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“Introducción”
Mi psiquiatra es una mujer de casi cincuenta años que se conserva muy bien, es latinoamericana yo diría que es peruana por su acento o no sé bien nunca le pregunté, es de piel blanca; criolla, bajita de estatura sobre el metro sesenta y de peso quizá casi ochenta kilos no se calcularlo quizá exagero y tendrá menos pues tiene molla además de buen culo y de pechos es normal; una talla setenta probablemente, usa gafas y es poco agraciada de cara pero a mí me da mucho morbo a veces la encuentro atractiva cuando sonríe, su voz es de señora; dulce y melosa con ese acento que tiene, ella es de pelo corto castaño oscuro liso hasta casi los hombros que siempre lleva suelto y unos ojos marrones muy bonitos.
Su nombre es Marián. El mío me lo reservo en al anonimato digamos que yo me llamo Jota.
Me describo un poco; soy gordito de más de cien kilos, un metro ochenta de estatura muy atractivo de cara y mi pene es de catorce centímetros duro y fuerte cuando empalmo está curvado hacia abajo con mis huevos un poco colgones y duros siempre cargaditos pero no soy muy lechero últimamente no se la razón; soy algo precoz en cuanto a situaciones reales a diferencia de la pajas solitarias que puedo aguantar más pero cuando estoy con una mujer real y más si me gusta aguanto poco más que tres minutos; “ná y menos”, nada más que esto digo y describo acerca de ella y yo para asegurar la discreción, será suficiente aunque a mí me gusta dar esos detalles sobre mi físico y pene pues me da morbo el saber que alguna usuaria me leerá y no tengo complejos en decir estos detalles sobre mi cuerpo y partes intimas.
Esta psiquiatra sabe de mi adicción a ver porno y masturbarme, soy un caso de satiriasis reconocida por informes médicos y fui medicado hace unos años atrás y ahora tengo auto-control aunque en recaída en mi adicción, la verdad yo disfruto y esto no es un problema para mí por lo menos hoy que no me domina el vicio hasta el descontrol. Con esta doctora tengo charlas sobre cuántas veces me masturbo o si voy con prostitutas, también conoce mi afición a escribir relatos eróticos, pero su curiosidad es en cuantas pajas diarias me puedo hacer; o en que pienso de fantasías o si tuve sexo con alguien como por ejemplo recurrir a prostitutas. Cuando tengo estas conversaciones con ella me excito bastante, el corazón se me acelera, mi rostro se me acalora; me pongo rojo la cara me arde, ella lo nota y quizá piense que me estoy excitando a causa de esa conversación que tenemos. Ella se muestra curiosa e interesada en saber, no sabe que ya me he masturbado varias veces fantaseando con ella eso no se lo he contado y no sé si me atrevería.
“El Relato”
Pues al grano, me dirijo ahora a pie hasta en centro de salud mental, tengo visita en diez minutos, vivo a unas cinco calles de distancia, salgo de casa con prisa como siempre, me gusta charlar con ella y verla para memorizarla en mi mente porque lo más seguro es que después de la visita me masturbe pensando en ella porque la deseo con ardor y es recurrente en mis pajas, me gustaría ser su amante y quedar con ella en secreto en algún hotel o traerla a mi casa cuando no haya nadie sería lo más excitante tenerla en mi cama para recordar ese momento, tener una aventura con esta mujer sería toda una experiencia excitante y novedosa por ser madura y por ser terapeuta.
(No se pero me dan mucho morbo las psicólogas y psiquiatras, no sé el porqué, a otros su morbo son las enfermeras con su uniforme blanco.)
Ya he llegado al lugar, llego cinco minutos antes más que puntual, me atenderá a la hora ella no es de demorarse.
Ya pasaron tres minutos que la espero sentado en la sala de espera y sale a llamarme, me da que pensar cada vez que ella cierra la puerta pues esto es algo de lo más normal en las visitas, ya voy pensando en el morbillo jeje.
Me siento y me pregunta como estoy, lo típico, ella queda en silencio mientras ella escribe en el ordenador unos segundos, la charla arranca con lo de siempre y ella la comienza con preguntas que son irrelevantes en este relato sobre que hago últimamente o como va mi ansiedad, unos cinco minutos que yo intento desviar el tema hasta donde me gusta; mi vicio favorito, lo consigo y la reconduzco a ello, parece que lo estaba deseando que yo sacase el tema o mejor dicho “el monotema” ya que en mi mente no hay más que perversión y lujuria las 24h, soy catedrático en ese campo.
-Jota, ¿usted hoy se masturbó antes de venir? –Pregunta la doctora. (Con su voz dulce)
-Sí, como cada día. –le respondo.
-Dígame en que pensó o que es lo que vio en su computador.
-No vi porno, usé la imaginación estirado en la cama me daba pereza buscar nada en el ordenador.
-Ah, bien, eso está muy bien, es más natural y trabaja su mente. –Pero dígame ¿en qué cosas pensó para excitarse?, dígame no tenga vergüenza de decir.
(El corazón me late muy deprisa, ya me pongo colorado)
-No sé qué decir, pienso en mis fantasías, en lo que me apetece en ese momento, cada día me levanto con una idea distinta, en eso soy dispar, pero es personal.
-No se reserve, quedará entre nosotros. (Insiste la doctora)
Yo estoy temblando un poco, el pulso piernas y las manos, estoy cardiaco, sólo espero a que ella me de la señal definitiva, necesito que se lance en iniciativa, uffff que paja me haría delante de ella ahora mismo, va un poco escotada con su blusa elegante.
(Hoy la encuentro sensual, hoy si que provoca atracción, está apetecible)
Le cuento que me masturbe pensando en la psicóloga que tengo a parte en ese mismo centro. (por no decirle la verdad que me masturbo pensando en esta que tengo delante mío)
-¿Cuénteme, y que imaginó con ella? ¿Qué recreó en su mente cuando se masturbaba? (Me pregunta la doctora)
-Que esta me hacía una felación en su consulta, eso es lo que más me gusta imaginar cuando me masturbo; las mamadas, y ver en el porno.
-Interesante, ¿es lo que a usted más le excita las felaciones?, y veo que con mujeres más mayores que usted, no se preocupe quedará entre nosotros, Jota espéreme un momento.
La doctora salió durante unos minutos y volvió con un aparato de la tensión, me la toma estando muy arrimado a mí. Siento su fragancia propia, es como body milk o crema nivea; no lo sé definir pero huele fresco y agradable.
Dice que tengo la tensión alta debido a mi ansiedad por el stress y los malos hábitos, quiere proponerme una terapia alternativa y bajarme la dosis de medicación.
-Le cuento Jota, le bajaré hasta la dosis mínima recomendada y le haré una terapia a parte, esto quedará entre nosotros, lo que quiero es ofrecerle algo que le sentará muy bien y sé que a usted le gusta y lo necesita.
-Siga, me interesa saber más.
-Le veo muy tenso y angustiado por su adicción a la masturbación, usted no debería pagar a prostitutas para tener sexo.
-No me queda otra.
-Usted está seguro, acérquese un momento.
Me acerco a ella, y la verdad confieso que es que estoy cachondo pero no “palote” cuando se me acelera el pulso, la tengo dormida solo me late el corazón a no sé cuantas pulsaciones porque se lo que va a acontecer, vamos a hacer algo sexual.
-Me juego el empleo si esto sale de acá, muéstreme su pene.
-De acuerdo pero no está erecto, cuando me excito mucho se me va la sangre a otro lado.
-Sí, suele suceder, veo que está un poco tembloroso, relájese y permítame tocarle, la terapia será satisfacerle cuando le visite y aliviar su tensión.
La doctora me comienza a masajear los testículos con una mano y con la otra me sujeta el pene. Le acaricio su pelo, sobo sus pechos por encima de la blusa.
-Doctora, muéstreme sus pechos. (Le digo)
Ella se levanta esa blusa y me pide que le retire el sujetador.
-Jota, ¿quiere que le haga una felación?
-Sí.
-Bien, disponemos de cinco minutos, sea rápido, otro día le llamo al móvil y quedamos en algún punto, yo estoy casada así que será un motel de la zona, yo lo pago así que no me deje plantada.
Le sobo sus tetas, están muy bien, caídas tipo limón, suaves su cuerpo huele a como dije antes muy agradable, el aroma que desprende cataliza la excitación, consigo relajarme con la mamada y me la pone dura en menos de un minuto, tiene la boca ardiendo, de verdad, la mamada es suave pero esta mujer está ardiendo.
-Siga doctora no pare, no la saquee de su boca, mantenga el ritmo así estoy ya a medias.
-Ammmmm ummmm (murmura ella con mi polla en su boca)
-Voy eyacular, ¡Ahhhhhh!
Me la sujeta fuerte mientras me corro, me tiembla el cuerpo de una sacudida si el orgasmo es fuerte, ella no deja ni gota, se lo ha tragado todo.
-¿Le gustó? (pregunta ella)
-Sí, me encantó, lo haces muy bien.
-Bueno, otro día con más tiempo haremos más cosas sin prisas.
Me despide y me dice que me llamará cuando tenga libre, ahora ella y yo somos amantes.
Fin.
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