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¨EL PRESENTE¨
Recordando lo sucedido esa noche 2 años atrás y aun escuchando esa conversación en mi cabeza, un extraño y placentero recorrido fue cubriendo todo mi cuerpo.
Y mientras más mis manos se iban adentrando en esa frondosa melena de princesa, mi viril miembro comenzaba a tornarse duro como roca y perdido entre ese extraño placer.
peinaba el cabello de mama con mucha más fuerza, fuerza incontrolable e iracunda, como si inconscientemente quisiera arrancar el cabello de mama a cepillazos, como si quisiera en algún momento ser yo el que quisiera verla calva.
El tan solo ruido que producía las cerdas al pasar por esas lacias casi doradas hebras, el ver su cabellera linda estirarse y el que mi vista pudiera ver un poco de esa muy blanca piel escondida por debajo de esos coquetos mechones, hacían que ese extraño placer se convirtiera en un frenesí arrasador y mi pene fuera cada vez más duro, al grado de que sentía como si fuera a romper mi ropa interior.
-¡Ay¡ ¡cuidado¡ hijo, no cepilles tan fuerte quieres- mama decidió voltearme a ver con cara sorprendida, yo al escuchar esto Sali inmediatamente de mi extraña excitación que solo hace un par de minutos había tenido, esto me provoco indudablemente un leve mareo y un nada placentero dolor de cabeza.
- ¿Te encuentras bien? - diría mama preocupada
-Por supuesto mama no fue nada- diría, aunque ella estaba verdaderamente confundida con lo sucedido, jamás nunca había tenido ese impulso de querer desgreñar la melena de mama con el cepillo, mucho menos de querer arrancárselo de raíz- es que estoy un poco presionado, trabajos de la escuela.
Al escuchar esto mama decidió regresar a su pose normal para que siguiera cepillando su frondosa belleza, no sin antes llevarse una mano hacia este para alaciárselo ella misma, mientras que ocultaba que en realidad le estaba dando un masaje, realmente le había dolido.
-Ok, entonces continuemos quieres, solo que ahora hazlo un poco más despacio y trátalo con amor si- dijo.
Sin dejar en ningún momento de sonreír y sonrojando aún más esas mejillas, sinónimo y a todas luces síntoma que le gustaba desde siempre que yo su hijo adoptivo, cepillara esa larga y lustrosa mata castaña clara.
Durante las siguientes 8 semanas después, seguí cepillando el cabello de mi mama como como siempre, pero muy en mi interior sabía que algo me estaba sucediendo.
Cada que tocaba ese hermoso césped voluminoso, la extraña sensación que había sentido la primera vez regresaba a mí, cada que mi nariz aspiraba ese hermoso aroma a frutos silvestre que emanaba esa belleza de melena mi pene se tornaba duro.
El solo tocarlo, aspirarlo y el ruido que el cepillo producía al tocar cada una de esas mechas aterciopeladas, producía en mí una excitación tal que hacía que mis fantasías se desbocaran, me impulsaban ha cepillar muy fuerte esa bella mata, a quererla arrancar de esa cabecita tan tierna para poder poseerla solo para mí.
Y en mis más oscuros pensamientos poder masturbarme solo con ella, cuando terminaba corría a encerrarme en mi habitación y así estando solo procedía a masturbarme.
Imaginando cada una de las sesiones que noche tras noche tenía con el cabello de mama, recreando en mi mente lujuriosa el sonido, el aroma y el volumen de esa cabellera exquisita que ella poseía, hasta venirme en mi cama.
Así me la pasaba pensando en ese delicado tesoro y cuando dormía soñaba con mama y esa bella mata que emanaba como cascada de finos mechones de color trigo tostado, en mis sueños más íntimos me imaginaba a mama corriendo por una verde y fresca pradera veraniega mientras, que yo contemplaba.
A la distancia como se acercaba más a mi jugando, riendo, divirtiéndose y perdiéndose entre sus propios mechones que le producía una alegría desmedida, viéndose aún más hermosa, vestida solo con un vestido blanco trasparente con estampado de rosas que cubría hasta los tobillos, completamente descalza dejando al descubierto tan majestuosos, limpios y delicados pies rosados.
En mi muy recurrente sueño mientras mama se acercaba para invitarme a que yo también jugara y peinara esa irresistible mata, su cabello comenzaba a crecer cada vez más y más hasta que parecía que esa verde pradera ahora estaba completamente cubierta a plenitud por una bella, frondosa y suave alfombra castaña, que era el cabello de mama.
Pero exactamente en el momento que parecía que estaba a punto de tocar el irresistible y muy largo cabello de mama todo se tornaba gris y nuboso y un ensordecedor ruido comenzaba a llenar el ambiente y de la nada aparecía volando de entre las nubes unas enormes, puntiagudas y filosas tijeras que parecían ser de plata pura.
En ese momento la expresión de mama cambiaba de alegría aun terror inimaginable y mientras me gritaba y pedía mi ayuda yo me quedaba completamente parado como si estuviera paralizado de todo el cuerpo, acto seguido de la nada comenzaban a levantarse sendas olas de mechones de cabello castaño del suelo y como un remolino atrapador iban cubriendo todo el paisaje circundante.
Mis ojos alcanzaban a ver como esos mechones no tocaban el suelo sino que comenzaba a emprender un viaje hacia el cielo perdiéndose fugazmente en el cercano horizonte.
Pero el horror de mama y el mío era aún mayor cuando ambos nos percatábamos de que eran esas enormes tijeras las que lanzaban esos mechones por el cielo, iban cortando todo el bello cabello de mama que cubría esa pradera con una agilidad y una velocidad tal, que parecía desafiante, provocadora.
Y con una gran crueldad que rápidamente en tan solo dos minutos la melena que antes cubría todo ahora se veía reducida a su largo original, entonces en ese momento se perfilaban listas para terminar de saciar su hambre, mama me gritaba aún más fuerte pero yo no podía moverme.
En ese momento mama trataba de correr hacia mí ya con lágrimas en los ojos, pero justo mama tropezaba, enredados sus hermosos y exquisitos pies desnudos, la hacía caer hasta el suelo y solo justo cuando me preparaba para ver el accionar de esa enorme, inmunda y sucia podadora en acción contra esa bella, delicada y dulce mata.
Me despertaba, solo para darme cuenta que me había venido.
- ¡Ay hijo¡… ¡oye hijo¡… ¡por dios hijo¡ deja de ser tan brusco con mi melena hace unos días estas así con él, que ha pasado.
- Lo siento mama es que no sé por qué pero tu cabello está muy enredado el día de hoy.
- ¿Enredado?, sabes muy bien que no puede estar enredado, me lo cuido mucho, uso muchos productos para el cuidado del cabello, y además por eso es por lo que tú me lo peinas, para que mi hermosa cabellera siga conservándose igual de hermosa- me dijo.
mientras que con sus tibias manos me agarraba ambas mejillas sin dejar de sonreír dulcemente- tú sabes que es mi mayor orgullo, jamás dejaría que se me maltratar Robert, cariño.
Después de lo que me dijo esa noche me sentí culpable por todas las veces que me había estado masturbando, pensando en la frondosa melena de mi madre, al fin y al cabo ella era mi madre sustituta la que me había acogido cuando mis padres se habían marchado.
Me sentí profundamente decepcionado de mí mismo al tener esos sueños húmedos donde el hermoso cabello de mi bella madre era cortado y me prometí no volver a hacerlo ni a tenerlos y desde ese momento procuraría a volver a tratarlo como se merecía, un verdadero tesoro hermoso y a controlar mis impulsos sobre él.
Cuan equivocado estaba yo, porque ni siquiera en mi mente pasaba en ese momento que muy pronto mis sueños se harían realidad, aunque de forma muy diferente y que ni siquiera yo me maginaba.
Una tarde 2 mese más tarde, me encontraba corriendo por las calles de la ciudad, completamente apurado, se me había hecho tarde, cortesía de unos amigos que me habían invitado a jugar un partido y para cuando me percate, estaba atrasado 5 minutos, sabía que de no llegar a tiempo mama me iba a castigar por dejarla plantada y su cabello sin peinar.
Por eso en cada paso que daba procura avanzar más tomando atajos, esa melena mía no se iba aquedar sin peinar, jamás se había quedado y no sería hoy el día, no quería perderme por un partido seguir disfrutando de ese tesoro bello mucho menos después de lo ocurrido hace tan solo unos meses atrás; Sin siquiera proponérmelo había estado a punto de perder esa bella concesión y no volver a disfrutar de esas mechas que eran todo mi querer, mi mundo.
Finalmente una vez llegue a casa, decide entrar rápido pero inmediatamente me percate de algo, mama no estaba por ningún lado, ni en la sala, ni en la cocina mucho menos en su estudio, pero inmediatamente me quedaría petrificado al divisar a una sonriente Mariana bajando las escaleras, mi sorpresa fue mayor al saber yo que hace ya más de un año que mama había dejado de jugar a las cartas.
pero en mi mente la pregunta más inmediata que se dibuja era ¿Qué hacía en mi casa?
-Hola Roberto ¿Cómo has estado?
-Bien- respondería.
-Dime ¿Cómo te ha ido en la escuela?
-Muy bien- diría, tratando de no ser descortés.
-Seguro buscas a Meliá, ella se encuentra en el baño- diría soltando una risita y a continuación casi susurrante diría- está dándose una ducha, ja, ja, ja.
- Bueno está bien- tratando de ignorar su absurdo comentario- ¿saldrán?
-No me temo que no, será algo mucho mejor- diría, sin dejar de sonreír pícaramente.
-Bueno, nos vemos, creo que tal vez quieran estar solas, adiós- en inmediatamente mis pasos subirían escaleras arriba para perderme en mi habitación, aunque un poco extrañado ya que mama no me había comentado nada y un poco intrigado por la frase de Mariana, al final de cuentas hoy el cepillado del cabello de mama solo se haría más tarde y eso me tranquilizaba.
Pasaría aproximadamente 2 horas cuando el picaporte de mi habitación comenzaría a abrirse lentamente y daría paso a que la puerta se empujara hacia atrás revelando algo que mis ojos y mi mente no podrían comprender inmediatamente.
En la puerta parada estaba Mariana, y a diferencia de antes ahora estaba enfundada en un elegante traje de noche color negro con brillo, enfundada en unas botas color negro de cuero, tacón alto y que yo inmediatamente reconocería como propiedad de mi madre.
Pero lo más sorprendente aun, a su lado estaba mi madre, vestida solo con una bata de baño y pantuflas como tal, su cabellera aun escurría, estaba mojada, y el rictus de su cara denotaba nerviosismo y tristeza, mirada seria, sus ojos estaban cristalinos como si quisiera llorar y Mariana aun sonreía.
En mi mente esto era realmente sorprendente, no lo podía comprender ¿Qué estaba pasando?
Mariana finalmente soltaría una estruendosa carcajada de gusto y mis ojos lograrían reconocer esa mirada envidiosa y desafiante, como la de aquella noche 2 años atrás y finalmente mi ser lo comprendió todo.
Había sido una promesa, un pacto y ahora había que cumplirlo, de la manera más rápida explicada me di cuenta de que yo también formaba parte de ese pacto y nadie más que yo era el elegido para despojar a Meliá de tan majestuoso atributo y el escenario seria ni más ni menos que mi fortaleza personal, mi habitación, me llene de pánico acaso era un sueño, una pesadilla, pero al ver eso y pellizcar discretamente mi brazo me di cuenta de que era real,.
-No, no, no, no tan rápido Meliá, ¿no olvidas algo- mama solo se quedaría de pie y sus ojos se concentraría en el suelo, no sé si por temor o vergüenza a lo que muy pronto estaría por suceder- está bien Meliá, quítate la bata quieres y las pantuflas también.
-Pero Ma…
-No, no, no- diría Mariana moviendo su dedo- recuerda tu perdiste y ahora solo obedeces quítatelas- mi persona no daba crédito a lo que estaba sucediendo.
Muy lentamente mama comenzaría despojándose de sus pantuflas lentamente, deslizando tan bello, blanquecino y delicado pie de esa atadura para posteriormente ponerlo en el frio, tieso y áspero piso de duela.
Acto seguido el otro también saldría de esa atadura y lo único que yo sentía en mi interior en ese momento era el frio que tan bellas plantas debían de estar sintiendo.
Inmediatamente mi excitación no tuvo limites, mi pene una vez más de manera casi instantánea se tornó duro y la lujuria y el éxtasis recorrían todo mi ser, incontrolablemente tuve ganas de abalanzarme sobre sus pies, pero me contuve.
Tenía unas fuerzas tremendas en mi interior de abrazarlos, cobijarlos, besarlos, me contuve, también de la misma manera mama se iría despojando de esa bata blanca para dar paso, a su majestuoso y bien torneado cuerpo desnudo.
A esos puntiagudos y rosados pezones, sus redondos y firmes pechos, y a su muy terso, suave y depilado sexo, me quede de una pieza al contemplar por primera vez el cuerpo desnudo y joven de mi madre sustituta, Mariana soltaría una estrepitosa y ruidosa carcajada, era solo el inicio.
-Tal vez ahora estés confundido Roberto, pero te lo explicare de la manera más sencilla, ya que tu mama no tiene el valor para hacerlo- diría Mariana con tono serio- veras hace no mucho Meliá y yo hicimos una apuesta, ya que tu mama, de verdad tiene un problema con ello, si perdía, ustedes disfrutarían de unas bellas vacaciones juntos en Paris todo pagado por 1 mes, además de regalarle un juego de sortijas de plata, regalo de su servidora, se aventuró a hacerla, porque sabes Robert, ella realmente te ama…, bueno si yo perdía, pero si…
-¿Qué dices? - diría, tratando de hacerme el tonto aunque sabía perfectamente lo que estaba pasando.
-Desde siempre- empezaria a decir Mariana- como todos los hombres que conocen a tu madre por primera vez, he sentido una gran atracción y debilidad por su larga cabellera, aunque a diferencia de ellos que quieren perderse entre esas hebras castañas y adorarlas, yo…,solo quiero verlas arder y caer, contemplar una bella pradera blanca donde otrora se alzara un majestuoso césped avellana, y tu mi querido Robert, eres el elegido para hacer finalmente mi fantasía realidad, ya que tú también eres parte de esto.
Así dentro de algún lugar escondido entre ese elegante vestido de noche sustraería unas largas, puntiagudas y muy afiladas tijeras, y de mi cajón cercano a mi cama sustraería una pequeña rasuradora eléctrica, que usaba cada mañana para cortar mi barba y que yo sabía era muy potente; Me quedaría más que claro que es lo que mama había perdido.
-¡Estas loca si crees que lo hare! - diría.
-Está bien, si quieres no lo hagas al final…
-¡Roberto,,, hijo! - diría repentinamente mama, con voz entrecortada pero firme- tienes que hacerlo,,, ¡por favor¡
-No mama claro que no yo no seré…- inmediatamente mama se abalanzaría sobre mí y me abrazaría, sintiendo ese esbelto y tibio cuerpo desnudo sobre mí.
Mi emoción estaba más que al límite y mi cuerpo comenzaba a traspirar una irremediable pasión, mientras que peleaba conmigo mismo para no besar a mama en la boca, ¿qué me estaba pasando?
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