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Categoría: Maduras

20 años no es nada si la follada es buena

Soy médico en un pequeño pueblo de la montaña, llevo una vida tranquila hasta que llega el verano que se llena de visitantes.

Estando en la consulta una tarde de verano entró una mujer con síntomas de asfixia, estaba revisando unas placas así que al principio no me di ni cuenta, cuando me volví casi me desmayo, allí estaba ella Alicia, melena rubia, unos labios ardientes, unas tetas y un culo que quitan el hipo en una palabra una señora hembra. Ella no me reconoció, pero hacia 20 años que no la había visto. Coincidimos en la Universidad, era la estudiante que todos nos quisimos tirar, pero la muy puta era la típica que miraba más el dinero y la posición que un buen polvo con un alumno normalito.

Era de la alta burguesía y además sabía que estaba buena así que por mucho que lo intenté no hubo forma de que consintiera algo más que saludo forzoso y ahora estaba allí enfrente de mí, pero lo primero soy médico así que le pregunte por sus síntomas, me dijo que le costaba respirar, que se ahogaba por lo que la hice sentar en la camilla y poderla auscultar, que nervios que tenía, con las pajas que me había hecho pensando en ella, ahora la tenía sentada, le hice quitar la camisa para poderla reconocer mejor y solo la visión de sus tetas que se salían de sujetador me dejo sin hablar y la polla comenzó a calentarse de una forma escandalosa, como pude la ausculte intentando que se notara lo menos posible, aunque no lo conseguí.

Sus pezones se pusieron duros al notar mi tacto y algo noto para que dijera “no se quien está peor doctor lo siento alterado” y sonría maliciosamente, como pude me recompuse a pesar que ella siguió sin ponerse la camisa, con respiro hondo le dije “sigues igual de buena que hace 20 años o mucho mejor” puso cara de extrañada y me pregunto que si la conocía y le recordé los tiempo en la universidad, hacia tanto tiempo, me dio un abrazo y entre mi pensé por fin siento esas tetas maravillosas. Ya más calmados, nos sentamos a recordar viejos recuerdos y me contó un poco de su vida, se había casado con tipo muy rico que le hizo tres hijos, pero que era un golfo de mucho cuidado, la dejo embarazada y tuvieron que casarse sin terminar ella la universidad. Estaba en el pueblo en casa de unos amigos a pasar unos días. Le receté un jarabe y unas pastillas y la cite para el día siguiente por la tarde, no tenía consulta así podría examinarla más tranquilamente cosa que acepto gustosamente.

A día siguiente estuve toda la mañana pensando en ella, cuando llego la hora se presentó en la consulta de forma espectacular, un vestido ajustado fino que le remarcaba todo su culo y tus tetas, no se notaba que los años pasaban por ella, es más como el buen vino estaba todavía mejor. Le había preparado un ungüento para frotárselo por la espalda y el pecho. La hice quitar el vestido y se quedó en sostén y en tanga y la tumbe en la camilla, se quitó el sujetador y comencé a frotarle la espalda, que piel tan suave tenia, “uhmm que rico” , “te gusta?” “mucho, sigue así” así que seguí frotando hasta el comienzo de sus nalgas, después de un buen masaje , le di un toque en el culo para que se volviera y allí estaban sus tetas en su máximo esplendor, comencé a un masajeo ligero por debajo de ellas y vi como los pezones crecían y su cara se transformaba, los primeros gemidos comenzaron a sonar, ni que decir que mi polla estaba ya a reventar, subí por su cuello para luego atacarlas con todas mis ansias, ya completamente descontrolado, le di el primer beso y su boca se abrió para que nuestras lenguas se encontraran, bajando mi mano entre su tanga para encontrar un chocho mojado, no se quien tenía más ganas de follar, agarro mi cabeza y la puso sobre sus tetas y así saborear esos pezones duros como piedras, mientras mis dedos exploraban sus labios vaginales hasta encontrar un clítoris sedoso y caliente, después de la exploración con mis dedos, le quite su tanga y pase a saborear ese manjar que tenía entre las piernas.

Mi lengua recorrió cada rincón de su coñito, cada vez más húmedo “así, así dale papito” hasta que un gemido inundo toda la sala, como se corría la muy perra, su fluidos salían sin dar tiempo a gozarlos todos. “ Ahora me toca a mí “ No me dio tiempo a bajarme los pantalones cuando ya se estaba comiendo mi polla, comenzando por los huevos hasta la punta del capullo, era una gran mamadora primero con la punta de la lengua y después tragándosela toda, mientras con su manos acariciaba los huevos, que arte que tenía la muy puta que manera de chupar, mamar, jugar hasta que me saco toda la leche que se bebió sin dejar rastro. Sentados en la camilla fumando un cigarro, mi cabeza y mi cuerpo todavía ni se lo creía, cuando me besa en la boca y me dice “Ahora nos toca follar ehh”.

El subidón fue inmediato, se levantó de la camilla y se acercó al bolso y saco un consolador, un poco intrigado me hice el tonto, con esta zorra cualquier cosa era posible, me desnudo del todo y agachándose me volvió a empalmar con otra de sus memorables mamadas, cuando ya estaba como un mástil se sentó en la mesa y se abrió bien de piernas mientras que con sus dedos abría su rajita y señalaba el camino.

Sin dudarlo un instante se la metí hasta los huevos mientras que me volvía a relamer con sus pezones, con su manos en mis nalgas todavía empujaba más para que entrara hasta el fondo después de un rato de un mete y saca frenético se levanta y se pone dándome el culo, le acaricie el culito sin dejar de follar su coño, con nuestros fluidos le fui metiendo un dedo y después otro, hasta que con la polla bien engrasada comencé a perforarlo, cuando estaba ya estaba dentro oigo el zumbido del vibrador y veo como se lo mete por su concha, lo que hizo que me excitación subiera todavía más y las sacudidas eran salvajes, saque la polla de su culo e intercambiamos ahora el vibrador entraba en su culo y mi pija por su coño así dominaba los dos agujeros, se movía y jadeaba cada vez con más intensidad el ritmo era frenético, iba pasando de un agujero a otro, cuando la tenia bien insertada por el culo me dice gritando “quiero tu leche por aquí”, mientras que se venía y no me costó nada vaciarme dentro de ese sensacional culo.

“No ha estado nada mal” dijo susurrante, “creo que me quedare unos días más en este pueblo y seguir con el tratamiento” mientras se ponía el vestido, me dio un beso en los labios y me suelta a bocajarro “ ha merecido la pena esperar 20 años Cheli” ese era el alias que yo tenía en la Universidad.
Datos del Relato
  • Autor: Gabriel
  • Código: 26962
  • Fecha: 09-03-2013
  • Categoría: Maduras
  • Media: 4.85
  • Votos: 20
  • Envios: 1
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