DULCE RUBITO 10
Son las once de la mañana de un martes bastante caluroso. Rubito se encamina a hacerle un mandado a su madre. Camina contoneándose como de costumbre, moviendo sus anchas caderas, por la vereda de la sombra, a esa hora hay poca.
Poca gente hay a esa hora. Algunos autos pasan tranquilamente por las calles, algunas bocinas suenan cuando ven al chico nalgón contoneándose. Rubito sonríe para sí y las mueve un poco más aun.
A la distancia ve un hombre haciendo algo en la vereda. Parece que está haciendo una mezcla, es un albañil, piensa él. Es el único ser vivo en ese tramo de la verdea, algún perro vagabundo pasa rozándolo.
El hombre levanta la vista, se enfrentan, el hombre ve la cola que pasa delante de él, con los pantaloncitos casi metidos en la zanja, queda admirado, silba, Rubito se da la vuelta para mirarlo, aunque antes fingió no verlo. Le sonríe, lo ha visto de manera muy veloz, pero le ha gustado, ha observado unos brazos fuertes, una espalda ancha, una cara masculina y morena, fuerte.
El albañil queda mirando por un largo rato hasta que la figura del jovencito desaparece de su vista. Ha quedado encantado con aquel culo y lo ha puesto muy caliente. Su gusto por los jovencitos ha comenzado hace muy poco, tal vez por el poco interés que su mujer le ha dispensado hace meses. Tal vez porque siempre lo tuvo reprimido, lo que si sabe es que ese culo le ha gustado demasiado.
Dulce Rubito vuelve por la misma vereda. Mira para ambos lados pero no ve a nadie. Supone que el hombre está dentro de la casa, que queda a una cuadra de la suya. Sabe quienes viven ahí. La familia Ortiz, tal vez esté haciendo arreglos.
Entra a su casa Rubito y le da lo que su madre había encargado.
__¿Hace calor Rubito?
__Mucho mamá no sabes el calor que traigo__ dice Rubito mientras recuerda al hombre que ha visto.
El día pasa sin mayores sobresaltos, pero Rubito no puede sacar de su cabeza al hombre aquel de la vereda. Tampoco el hombre de la vereda se puede olvidar del culazo que vio por la mañana, ha salido varias veces más de la casa y no lo ha visto ya por ahí, el albañil está muy alzado con ese chico. Que no sabe quién es y si volverá a verlo.
La noche llega y Rubito da vueltas por la casa. Es una noche estrellada y hay una leve brisa fresca, pero él está muy inquieto.
A las once de la noche Rubito decide salir a la calle. Le ha dicho a su madre que se va a encontrar con amigos para tomar algo.
Comienza a caminar lentamente hacia la casa donde vio al hombre doce horas antes.
Llega a la casa y allí está el hombre en el porche, fumando, tirando el humo al aire, esta con unos pantalones cortos y sin remera, Rubito se detiene.
__¿Como estas?__ pregunta con voz ronca el hombre, emocionado, sudando.
__Bien y ¿tu?
__Tomando un poco de fresco y una cervecita, la noche se presta, ven acércate, ¿quieres?__ y ofrece su vaso al chico, que lo toma en sus manos y le da un sorbo.
__¿Fumas?__ y le ofrece un cigarrillo. Rubito lo toma y se coloca en los labios. Echa la cabeza hacia atrás tirando el humo, el hombre lo mira de arriba a abajo, lo desea plenamente.
__Perdón la pregunta pero…¿Y los Ortiz?
__Si se han ido de vacaciones y de paso me han dejado encargado la casa y que le haga unos cuantos arreglitos…
__¿Eres albañil?
__Si claro, mira estas manos…__ muestra sus grandes manos rugosas, Rubito pasa sus dedos por ellas y el hombre automáticamente tiene una tremenda erección de caballo.
__O sea que estas solo aquí…
__Si…toda la noche y mañana también…
__Te vas a aburrir…¿tienes esposa?
__Si pero ella está en mi casa y no se preocupa por mí…
__¿Cómo es eso?
__Eso, que le importa muy poco lo que yo haga o deje de hacer…
__Te sientes solito entonces__ dice Rubito echando el humo al aire
__Quizá hoy tenga suerte…
__¿Tú dices?__ el chico se chupa un dedo
__Quieres pasar…__ invita el hombre y los dos entran a la casa semi oscura. El hombre baja la mano hasta las nalgas del chico y las manosea a su antojo. Rubito gira su cuerpo y se aprieta contra el hombre, se besan profundamente, la poronga del hombre explota, esta que revienta contra la tela del short.
__¿Cómo te llamas corazón?__ pregunta el albañil
__Rubito y ¿Tu?
__Armando
__Armando siento tu pedazo muy duro…__ lo soba sobre la tela hasta que baja el pantalón y aprieta con ganas el pedazo que le ofrece Armando. Lo masajea, y siente como el hombre goza y respira agitado, muy caliente.
Rubito agarra las bolas y las sacude, las acaricia, y baja lentamente hasta el pedazo, lo besa, lo lame y por fin lo traga. Los gemidos del macho son tremendos, de gozo, de pasión, de necesidad. Besa las bolas, el chico es un enajenado de las vergas. La come chorreando saliva de manera abundante.
__Ay si si que boquita tienes, chúpala, ahhh así nene, corazón me gusta, ahhh…__ Rubito come, traga, babosea las bolas, el hombre se toma los pezones, se los toca, se los acaricia, pellizca, entregado a la boca insaciable de Rubito.
__Arghhh ya viene, ya viene…ahhhh__ el hombre larga sus jugos impetuosamente en la boca que traga y que se rebalsa y que se come todo sin respirar
__Ohh lo siento corazón fue inevitable…me dejaste tan caliente desde hoy a la mañana que soñaba con esto y con tu culo, con tu cuerpo, mira mi verga no se baja…__ y así era porque Rubito no largaba la manguera. Chupaba.
__No importa papi, puedo esperar, aunque creo que no tanto…__ Rubito se puso de pie, se besaron ardientemente y Armando desnudó en segundos a Rubito. Acaricio la verga del chico parada al mango. La masajeo, mientras lo besaba, y a su vez el joven no largaba el garrote duro, inflado. Los dedos de Armando se fueron al humo al agujero del chico. Dos dedos entraron velozmente ayudados por la crema que siempre usaba el chico. Gemían. Así de pie Armando lo ensarto al chico, el garrote entro sin más. Empezó a ir y venir, gozando de la entrega de aquel joven. Estuvieron un buen rato en esa posición. Luego el macho saco el perno y tomando de la mano al chico se fueron a una habitación, que era donde él estaba. Se acostó en la cama con el fierro mirando hacia arriba y Rubito se sentó en el garrote. El chico apoyaba las manos en el pecho sin vellos del hombre que gruñía explorando el ojete del chico. Pellizcaba los pezones gordos. Lloriqueaba Rubito sintiendo el tremendo garrote en su interior, resbalaba en el palo gozando, y largando su semen en la barriga dura del macho, que termino de ordeñarlo con sumo placer. Rubito saltaba sobre el palo, cada vez más velozmente, mientras gemían los dos, balbuceaban, el chico de vez en cuando con su pija flácida, se acercaba a la boca de Armando, se tragaban las lenguas, se volvía a enderezar y volvía a acercarse.
__Ohhh, ohhh me vas a deslechar otra vez, ahhh, ya viene mi leche, ahhh quiero llenarte el culo, ahhh__ otra vez la leche del hombre salió y se metió profundo en el culo. Bañando las paredes del chico.
__Ohh corazón, que culo tienes hermoso, hermoso, me tienes muy caliente…ahhh, hacia tanto que no me sentía así…__ salió del chico y su poronga cayó a un costado. Babeando, mientras el ojete del joven era una catarata de jugos que salían.
A la media hora el chico acariciaba el machete dormido
__Ohh que quieres de mi ¿otra vez? Eres insaciable, ohhh si tócame así…__ los dedos inquietos de Rubito jugaban con las bolas del hombre, y luego bajo con un dedo y al orificio del macho y noto que le gusto, quedo quieto mientras su machete se buscaba enderezar.
__Ohh diablillo, eres tremendo, ahhh, si, si sigue, me gusta…
__Se te va a poner duro otra vez, quiero que me vuelvas a coger Armando…__ al rato de costado el macho se hundió nuevamente en el cuerpo caliente del joven. Serruchando y gozando, Armando mordía el cuello del joven.
__Sabes cuánto hace que no me sucede esto, estoy tan caliente…
__Yo te pongo así papi
__Siii corazón me tienes loco…
Al amanecer de aquel día Armando despertó porque sintió algo y era la boca de Rubito gozando de su machete totalmente duro y erecto, una mamada gloriosa, luego continuaron en el baño, bajo la ducha Rubito recibió una tremenda cogida y una lluvia dorada abundante.
Quedaron en verse otra vez esa noche, Rubito no volvió nunca a verlo.-