~~Como habréis
adivinado, formo parte del harén de hembras jóvenes,
hermosas y con clase que de vez en cuando, y con una gran compensación
económica, se presta a follar con los jeques maduros que tienen
ganas de meter su polla oriental en deliciosos y bien cuidados coños
occidentales.
Fede me sedujo con dieciséis años, aunque en honor a
la verdad, yo ya era una chiquilla muy ligerita de cascos cuando caí
en sus garras.
Ya había mamado pollas de compañeros de colegio, pero
realmente con él aprendí a follar con clase, a dominar
mi cuerpo o, a rendirme sumisamente ante los deseos de mi macho dominante.
Delante de las narices de mi padre, y con mi madre bañándose
en la piscina, me sodomizo por vez primera mientras yo asomaba mi
torso por la ventana y le preguntaba a mi viejo si le apetecía
que bajase y le diese crema en la espalda.
Me hizo apuntarme a un gimnasio, y seguir una dieta regular y estricta,
me controlo mis vicios, y durante un tiempo, me quitó de fumar
y de beber. Le deleitaba hablar por teléfono con mi padre mientras
yo le mamaba la verga y siempre hablaba de mí en presente,
diciendo cosas como; ahora esta en mi despacho, Raúl, esta
ordenando los informes de presupuestos. Estoy pensando muy seriamente
en que cuando acabe las clases, empiece a trabajar aquí, si
te parece, para que vea la realidad del mundo laboral. Mientras escuchaba
las respuestas de mi padre, me marcaba el ritmo apretando con fuerza
mi nuca contra su entrepierna, o me tapaba la nariz, con lo que me
entraba tal ahogo que creía morir.
Cuando se corría, me obligaba a ponerme al teléfono,
y con la boca llena de semen, le decía a mi padre con muchas
dificultades, lo feliz que me hacia la idea de trabajar en el despacho
de Federico.
Si mi padre se extrañaba por mi voz gangosa, Federico decía
desde la distancia, que su hija se había aficionado a los bombones
de licor, y el pobre gilipollas de mi padre se reía en mi oído.
Cuento esto para que entendáis porque me aseguraba de estar
guapa para él, ya que, aunque en los últimos tiempos,
me pagaba por no hacer prácticamente nada, siempre precisaba
de mí que estuviera lo más elegante posible.
Cuando toque a su puerta, me dio permiso para entrar, y al hacerlo
me encontré con un cuadro que me dejo pasmada. A mí.
* Voy caminando por las calles de mi ciudad, mientras un viento fresco
amenaza con lanzarme de cabeza al primer café abierto que encuentre.
Quizás debería pensar en volver a casa, ya que el día
de hoy no ha sido el mejor que recuerde. Pero tengo el coco lleno
de ideas emergentes y, todas están relacionadas con la rompehuevos.
Evanescence me avisa de improviso, y tras coger el diminuto teléfono,
me percato de que mi querido hermanito me llama con desesperada urgencia.
Con un guiño maligno, pulso la tecla de silencio y le dejo
colgado insistiendo e insistiendo.
Por uno de esos relojes barómetros me doy cuenta de que ya
casi son las seis de la tarde. Si vuelvo a casa ahora me encontrare
a mis viejos ya en ella, y no quiero tener una discusión en
este momento. Podría hacer o decir algo irreparable y tengo
pensado que el amparo paterno me dure por lo menos un poco más.
Pienso en lo que hacer para cubrir el tiempo, y de pronto, como si
me hubiese transformado en el puto Viky el Vikingo, pero sin frotarme
la napia, desenfundo el móvil, y hago una llamada.
Así que tras entrar en una farmacia y comprar dos cajas de
preservativos cojo un taxi y con mi voz más profesional, le
indico que me lleve a la Calle Mondadores.
Ando flojo de pasta.
* Dos bellas adolescentes de unos diecisiete años están
desnudas y arrodilladas en la moqueta cobalto del despacho de Federico.
La más cercana a mí, tiene el pelo corto y un perfil
casi griego, como de chico rebelde, aunque sus pequeños senos
desmienten cualquier confusión.
La otra, es mucho más femenina, y cuando percibe mi presencia
baja los ojos al suelo evitando mi mirada y con una expresión
sumisa y dócil que calienta mis motores.
Las dos contemplan las imágenes que salen de un televisor de
25 pulgadas que Fede tiene incorporado a la pared. Es uno de esos
nuevos modelos extraplanos que obtienen una gran calidad de visionado.
En esas imágenes veo a mi jefe azotando con una fusta para
caballos a una chica a la que yo conozco muy bien. De hecho, es una
de las secretarias de Federico, una de las que, como yo, lleva la
misma doble vida en esta empresa.
Federico esta sentado detrás de las hermosas muchachas, con
el mando del televisor en una mano y un vaso de JB en la otra. Me
sonríe, y sin palabras me invita a sentarme a su lado.
Lo hago con el estilo y la elegancia que me caracteriza, y descalzándome,
apoyo las plantas de mis pies en las nalgas desnudas de la muchacha
sumisa que esta justo delante de mí.
La suave risa de Fede es una aprobación para mis oídos,
y, una mano muy velluda acaricia por unos instantes mi espalda, con
cierta ternura.
En el televisor, otro hombre entra en escena. Lo reconozco inmediatamente.
Aunque lleva una mascara que protege sus facciones, guardo un vivo
recuerdo de ese culo y de sus imperfecciones, pues cuando estuve con
él, me obligo a lamerlo repetidamente mientras mascullaba en
voz alta; ¿ Que le parece esto a usted ahora, Señor
Az..r? Este hombre, esta ahora abofeteando implacablemente
a mi compañera Alicia Corredera, a quien por los gestos de
su cara, pues el televisor tiene el sonido anulado, veo gemir en respuesta
a cada golpe recibido.
· Alicia tiene alma para este tipo de perversiones, ¿no
te parece?. Convengo con él en que es cierto. La chica, a
la que yo introduje en el mundillo de la prostitucion de nivel, me
dejó fascinada en poco tiempo ya que la gustaba ser maltratada
y eso, era uno de los vicios mas solicitados por los socios y colegas
de influencias de Federico.
· ¿ Que te parecen mis nuevas adquisiciones?. me dice,
mientras hace un gesto abarcando a las dos chicas, que no han abierto
la boca desde que he entrado.
· Preciosas. ¿ De donde son? · Son estudiantes
alemanas. Han llegado hasta nuestra ciudad con el programa Erasmus,
y es muy adecuado para mí, que posean un cerebro, aparte de
su excelente físico.
Federico se levanta ágilmente y se dirige hasta el mueble bar.
Cuando pasa al lado de ellas acaricia sus cabezas como si de perros
falderos se tratasen, y ellas levantan sus miradas hacia él
con adoración.
Siento cierta envidia, cargada de nostalgia, ya que veo en ellas la
imagen juvenil propia, y me siento de alguna manera algo vieja, lo
cual es ridículo ya que solo tengo 24 años.
· Ballantines con hielo y limón, querida. Me tiende
un precioso vaso con la bebida y yo le doy un pequeño sorbo,
lo suficiente para humedecer mis labios.
· Bueno, imagino que me has llamado para algo más importante
que mostrarme tus putitas nuevas. Mueve un dedo con ligero ademan
de reconvención pero asiente y tras preparar su propia bebida
se sienta a mi lado y desconecta la televisión.
· El próximo fin de semana, vendrán unos amigos
míos, unos financieros americanos. Tienen ciertos gustos especiales,
a los cuales yo en otras circunstancias no suelo dar cabida en mis
negocios . Pero. la necesidad obliga, y estos yanquis
van a inyectar una fuerte cantidad en mis inversiones inmobiliarias,
así que necesito tu ayuda.
· Sigue. Me sentía ligeramente intrigada. Si bien es
cierto, que ya no me asusto de nada, hay ciertas cosas que no he hecho
nunca y que no haré, mientras no me lo pida el cuerpo, ni lo
necesite imperiosamente. No follo con animales, ni tampoco lo hago
con menores, y por supuesto no dejo que un hombre me utilice para
depositar su mierda en mi. Por lo demás, creo que soy bastante
liberal en cuanto a sexo se refiere.
Federico me miro, como adivinando mis elucubraciones. Me pidió
paciencia con un gesto, y chasqueo los dedos.
La chica que estaba delante de él, se volvió y le dirigió
una mirada interrogadora. Él le indicó su entrepierna,
y ella, tras sentarse entre sus piernas, empezó a desabrocharle
la bragueta. El se dirigió a la otra chica en un seco alemán,
y ella reaccionó, depositando mis pies con delicadeza en el
suelo alfombrado, y separando mis piernas con suavidad.
· Lame su coño, pequeña. le dijo con voz de
mando.
Tenia unos bellos rasgos, muy aniñados y cuando puso sus manos
en mis rodillas y empezó a subir mi corta falda hacia arriba,
le facilite la tarea ahuecando el culo. Hizo intención de bajarme
el tanga, pero yo la cogí de la nuca y acercando su cara ante
mi vientre, con la otra mano, me separe la tela de la braga, hasta
dejar los labios de mi chocho al descubierto.
Ella, dejó que su pequeña lengua explorase tímidamente
entre mis pliegues más íntimos, y con su nuca firmemente
asida por mi mano, me abandone al placer de una buena comida de coño.
Una mano acarició por encima de mi blusa mis tetas, y al abrir
los ojos, vi la cara de mi jefe al lado de la mía. La otra
muchacha le estaba mamando la polla, alternando esta tarea, con unas
lamidas ruidosas en el agujero de su culo.
Con dificultad, acerque mi rostro al de Federico, y nos fundimos en
un apasionado morreo.
*Mientras subo en el ascensor, voy pensando seriamente en que esta
es la ultima vez que hago esto. Estoy en un bloque muy chulo y de
nueva creación que apenas tiene inquilinos. Que yo sepa, junto
con la persona a la que voy a visitar, viven en los dos primeros pisos,
tres maduras señoras de clase alta, que pasan el tiempo regando
sus flores y bajando a la mierda de canes que poseen, esos engendros,
cruces de ratas y babosas que ladran y te dan unas ganas de meterlos
en una trituradora de basura que no veas.
En el ático, en cambio, hay una sauna de lujo, con unas putitas
a las que yo no creo que nunca tenga acceso en la vida. Seis mil euros
por polvo. ni de coña.
El ascensor se detiene en el octavo, y veo que Gustavo me ha dejado
la puerta entreabierta. Como creo haber dicho anteriormente, no tengo
el menor gusto para nada que no sea una buena raya o el olor de un
coñito mojado a punto de caramelo, pero debo decir que este
cabron tiene una casa que te inspira paz y tranquilidad.
Gustavo es Banquero. Trabaja como director de una sucursal de quizás,
la segunda o tercera Entidad Bancaria más importante de España.
Como ya me conozco el camino, me dirijo sin prisas y empezando a prepararme
mentalmente para la tarea, breve pero concienzuda que me espera.
Cuando entro en el dormitorio, me lo encuentro ya en su posición
habitual, es decir, Desnudo por completo, arrodillado en una esquina,
con una mascara negra en la cara, y la cabeza humillada contra el
suelo.
Tras lanzarle una patada contra las posaderas, en la que empleo bastante
fuerza, pero no tanta como para justificar el gritito de maricona
que surge de sus labios, me coloco a su lado y saco lentamente de
un bolsillo la primera caja de preservativos.
Hay una botella de Gatorade con sabor a zumo de pomelo, que descansa
en el mueble junto a la cama. Pienso, que considerado que es Gustavo,
mientras le quito el precinto a la caja y saco dos preservativos de
la misma.
Los desenrollo cuidadosamente, y los coloco encima de la cama, y después
procedo a repetir mecánicamente la misma operación con
todos los demás y con la segunda caja.
* El feroz chupeteo que la niñata esta ofreciéndole
a mi coño me sumerge en un orgasmo, mientras mi boca es recorrida
avariciosamente por la lengua de Fede. El muy cabron se esmera, con
la mano que tiene libre, en retorcerme el pezón izquierdo,
con una saña y una brutalidad que me hace mojarme y inundar
de jugos la boca de la muchacha.
Tiene la otra mano ocupada en forzar el ritmo mamador de la otra jovencita,
que debe estar sintiendo el glande golpear las paredes de su garganta
hasta la asfixia.
Entre gemidos, retuerzo la oreja izquierda y la agarro del pelo forzándola
a gemir de dolor, mientras su lengua no para de introducirse como
un pequeño dardo en mi coño. La muy puta, me esta proporcionando
un placer que sé que no estará completo hasta que mi
jefe no me folle con su gran verga y se me corra dentro.
Mientras aprieto los dientes, porque ahora si que tengo encendido
un fuego en mi pecho, me libero de la boca de la nena, y tras apartar
la boca hambrienta de la otra putita, me dejo caer en el regazo de
Federico, empalándome en su polla.
Siento que ese pedazo de carne me fusila durante un breve instante,
pues después, con un siseo de desagrado, una gran golpada en
mi cara me levanta de su entrepierna y me deposita en el suelo.
· Zorra, yo te digo cuando follas y cuando no ¿ Té
enteras?. lo siguiente es la verga pugnando por entrar en mi propia
boca, mientras siento por mis adentros, una humillación que
me excita y me sobrepasa sin remedo.
El gran ariete entra y sale de mí, aplastando mi lengua, y
forzando que las comisuras de mis labios se distiendan hasta el máximo.
Entreabriendo los ojos, capto a las dos muchachas de pie rodeando
con sus brazos la cintura de Fede, mientras este se come sus bocas,
ora una, ora otra.
Tiene sus manos, velludas y bien formadas, agarrando mi cabeza como
si de un balón se tratase, y me impulsa ahora con lentitud
a tragarme toda su verga, mientras las arcadas me recorren cuando
su glande toca mi campanilla.
Una de las adolescentes esta ahora detrás de él, lamiendo
su espalda, siguiendo el surco con lentitud para llegar a su ano y
comerle todo el agujerito mientras me folla la boca hasta que termine
corriéndose.
Mi suplicio termina cuando un gran grumo de semen empieza a brotar
de su polla, inundando mi boca y deslizándose por mi garganta,
mientras mis papilas gustativas lo paladean y lo reconocen como el
de mi amo y señor.
Su gemido de placer, es mi recompensa final. Y al levantar la cara,
su rostro severo y serio, me reduce a un estado tembloroso, pues sé
que le he fallado y que aun no he recibido todo mi castigo.
* Bueno, pues ya he desenrollado los jodidos preservativos. Esta es
una tarea que lleva su tiempo preparar con cierto cuidado, y ya siento
los primeros estremecimientos en mis riñones, adecuadamente
preparados por la mezcla de refresco y diurético que me ha
preparado Gustavo.
Mi querido banquero, es un desviado completo en cuanto a materias
sexuales se refiere. El pobre y patético cabron, gusta de beber
esencias destiladas desde el miembro viril de cualquier hombre que
se preste a ello.
Yo me presto por la puta pasta, no creáis, no soy tan jodidamente
abyecto.
Ahora bien, y ahora entenderéis el motivo de los 24 preservativos.
Lo que yo hago, por tan solo 1000 euros de porquería, es llenar
meticulosamente cada uno de los preservativos de una excelente mezcla
de orín, año 2004, justo hasta el limite y después
con un imperdible lo cierro y con ayuda de esparadrapo, lo sello para
que sea usado cuando se desee.
Lluvia dorada envasada al vacío.
Mientras controlo el ritmo de mi meada, y me cierro los cojones con
esmero y con una destreza aprendida con el tiempo, Gustavo hace unos
ruidos guturales, sonidos que reconozco como de anhelante placer.
Que país, cojones, que país.
* Ante la mirada, dura y desaprobadora de mi amo, me visto tan rápido
como puedo. Aun después de haberse corrido en mi garganta,
su firme polla se yergue gorda y reluciente, mientras las muchachas
le acarician los costados y una de ellas le pasa una pequeña
toalla por la frente, secando su sudor.
Aída, a veces haces cosas que me desagradan completamente.
Pense que ya te había quitado esas feas costumbres de hacer
tu santa voluntad aun en mi presencia. La voz de Federico es gélida,
y tras palmear los firmes culitos de las muchachas, una orden las
hace deslizarse hacia la habitación que le sirve de pasillo
hasta la vivienda personal que ocupa en el edificio.
Lo siento, amo. Me siento. me coloque de rodillas con premura,
mis manos unidas a la espalda, mientras equilibraba mi cuerpo hasta
colocar mi cabeza hasta la altura de sus tobillos donde me situé
intentando no moverme. fatal.
Vístete. Hoy no tengo tiempo para estas tonterías.
Organizaras la fiesta para mis clientes americanos y buscaras a un
joven bien parecido y de aspecto duro, para nada homosexual. Ha de
ser un hetero que se preste a ser sodomizado y follado hasta la saciedad
por un sesenton maricon y plumífero que solo desea eso en esta
negociación . Y Aída, no me falles en
esto. Un tirón muy fuerte, que me hizo desear haber nacido
calva, me levanto con fuerza del suelo. o lamentaras profundamente
toda tu existencia de zorra malcriada.
Sí, mi amo y señor. Haré lo que tu ordenes.
Pues muy bien. Desaparece de mi vista, puta de mierda.
Entre lagrimas, que me cuide muy mucho de que el no viese, me dirigí
a la puerta, aun semidesnuda, y salí de la zona adscrita exclusivamente
a el, sintiéndome una verdadera gilipollas por haber actuado
así con el. Imagino que mi adiestramiento me estaba reprochando
mi patochada. En el ascensor recompuse mi descompuesta cara y me coloque
la ropa hasta aparentar una perfecta normalidad.
Ya en mi despacho, confortada por los objetos que hablaban de mi propia
y firme personalidad, pense seriamente en como elegir al hombre que
debía satisfacer los parámetros de mi jefe. y una
bombilla con forma de tacón hundido se ilumino en mi cerebro.
*No diré que mil euros te cambien la vida, pero llenan tu cartera
de un modo tranquilizador y agradable. Salí de casa de Gustavo
silbando alegremente, y con la idea de tomarme una reparadora cerveza
en alguna agradable taberna del centro de Madrid.
Mientras mis papilas gustativas intentaban despegar el asqueroso sabor
a Gatorade, yo iba haciendo mentalmente un recuento de excusas baratas
que dar a mi asqueroso y muy odiado hermano mayor.
Recorriendo las calles, yo pensaba que seguramente en ese momento,
mi familia estaría reunida en casa esperando mi llegada, que
mi cabron de hermano, ya les habría calentado la cabeza sobre
lo inútil y lo imbécil que era tras no acudir por séptima
vez al curro familiar. Porque aquí donde me veis, yo trabajo.
Lo de estudiar se termino el día en que aparecí por
casa en compañía de la policía, tras haber quemado
un aula y haber arrinconado a un profesor contra uno de los ventanales,
tras partirle los labios de un puñetazo. Esa hazaña,
que realice secundado por otras tres joyas del nuevo sistema educativo,
me valió una temporada de reclusión domiciliaria y una
imdenizacion de mas seiscientas mil pesetas al profesor agredido.
Mi madre se llevó un disgusto de mil diablos, y mi padre me
puso de vuelta y media, todo esto delante del santo de mi hermano,
que me contemplaba con un desdén infinito. Tras estar una temporada
todo lo realmente jodido que se puede estar sin dinero, sin coca y
sin hembras a las cuales follarme, ya que no veía con que atraerlas,
mi padre me propuso una oferta y dos opciones; aceptarla o irme a
tomar por el culo y no esperar nada de ellos en la vida.
Vi por donde iban los tiros al percatarme de la presencia de mi hermano
en el salón, impecable con su traje de Armani, selecto con
sus gemelos de oro y nauseabundo con su sonrisa de Profiden. Pronto
se levanto mi viejo tras revelarme su plan, y pasando orgulloso un
brazo sobre los hombros del HIJOPUTA, como llamare desde ahora a este
ser, espero mi respuesta con una sonrisa de tiburón.
Me levante del sillón lo mas erguido que pude, con las palabras
mas sinceras de mi vocabulario pugnando por salir de entre mis apretados
dientes. Ahora lo pienso con bastante mas frialdad y me alegro de
haberme contenido en aquel momento, pero habría sido chusco
observar las caras de estupefacción de aquellos dos cabrones
si mi respuesta hubiese sido otra, mas.
En aquel momento no tenia donde, vulgarmente se dice, caerme muerto.
Ni dinero ahorrado ni posibilidades de encontrarlo en el momento,
así que mis salidas eran escasas.
Acepte.
Y trabajar bajo las ordenes del HIJOPUTA sé convirtió
durante un tiempo en un verdadero infierno. * Decido darme un toque
antes de salir del trabajo. A sido una jornada agotadora, pues he
tenido que retocarme yo sola los dedos de los pies, algo a lo que
no estoy acostumbrada desde que tengo edad para entender. También
me he visto obligada por la insistencia de una de mis, entre comillas,
compañeras de trabajo, para revisar un informe de varias hojas
de extensión, exactamente tres, que me han generado una pequeña
jaqueca.
Salgo satisfecha de mi oficina(lululululululululu) y dejando pequeñas
perlas de sabiduría entre los babosos que saben y yo sé
que saben que soy una zorra, bajo directamente por las escaleras sin
esperar el ascensor, en un arranque de espontaneo ejercicio.
Tras montar en mi coche, hago uso por un momento de mi lindo cerebro,
y después, con la ayuda de mi Eriksson de ultima generación,
cancelo una mesa que tenia en Gillespie para cenar.
He decidido que necesito descansar un poco, recuperarme de mi lamentable
actuación en el despacho de Fede y lanzarme a la conquista
del trabajo que se me ha asignado.
Tras pensarlo un poco, decido que si me voy a la casa que tengo en
las afueras, estaré aun mejor, y tras pensar aun más,
hago uso del manos libres del coche.
Pun pin pun pun pin pin pun pin. RINNNN,RINNNN,RINNN, cric. (
Voz varonil) ¿si?
Hola Marcelo, soy yo.
¡ Señorita Aída!( Voz varonil transformada en
voz plumífera)
Atiende, necesito que me mandes a Giancarlo a la dirección
que tu ya sabes. necesito relajarme.
Como tu ordenes.
Gracias Marcelo. Por cierto. ¿Gozaste con el cubano aquel
que te mande a la agencia?
Si. uf. era una autentica monada, nena. me dejo el culito
como el de una virgen sin estrenar. Menuda maquina de follar.
Ya sabia que té molaria. Eres una autentica putona, Marcelo.
Tú si me conoces(voz intima y llena de jubilo)
Claro. Ciao Caro amigo.
Adiós reina.
Hablar con Marcelo siempre me producía una cierta ambivalencia.
Pero pensar en Giancarlo humedecía mi clítoris y lo
hinchaba solo de pensar en las cosas que me haría el muy cabron.
Así que acelere, que para eso estaba en la autopista y cuando
más concentrada estaba en la carretera, unas luces detrás
de mí empezaron a girar, y un conocido TUTU TUTU, se dejo sentir
como una machacante melodía de móvil.
* Tras salir de tomar unas birras en el Viejo Coyote, me dirijo presuroso
hasta mi domicilio. El puto móvil, ha estado sonando sin tregua
hasta que le he abortado el sonido.
Tras dejar atrás la verja que rodea la propiedad, ando casi
con disimulo por el césped que, hace dos años, mi padre,
animado por un amigo, decidió plantar alrededor de la piscina,
según él, para darle un aire mas prospero a la casa.
Sin embargo, todo mi plan de pasar inadvertido se va al garete cuando
veo repantingado en una tumbona al HIJOPUTA en compañía
de su novia y de mis queridisimos padres.
Vanessa es una Zorra. Pero una autentica zorra. Sus padres son funcionarios
de Hacienda y ella ha heredado de ellos unos ojos bonitos, una figura
repleta de curvas y un alma negra como el carbón, perfectamente
compatible con la del desgraciado de mi hermano.
Están tomando unas copas, y al verme, la cara de mi madre se
tornó seria, y haciendo uno de sus famoso gestos mohínos,
se retiró al interior de la casa. Vanessa, en cambio, se levantó
de la tumbona y tras guiñarme un ojo con rostro divertido y
permitir a mis babosos parientes contemplar su pequeño culo
de niña puta, se lanzó al agua como si de una sirena
de película se tratase.
Antonio. Me revienta que este subnormal no recuerde que YO soy
Anthony, no Antonio, ni Antón ni otras derivaciones de ese
apestoso nombre. ¿Dónde cojones te has metido? ¿
Es que no oías el móvil, so bastardo?
Papa. mira, no tengo las respuestas que quieres. y aunque las
tuviera. no te las daría. Mientras hablaba, me maldecía
mentalmente a mí mismo. La cara de mi viejo se torno roja como
la grana, y el HIJOPUTA me agarro del hombro con fuerza.
Todos los insultos del mundo no bastarían para describirte,
hermanito. Estas acabado. con el cuerpo musculoso y esas estúpidas
líneas convergentes tatuadas en los hombros, el HIJOPUTA parecía
una copia mala de un vigilante de la playa. Ya te puedes ir buscando
algo porque lo que es en la empresa tu no vuelves a entrar ni para
pedir la hora.
Y en esta casa tampoco. En el vestíbulo tienes las maletas,
con toda tu ropa. Si té falta algo puedes venir a buscarlo
cuando puedas. Pero aquí, tu ya no vives más. Me produces
verdadero asco, hijo. mi padre tenia los puños apretados,
y una expresión que parecía estar pidiendo a gritos
que se me fuera la mano.
La has jodido bien jodida, Anthony, cariño. me dijo desde
la piscina con una sonrisa la maldita puta. * Estacione el coche en
una zona reservada para aquellos a los que el sueño podía
jugar una mala pasada. El coche de la Policía se detuvo a unos
metros escasos por detrás de mí. Por unos momentos,
me deje llevar por el pánico, y registre visualmente el salpicadero
y los huecos por los que alguna vez había dejado alguna papelina
de coca, o un cargador con cucharilla. Gracias al cielo, estaba todo
impoluto; algunos compactos de música bacalao, un pintalabios
y una bolsa de patatas chic amen de algunas libretas y una guía
Campsa descansaban en los lugares comunes que cada automóvil
posee.
Por el retrovisor divise la figura del policía que se acercaba
lentamente hasta mi coche. La mano derecha apoyada suavemente en la
culata de la pistola, con la otra mano se protegía los ojos
del sol, que le daba de pleno en la cara. Su uniforme azul de la Nacional
le quedaba perfectamente acoplado a su cuerpo de hombre de unos treinta
y tantos años, ligeramente musculoso, pero de forma agradable,
no agresiva. Una fina barba de dos tres días, sobre su rostro
bronceado, le daban un aire muy atractivo que me hizo alegrarme de
que me hubiesen parado.
Se inclino e hizo un gesto curioso, que me hizo sonreír. Hizo
el gesto de girar la ventanilla, algo que ahora parece arcaico ya
que todos los coches actuales son automáticos en ese aspecto.
Él, en respuesta automática, también me sonrío,
enseñando unos dientes blancos y firmes, dientes para morder,
que les llamaría una de mis compañeras de profesión.
Buenos días, Señorita. Imagino que desconoce que tiene
usted roto el piloto izquierdo trasero. su voz era la que se esperaba
de un hombre con ese físico. Segura, dominante, pero con educación.
Pues créame que si, señor agente. El parpadeo,
ligeramente desconcertado por mi tono de voz de niña pequeña.
Contuve mi deseo de reírme ya que aquel hombron me estaba poniendo
cachonda.
Entonces percibí que él estaba mirándome, y digo
que ahora, pues antes no le había dado tiempo, me estaba repasando
con la mirada, y por el brillo de sus ojos negros, lo que veía
le gustaba mucho.
Debería hacer que se lo reparasen lo mas urgentemente posible,
Señorita. No debe circular en estas condiciones. No es seguro,
ni para