Como comentaba en la primera parte, todos los días había alguna historia o algo que contar de mi hijo, hay veces que ya ni me atrevo a vestir muy sexy o con poca ropa delante de él, por la forma en que me mira y no lo quiero provocar, porque luego me siento culpable, aunque hay veces que lo deseo como una mujer de su edad.
Lo más impresionante que me ha pasado fue hace unos días, cuando mi hijo me pidió que quería acostarse conmigo. Aquello me sorprendió bastante, le pregunte por qué quería hacerlo y me dijo que para defenderme y que no durmiera sola, aquello me produjo algo de risa, y se puso hasta colorado, luego le dije que no había problema, que dormiría con él.
Como de costumbre, antes de acostarme siempre me ducho y voy a mi cuarto con la toalla puesta. Mi hijo ya se había acostado en mi cama y cuando llegué, le dije por supuesto que se volviera para el otro lado que me iba a vestir. Aquella noche no quise dormir (como hago de costumbre) desnuda.
Miré hacia atrás para ver si se había dado la vuelta y efectivamente tenía su cabeza para el otro sitio. No me atrevía a quitarme la toalla por si se daba vuelta, pero por otra parte quería hacerlo, quería que mi hijo pudiese contemplar a una mujer desnuda aunque fuese su madre, también en algún momento me excitaba la idea de bajarme la toalla delante de él y que me mirara completamente, pero sabía que no estaba bien, cogí mi ropa interior de la mesita de noche, una pijama de color negro y me fui al baño a ponérmelo.
A los 5 minutos entre en la habitación y mi hijo estaba viendo la televisión del dormitorio, lo miraba de reojo a ver lo que hacía, mientras ponía un poco de orden en la habitación, y la verdad no me quitaba ojo de encima. Sabía perfectamente que con el pijama se transparentaba todo mi cuerpo, pero lo cierto es que no tenía otro que ponerme.
Todo aquello me incomodaba pero por otra me alegraba también. Me fui a la cama y fue cuando mi hijo apartó la vista de mí y se centró en la televisión. Yo levanté las sábanas para acostarme y observe mientras la levantaba que mi hijo solo llevaba puesto unos calzoncillos. Hacia calor y el aire acondicionado obligaba a taparse un poco por la noche.
Los dos estábamos acostados y mi corazón ya empezaba a latir más deprisa, pero era sólo por los pensamientos morbosos que me producía estar tan cerca. Decidí darme vuelta y decirle que apagara la televisión antes de dormirse le di un beso de buenas noches como siempre lo hago, pero al inclinarme, nuestras piernas desnudas se rozaron y aquello me produjo un escalofrío por todo el cuerpo.
Sobre las 5 de la mañana me desperté como alterada y muy rara, supuse que había sido un sueño o algo parecido, miré mi hijo y estaba tapado hasta la cintura completamente dormido, encendí la lámpara de la mesita de luz y comprobé que yo estaba totalmente destapada, mi pijama estaba más arriba de mi ombligo. Quise pensar que aquello era natural, pero no me quitaba de la cabeza que mi hijo hubiese intentado mirarme o tocarme, y me imaginaba de la forma que me hubiese estado mirando y la sola idea me excitaba, pero también que yo iba demasiado lejos. Pero las fuerzas sexuales eran superiores a mí y quise comprobar si él me estuvo mirando o tocando antes de despertarme o si todo era imaginación mía, así que agarre las sábanas y destapé a mi hijo hasta las rodillas.
Aquella imagen me enturbiaba todo, ver a mi hijo dormido, e inocente, él estaba boca arriba con su cabeza a su lado izquierdo y abierto un poco de piernas y por supuesto se notaba su bulto, y me di cuenta, que si me tocó, tuvo que ser mucho antes, porque veía que no la tenía parada.
Durante un rato no aparté mi vista de su bulto, me dije ¿qué estaba haciendo? Apagué la luz, mi mente no podía quitar la imagen de mi hijo, y la fuerza que me conducían a querer vérsela en su tamaño natural, esto me producía un morbo impresionante y una excitación que ni yo misma me la esperaba.
Encendí la lámpara y le baje sus calzoncillos poco a poco, mientras mi corazón palpitaba más y más. Pude observar como sus vellos rubios iban apareciendo ante mis ojos y en un momento su pene quedó completamente al descubierto.
Varios minutos estuve contemplando la hermosura de su miembro, y pensando como las sospechas que tenía cuando era más pequeño, de que cuando fuera mayor, la iba a tener más grande que su padre se había cumplido. No podía apartar mi mirada hacia su tronco y sus testículos cómo le colgaban.
Me daba miedo tocarle, pero mi instinto de mujer, no como madre, hizo que le rozara con mi dedo índice, pero mi hijo tuvo que notar aquello, porque su miembro se movió y quedó doblado hacia un lado. Aquello me asustó un poco, me hizo despertar de aquella locura que estaba cometiendo, ni podía creer lo que estaba haciendo. Le subí la ropa lo tapé como estaba e intenté dormir, pero no pegué un ojo en toda la noche, pensando una y otra vez lo que había visto y como me hubiese gustado haber hecho otras cosas, pero no podía, no quería hacerlo.
Tampoco me quitaba de la imaginación que él me hubiese tocado o visto antes, yo creo que en aquel momento me imaginaba más cosas de la cuenta, pero pensando, llegué a la conclusión de que al otro día por la noche, iba a intentar no quedarme dormida y comprobar si eran ciertas mis sospechas.
Durante el día, todo transcurrió normalmente, pero seguía sin quitarme la idea por lo ocurrido la noche anterior y deseando que llegara la noche para ver qué pasaba.
Igual que la noche anterior, me duché, pero con la diferencia que se volviera para un lado, y me senté en el borde de la cama tire la toalla me puse el pijama, me metí, y me tape.
Mi hijo se quedó viendo televisión durante casi una hora, en cada momento me parecía que estaba esperando que me durmiera, pero yo seguía aguantando y haciéndome la dormida, estaba boca arriba, cuando en un momento, noto que apaga la televisión, pega un pequeño suspiro y se acomoda en la cama hacia su costado derecho y siento como muy suavemente pone una mano encima de mi barriga, en aquel momento me estremecí toda, se me cortó la respiración, y hasta mis piernas se tensaron, no quise hacer ningún movimiento brusco por no asustarlo y poder comprobar hasta donde quería llegar.
Siento, sus dedos muy, pero muy suavemente. Me esta subiendo la parte de arriba del pijama, mis sospechas se estaban desvelando, en aquel momento no sabía que hacer, pero mi excitación era mucho mayor que mis deseos de impedir aquello.
No sabía hasta dónde quería llegar con aquellos juegos, pero consiguió subírmela con mucho sigilo hasta la parte de arriba para dejar mis pechos al descubierto.
Me imaginaba perfectamente lo que estaba viendo, cogió un pañuelo de la mesa de noche, cubrió la lámpara, luego la encendió para que no me molestara y pudiera despertarme. No podía evitar que mis pezones estuvieran totalmente erectos al saber que los estuviera viendo. Luego con mucha audacia se atrevió a rozármelos con el dedo y moverlos de un lado a otro. En aquel momento mis deseos de agarrarlo y cogerlo (aunque sea una palabra fuerte, me limito a poner lo que sentía) cada vez crecían más, pero había algo en mi interior que me lo impedía.
Quería darme vuelta y dejar aquel juego tan impresionantemente excitante, pero el se atrevió aun más. Rozarme con sus manos mis muslos, (todos mis vellos se pusieron de punta) luego las llevó por debajo del ombligo y muy despacio introducía sus dedos, para poder llegar hasta mis vellos, que la verdad, estaban bastante bajos y afeitados más que nada por higiene y por supuesto, para que con el bikini, no se vean.
No me podía imaginar que aquellos tocamientos me producirían tanta excitación, no quería abrirme un poco de piernas porque sabía que hubiese notado que me estaba mojando completamente. No podía creer lo que me sucedía, parecía los años de mi adolescencia, cuando por cualquier motivo me excitaba y se mojaban mis piernas. Pero aquello no era mi juventud, me estaba ocurriendo en aquel momento y con los propios juegos de un hombre lleno de vida y de pasión.
No pude aguantar más y con un movimiento brusco me volví hacia el otro lado para que dejara de tocarme, él se asustó y apagó inmediatamente la luz. No pasó unos quince minutos cuando noto su mano posarse en mi trasero y como una y otra vez pasar su mano por mi culo, en un momento posó la punta de su pene en uno de los cachetes de mis nalgas, aquello me hizo pegar un respingo que creo que lo notó, me entró una electricidad por el cuerpo inimaginable e inexplicable y noté la calentura que desprendía aquella punta cuando rozaba mi piel desnuda.
Mi excitación crecía por momentos y sobre todo cuando se atrevió a poner su pene a todo lo largo de mi culo, noté como había crecido cuando se posó en mis nalgas, sentía cada centímetro, cada milímetro en mi cuerpo y como sus venas rozaban mi piel.
Estaba un poco asustada, y sobre todo cuando entre mi culo y mis piernas metió su punta y empezó a realizar movimientos de penetración, que por supuesto no se producían. En aquel momento tenía que tomar una decisión, o dejarme penetrar o despertarme, por supuesto deseaba lo primero debido a como estaba, pero tenía que hacer lo segundo. En ese momento se retiró inmediatamente y se fue corriendo al baño, supuse que se iba a masturbar. Tardó como unos 10 minutos, mientras ese tiempo llegaba, no pude evitar introducir mis manos entre mis piernas y comprobar como me encontraba, no podía creer la cantidad de flujo que había soltado, parecía que hubiese tenido un orgasmo pero no lo tuve. Me sentía a gusto con mis manos entre las piernas y apretando un poco y en la misma posición cuando mi hijo hizo acto de presencia. Nada más llegar, se metió en la cama, se volvió para el otro lado, y como en cinco minutos se queda dormido.
Yo por el contrario estaba súper caliente, deseaba masturbarme, pero sabía que si lo hacía empeoraría la cosa, porque yo me conocía y sé perfectamente como me pongo de nerviosa y alterada cuando me masturbo, y sería capaz de cualquier cosa, y aunque parezca mentira, hasta de meterme la pija de mi hijo en la boca y comérmela sin respirar. Por eso no quería tocarme, pero notaba que mi concha estaba totalmente mojada. Me dije, aguántate y duerme y así ocurrió.
Por la mañana no le quise insinuar nada, pero estuve fatal todo el día, no me podía quitar de la cabeza todo lo que había pasado, pensaba que todo aquello estaba mal, pero mis pensamientos ya eran otro, deseaba que llegara la noche para seguir jugando aquel juego tan maravilloso que me hacía revivir.
Por la noche todo ocurrió igual, me puse un camisón muy corto y transparente. Me puse boca arriba y me hice la dormida, a la media hora noté otra vez su mano en mi ombligo y como iba bajando muy despacio, no podía evitar encoger el estómago, el gozo era tremendo. Me introdujo los dedos y empezó a rozar, esta vez mucho mejor, los vellos hasta llegar acariciar muy suavemente los labios mayores-
Dios mío, qué situación estaba pasando, entre la locura y la pasión por la situación, estaba como loca por sentir otra vez su miembro en mis nalgas y mientras pensaba en aquello, me di vuelta, pero esta vez, puse mi culo más a su alcance. Me imaginaba la excitación que tendría cuando lo viese, estaba deseando que lo rozara con su pija.
Efectivamente, al rato, noté su pija otra vez entre mis nalgas y apretando, mi situación cada vez empeoraba más, si la noche anterior estaba mojada y excitada, esa noche era mucho peor. Pero cuando me puso la punta entre mi entrepierna, no pude evitar moverme un poco, de los propios nervios, que hasta él se dio cuenta y se retiró de inmediato, pero al poco tiempo volvió a ponerla otra vez.
Cada vez la notaba mucha más caliente y más tiesa, pero esta vez no quería que se fuera corriendo como la noche anterior, así que procuré abrir un poco mis piernas sin que se diese cuenta y dejar que pudiese entrar más adentro, y así lo hizo, cuando notó un poco mas el hueco, empujaba hacia delante y notaba que su punta asomaba por delante de mí, notaba mi vagina, mojada y estaba segura que mi hijo notaría la humedad por su tronco.
Al ratito, me sorprendió que bajo su mano por detrás como queriendo dejar al descubierto mi vagina, pero le resultaba difícil, así que en un momento, me hice la tonta, bostece, puse mis manos en mi entrepierna e hice un movimiento para facilitárselo.
Aquello no lo podía aguantar, mi vagina estaba chorreando cuando se puso a hacer lo mismo, pero ahora se movía de adelante y atrás, y hundía su tronco en medio de los labios vaginales que
chorreaban jugos, no pude evitar acabar y tener un orgasmo, que por vergüenza no quería ni gritar, casi no me movía, pero notaba como salía mas y más líquido y como empapaba el tronco de su pija, la notaba mojada cuando pasaba por mis piernas.
En unos de aquellos movimientos su punta se resbaló y fue a caer en la entrada del agujero de mi vagina, suponía que mi hijo no se lo estaría creyendo, pero se atrevió a empujar un poquito y debido a lo mojado, su punta se introdujo enterita, yo noté aquello tan gordo y me hizo recordar al novio que tuve antes de casarme.
A mí ya me daba igual que mi hijo notara que me estaba gustando y me viera despierta, pero en aquel momento quitó corriendo su punta y supuse que se iba a ir al baño, pegué un pequeño grito, lo único que dije fue:
¡¡¡No!!!.
Y con mi mano izquierda la puse en el culo de mi hijo para que no se retirara. Él no dijo ni palabra, yo no lo veía, pero me supuse que se llevaría un susto de muerte, y así ocurrió, ya que en unos segundos cuando acerqué mi mano noté, que su pija se había aflojado de inmediato. Y le dije:
Tranquilízate, no tengas miedo.
¡! No digas nada.
Y con mi mano empecé a buscar su miembro, la toqué, no podía creer lo que hacía y lo que esta notando en mi mano. Lo apreté y lo empecé a mover, hasta que cuestión de un minuto volvió a crecer de una forma descomunal. Dios, cómo disfrutaba de tener aquello en mi mano y poder jugar por todo el tronco de arriba abajo, hasta que lo puse otra vez como estaba entre mis piernas. Le dije:
¡¡¡No te muevas!!!
Y empecé a moverme yo poco a poco, con todo el tronco de la pija de mi hijo entre mis piernas, pero nunca penetrándola, me movía adelante y hacia atrás, notaba como la punta se asomaba por delante de mí, yo casi no podía más y mi hijo iba a reventar, le notaba su respiración muy alterada, y en voz baja me dijo:
Mami.
¿¿¿Qué hijo???
¡¡¡Ay mama!!!
¿dime cariño?
Ay mama
Y en aquel momento soltó una cantidad de esperma que me dejó pasmada, inmediatamente puse mi mano en la punta para aguantar y que no manchara demasiado, pero salían por todos lados.
Sabía que a mi hijo le podía dar vergüenza, por lo que me di la vuelta de inmediato y a él también le obligué a darse la vuelta empujándolo un poco y quedando al revés de cómo estábamos anteriormente, con mi mano puesta en su pene y dándole movimientos muy suavemente, casi sin notarse.
No digas nada.
Duérmete mi vida
Disfruta de este momento como yo lo estoy disfrutando.
No pienses en nada, duerme
Y entre los movimientos de mi mano y lo que le decía para tranquilizarlo mas la acabada que se había mandado, se quedó dormido de inmediato.
Yo todavía no pensaba en lo que había hecho, pero mi excitación era tan grande que no pude evitar
masturbarme una vez que se durmió, recordaba cada momento, cada segundo y tuve uno de los orgasmos más alucinantes de mi vida.
Esta vez no me arrepentí de nada de lo que hice.
No hemos hecho ningún comentario, pero a veces nos miramos los dos disimuladamente y recordamos aquellos momentos con la mirada.
Sé que no debo seguir adelante, pero por otro lado, me hierve la sangre cuando pienso en él.
Que rico bb como quisiera ser tu hijo