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Categoría: Incestos

Mi hijo me hace tener las mejores experiencias en cuanto a sexo, esta

Mi hijo me hace tener las mejores experiencias en cuanto a sexo, esta vez me dio un regalo de cumpleaños único. Mi primera experiencia bestial

 

Este relato no sabía si publicarlo o no porque no sabría cómo me verían mis lectores después de esto. Tal vez creerían que estoy loca o que no tengo límites con respecto al sexo pero, hay cosas que una mujer hace por amor a alguien que van más allá de lo imaginable. Yo por mi hijo haría cualquier cosa y este capricho lo hice por amor a él. Me deje montar por el perro guardián de nuestro rancho, Nerón.

Todo comenzó un par de semanas antes de conocer que estaba embarazada. Mi hijo cumplía años el fin de semana y siempre nos íbamos el viernes a divertirnos y relajarnos un poco al rancho de mi padre. El ya no lo frecuentaba y mi hijo y yo lo estábamos usando para emborracharnos y tener sexo salvaje. El único que vivía ahí era el chico que cuidaba el rancho un muchacho regordete llamado Luis de 19 años y que era algo solitario.

El jueves en la noche mí hijo y sus amigos se fueron a festejar a un antro y regresaron muy borrachos. Mi hijo se quedó dormido solo al llegar y yo me quede con ganas de coger pero sabía que tendría todo el fin de semana con el así que pude soportarlo. Los borrachos de sus amigos se fueron por la mañana del viernes y yo le lleve un sal de uvas para la cruda a mi bebe. Él estaba desnudo acostado en su cama y yo le di una pequeña nalgada para que se levantara. Anda es hora de levantarse –dije.

Ese día se levantó temprano, vi su enorme pollon colgando como un plátano tambaleante entre sus piernas y me reí por dentro por lo gracioso que se movía. Él se rasco los testículos y me dijo que si le hacía algo para desayunar. Hazme unos chilaquiles bien picosos ma, para la cruda –dijo-. Baje a hacerle de comer eso y me quise poner algo coqueto para su cumpleaños. Me quite toda la ropa y me puse el delantal blanco solamente. Mi cuerpo apenas cabía dentro de ese delantal y me excitaba imaginar cuál sería su reacción. Mi culo estaba completamente expuesto y mis tetas casi salían del delantal. Termine de cocinar los chilaquiles bien picositos y el llego. No me di cuenta hasta que estuvo muy cerca de mí.

-Que rico se te ve este delantal mamita.

-Gracias amor.

-¿Este es mi regalo de cumpleaños?

-Bueno es solo una parte mi amor.

-Oye mamita, quiero pedirte algo muy especial de cumpleaños.

-Pídeme lo que quieras mi amor, yo con gusto te complaceré.

-Bueno es algo muy sucio.

-¿Es una fantasía tuya amor?

-Algo así.

-Bueno ya dime que es.

-Bueno estuve viendo algo de porno raro en internet y hubo algo que me intrigo mucho y quiero verte hacerlo.

-Y qué fue lo que viste.

-La zoofilia.

-¿Y eso que es amor?

-Sexo con animales.

-¿Que? Yo no puedo hacer eso amor, puede ser muy peligroso y antihigiénico.

-Si lo haces bien es seguro además no lo harías con cualquier animal, lo harías con nerón nuestro perro del rancho, está bien vacunado y muy sano.

-Pero mi amor me da miedo.

-Mira podemos ver videos en internet así ves más o menos como y te das una idea.

-Es que… no sé.

-Mira al rato más tarde vemos unos videos y ya me dices después.

Me metió el dedo en el ano y me dijo hace mucho que también se me antoja mamarte el ano mamita hace mucho que no me lo como –dijo mientras se saboreaba el sabor a excremento de su dedo sucio-. Yo me quede pensando en esa proposición tan atrevida y loca de mi hijo. Por la tarde después de la es cual me mostro unos video de una mujer que tenía sexo con perros, uno tras otro los hacia acabar dentro de ella y jadeaba como ellos. Parecía que disfrutaba mucho al hacer el amor con ellos por lo que pensé que tal vez no podría ser tan malo. Lo que si me asusto fue cuando se atoraban después de eyacular. Los perros se quedaban pegados a ella y a veces gritaba del dolor. Cuando se aflojaban una bola grande Salía de su vagina y el pene del perro soltaba un gran chorro de semen y su vagina chorreaba igual. Después de ver juntos aquellos videos me anime a probar así que le dije a mi hijo –Este fin de semana intentare hacerlo con Nerón. Al llegar al rancho el viernes por la noche estaba muy nerviosa. El chico que cuidaba el rancho nos ayudó con las maletas y lo salude.

-¿Cómo estas Luisito?

-Muy bien gracias, señora.

-¿Cómo está tu familia hijo?

-Muy bien señora gracias.

-Qué bueno.

-Déjeme llevarme para adentro las maletas.

-Está bien.

Cuando se fue Nerón vino corriendo a saludar a mi hijo. El perro lo quiere mucho y siempre lo reconoce cada vez que vamos al rancho. Nerón es un gran danés y es muy grande. Tiene un color gris claro y unos ojos café claro. Es muy cariñoso y no esta castrado por eso la idea de mi hijo. El chico nos ayudó a desempacar y pronto regreso a su casa. El rancho esa noche estaba completamente solo. Solo nos encontrábamos mi hijo nerón y yo. Mi hijo trajo a nerón con una correa al cuarto principal donde nos quedábamos y trajo mantequilla de maní. ¿Para qué es eso? –pregunte-. Bueno he leído que si lo untas en tu vagina el perro lo lame y le toma el gusto así que cada vez que vea tu vagina la va a lamer creyendo que tiene mantequilla de maní. Yo me recosté en la cama y mi hijo le dio un poco de mantequilla de maní a nerón. El la devoró de sus dedos y le dio un poco más. Al parecer nerón disfrutaba mucho el sabor de la mantequilla de maní. Después de darle un poco más llego el momento definitivo para mí. Me acomode bien en la cama y lo llame conmigo, ven Nerón, ven chiquito –dije-. Él se acercó y comenzó a olfatearme y lamerme la cara muy cariñosamente. Yo tome el frasco de las manos de mi hijo y con mucho miedo y el corazón palpitándome con fuerza puse un poco de la mantequilla de maní en mi vagina con mis dedos untándola suavemente sobre ella. Nerón la olía de inmediato y yo le puse mi mano para que la lamiera. El con su lengua enorme y húmeda me lamio toda la mano dejándola muy húmeda. Pronto olfateo la que había en mi vagina y comenzó a lamerme la vagina. Yo sentí de inmediato su lengua áspera y húmeda en mi clítoris, mis labios mayores y menores, sentía como mi vagina era invadida por aquella humedad en su lengua enorme y no podía hacer nada más que sucumbir a aquel dulce y cálido placer. En unos segundos se había convertido en el dador de sexo oral más experto del mundo y yo estaba cerca del éxtasis pleno. Mi hijo me tomo los senos y comenzó a lamerlos mientras Nerón no paraba de comer la mantequilla en mi vagina. Yo estaba a mil por hora y gemí fuerte y un orgasmo intenso me electrifico la piel dejando salir un gran chorro de mi interior. Dios –grite-. Mi hijo me beso y mi vagina seguía convulsionando. Nerón se asustó un poco y se hizo para atrás un momento pero, de nuevo se recuperó y volvió a lamer. MI vagina ya estaba lista para él y yo aún tenía un temor inigualable, no sabía qué hacer. Estaba a punto de ser montada por una bestia.

-Ponte en cuatro mamita.

-Pero… ¿ya está listo?

-Él ya está listo, solo míralo.

-Está muy grande amor me va a hacer daño.

-Ya aguantaste el mío, este estará bien.

El perro tenia colgando su pene rojizo y lubricado. Era un miembro enorme tal vez de unos 19 cm. Acorde a su tamaño el perro era imponente. Estaba en celo y el olor de mi vagina le había puesto así. Había hecho varios intentos por montarme pero su pene no se encajaba. El perro estaba desesperado por penetrarme y mi hijo no sabía cómo ayudarle. Después de varios intentos su pene resbalo dentro y yo grite -¡NO! El perro comenzó un frenético vaivén dentro de mí y yo no sabía cómo pararlo. Estaba fuera de sí y lo hacía a toda velocidad y con mucha brutalidad. Yo gritaba sin parar para que mi hijo lo detuviera pero el solo se masturbaba mientras me veía. Yo había comenzado a gozarlo- La furia del perro, su saliva en mi nuca cayendo, su fuerza de macho. En un momento a otro el llego al éxtasis y se recostó en mi espalda con su cabeza apoyada en ella. Su leche salía y no dejaba de salir inundándome por completo. No paraba y sentía como se había inflado una bola gigante dentro de mí. El perro se volteo y paso una encima por encima de mi culo. Después quiso caminar y alejarse de mi yo grite de dolor. Mi hijo lo detuvo y lo mantuvo hasta que termino de eyacular y desinflarse 155 minutos después.

-Lo hiciste muy bien ma.

-Muchas gracias hijo pero me duele mucho.

-Está bien, ahora no utilizaras tu vagina. Esta vez lo harás por tu ano. Continuara…

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Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 7.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3508
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