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Cerré la boca, me dieron ganas de decirla que eso tiene solución, lo que si tenía claro que nunca tendría oportunidad alguna con mujeres como esta, era la primera que conocía, deslumbrante con este pobre mortal.
Puedo mostrarte una de mis fotografías, un desnudo después de un largo y profundo polvo. Ella veintidós añitos y con hambre.
De nuevo silencio, su mirada fue inquisitiva.
Me gustaría verla, pero pensándolo bien, te voy a ofrecer un desafío, puedes ponerle precio en moneda de curso, pero cuando termine de hablar, quiero una respuesta en menos de tres segundos, no puedes sopesar nada, quiero una respuesta.
¿Y el precio si es que lo tiene? – Dejé caer.
Eso lo tengo asumido, pero antes es el sí o el no.
Hay una mujer en mi familia, tiene treinta y dos años, no conoce varón y no quiere morir sin que la follen, rectifico, no quiero que muera sin ese conocimiento. Desde los trece lo intentó, pero no lo consiguió.
¿Infectada?
No, está limpia ¿Y tú? ¿Lo estás?
Yo me lavo todos los días aunque no haya follado. Me acuesto a dormir limpio y aseado. Por cierto ¿Qué fragancia utiliza?
No seas mamón, no interfieras. Ese detalle le hablaremos después de tu respuesta.
¿Alguna enfermedad que deba saber? – Insistí.
No, está sana. Pero ya que te impacientas, te aclaro el final, es ciega. ¿Te follarías a una ciega?
Mi pensamiento se vio adelantado por mi penetrador, asentí con la cabeza casi sin darme cuenta.
Perfecto, has aceptado follar a mi hermana. Ahora la fragancia, utiliza una vieja y anticuada, se llama “Simpatía” ¿Te suena?
Sí, no hay problema, creo recordar que es para jovencitas, pero bueno, sirve.
Y ahora el precio ¿Cuál es tu precio?
No puedo ponerle hasta que termine…
De nuevo su gesto me dijo que algo no iba bien, su mirada era distante.
Hay otro detalle que debes saber, puede complicarlo antes si no lo sabes. Es virgen y eso puede alterar tu precio.
¿Nunca ha estado con un chico? ¿No sabe nada de nada?
Ahora fue ella la que asintió con la cabeza.
Lee muchos libros, incluso literatura erótica y yo la llevo de vez en cuando porno, es decir, sabe lo que está por llegar.
¿Te lo ha dicho?
Sí, y en cierto modo la veo ansiosa, todos los días me pregunta.
Pero la fotografía precisa de luz, llevaré tres focos que espero note por el calor que desprende su luz, y además tienen un privilegio, solo han mostrado su luz a mujeres desnudas, nunca les enciendo para otra cosa. Y cuando se funde una lámpara, la destruyo, añicos y no va a la basura, no merece ese final, forman parte de una pequeña escultura metálica, intento un perfil de mujer acostada, entregada.
Hay algo que no me convence, puede asustarse. He pensado otra cosa, además te vendrá bien una pequeña cura de humildad, intentas una pobre prepotencia que no te corresponde. ¿Qué fragancia utilizas?, no he sabido identificarla.
Vetiver de Puig.
Psss, del montón.
Ya no se fabrica, y en la actualidad todas me parecen ambientadores y además que no se quita con el lavado.
Resumiendo, yo te presentaré, la pondré en antecedentes de que y quien eres, y te hago una advertencia, si noto que ella no está bien, recibirás una visita en tu casa que no te va a gustar nada, ese hombre del que te hablé de vez en cuando utiliza medios dramáticos, no lo olvides.
Amenazado, así me vi, esta tía no comprendía que no puedes hacer una tortilla sin romper los huevos, empecé a arrepentirme de muchas cosas, y si aprendí algo, mejor las mujeres vulgares, no se tienen estos problemas, debía cerrar la boca.
Supongo que la próxima semana.
No, déjame tu móvil – Ordenó – Extendiendo su brazo.
Se lo entregué, copió algunas cosas y me lo devolvió haciendo un gesto de que esperara allí, ella se alejó unos pasos a la vez que se llevaba el móvil al oído, me dio la espalda.
Empecé a contar, no son segundos, es más de un segundo, ya que el tiempo si dice algo, y más para este tema. Yo tan solo he desflorado a una mujer, de treinta y cinco años, nunca me gustó, esa experiencia la tengo metida en el mal rollo, puedes destrozar su vida sexual sin querer, aunque seas de lo más delicado, depende de su piel.
Casi un minuto, ella mantenía la cabeza levantada, por tanto no había complicación, cuando la hay se suele mirar al suelo y el cuerpo intenta apoyar tus palabras, me di cuenta que estaba al mando, y en este momento se volvió mirándome, apenas quince pasos de distancia, asintió con la cabeza y se acercó deprisa. Extendió su mano ofreciéndome su móvil.
Quiere escuchar tu voz, eso lo decide todo. No mientas, lo sabrá.
Estuve a punto de marcharme, eso me había jodido, no me conoce no sabe nada de mí, como se atreve.
Si no lo haces es que llevo razón. Y para ella los segundos cuentan en tu contra.
Esta belleza me rompía todos los esquemas, ya no tenía dudas, leía en mí. Y además intentaba anular el acuerdo, algo escondía. Entré en su juego cogiendo el móvil y acercándome a ella, muy cerca, puse el móvil entre nuestras bocas y moví ficha.
Has tardado mucho, luego hay dudas, antes quiero saberlas.
¿Qué dudas?, es un polvo con foto ¿Dónde está la duda?
No tía no, es algo más que todo eso, el polvo como tú le llamas nada tiene que ver, desflorar a una mujer es complicado, ella nunca puede hacerse una idea acertada de lo que va a sentir, y eso ya le sitúa en el lado negativo.
Sabe algo, ha visto videos, asume que le va a doler y que puede sangrar más de lo debido, no le busques tres pies.
Precisamente expresión que nunca comprendí, eso de los tres pies y menos en este asunto.
Eres un cabrón, y termino de darme cuenta de tu movimiento como picha…
Su hermana gritaba y podíamos escuchar sus palabras, quería hablar, y le tendí el móvil. De nuevo me dio la espalda pero no se alejó, sus hombros se movieron, se defendía, una vez giró la cabeza mirándome por encima de su hombro, levemente asintió y de nuevo me ofreció el móvil.
No quiere hablar conmigo, es contigo, y dice que le ha gustado tu movimiento, eso de escucharnos a los dos, dice que es una buena estrategia, dividir su opinión, hablamos los dos sobre ella… y algunas veces discutimos y esta es otra de ellas.
Me puse su móvil en el oído, procuré que se diera cuenta de que escuchaba, ya que había decidido que ella hablara primero, quería calibrar su tono, ahí se encontraba una pista importante. La belleza me hizo un gesto de que hablara, pero no la hice caso, la ciega también hablaba con su silencio, deduje que aceptaba el reto.
¿Cuándo? – Dije procurando normalidad.
Silencio, podía escuchar su respiración, se iba acelerando lentamente.
Esto no es lo que parece, aunque la cita tenga una causa, no todo se puede preparar, puede ser solo la fotografía de un desnudo y nada más. Una vez hecha la fotografía, las sombras reinarán.
¿Esas fotografías cuando las haces, antes o después?
Su voz parecía tranquila, era cristalina y sin ese tonillo que hay ahora, carecía de ese chirrido cuando se quiere estar en poder de la razón, todo lo contrario, reconocí que sus palabras estaban apoyadas sobre algodón.
Después, siempre busco la esencia de ese momento, antes no hay nada, solo tensión. Desnuda ante un desconocido y frialdad, no hay comunicación, solo frío contacto.
De nuevo silencio. La belleza mantenía tensa la piel de su rostro, sabía que no tenía el control.
¿Algo que deba saber de ti? – Tono como si me preguntara la hora que es.
¿Tienes alguna de las formas del miedo?
Silencio roto levemente por el sonido de su respiración.
Puede, y si he visto como la has frenado, no se da cuenta de que somos diferentes.
Tú decides cuando.
Cerré la pregunta, ya el tiempo jugaba en mi favor, sabía que había pasado la prueba. Y le ofrecí su móvil, la belleza había adivinado que no había respuesta, era muy, muy lista. De nuevo me dio la espalda, habló echando la cabeza hacia atrás, apartaba su pelo con ese movimiento y se dio la vuelta mirándome.
Pregunta si tienes todo lo necesario.
Supuse el tema de la cámara, asentí, siempre llevo los focos en el maletero, así como los trípodes, nunca se sabe. Asentí.
Dice que ahora, no le gusta demorar al destino, que este se cumpla sea cual sea.
De nuevo asentí, la di la razón, no demorar las cosas, es una forma de sufrimiento y tortura. Se guardó el móvil en el bolsillo y me dijo que cogiera el material y que la esperara en la puerta exterior del garaje del hotel, obedecí y no tardó, tenía un buen coche un Audi del color de sus ojos, dentro olía a nuevo. Y sin mediar palabra arrancó con suavidad.
¿Y qué pasa con Alba? – Preguntó sin mirarme.
Tendrá que esperar.
¿No le dices nada?
No, estará ocupada con sus regalos.
Salimos del centro, tomamos dirección noroeste entrando en una colonia residencial, control de accesos, dos vigilantes nos enfocaron con sus linternas, ella mostró una tarjeta plastificada de las que llevan lector, el vigilante pasó la pequeña pistola de haz de luz escarlata y saludando hizo un gesto de que siguiéramos, las puertas se abrieron y nada más cruzarlas se cerraron detrás, pensé que estaba atrapado.
Ascendimos en dirección oeste, diagonal hacia el norte, llegando a una casa rodeada de muros de enormes piedras de granito, altos robles casi tapaban la casa, me fui preparando para lo peor, esa clase no me la esperaba, y temblé ligeramente, el valor desapareció y emergiendo la inseguridad.
No te asustes, te llevaré a su refugio y desapareceré.
¿Y cómo salgo de aquí? – Dije con voz inaudible.
Ella proveerá, no te preocupes.
Dijo con media sonrisa, sabía de mi miedo, cierto es que temblaba ligeramente. De nuevo puertas que se abren y cierran detrás, rodeó la enorme casa con forma de L tumbada, la dejamos atrás llegando hasta otro grupo de dos edificios de dos plantas, unidos por un puente de piedra, pasamos por debajo de él entrando en un garaje, balizado como en los aeropuertos, seguimos el carril balizado hasta la puerta de un ascensor, detuvo el coche.
Entra en el ascensor, te espera en planta, no toques ninguna tecla.
Recogí el equipo de su coche y entré en el ascensor, esperaba con las puertas abiertas, nada más entrar se fueron cerrando, vi como el coche se alejaba y el aparcamiento se fue sumiendo en las sombras, no vi más ya que las puertas se cerraron.
El ascensor era muy silencioso, pasamos una B, un 1, un 2 y fue reduciendo la velocidad deteniéndose en la letra T. Las puertas se abrieron, oscuridad rota por la luz del interior del ascensor.
Salí titubeando, esperaba que alguien me recibiera, algún criado, pero no, quedé sumido en la oscuridad, me moví a un lado, pensando que algún sensor encendiera alguna luz, hacía calor y empecé a sudar ligeramente. Pero no la oscuridad persistía.
Estoy desnuda, quítate la ropa, te guiaré en la oscuridad en que vivo.
Su voz me sobresaltó, y gotas de sudor descendieron por mis sienes, no me esperaba esto. Obedecí dejando la ropa encima de la maleta con ruedas donde llevo el equipo.
Sentí su mano en mi hombro, mis poros emergieron al contacto de su mano. Luego las dos, y despacio recorrió mi espalda, llegando a la cintura, parecía reconocer mi cuerpo.
Estás muy tenso, lo estás haciendo al revés, la asustada soy yo, tranquilízate, me he enterado que no has cenado, ya que estuviste muy ocupado con las fotos, eso me dijo que antepones el deber a lo demás, un dato a tener en cuenta.
Temblaba ligeramente, su voz no me calmaba en absoluto, pero sus manos eran cálidas, mi cerebro me envió un mensaje, ella se apoyaba en mí, no era una garra, todo lo contrario, movía sus dedos reconociendo mi piel. De nuevo se movió.
Poniéndose delante de mí, su codo rozó mi estómago y sus manos recorrieron mi cabeza, y mi rostro fue repasado despacio con los dedos, luego siguió con el pelo, cuello, bajó hasta el pecho, pasó sus manos abiertas por mis axilas y bajando hasta las caderas.
Me di cuenta que se agachaba, deduje una rodilla en el suelo, de nuevo sus manos recorrieron mis piernas llegando hasta los pies, y luego pasó ambas palmas de las manos por el interior de mis piernas, encogí el estómago sin querer.
Sus manos se cerraron en torno al penetrador y testículos, todo dentro de sus manos, y como es normal, me puse en marcha sin querer, aunque temblaba. La palma de su mano izquierda ascendió hasta mi vientre y la derecha se cerró en el penetrador, y no se movió.
Yo procuraba controlar el temblor, mi cerebro debía de flipar con los contrastes de mi estado psíquico, estaba totalmente desestabilizado, no sabía dónde iba.
Estás limpio, eso me dijo Luz. Tus poros desprenden miedo, tu sudor se enfría rápido.
Respingué levemente, su mano apretaba el penetrador y lo pasó por sus mejillas, no entendía nada de lo que estaba haciendo.
Tu transpiración es limpia, y ha funcionado, noto calor en el vientre y más abajo cierta humedad.
Sentí su lengua en la ingle, y luego en la otra, y como es normal el penetrador creciendo. Algo no cuadraba, aunque el temor ocupaba mi cuerpo, esperaba algo de comer y resultaba que la que estaba comiendo era ella, bueno, bebiendo. Al menos no había rechazo por su parte, ella a su modo se estaba poniendo en marcha.
Noté como se iba incorporando, sus manos me soltaron apoyándose en mis hombros, sentí su rostro cerca del mío. Y su boca en mi oído izquierdo.
Mi cuerpo te ha aceptado, y debes saber que no se besar, tampoco darte placer, no sé nada de hombres. Pero mi instinto me ha guiado para saber que es el cuerpo de un hombre, he sentido como crecía tu pene, ese que entrará rompiendo el viejo himen que poseo, espero daño y eso me produce inseguridad en todo lo que llevo haciéndote.
Su voz se había quebrado y noté su inquietud. Sujeté sus hombros y la imité hablándola en el oído.
Cuando llegue ese momento, tu estarás casi en el final de la excitación, es decir, me dirás que no puedes soportar más esa delicia que notarás en tu interior, tu vagina se inundará esperando al pene, por tanto no será tan desagradable por una razón, yo no envestiré hacia dentro, no, tu estarás encima y tu controlaras la penetración, tendrás una pierna a cada lado de mi cuerpo, estarás arrodilla y la penetración tú la decidirás.
No se me había ocurrido.
Su tono era de duda, aunque velado por el miedo.
¿Sabes cómo es el dolor que sentiré?
Es diferente, tengo datos de tres y ninguno es igual. La peor opinión de la desfloración corresponde a una frígida, me engañó totalmente, no me lo dijo, y eso fue la causa que la doliera más, y eso que utilizamos un ungüento especial. Las otras dos dijeron que sintieron como un arañazo y escozor, y ambas dos siguieron con el pene en su interior, dijeron que adelante, y no les fue mal, apenas sangraron a pesar de que la sábana decía lo contrario.
Estoy un poco alterada, tu pene me hará mucho daño.
Hay otra forma, que uses tus dedos.
Quedó silenciosa, se apoyaba en mi cuerpo.
No, no es natural, me lo dijo mi hermana, me habló de utilizar un bruto mecánico, y vi algunas fotos, me produjeron repulsa.
Hay otra forma, amigas mías lo utilizaron, aunque no te lo aconsejo, fueron desfloradas bebidas, bien bebidas, no se enteraron de nada.
Silencio.
No, prefiero sufrir ese momento, bebo lo normal y en determinadas ocasiones que no son muchas.
¿Alguna vez te lo has montado sola?
No, una vez lo pensé y sentí repulsa.
Vayamos a mi dormitorio.
Cogió mi mano poniéndosela detrás, yo la seguí con muchas dificultades, me dolían los ojos de intentar taladrar las sombras, pero no. Entramos por una puerta, me rocé con la cerradura, suelo con marcas y se detuvo, me movió hasta que mis espinillas rozaron la cama, se sentó en ella, sentí su aliento en un lado de la pierna. Aparté la maleta y me senté a su lado.
Vamos a besarnos y después…, después seguiremos tus señales, tu cuerpo hablará en silencio.
¿Cómo nos besaremos? ¿De pie?
No, empezarás a pensar en la sumisión, paso a paso. El beso será tu acostada y yo en un plano superior a tu lado, y no olvides seguir lo que tu instinto te diga.
No se acostó, seguía sentada a mi lado. Pasé mi brazo derecho por sus hombros y tiré de ella, quedamos atravesados en la cama, su rostro estaba muy cerca del mío, acerqué mis labios a los suyos, tenían un ligero temblor y los apresé con los míos, con suavidad, ella dudaba, tragaba saliva y su respiración se aceleró.
Debes abrir mi boca con tu lengua y entrar.
Dije dándole tiempo, de nuevo uní mis labios a los suyos, y no tuve respuesta, no importaba, le había anticipado lo que iba a hacer y mi lengua separó sus labios sin encontrar oposición, ella tembló a la vez que se estiraba, estaba tensa, muy tensa. Salí de su boca, tenía cierto sabor lejano al dentífrico, pero yo quería su sabor.
Ya sabes cómo es, ahora quiero que lo hagas tú, vamos a cambiar las tornas, tu encima y yo debajo.
Y me recosté a su lado, ella se incorporó, estaba seguro que me veía cuando yo a ella no y noté sus labios temblorosos.
Lleva tu mano al penetrador.
Obedeció, de esa forma su cerebro tendría dos frentes que atender. Y metió tímidamente su lengua en mi boca, la apresé con suavidad y luego la adentré en su boca, la cual tuvo que abrir más y empecé a robarle su saliva, tenía que descubrirla antes de nada, y tuve la primera respuesta, un lejano gemido obstruido por nuestras lenguas y busqué otra respuesta, llevé mi mano al monte de venus, ella se encogió levemente, me detuve, su cuerpo de nuevo adoptó la misma postura, fue cuando seguí en dirección a su vulva, mis dedos recorrieron sus ingles, y fue bueno, separó ligeramente las piernas, era receptiva.
Mis dedos quedaron en la parte inferior de los labios mayores, y tímidamente buscaron una respuesta muy importante, su humedad.
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