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Categoría: Confesiones

5 chicas locas y borrachas

De regreso a mi casa de una fiesta iba tan caliente que no me quedó más que aparcarme en una calle desierta cerca de mi casa y empezar a jalármela en toda forma en lo que parecía ser una chaqueta de antología.



Después de un rato un coche con varias chicas se parqueo atrás de mi a unos 20 metros y estaban ahí tonteando, se veía que venían también de una fiesta. Pero cuál fue mi sorpresa que antes de que yo pudiera darme cuenta o toparme una de las chicas caminó al lado de mi coche y me vio.



- Se está masturbando les dijo en voz alta a sus amigas.



Al momento el resto de las chicas se acercó a mi auto y una de ellas, bastante bonita, se me acercó y me preguntó por una dirección. Sin saber todavía qué buscaban, yo empecé a darle explicaciones con mi mano todavía moviéndose por sobre todo el tronco de mi exquisito falo hasta que me di cuenta que a la chica no le interesaba la dirección y que su mirada estaba clavada en mi blanca herramienta de glande cabezón.



Seguí masturbándome ya sin ningún pudor ni disimulo, mostrándole la verga a esa chiquilla curiosa hasta que el resto de las amigas se acercó a ver el espectáculo.



Y allí estaba yo, jalándome la verga en vía pública enfrente de cinco chicas calientes en busca de verga para pasar el resto de la noche. Las invité a pasar a mi coche y como eran cinco y yo uno no vieron ningún riesgo y se subieron. La copilota era la chica más caliente, la que se acercó a pedirme la dirección. Me empezaron a preguntar que porqué me estaba masturbando y cosas por el estilo, pero la verdad es que ni yo ponía atención en explicarles ni ellas en entenderme, simplemente se le quedaban viendo a mi verga como encantadas de mi tremendo aparato de 23 cms de pura carne de maciza tan blanca como la leche que escupe. Y allí estaba yo, feliz e incrédulo de estármela jalando frente a cinco chicas pendientes hasta de la última vena marcada sobre el tronco de mi palo en posición de combate. Viendo que la copilota simplemente tenía cara de posesa le pedí una manita que por cansancio y con sólo un poco de timidez llevó su santa mano a mi falo y proceder a jalármela como una experta de veinte años pero con 50 de añejamiento. Dios, qué bien me la jalaba esa chica, como una profesional.



Me puse de cuclillas, como catcher de béisbol, ya con el pantalón de fuera mientras la chiquilla me hacía un delicioso manual a dos manos. Se la ofrecí para que me la mamara pero sus amigas renegaron diciendo que ni me conocían y cosas del sida, de haberse quedado calladas mi copilota me la hubiera mamada ahí mismo frente a ellas.



Una de ellas sacó crema de su bolso y se embargo las manos con ella y se acercó por entre el agujero de entre los dos asientos delanteros y unto deliciosamente la cálida crema por sobre mi falo inflamado. La que me estaba masturbando a dos manos dio paso a su compañera y en su lugar me empezó a acariciar deliciosamente los huevos con sus largas uñas.



Eso ya era demasiado, supe que pronto acabaría en un rocío de esperma que escupiría lejos y marcharía amplio.



Empecé a mover mi cintura simulando una copulación cuando una de las chicas dijo - Se va a venir - y otra dijo - Qué delicia - y plas, salió un chorro de esperma batiendo a la masturbadora que con un grito recibió el lechazo en la cara interrumpiendo la masturbación para que yo, ya con el placer desbordado, tomara mi falo y dirigiéndolo en todas direcciones batiendo a las cinco chicas de espesos mecos con olor a lujuria. Quién ni gritó ni hizo por evadir mi esperma fue la copilota, la que empezó a masturbarme y lo hizo a distancia manos, ella recibió mis lechazos con morbo y no hizo por cubrirse, creo que hasta su tierna cara quedó con restos de mi lejía.



Salieron todas del auto disparadas entre gritos de - Pinche guey, se vino en nosotras- y exclamaciones de asco y sorpresa, con excepción de la copiloto, quien quedándose a solas conmigo por breves segundos, se metió mi falo todavía hiper erecto en la boca y lo limpio con la lengua llevándose parte de mi esperma consigo a casa.



- Mucho gusto - me dijo viéndome a los ojos y le dio un tierno besito de despedida a mi glande.



Salió del auto y se encaminó con sus amigas al coche de estas.



Minutos después entré a mi habitación y le conté lo sucedido a mi novia.



- Las hubieras invitado a seguir la fiesta - me dijo cuando ya caliente se montó en mi falo dispuesta a cabalgarlo con ferocidad a las 4am.


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