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Estaba en el vestuario del gimnasio, y vi que una chica más mayor que yo me miraba mientras me yo me secaba. Yo la verdad es que solo había estado besándome una vez con una amiga; una sola vez.
Yo tengo casi diecinueve años y esa chica tendrá casi treinta, pero aunque yo tengo un cuerpo muy bonito y mi cara también, ¡esa chica es lo más!, tiene cuerpo de modelo y, ¡es muy alta! Ella se seca el pelo desnuda, igual que hago yo. Yo tengo el chochito afeitado entero, ahora, otras veces no. Mi chocho un chochito gordito y bonito, mi culo es la perfección, aunque siendo bajita no luce igual. Bueno, me miraba tanto que me puse roja, ¡de verdad! Le di la espalda, me agaché para secarme las piernas y le mostré mi culazo en pompa y, como mi chochito es muy gordito, me lo pudo ver desde atrás, jajaja; me río porque creo que me vio también mis rosados labios internos.
Al ponerme de pie de nuevo, sus ojos eran deseo, su melena morena y sus grandes tetas me apuntaban. Yo soy rubia, de verdad, aunque mi chochito, cuando no me lo afeito es castaño claro. Tengo una melenita corta, ¡que me queda genial!, soy coqueta, jajaj, por eso lo estoy contando. Ella tiene el chocho sin afeitar, solo recortado, pero aun así se ve que tiene un coño como una espuerta de grande y un clítoris que es lo más. Me miró y me habló;
-Chiquita que bonita eres, yo me llamo Elisa, ¿y tú?
-Yo me llamo Susi. Tu eres todavía más guapa que yo.
-Gracias Susi, ¿cuántos años tienes?
-Tengo dieciocho, ¿y tú Elisa?
-Veintinueve; una pregunta Susi: mi novio y yo vamos a pasar la tarde en casa, veremos varias pelis, me has caído muy bien y hemos comprado comida de más, ¿quieres venirte a cenar y ver pelis con nosotros? Me encantaría mucho chiquita.
-No se Elisa, no conozco a tu novio, lo mismo no le gusta que valla yo.
-Susi, ¡si no le gustara!; lo echamos a la calle y nos quedamos las dos solas, jajaj.
-Vale Elisa, me apunto, eres tan decidida que no se decirte que no.
Después de vestirme con mis pantalones vaqueros súper ajustados, me fui con ella en su coche camino de su casa. La verdad es que desde que le chupé el pene al novio de una amiga, casi no me habla nadie de mi grupo de amigas; solo se lo hice una vez. Pero bueno, como me siento un poco solilla, últimamente me apunto con quien me trate con cariño y me de amistad, aunque siempre le mando wasap a mi madre para decirle en que ubicación estoy, sin más detalles, como me dijo ella.
Al llegar a su casa me presentó a su novio: ¡que pedazo de tío! Por lo menos uno noventa, y muy fuerte, ¡cada uno de sus brazos es como mi cintura plana!, ¡o más! Que guapo y simpático, pensé al verlo ser amable conmigo. Es rubio como yo, se llama Rubén y tiene treinta años. Tanto ella como él trabajan en una agencia de modelos, por eso son tan guapos.
La primera película era un churro, pero después de cenar vimos la segunda y me pareció genial, aunque un poco verde para verla junto a unos desconocidos hasta entonces. La película trataba de una chica que se acuesta con otra chica más mayor y en la peli las dos tienen novio. No había escenas donde se vieran desnudas, solo se veían arropadas juntas en la cama besándose. Después de ver la peli me preguntó Elisa si me había gustado, le dije que sí, me dijo si me parecía guapo Rubén y le dije que sí, pero que me daba vergüenza que me lo preguntara delante de él. Después me preguntó;
-Susi, me gustaría que jugáramos a las cartas, como jugamos con otros amigos a veces, impostándonos la ropa que llevamos y, cuando a alguien no le quede ropa que apostar podrá pagar haciendo cosas que le pida quien gane a las cartas. Es un juego solo para personas decididas, ¡qué me dices chiquita!, siempre hemos sido muy abiertos los dos.
Me quedé pensando que lo que quería Elisa es que su novio me viera desnuda, y que ese juego no era para su edad; quizás para mí y mis amigas, pero, en lugar de enfadarme, ¡me sentí muy excitada! Igual que cuando voy a playas nudistas y mi pequeñito cuerpo perfecto pone nerviosos a hombres y a mujeres, me gusta ponerlos nerviosos y me gusta que me vean desnuda, me excita mucho.
La partida fue muy entretenida, solo era elegir el montón con la carta más alta. ¡Empecé ganando un buen rato! Elisa y Rubén estaban ya en ropa interior cuando perdí la primera vez. Me quité la blusa y como tenía los pezones de punta, ¡de regalo para los dos!, me quité también el sujetador. ¡Bueno chicas!, mis pechitos son como yo, pequeños pero bonitos, mis pezones rosados apuntan al cielo. Los ojos de Elisa y de Rubén se abrieron como platos al ver mis pezoncitos duros como guisantes. El juego siguió y llegó el desenlace. Elisa se desprendió del sujetador también, mostrándonos unas tetazas enormes pero no caídas, sus pezones no eran muy grandes pero eran más oscuros que los míos, que los tengo rosados. Al perder después Rubén se quitó los calzoncillos. ¡Joder que pedazo de rabo!, rosado además, vello púbico rubio, no como mi chochito que es castaño claro, cuando no me lo afeito. Su pito era enorme, por lo menos veinticinco centímetros y muy grueso, ¡el tío estaba empalmado!, no solo se había excitado con el juego, ¡también se había empalmado! Su rabo era muy gordo y muy largo, como he dicho, ¡pero es que además!, la punta era una bola rosada, limpia y muy brillante.
Estar mirándole la polla a un tío delante de su novia me hizo sentir muy bien, era como reconciliarme conmigo misma; ya que la única polla que había visto hasta ese momento era la del novio de mi amiga, que me convenció para que se la chupara cuando me acompañó a mi casa en su coche. Hasta este día con Elisa y con su novio no había follado nunca; si, lo sé, debería haber follado mucho antes teniendo casi diecinueve, pero no lo había hecho. Con casi diecinueve años, ninguna polla había entrado en mi fisura. Si me he penetrado yo a mí misma muchas veces, pero con “don durito”, que es como llamo yo a mi consolador, grande y silencioso, el cual me ha ayudado a recordar a chicos y a chicas tantas noches sola.
De pronto Elisa, cogió las cartas de la baraja y las tiró al suelo, después se quitó sus braguitas negras, las hizo un gurruño y se las metió a Rubén en la boca. Mirándome fijamente me dijo la pervertida;
-Susi, solo faltan tus braguitas, ¿nos puedes dar el gusto de verte ese melocotoncito precioso que tienes?
-Si me lo pedís los dos, a lo mejor.
Entonces dijo Rubén;
– Por favor, Susi, dejamos verte desnuda, anda.
Me bajé mis braguitas blancas, las lié en mi mano y se las di a Elisa; ¡ella abrió la boca y se las metió dentro!, ¡qué vergüenza!, creo que tenían alguna gotita de pis. Le dije a Elisa;
-Elisa, ¿tú eres lesbiana?
-No, ¿y tú?
– Tampoco.
-Susi, me gustan los chicos, pero de vez en cuando me gusta comerme un chochito, a Rubén le gusta mirar, Susi, ¿me dejas que te coma ese chochito tan gordito y suave que tienes?
Me puse roja, me ardían las mejillas, ¡nunca me lo había comido nadie!, ni hombres ni mujeres. Quise decir que no, pero pensar en que ella me lo chupara mirándonos su novio, ¡me puso súper excitada! Quise ser recatada;
-Pero no me dolerá, ¿verdad Elisa?
-Claro que no, tontita, ¿quieres que te lo chupemos Rubén y yo a la vez? Él es un súper comedor de chochos y muy cariñoso.
-Vale, pero me da mucha vergüenza.
Me llevaron a su dormitorio, ¡una cama enorme!, con sábanas de terciopelo rojo, muy erótico me pareció. Me tumbé boca arriba y separé mis muslos, apagaron la luz dejando solo una pequeña lamparita. Elisa sacó su lengua y se situó tumbada entre mis piernas, ¡me metió la lengua hasta dentro de mi fisura!, me daba lengüetazos por todos lados, incluso en mi ano, me mordisqueaba el chochito y lo estiraba. Después Rubén me besaba el vientre, se quitó Elisa de mi chochito y se hocico en el Rubén; ¡me hacía cosquillas con su barba de cuatro días!, me pinchaba en mis gruesos labios de afuera, me los mordía, me sorbía los de dentro, uuuuiiiii, como me gustó. Se tumbó junto a mi Elisa, abrió mucho las piernas y me dijo;
-Susi, preciosa, comerme el coño un poquito, ¿quieres jovencita?
-Vale, probare por darte placer, Elisa.
Puse mi cabeza entre sus piernas, le di pasadas con mi lengua, ¡su pedazo de coño abrazaba mis dos mejillas al meterle mi hociquito hasta el fondo de su vagina!, bestial como se corrió en mi boca, su flujo me lleno la boca y se me derramo de la boca sobre su culo. Rubén se puso de pie junto a la cama y me dijo;
-Susi, por favor, me gustaría que me la chuparas un poco, pero solo si deseas hacerlo.
-Vale, si lo deseo, te la chuparé Rubén, aunque no sé si podré tragarla, ¡es tan grande!
-Lo que tu puedas Susi, con sentir tu boca me sentiré muy feliz.
Me senté en el filo de la cama, con mis pies sobre la alfombra. Él estaba de pie frente a mí y Su polla enorme estaba a la altura de mi nariz y sus bolas, ¡también enormes! estaban a la altura de mi barbilla. Le cogí un huevo con una mano y me lo lleve a la boca, me lo metí en ella y lo giré con mi lengua, Rubén jadeaba, jajaj, como me gustó hacerle eso; tanto que le solté un testículo y me trague el otro. Desde allí abajo veía como las venas de su polla parecían querer reventar. Le solté los huevos y le di con la lengua en la punta de la polla, uuuuiii, me gustaba mucho, le acariciaba el borde inferior del glande, duro. Le mordí el tronco desde un lado, después abrí mucho la boca y me metí la punta, ¡que me costó un rato! Me dolían las comisuras. Alargué los brazos, lo rodeé y agarrándole el culo con las dos manos para hacer palanca, me empecé a tragar su rabo, ¡me dolía la garganta!, pero me excitaba achuchar más y más, hasta que sus huevos tropezaron con mi barbilla y yo respiraba por la nariz forzadamente. Elisa dijo en voz alta;
-Joder con la jovencita, ¡que se la ha tragado entera!
Rubén empezó a moverse atrás y adelante moviéndola dentro de mi garganta, pero muy, muy despacio. Sentía yo como mi tráquea se ensanchaba a cada movimiento, también sentía como mi sexo se empapaba.
Me la saco de a boca, despacio, me pidió que me pusiera en pompa sobre la cama. Elisa se puso de lado debajo de mí y me chupó las tetas. Rubén se subió a la cama y me la metió en el chochito, poco a poco, pero, ¡cuando toda esa gran polla me rellenaba como a una pava!, empezó a meter y sacar polla como un animal a un ritmo de atleta, como era él. Su rabo entraba y salía de mí como si me estuviera machacando, me corrí una vez, después otra, otra más. Paró, me la sacó y me preguntó en un tono muy amable;
-Chica, sé que nos hemos conocido hoy, pero, ¿me dejarías correrme en esa boquita de ensueño?
-Claro, Rubén, estoy tan contenta, que a lo que me pidas diré que sí.
Se empezó a menear ese pedazo de polla frente a mi rostro, los restos de la cópula entre los dos salpicaban mi rostro, sus enormes huevos bailaban en el aire. Abrí mucho mi pequeña boca, mis carnosos labios estaban deseando sentir el azote de su semen caliente. ¡Jolín!, ¡qué corrida! Me soltó un chorro muy espeso que me llegó a la garganta con fuerza, otro me dio en la mejilla. Me cogió la cabeza y me metió su gordo glande en la boca: su semen siguió saliendo de su polla y depositándose en mi paladar, ¡mucho semen! No sabía si escupirlo, no estaba malo, pero algo fuerte. El me la sacó de la boca, otra vez, y entonces me dio vergüenza escupir y me lo trague.
Hace cuatro días de ese rato tan agradable para mí y seguro que repetiré. Pero estos dias después de hacerlo con Elisa y con Rubén, cuando estoy en el gimnasio, me excita mirar a otras parejas que van juntos a hacer deporte, me ha gustado tanto hacerlo con una pareja que me dan ganas de hacerlo con mas parejas.
Besos de Susi
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