Oigo que se abre la puerta un instante y se apaga la luz. Sólo queda encendido el pequeño plafón de emergencia en una esquina convirtiéndonos casi en sombras.
Las manos de mi profesor de gimnasia se detienen un instante, para continuar de nuevo sus caricias sobre mi hasta que de repente, cesan.
—Gírate.
Otra orden. La sigo.
Sus manos continúan el masaje por mis piernas, acercándose al triángulo humedecido.
Siento que algo cálido roza mis labios mientras las manos abren mis piernas y un cuerpo se sitúa sobre mi de rodillas.
Es tanto el deseo que me invade que no puedo más que pensar en cuándo entrará en mi. Levanta mis caderas.
Y la siento penetrarme. De golpe, entra el falo hasta el fondo.
—Oh! Qué divina! Ooommmm!
Estoy sintiendo el placer de notarlo dentro, no se mueve, cuando otra verga acaricia mis labios. Sin querer mi lengua sale a recibirla y la acaricia suave y la besa, humedeciéndola. La de abajo empieza a embestir. Abro la boca con un suspiro de placer y la otra aprovecha para entrar, dura, muy dura hasta el fondo de mi garganta. Sabe deliciosa. Mis labios se cierran alrededor y la agarran mientras uso la lengua para acariciar el suave glande que la corona.
La otra polla empieza a embestirme desde abajo. Me agarro a las nalgas con fuerza, haciendo más presión en los movimientos. Unas manos me cogen por la cintura. Otras me cogen con delicadeza la cabeza.
Y me penetran dos pollas a la vez. Es un sueño. Un delirio. Cada vez estoy más excitada. No puedo ni quiero parar.
Una mano se desliza por mi clítoris y lo acaricia... mmmmm!
Por dios! No puedo soportar tanto estímulo, siento las embestidas en boca y coño y me dejo ir, me llega un intensísimo placer en oleadas y tiemblo, grito, es como una locura, ooh!!!, suspiro... la polla de mi boca se escapa y la busco con la lengua, desesperada, necesito sentirla... Vuelve a introducirse en mi boca hasta que oigo los gemidos de placer de ambos hombres y siento una corrida en mi interior y otra en mi boca a la vez... una gozada!
Tras unos momentos de silencio, alguien enciende la luz. Te veo sobre mi sosteniéndote de rodillas todavía, con tu hermosa sonrisa, tus ojos clavados en los míos. Y junto a la puerta, el profesor de gimnasia recogiendo su ropa, también me dedica su más seductora sonrisa de satisfacción.
ESTE RELATO ES LA CONTINUACION DE "LOS PLACERES DE... EL MASAJE"