- ¿No puedes o no quieres? - me rondó por la cabeza una y otra vez ...
Hay quedó la cosa, el resto del día Gunter no volvió a sacar el tema, intenté darle pie a ello, pero parecía haberlo olvidado por completo, abarqué el tema de todos los modos posibles, pero parecía que yo misma lo había soñado y hablaba de cosas sin el más mínimo sentido.
¿Qué pasaba dentro de mi cabeza? había querido irme desde el momento en que me trajeron y ahora que lo tenía al alcance de mi mano, ¿iba a dejar escapar esta oportunidad?, ..., debía pensar y rápido, pero millones de ideas se me amontonaban en la cabeza impidiéndome razonar con cordura, ...., de repente algo se agolpó en mi cabeza ... ¿y si me quedaba qué me esperaría? ... ¿y si me iba, qué iba a ser de mi? demasiadas preguntas que no iban a tener respuestas.
- ¿Eva? - dijo, me asusté - ¿Qué es lo que piensas?
Dudé, dudé demasiado en contestar, - no lo sé Gunter - dije bajando la cabeza - aún le sigo dando vueltas a lo que me dijiste - Empezó a reír - ¿Por qué te ríes?
- Pobre infeliz .... ¿de verdad creías que te ibamos a dejar salir de aquí así como así? - me quedé pálida, no supe reaccionar, mientras veía como él reía sin parar, le iba a dar algo si seguía riendo así - la verdad es que nos estamos divirtiendo mucho contigo - cogió el trozo de carne y lo dejó en la cama - cómetelo - me ordenó - te he dicho que lo comas, ...., ¿quieres que me enfade?- me amenazó.
No sabía que hacer, así que me quedé quieta, pensando, ...., miré el trozo de carne humeante, tenía hambre, pero tenía mis dudas, ...., lo cogí y le di un bocado, ..., no puedo describir el sabor, fue algo asqueroso y repugnante, Gunter reía como nunca, se divertía de verdad mientras yo pasaba un mal trago y nunca mejor dicho, la sangre negruzca chorreaba por mi boca mientras la masticaba y tenía que oír los crujidos que daba en el interior.
- Termínatelo - dijo, me miró - ¿qué pasa no te gusta?, ..., pues a Meira sí te la comiste ... - dijo con aire sarcástico, eso me enfureció, pero no podía hacer nada, Gunter me sacaba dos cabezas y unos 30 kilos hubiese sido inútil intentar nada frente a él, habría sido mi propia sentencia de muerte.
- Gunter no puedo, por favor - dije, mientras hipaba de asco al ver el trozo de carne y al tener uqe saborearlo - Gunter voy a vomitar - estaba a punto.
- Si vomitas haré que te lo comas de nuevo - me dijo dejándome de una pieza.
Terminé el trozo de carne, aunque me costó, él estaba delante de mi mirándome con un aire de superioridad que me destrozaba, mirando como daba cada bocado al trozo y tragaba queriendo morirme de asco, le gustaba verme en tales situaciones, era un sádico. Trozos de carne negra resbalaban por la comisura de mis labios, él se acercó y loslamió, metió sus enormes dedos en mi boca y me hizo vomitar - ahora limpialo - dijo y antes de irse - ya sabes como quiero que lo hagas, te estaré vigilando - y se fue.
No me quedó más opción, así lo hice, después pasé toda la tarde en el cuarto de baño, metiéndome los dedos en la garganta para vomitar hasta el último trozo de carne, también vomité toda la sangre que no había digerido, de color rojo oscuro negruzco, .....
Al día siguiente Dora entró en mi habitación, ella era como la ama de llaves de la casa, tenía todas las llaves de las habitaciones, se encargaba de que todas las chicas tuviesen sus cuartos limpios, no la conocí hasta ese día, me despertó de un sobresalto y me dijo que debía ir al salón, que recibiría una recompensa, no entendí a que se refería, pero seguro que pasaría algo bueno o al menos eso me esperaba yo.
Ilusa de mi.
- Pasa Eva - dijo Gunter - túmbate - me señaló una mesa, me tumbé, me ató, .... - esto es lo que damos de premio a las chicas buenas como tú - dijo riendo - te gustará. - Cuando decía eso me temía lo peor.
Sentí como me pusieron una especie de pinzas en los pezones, no muy apretadas, no me dolió, pero después vi que me iban a meter un consolador, ...
- ¿Qué hacéis? - pregunté asustada, pero me hicieron caso omiso.
Me lo metieron en el culo, la verdad es que no me dolió aunque estaba muy frío y eso sí que me molestó, pensé que tal vez eso era todo, pero ... como siempre me equivoqué, ..., sacaron una batería con unos cables que casualmente estaban enganchados a las pinzas y al consolador que yo tenía en mi cuerpo, en principio no supe para que eran, pero al primer chispazo me quedó claro, ...
Me pusieron una mordaza, y empezaron a jugar con los mandos de la batería, iban dándome descargas sucesivamente, primero menos intentas alternadas con otras de más voltaje, pero llegó un momento que era insoportable, el olor a quemado me estaba poniendo histérica y aunque el dolor era inhumano, he de reconocer que la historia me estaba poniendo a mil, la prueba está en que una de las veces de lo mojada que estaba el consolador se salió cayendo al suelo, ..., ellos se quedaron asombrados ...
- Vaya, vaya, vaya, ...., ¿te gusta? - reían - tenemos que buscar algo más duro para esta puta.
Me lo volvieron a introducir y jugaron un rato más conmigo, hasta que me desmayé.
Cuando desperté estaba encima de un sofá, desnuda completamente, con los pezones hinchados y enrojecidos, me dolía todo el cuerpo, pero había sido muy placentero, aunque apenas podía sentarme del dolor.
- ¿Ya estás despierta? ¿cómo te encuentras?
- No sé - dije.
- Ponte de pie - me ataron a dos columnas que había en la habitación, me ataron de las muñecas - agárrate bien a las correas - no sé porque lo dijo, pero lo hice con fuerza, pusieron música, demasiado alta, ..., y un momento antes de que diese la vuelta para ver que estaban haciendo sentí el primer latigazo, en la espalda, en las piernas, en las nalgas, ...., la música tapaba en sonido atronador de mis lamentos, sentí la sangre correr una vez más, se colocó delante de mi y me dio latigazos en el pecho, en el vientre, en los muslos, ....
- Para - dijo Gunter, - "mi salvador" - pensé - esto deja marca, busquemos otra cosa - le dijo al otro chico y cerré los ojos con fuerza esperando el siguiente latigazo.
Cogieron una fusta de 7 colas, no dejaba marcas, pero tenía la espalda tan azotada demasiada sangre, que cada vez que la fusta golpeaba salpicaba las paredes:
- Lo estamos poniendo todo perdido, dejémoslo por hoy - y se fueron, me dejaron sola atada, sangrando, llorando, ... , hubiese preferido mil veces los calambrazos.
Ahora sí quería irme.
Eres un poco sangrienta ¿? me gusta tu relato pero te pasas con la sancgre.