cierre a su bermuda y cuando metí mi mano en busca del ansiado premio, Alex me sujetó de la muñeca, aparentemente para evitar que lograra mi cometido, pero no tuvo éxito, pues su deliciosa verga emergió al exterior, catapultada por su propia virilidad. Me acomodé el suculento glande de mi hombre apuntando al centro de mi vulva y cuando sentí que Alex ya no opuso resistencia, si no que me ayudaba haciendo a un lado mi tanguita, me senté de nuevo, haciendo que su cosa me penetrara toda. Volteé a ver a Alex una vez que lo tuve dentro de mi y su cara enrojecida me devolvió una sonrisa nerviosa, pero aprobatoria. Ay, mi amor, su verga me llenaba de una forma deliciosa y cuando empecé a moverme lentamente, hice que me penetrara una y otra vez, empapándola con mis juguitos.
Mi amante me manoseaba las piernas disfrutando la dureza de mis muslos, que se tensaban por la fuerza que hacía para suspender mi culo empalado en su miembro, mientras me daba unos placenteros sentones, al mismo tiempo que hacía mi mejor esfuerzo por ganar al póquer. Al poco rato sentí que Alex se sujetaba con fuerza de mis piernas y sabiendo que estaba por eyacular, cambié el movimiento que estaba haciendo y me puse a balancear mi cadera hacia adelante y hacia atrás, hasta recibir la descarga de su leche bien dentro de mi cavidad. El pobre chico tuvo que controlarse para no evidenciar su orgasmo, cosa que le agradecí acariciando tiernamente su cabello mientras le decía que lo iba a extrañar.
Alex se retiró de la casa un par de horas antes de que mi tío y Karen me llevaran al aeropuerto. Lo despedí en la puerta con un largo beso y el muy romántico me entregó una carta -Para que la leas ya que llegues a tu casa-. Luego de darnos un último abrazo, subió a su auto y yo regresé a donde Karen y Pablo recogían las fichas y las cartas de la mesa así que fui a ayudarles. Noté que mi tío estaba embobado con lo corto de mi faldita, que se levantaba cada vez que me inclinaba sobre la mesa para levantar lo que faltaba. Karen se dio cuenta de que Pablo me seguía con la vista y entonces caminó hacia él -¿Te gusta lo que ves, amor?- Le pregunto tocándolo cachondamente hasta poner su mano en el paquete de mi tío y luego agregó -¿Y si te digo que se acaban de coger a tu zorrita?- Pablo soltó una leve carcajada -¿Te penetró tu amigo, Candy?- siguiendo con el juego, me incliné sobre la mesa dejándole ver el triangulito blanco de mis bragas, húmedo por lo que Alex había hecho dentro de mi -Sí, tío. Estaba muy caliente y tuve que hacerlo, pero no pude venirme ¿me ayudas?- y bajé mi tanga hasta mis tobillos. Mi tío Pablo, enardecido por la vista de mi culo, se acercó a mi y empezó a darme una serie de nalgadas diciéndome lo puta que era mientras yo recibía mi castigo recostando mi pecho la mesa.
En algún momento Karen sacó la verga de mi tío y la cubrió con su saliva, haciendo lo mismo con mi ano luego de levantarme la falda. -Métesela por el culo, mi amor- le dijo con una voz tan sensual que no solo lo excitó a él; y luego con sus manos abrió mis nalgas para que tras un breve esfuerzo, el miembro de mi tío invadiera mi intestino haciéndome gemir de dolor y placer. Instantes después, los dedos de Karen penetraban mi vagina, revolviendo en mi interior los restos del semen de Alex y mi abundante fluído. El pene de mi tío masacró mi ano mientras los dedos de su novia hacían lo mismo en mi vagina y cuando volteé a verlos empinada contra la mesa, vi que Karen chupaba amorosamente la lengua de Pablo, soltando unos gemiditos que se unieron con los míos.
Han pasado dos meses desde que me despedí de ellos en el aeropuerto y todavía siento las lágrimas de Karen llegando a mi boca mientras la besaba en nuestra despedida.
-Te amo, Candy, llámanos en cuanto llegues ¿sí?-
-Claro que sí- y cuando nos abrazamos susurré en su oído -Suerte con Manu jajaja-
Días después Karen me contaría los pormenores de su aventura con el amigo de su novio. Ya te enterarás después cómo lo sedujo, guapo. Mientras recibe un beso de tu putita.
Dulce F.
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