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Categoría: Orgías

MI ESPOSA NECESITABA VERGA Y MIS AMIGOS ME HICIERON EL FAVOR

Hola amigos, mi nombre es Artemio y para empezar esta historia describiré primero a mi esposa Magdalena: ella tiene 53 años, que a pesar de su edad tiene un cuerpo espectacular. Es de contextura normal, con unos pechos bellos e increíblemente grandes, que provoca chuparlos a cada segundo, su trasero es un regalo de los dioses inmensamente grande y hermoso, tiene la piel trigueña, cabello de color castaño claro, tiene los ojos color miel más hermosos del planeta, unos labios sensuales que provoca morderlos a cada segundo, unos pies que parecen de ángel y una belleza sin par. En fin su cuerpo parece el de una vedette, es super sensual. Dentro de casa gusta de usar ropa ligera y calzones diminutos, vivimos en la hermosa ciudad de Chiclayo al norte del Perú.



Era una mañana cualquiera de un día sábado, cuando recibimos la visita inesperada de Tito un gran amigo de mi esposa, desde cuando eran jóvenes y que actualmente trabajaba conmigo.



-Hola Tito, qué gusto de verte, pasa, pasa adelante compadrito – le respondí.



-Caray, disculpen que los moleste, es que pasaba por aquí y justamente quise aprovechar el momento para saludarles… mmmmm… la verdad amigos es que hoy día es mi cumpleaños y francamente quería pasarlo con ustedes si no es mucha molestia.



-¡Cielo santo! Que tontos somos Artemio… pero pasa, pasa Tito, más bien feliz cumpleaños – le dijo mi esposa Magdalena dándole un beso en la mejilla con un abrazo – siéntate por favor, siéntate Tito, bienvenido amigo mío.



-Gracias amigos, lamento todo esto, es que ustedes son bien chéveres…¿o quizás tengan planeado salir?...



-No, no, no, no tienes que disculparte Tito – le dije – todo lo contrario, nos haces el honor de poder disfrutar contigo tu aniversario, es más con Magadalena nos sentíamos aburridos, no sabíamos qué hacer.



Mi esposa en esos momentos se encontraba haciendo la limpieza así es que llevaba puesto un pequeño short de licra de color azul que resaltaba bien su silueta y un top de tela delgada que dejaba ver sus pechos, puesto que no llevaba sostén, lo que llamó bastante la atención de nuestro amigo.



Compramos cerveza, pedimos a la pollería pollo a la brasa bien trozado, algunos bocaditos, pusimos música y nos dispusimos a disfrutar de la reunión, pasaron las horas entre bromas, risas y bastante licor, ya avanzada la tarde estas bromas se hacían cada vez más candentes.



Ya casi era cerca de las 6.30 de la tarde y Magdalena nos dice:



-Buenos chicos, me van a disculpar un momento, voy a tomarme un buen baño, porque el calor ya no lo soporto. No demoro, ahorita estoy con ustedes, mientras tanto sigan disfrutando de la cerveza que está deliciosa.



-Sigue… sigue nomás Magda –respondió Tito- mas bien aquí te esperamos.



Mi esposa al momento de levantarse pudimos notar Tito y yo el semejante trasero que se manejaba, además también pudimos observar que no llevaba calzón, puesto que a ella le gusta usar tangas en hilo dental. Pude notar la erección de Tito, me imaginaba cuánto estaría deseando a mi mujer, y lo más increíble es que me dio morbo cómo otro hombre pudiera desear a mi esposa de esa manera.



Fue así que Magdalena se dirigió a nuestro dormitorio y en menos de tres minutos salió con una toalla envuelta, que le cubría apenas sus grandes tetas y su rico culo.



Lógicamente que Tito se quedó con la boca abierta, no lograba superar el impacto que le producía el hermoso cuerpo de mi esposa, se acercó a nosotros y nos dijo:



-A ver chicos, si me sirven un traguito de cerveza, es que me muero de sed.



-Claro que sí Magda, no faltaba más – respondió Tito.



Cuando mi esposa se agachó un momento para recibir el vaso con cerveza se le abrió un poco la toalla en la pierna y Tito se quedó mirando fijamente, para lo cual Magdalena ni se inmutó, todo lo contrario parece que le gustó.



-Mmmmmm… está deliciosa… bueno chicos sigan ustedes, no demoro.



Entonces mi esposa se dirigió al baño que se encuentra cerca a la sala comedor.



Ya cuando mi esposa se encuentra en el baño Tito me dice:



-Artemio, te felicito compadre, en verdad tienes una esposa estupenda en todo el sentido de la palabra, aparte de ser hermosa tiene un cuerpo espectacular, espero que no te moleste si te digo esto.



-No Tito, que va – le respondí –no te preocupes compadrito. Mas bien aprovechando que ella no está, te voy a confesar algo muy íntimo, pero por favor que quede entre nosotros Tito… ¿me das tu palabra amigo?



-Claro Artemio, para eso son los amigos, ten confianza en mí no te preocupes, además tú ya me conoces como soy.



-Bueno – proseguí – la verdad es esta Tito, soy operado de la próstata, y el médico me ha prohíbido tener relaciones sexuales por un año, y tú sabes Magdalena a pesar de sus 53 años se conserva muy bien, es una mujer bien arrecha, quien no sabe su edad tranquilamente puede pasar como una mujer de 40. Tú sabes hermano, que toda mujer necesita también de mucho sexo…



-Caray compadrito – dijo Tito – no pensé que tuvieras ese problema, pero no te preocupes Artemio, de aquí no sale nada, te doy mi palabra hermano… y ¿dime Artemio cómo haces para complacerla sexualmente?



-Eso es otra cosa que quiero conversar contigo mi amigo, pero por favor no lo tomes a mal, ni mucho menos te vayas a escandalizar mi hermano.



-¡Por favor Artemio, estamos entre gente madura y seria! – me respondió Tito.



-Quiero que te conviertas en el amante de mi esposa.



-¡Qué, qué, qué!... cof… cof…cof… - Tito se había atorado con la cerveza a raíz de la confesión de Artemio - no, no, no te entiendo Artemio.



-Pues eso – le respondí yo – quiero que seas el amante de Magdalena, si te lo he propuesto es porque sé con qué clase de persona estoy tratando.



-Caray hermano, gracias por la confianza y el privilegio, tratándose de ese monumento de mujer que tienes en casa… y sobre todo que viene de ti, es más, no voy a dudar que tu mujer me gusta, la deseo, pero… una cosa… no tengo ningún inconveniente en ser la amante de Magdalena, pero ¿estás seguro de lo que me estás proponiendo?



-En verdad mi hermano esta propuesta ya la había pensado hacia varios meses y quería tener la oportunidad de poder conversártelo y… ¿ya ves? Hoy se dio esa oportunidad sin quererlo.



-Bueno, pero hay un detalle amigo mío –me respondió Tito- ¿Y si no le agrado a tu esposa?



-No creo compadrito, yo me doy cuenta que eso no es así, aparte Tito, Magda está bien “aguantada” compadre porque ya hace varios meses que no pasa nada entre nosotros, así que tú muy bien puedes “trabajar” allí, y estoy seguro que contigo sí querría.



-Bueno mi amigo, gracias por levantarme el ánimo y el ego, haremos el intento, nada se pierde… - me respondió Tito.



-Entonces mi hermano – le dije – comienza ya desde ahora. Mira ella ha ingresado al baño, acostumbra a dejar la puerta abierta. Anda al baño como que vas a orinar y a ver qué sucede.



-Mmmmmm… bueno, tienes razón, vamos a ver qué sucede.



Enseguida Tito se levantó he hizo como yo le dije: abrió la puerta del baño y dijo:



-Magda, discúlpame por favor, ¿puedo entrar?… es que con tanta cerveza… en realidad ya no aguanto amiga.



-Caramba hombre, pasa, pasa Tito nomás, no te preocupes amigo – respondió ella.



En el baño Tito vio la silueta desnuda de mi esposa dibujada en la cortina de baño, vio una figura hermosa como una diosa, y notó que su pene se estaba lenvantando, no pudo con su curiosidad, se acercó y abrió un poco la cortina, vio el cuerpo desnudo, sensual, precioso y enjabonado de mi esposa, y ella se dio cuenta:



-¡Oye loco!, ¡¿qué estás haciendo enfermo?!



-Disculpa Magda, pero no pude resistir la tentación de verte desnuda… puuucha… tienes un cuerpo espectacular amiga mía… discúlpame, pero estoy envidiando a Artemio en estos momentos.



-¡Cuando no ustedes los hombres…! ¿y qué viste Tito?



-Que tienes unos senos, unas piernas y un trasero verdaderamente espectaculares – le respondió mi amigo.



-Jajajajajaja… mentiroso… jajajajajaja… pero lástima que tu amigo no lo pueda aprovechar… - a mi mujer le gustó el piropo según me contó después Tito y a raíz de esa insinuación de mi esposa, fue que Tito se animó a irse con todo para enamorar a mi esposa.



-Pareces una diosa Magdalena. En verdad tu cuerpo merece un tributo especial… hoy dí no voy a poder dormir amiga… me has puesto a cien… bueno me voy porque tu esposo puede maliciar.



-Sí, sí Tito, mejor sal del baño, Artemio puede presumir algo… oye Tito, te pasaste, eres tremendo ¿eh?... ya enseguida salgo y estoy con ustedes.



Al acercarse a sala de mi casa donde estamos bebiendo ví que Tito estaba excitadísimo, porque no podía disimular el bulto que levantaba su pantalón, y luego que se hubo sentado me contó todo lo que había ocurrido en el baño.



-¿Ya ves compadrito? – le dije – es un buen comienzo, de seguro que va a ser más fácil de lo que suponemos para que la conquistes.



-Bueno, vamos a ver cómo se suceden las cosas amigo mío, y en verdad ya estoy con unas ganas locas por tu mujer mi hermano… jajajajajaja…



-Jajajajajajaja… -no pude evitar reirme también.



Después de un rato sale de la ducha Magdalena con una toalla blanca mucho más delgada envolviéndole su cuerpo, que apenas le cubría sus tetas y sus nalgas que si se inclinaba un poco tranquilamente podía verse sus glúteos.



-Mi amor – me dijo – no te importa si salgo así, ¿no?... es que hace mucho calor, aparte que Tito es de confianza…



-Claro que no cariño, no hay ningún problema.



Y en eso se sienta al lado mío en el sofá, Tito se encuentra en el sillón que está frente a nosotros, y seguramente que éste va a ver un buen espectáculo con la concha de mi esposa., aparte que recorre con sus ojos todo el cuerpo de Magdalena, en especial sus bellas piernas bien torneadas. Esta situación también a mí me comienza a excitar, siento que de mi uretra empiezan a salir mis líquidos seminales. Luego de unos instantes se escucha que tocan la puerta.



-Caray, ¿quién podrá ser a estas horas? – preguntó mi esposa.



-Mmmmmmm… no sé… - voy a abrir – dijo Tito.



-No Tito, no te molestes voy yo – respondió Magdalena.



Al momento de abrir la puerta se apareció Fernando, otro amigo nuestro que trabaja con nosotros en la empresa distribuidora de gaseosas.



-Ho,ho, hoooolaaaa Magda – dijo Fernando estupefacto al verla vestida con la toalla de baño a mi esposa – disculpa amiga, ¿por si acaso se encuentra por aquí Tito? Es que hoy es su cumpleaños y pensé que tal vez lo pudiera encontrar por aquí.



-Hola Fernando, pasa, pasa nomás, disculpa que te reciba en estas fachas – le dijo mi esposa – es que recién salía del baño.



-No, no te preocupes Magda – respondió Fernando y al ver dentro de la casa a Tito y a mí dijo:



-¡Hola muchachos, qué gusto de verlos! Tito, compadrito, feliz cumpleaños… caray compadre, estás en buena compañía mi hermano, y también la estás pasando bien ¿eh? Hola Artemio, que gusto verte hermano…



-Pasa, pasa Fernando, toma asiento compadre – le dije – aquí festejando el cumpleaños de Tito. Amor, ven acércate por favor.



Fernando se sentó en el mismo mueble donde se encontraba Tito, es decir, justo al frente de nosotros y lógicamente también él se iba a ganar ese buen espectáculo que les ofrecía mi esposa.



Mi esposa se acercó a la sala donde estábamos tomando nuestras cervezas, y tanto Tito como Fernando la quedaban mirando en una forma morbosa, deseándola, puesto que se le notaba su impresionante y grande busto; sus hermosas piernas bien torneadas y si se inclinaba ligeramente para adelante se podría apreciar el comienzo de sus lindos y bellos glúteos.



Esa morbosidad que aparecía en la cara de mis amigos al ver a mi mujer en un atuendo bastante sensual, hizo que ella se excitara más, puesto que a propósito abrió un poco las piernas para que mis amigos del frente pudieran ver mejor la obscena escena que les brindaba mi esposa Magdalena.



Luego seguimos los cuatro bebiendo y picando algunos bocaditos que se encontraban en la mesita del centro.



-¿Y qué tal Fernandito? – pregunta mi esposa - ¿qué dice el trabajo?



-Bien Magda, gracias a Dios todo va viento en popa. La próxima semana probablemente estemos viajando a Lima para una reunión de trabajo.



-Y ¿qué tiempo van a estar por allá?



-Yo creo que no más de tres días, como siempre – respondió Tito – ¿te has dado cuenta Fernando lo hermosa que está Magdalena?



-Claro, claro que sí mi amigo. En verdad Artemio, tu mujer está cada vez más linda. Disculpa el atrevimiento amigo.



-No, no, de ninguna manera Fernandito. Si también Tito opina lo mismo. No te preocupes no me voy a molestar, al contrario, me siento orgulloso de tener una esposa hermosa y de cuerpo exuberante.



-Jajajajajaja… ayyyy… ustedes son unos exagerados – dijo Magdalena – no es para tanto… jajajajajaja… por eso les voy a traer un par de chelitas más… jajajaja… y aprovecho mi amor para llamar a mi mamá… no se vayan.



En los instantes que nos quedamos a solas los tres varones, Tito le comenta a Fernando después de pedir mi consentimiento, de lo arrecha que es mi mujer y del problema de abstinencia sexual que me había recetado el médico.



-Caray Artemio, no te preocupes, todo eso queda entre nosotros que estamos aquí – respondió Fernando para no preocuparme – somos amigos desde hace muchos años y esta amistad no se va a terminar. Todo lo que suceda aquí va a ser de absoluta discreción y responsabilidad.



-En verdad amigos – les dije a los dos – en lugar de que gente extraña, que no conozco, me ponga los cuernos, prefiero que sea con mis mejores amigos. Por favor, que ella no sepa nada de lo que hemos conversado, porque si no me armo un problemón con ella, que todo suceda naturalmente si llega a suceder.



En eso Magdalena regresa de la cocina con un par de botellas de cerveza, contorneándose coquetamente. Estoy seguro que ya estaba más arrecha, teniendo a su alrededor a tres hombres que la admiraban hasta el deseo. Se le veía hermosa, sensual, lujuriosa, cubierta con esa toalla blanca y que durante su caminar se le veía su hermosa pierna cuando se levantaba ligeramente la toalla, a ella no le parecía importarle nada que mis dos amigos disfrutasen de sus hermosas piernas, es más, cuando se volvió a sentar en el sofá recogió sus dos piernas y las puso sobre éste y en ese movimiento la toalla se abrió notoriamente que se le veían las piernas y algo de la ingle, tanto a Fernando como Tito se le salían sus ojos del espectáculo que Magdalena estaba dando, y a ella de seguro le estaba gustando.



-Bien chicos, por favor quien me invita un trago que me muero de sed –preguntó mi esposa.



Y así estuvimos charlando por espacio de una hora, contándonos chistes colorados, riéndonos por tonterías, y mi mujer que cruzaba las piernas de un lado para otro, y mis amigos producto del alcohol no cesaban en halagarla.



-Mmmmmm… Magda que lindas piernas tienes amiga… quien como Artemio que puede disfrutar de esas bellezas en cualquier momento – dijo Tito.



-Jajajajajajaja… aaayyyyy las cosas que dices Tito… ¿te parece amigo? – respondió Magdalena – sin embargo tu amigo Artemio no me dice nada de mis piernas… y tú Fernandito ¿te gustan mis piernas?



-¿Qué si me gustan?... esa pregunta ni se pregunta Magda… ¡me encantan! ¡me encantan! Son una preciosidad –respondió Fernando.



Y en eso que mi esposa se inclina un poco para arrojar la ceniza en el cenicero que se encuentra al centro de la mesa se le desata el nudo que estaba amarrado encima de sus senos y la toalla se le cae al sofá en la parte de atrás de sus nalgas quedándose completamente desnuda ante nuestros ojos.



-Aaayyy… ayyyyy… mieeeerrrdaaaa… se me cayó la toalla… jijijijijijji… -solamente atinó a decir eso y a levantarse del sofá completamente desnuda para proceder a recoger la toalla, y para eso se dio media vuelta y tanto Fernando como Tito, pudieron disfrutar de su inmenso y hermoso culo. Este acto permitió, aparte de ver su bello cuerpo desnudo, que mis amigos vieran



sus hermosas tetas colgando, su vulva que se encontraba bien afeitadita. Fue un espectáculo verdaderamente morboso, sensual, libidinoso. Después que la hubo recogido nuevamente se la anudó a la altura de su pecho y dijo:



-¡Puuuuchaaaaaa!... en verdad ustedes se han ganado bien esta noche muchachos… jijijijijijijijijijiji… aaayyyyyy ¡qué vergüenza! ¡qué van a pensar ustedes chicos! Aaaaayyyyyy Artemio, mi amor, tus amigos me han visto calata… aaaayyyyyy… ¡qué vergüenza amorcito!...



-Cariño –dije yo- no tienes por qué sentirte mal, estás en tu casa, estás conmigo, estás con mis amigos y sobre todo que tienes un cuerpo espectacular.



-Ay gracias amorcito, pero de todas maneras me da roche, aquí con todos tus amigos



-Magdalena, por favor no te sientas mal, deberías preocuparte si tuvieras un feo cuerpo –manifestó Tito- pero tu cuerpo es hermoso amiga. Jamás había visto un cuerpo tan bien formado como el tuyo.



-Claro Magda, aparte de eso eres una mujer muy linda –confirmó Fernando- tienes unos ojos preciosos.



-Ay gracias chicos –respondió mi esposa- con caballeros como ustedes, así da ganas de salir calata todo el tiempo… jajajajajaja… mentiiiiiraaaaa… jajajajaja…



-Jajajajajajaja… -reímos todos.



-¿Saben qué chicos? –dijo Magdalena- mejor me voy a cambiar de ropa.



-Nooooooo –protestaron mis amigos- no te molestes amiga, así estás bien.



-Jajajajajaja… -rió mi esposa- Aaaaayyyy sssiiiii qué vivos… jajajajaja… ahorita regreso, no se preocupen, les voy a dar una sorpresa.



Nos quedamos nosotros tres nuevamente continuando tomando nuestras cervezas y hablando de Magdalena que estaba estupenda, que tenía un cuerpo de campeonato, que era muy sensual, que ya se encontraba arrecha, etc. Y mis compañeros y yo igualmente estábamos ya “embalados”, estábamos arrechísimos, más que todo mis dos amigos, que no dejaban de hablar de los atributos de mi mujer. Pasaron como más o menos media hora, ya era de noche, cuando mi esposa ingresa a la sala donde estábamos nosotros. Tenía puesto un top de color rojo, no traía sostén, se le notaban los pezones erectos, igualmente del mismo color una minifalda de licra, donde podíamos apreciar que se encontraba sin calzón, notándose claramente la hendidura de la raja de su trasero y que apenas le tapaba los glúteos. Unas sandalias de taco alto también de color rojo, que hacía que su figura resalte estrepitosamente ante los ojos de los varones que la apreciábamos. Se quedó de pie ante nosotros por unos segundos, giró 360 grados sobre sí misma y dijo:



-¿Y que tal chicos, cómo me veo?



-¡Puuuuchaaaa… Magda! –expresó Tito- ¡te ves increíblemente espectacular!



-¡Mamaciiiiiitaaaaa…! amiga, mis respetos ¿eh? Te ves super sensual, excitante, lujuriosa, hermosa, en verdad te veo muy, pero muy provocativa –manifestó Fernando.



-Graaaacias chiiiicossss. Son ustedes muy amables, todos unos caballeros –dijo mi esposa- bueno, bueno, sírvanme un vaso de cerveza muchachos.



Mi mujer regresó nuevamente a sentarse conmigo en el sofá y esta acción hizo que se le subiera la minifalda mucho más, pero a ella no le importó, ya que se le notaba más sus hermosas piernas.



Seguimos bebiendo y fumando. Los cuatro seguíamos consumiendo mucha cerveza, ya casi estábamos ebrios y fue así que Tito sacó a bailar a mi esposa una balada de Luis Miguel a la cual ella aceptó encantada. Los brazos de Magdalena estaban sobre los hombros de Tito y éste a su vez con sus manos acariciaba las caderas de ella. Fernando ni corto ni perezoso encendió la lámpara que se ubicaba a mi costado y apagó la luz de la sala-comedor donde nos encontrábamos y dijo:



-¿Qué les parece chicos? Así está mejor, para disfrutar mejor de la balada.



-Jajajajajajaja… tú te pasas Fernando –dijo Magda.



Entre tanto, mientras Fernando y yo seguíamos disfrutando de la cerveza, observábamos en la penumbra que la cabeza de mi mujer estaba recostada sobre el hombro de Tito y él a su vez con sus manos comenzó a acariciar las nalgas de Magdalena por encima de la minifalda, pero a ella no le pareció importarle el atrevimiento de Tito, es más, pudimos observar que ellos se estaban besando.



-Pucha Fernando, en verdad mi mujer está bien aguantada –dije yo- mira cómo se le está regalando fácil a Tito.



-Siiiii compadrito, ya veo, en verdad tu mujer está como para machucarla toda la noche ¿eh? Es que además de hermosa, tiene un cuerpo divino mi hermano, un cuerpo escultural. ¿Te has dado cuenta en las mujeres que si una tiene buenas tetas, le falta culo, y si tiene buen culo, le falta tetas? En cambio Magda lo tiene todo completito y parejita, en serio es un hembrón compadre.



-Y te voy a ser sincero también Fernando –le respondí- esta situación en verdad también me está poniendo arrecho, no pensé que me iba a gustar que me pongan los cachos… ya me estoy mojando el calzoncillo. A pesar de mis limitaciones, ya tengo el huevo bien parado. Estoy arrecho compadrito… jajajajaja…



-Jajajajajajaja… -rió también Fernando.



Después de la balada que bailaron mi esposa y Tito, ellos regresaron nuevamente con nosotros, ya estaban dando las 12.00 de la noche, todos estábamos bastante borrachos en particular Magdalena cuando ella dijo:



-Aaaayyy chicos, ya estoy bastante borracha, me voy a dormir.



-Nooooo –dijimos todos nosotros.



-Aaaayyy… lo siento. Chau guapos… mmmmmm… que calor que hace…



Se despidió mi esposa, dirigiéndose a nuestra habitación en el segundo piso.



-¿Saben una cosa muchachos? –dijo Fernando- tengo una idea, esperemos unos 20 minutos a que se quede dormida y subimos todos a su habitación, a ver si sale lo que estamos deseando.



-Buena idea compadre –comentó Tito- me parece excelente. Salud muchachos, salud por Magda, la voluptuosa.



Después de casi media hora, decidimos ir al segundo piso, a nuestra habitación, abrimos despacio la puerta y los tres pudimos observar que mi esposa estaba tirada en la cama boca abajo con la ropa puesta, pero sin sus sandalias. Su minifalda estaba bastante subida que se le notaba el comienzo de sus grandes y lindos glúteos. Mis amigos se quedaron con la boca abierta, viendo ese lujurioso espectáculo que se les ofrecía allí mismo. Ingresamos los tres sin prender la luz, solamente nos alumbraba la luz que Tito había prendido del baño que estaba dentro del dormitorio.



-Bueno compadritos –dijo Tito- es ahora o nunca.



Fue entonces que Tito se acomoda en la parte inferior de la cama, cerca a las piernas de mi mujer.



-Artemio, compadrito, los pies de tu mujer son una belleza hermano –comentaba Tito- en verdad todo el cuerpo de Magdalena es una hermosura, y también, un mar de sensualidad.



Tito comienza besar y lamer primeramente el talón de la pierna derecha dee mi esposa, luego va recorriendo la planta de su pie, chupa y lame cada uno de sus dedos, va subiendo poco a poco con dirección a su muslo. Entre tanto, Fernando no espera más, se sacó toda la ropa inmediatamente, y se dejó ver como llegó al mundo, se arrodilló cerca a la espalda de Magdalena y empezó a besarle los hombros muy despacio. Yo me senté en la cabecera de la cama para ver cómo mis dos amigos comenzaban a disfrutar del cuerpo de mi mujer. Ya Tito había llegado hasta el muslo de ella y antes de proseguir también él comenzó a desnudarse por completo. A mis dos amigos se les podía notar que se encontraban bastante excitados, las dos pingas eran bastante largas y gordas en comparación de la mía. Tito prosiguió besando el muslo de la pierna de Magda, entretanto Fernando hacía lo mismo con la nuca, la espalda, los hombros y brazos de mi mujer. Esta escena ya me estaba poniendo también a mil por hora, en verdad disfrutaba mucho ver cómo dos hombres estaban deleitándose con el cuerpo de mi esposa. En eso ella hace un quejido, nosotros nos quedamos estáticos unos segundos, ella se voltea y se coloca boca arriba y fue así que le dije a mis amigos en voz baja:



-¿Qué les parece si le vamos sacando la ropa muy despacio?



-Sí, mejor así –respondió Fernando- pero con mucho cuidado para que no se levante.



Fue así que Tito empezó a sacarle la falda en forma muy cuidadosa, Fernando y yo le sacamos el top. Mi esposa quedó completamente desnuda a merced de nosotros tres.



-Puuuuchaaaa… en verdad está buena tu mujer Artemio –dijo Tito- aparte que es muy linda hermano. Mira esas tetas hermosas y grandes, esta concha deliciosa que se muestra ante nuestros ojos, en fin, que delicia es todo ese cuerpo compadritos.



Prosiguieron mis dos amigos disfrutando del bello cuerpo de mi esposa; ahora Fernando le estaba chupando los pezones en forma suave y despacio; entre tanto, Tito ya había llegado a su concha y le pasaba su lengua por su clítoris.



-Oooooohhhhh… mmmmmm… oooooooohhhhh… -gemía en voz baja Magdalena, sensible a los estímulos de sus dos amantes.



Fernando y Tito seguían estimulando a mi esposa, ahora con más ahínco. Mi mujer movía su cabeza de un lado a otro, sintiendo las arremetidas de los labios y lenguas de mis amigos.



-Aaaahhhhhhh… ooooohhhhhhh… amoooooorrr… Arteeeeeemiiiioooo… -jadeaba más fuerte mi mujer. Debo suponer que en esos instantes, producto de la borrachera, mi esposa estaba teniendo un sueño bastante húmedo conmigo.



-Mmmmmmmmmm… aaaaahhhhhhh… sssssiiiiiiiiiii… oooooohhhhhhh… aaaaahhhhhhhh… aaaaaaaahhhhhhh… ooooooohhhhhhh… ssssssssiiiiiiiiiiiiiiiii… -Magdalena explotó en un ruidoso orgasmo, y fue que al término de éste que gella se despertó desconcertada sin saber dónde, con quién estaba, y para evitar eso le doy un beso en la boca para luego decirle:



-Calma mi amor, calma cariño, todo está bien mi vida.



-Pe, pe, perooo ¡¿qué hacen Tito y Fernando en nuestra cama?! –preguntó ella.



Y antes de terminar la pregunta, Tito le levanta sus piernas, las coloca sobre sus hombros y le mete de un solo empujón la verga grande y larga que tenía.



-Aaaaaaaagggggggg… ooooooohhhhhhh… mmmmmmmm… ¡Artemio este conchadesumadre de Tito me está metiendo su pinga! … aaaahhhhhhhhh–me reprochó Magdalena, y al mismo tiempo quería desprenderse de las arremetidas de mi amigo, pero sin embargo no puedo puesto que Tito volvió a las empujadas nuevamente, al mete y saca de forma más rápida



-Ooooooooohhhh… Tiiitoooo… ¡eres una cagadaaaaa!... ¡miiiieeerrdaaaaa, me has metido la pinga hasta la garganta pendejo de mierda!



-Siiii mi amor, siiiiii… déjalo cariño… déjalo mi amor… le respondí de forma cariñosa- está disfrutando de tu delicioso y hermoso cuerpo, lo estás necesitando mucho mi cielo.



-Aayyyy, Artemio – me contestó con reproche mi esposa- ¿cómo has permitido eso mi amor? ¡Qué vergüenza!... aaaaahhhhh… Tito, tienes la pichula muy grande amigo… más grande que la de mi esposo…! ooooohhhhhh… Bueno, ¡qué chucha, total tú lo estás permitiendo mi vida!



Sigue, sigue, sigue por favor Tito… mmmmmmm… me gusta, me gusta tu pichula… oooohhhhhh… la siento rica…aaahhhhhhh…



Así mismo, Fernando ni corto ni perezoso volvió nuevamente a chuparle los pezones a mi mujer, ahora con más entusiasmo todavía, ya que ella se estaba consintiendo.



-¡¿Y tú huevón?! –mi esposa se dirigía a Fernando- ¡¿También quieres cachar a la mujer de tu amigo?!... mmmmmmmm… ¡qué rico me chupas las tetas Fernandito!... ooooooohhhhhhh… rico, rico… sigue cariño… sigue… ¡cómete las tetas de la mujer de tu amigo… ooooohhhhhhhh…g



Yo veía ese lujuriante espectáculo y no lo podía creer, no podía creer que me daba morbo, me excitaba, me ponía muy arrecho ver a mi mujer que dos hombres se la estaban cachando ante mi presencia, y no solamente eso, sino el vocabulario que estaba empleando, ese vocabulario soez, que solamente lo utilizaba cuando estaba molesta.



Yo solamente participaba de vez en cuando dándole un beso profundo a mi esposa de vez en cuando.



-¿Te gusta la pinga Magda? –Tito le preguntaba a mi esposa- ¿te gusta cómo te la meto amor?



-Siiiiiiii, me gusta mucho Tito, sigue por favor… ooooohhhhh… la siento todita… aaaahhhhhhhhh… la siento bien adentro amor… me gusta, me gusta… mmmmmmmm… sí, sí, sí, sí… aaaaahhhhhhhh…



Y Tito metía y sacaba de forma rápida y paulatina su pichula de la vagina de mi mujer. Ese cuadro lujurioso, que parecía una escena de una película porno la estábamos disfrutando nosotros cuatro. Entre tanto, Fernando dejó de chuparle las tetas a Magdalena, agarró su verga con su mano y se la metió muy despacio dentro de la boca de mi mujer. Ella la recibió gozosa y comenzó a lamerla, a disfrutarla con bastante vehemencia, como si fuera un delicioso caramelo. ¡Yo no lo podía creer, mi mujer entregada a esos dos hombres, parecía una puta, mucho más que una puta, una ninfómana disfrutando todo lo que le hacían en su precioso cuerpo!



Después de algunos minutos en que Tito cachaba rico a mi esposa y Fernando le taladraba su boca, éste le dijo a mi mujer:



-Cariño, ponte en la pose del perrito por favor, quiero ver tu hermoso y voluminoso culo.



-Lo que tú digas amorcito –le respondió Magdalena, y yo sin creer las palabras que salían de la boca de mi esposa- ¿así, así Tito, te gusta esa pose?



-Si Princesa.. mmmmmm… que rico tu culo preciosa –expresó Tito- mira Artemio el rico culo que tiene tu mujer, este culo que dentro de unos instantes me lo voy a comer.



-Miren muchachos sus enormes y preciosas tetas cómo le cuelgan. Mira Artemio, ¡qué hermosa es tu mujer hermano! –le secundó Fernando.



-Siii muchachos, mi esposa es la más hermosa y la del mejor cuerpo en todo Chiclayo, es una diosa amigos –les respondí.



-Gracias muchachos… oooohhhhhh… mmmmmm… –dijo mi esposa- son ustedes tres unos caballeros… oooohhhhhh… bien galantes… para que vean el buen gusto que tiene su amigo Artemio… mmmmmm… ¿Verdad mi amor? ¿Te gusta ver cómo estos… aaahhhhhhh… rico, rico… dos gentiles caballeros se la están cachando a tu queridísima esposa mi vida?



Ni bien Magdalena terminó de hablar cuando Tito le metió de un empellón toda su gruesa y larga pinga dentro de la concha de mi mujer.



-Aaaaaaaahhhhhhhh… soooo pendejooooo Tiiiitoooo… delicioso, rico, rico… aaaaahhhhhh… para la próxima avisa… ooohhhhhhh… para la próxima avisa amorcito cuando me vas a meter esa rica… mmmmmm… pichula que te manejas amor… oooohhhhhhh… se siente delicioso Tito… ooohhhhh… sigue, sigue, sigue amor… me encanta tu pinga… aaaahhhhhhh… – respondió mi esposa.



Inmediatamente Fernando le vuelve introducir su vergag dentro de la boca de mi mujer, y yo me meto debajo de ella y comienzo a chuparle las tetas.



-Aaaahhhhh… así “Arte”, así Artemio mi vida… -me decía jadeando mi esposa- chúpame las tetas amor… ooooohhhhhhh… tú sabes cómo me encanta… mmmmmmm… que me chupes las tetas… aaaahhhhhhhh…



Mi esposa estaba en su gloria, nunca pensó en su vida que tres hombres al mismo tiempo le iban a cachar tan rico como lo estábamos haciendo en esos momentos. La cama sonaba y sonaba en un “traca, traca, traca, traca, traca, traca…” a los vaivenes de las embestidas tanto de Tito como de Fernando. Luego Fernando y Tito cambian de posiciones, Fernando se la clava por la vagina y Tito se le mete en su boca, pero antes de que esto sucediera mi esposa dice:



-Aaaaayyy papacitos… ssssiiiiiiii… hagan que esta puta, se sienta más puta todavía… ooooohhhhhhh… me gusta, me gusta, que ustedes dos se turnen… ooooohhhhhhh… para disfrutar de mis agujeros… mmmmmm…. Mi amor ¿Te gusta cómo me están cachando tus mejores amigos? ¿Te gusta cómo están volviendo una puta a tu mujercita?... ooooohhhhhh.. siiii Fernandito, papaciiiiiiito… oooooohhhhh… me gusta tu pichula cariño… sssiiiii… sigue, sigue amor…



-Cariño, me encanta, me excita, me pone arrecho ver a mis mejores amigos cachándose a la mujer que amo… mmmmmm… tus tetas mi amor… son una delicia… mmmmmm… además de grandes son lindas mi vida… –le respondí a mi esposa.



Mis dos amigos prosiguen con su rutina sexual de seguir cachándose a mi esposa. Tito metiéndole la pinga dentro de su boca y Fernando cachándosela rico, metiéndole su verga dentro de su vagina. Así estuvieron como un espacio de 10 minutos, y la cama con su misma música de siempre: “traca-traca-traca-traca-traca-traca…”



-Artemio, ¿Me permites un momento amigo? –me dijo Tito.



Yo me retiré de abajo, donde me encontraba chupándole las tetas a mi mujer, cuando Tito se mete dentro de ella y le dice a Fernando:



-Fernando compadrito, permíteme por favor, así echado como estoy meterle la pinga a Magda –continuó diciendo Tito- y tú Magdalena amor mío, por favor métete mi pinga dentro de tu concha y comienza a cabalgar.



Yo ya me estaba imaginando las intenciones que tenía Tito para con mi mujer, estaban claras: él quería hacer el sandwichs, mientras él echado y mujer cabalgando con la pichula de Tito dentro de ella, quedaba libre su ano para la verga de Fernando.



-Uuuuuuyyyy Tito… me gusta esa pose mi amor… aaaaahhhhhhh… ¡Qué rica se siente tu pichula amor!... mmmmmmm… ¡Ya! Ya me la metí todita amor… mmmmmm… me llegó hasta el cuello del útero… oooohhhhhh… se siente delicioso amor… ooooooohhhhh… -deliraba mi esposa ante semjante pinga de mi amigo.



En eso comienza cabalgar Magdalena sobre los genitales de Tito, vemos con Fernando, que la pichula de Tito, aparece y desaparece dentro de la concha de mi esposa.



-Aaaayyyyyy… uuuuyyyyyy… ooooohhhhhh… ssssiiiiiiii… -gemía mi esposa incansablemente del placer que Tito le estaba dando- mmmmmmm… ssssiiiiii… sssiiiii Tiiiitoooo mi amor… papaciiiiitooooo… dame, dame, dame más amor… me gusta, me gusta, me gusta tu pichula mi vida… aaaahhhhhhh…



En eso para no quedar mirando solamente, Fernando y yo procedemos a chuparle los pezones a mi mujer, Fernando toma el pezón izquierdo y yo el pezón derecho, y comenzamos a disfrutarlos deliciosamente.



-Ooooohhhhh… Fernandito… chupa, chupa, chupa las tetas de la mujer de tu amigo… aaaahhhhhhh… sigue, sigue papacito… sigue Fernandito… amor… oooooohhhhhhh. Tú también “Arte”, mi vida… chupa la teta de tu mujercita… sssiiiiiii… chúpala, chúpala amor… sssiiiiii… mira cariño… mira amor… cómo me están cogiendo tus amigos… oooohhhhhhh… qué rico, qué rico… mmmmmmm…. Me gusta, me gusta… -sollozaba mi esposa de inmenso placer que le estábamos proporcionando los tres.



-Si cariño, estoy viendo –le decía yo- estoy viendo cómo mis dos amigos están disfrutando de tu hermoso cuerpo y a mí me gusta también amor.



Después de varios minutos en que nos encontrábamos en esa posición dándole mucho placer a mi esposa, Tito le dice a Fernando:



-Fernando, compadrito, vete a la parte de atrás de Magdalena y métele la pinga por el culo –al mismo tiempo que Tito abrazaba a Magdalena y la inclinaba hacia su pecho para que ella levantara el culo.



-¡Noooooo… noooo chicos! –se quejó mi esposa- ¡por el culo no, no sean malitos por favor!



Magdalena luchaba por escaparse de los brazos de Tito, pero éste la agarraba bien fuerte para que se detuviera. Ya todo intenteo de mi arrecha era inútil, lógicamente la fuerza de Tito era superior, aparte que Fernando también la aprisionaba de la cintura y justo en esos momentos él se encontraba atrás apuntando su pichula en el ano de mi mujer, dejó caer un poco de saliva en el culo y poco a poco se la fue metiendo.



-Aaaayyyyyyy… ¡Nooooooo!... ¡Por favor Fernando noooooo!... –mi mujer blandía su culo para que no le suceda nada, puesto que sabía que las pichulas tanto de Tito como Fernando eran descomunales- no sean malitos por favor, nadie me ha metido la pinga por mi culo… no sean malitos…



Mi esposa protestó, pero de nada le servía ya, demasiado tarde, la pichula de Fernando estaba recorriendo el recto de mi esposa.



-Aaaaaaaayyyyy conchadesumadres… mmmmmmmm… ¡son ustes unas mierdas! –y dirigiéndose a mí- ¿y tú cornudo de mierda… aaaayyyyy… te quedas quitecito? ¿No ves que a tu mujer la están violando por el culo?



El cuadro era morboso, lujurioso, salvaje, excitante; nunca había experimentado tanto placer en mi vida, al ver a mi esposa entregada sexualmente con dos hombres ante mis ojos.



Después de que Fernando introdujo toda su pinga dentro del recto de mi esposa se quedó allí quieto cerca de un minuto aproximadamente.



-Fernando, quédate quieto por unos instantes compadre –dijo Tito- para que el culo de Magdalena se vaya adaptando.



-Aaayyyyy, ¡son ustedes unos salvajes! –y mirándome a mí dijo nuevamente- ¿Y tú? ¡Como un huevón viendo a tus amigos como me rompen el culo!



Yo me sonreí, y solo atiné a decirle a mi esposa:



-Cariño, no te preocupes mi amor, vas a ver que de aquí vas a disfrutar mi vida, y vas a querer siempre que te lo encajonen en tu culo.



-¡Disfrutar, disfrutar huevón! ¡Como a ti no te duele! –me respondió quejándose.



-Bueno muchachos –dijo Tito- a trabajar. Tú Artemio, chúpale las tetas a tu mujer, mientras Fernando y yo recorremos sus entrañas.



Yo obediente procedí a hacer lo que Tito había ordenado, mientras que mis dos amigos comenzaron a hacer un mete y saca tanto en la vagina como en el ano de mi esposa.



-Aayyyy… ¡ desgraciados, son ustedes unos conchadesumadres… ¡aaayyyyyy –se quejaba Magdalena, mientras que Tito la abrazaba fuertemente sobre su pecho- ¡suéltame Tito, eres una mierda carajo…!



-Mi amorcito, no te preocupes cariño –dijo Fernando- vas a ver que de aquí a unos segundos vas a disfrutar tanto de la pinga de Tito como de la mía.



Efectivamente, después de unos segundos ya Magdalena no se quejaba, cerró sus lindos ojos color miel, sentía pensativa cómo dos buenas pichulas le estaban recorriendo tanto el culo como la vagina. Ella atinó a dejarse caer sobre el pecho de Tito, para recibir mejor las embestidas de Fernando sobre su ano.



Mis amigos seguían taladrándole sus dos agujeros, ahora a paso lento pero seguro y a profundidad. Fernando la tenía agarrada de su cintura para evitar que cualquier movimiento brusco de ella saliera su verga. Mi esposa seguía recostada sobre el pecho de Tito, yo solo me quedé observando esa escena espectacular, de ver que mis mejores amigos le estaban horadando la vagina y el culo de mi amada mujercita. En estos momentos comenzó el primer suspiro de placer de mi esposa:



-Mmmmmmmm… mmmmmmm… oooooohhhhhh… despacio Fernandito… despacio cariño… así, así, así amor… aaaahhhhhh…



-Mmmmmm… ¡Qué rico ano tienes Magda, qué sensación tan deliciosa me das amorcito! – musitaba Fernando.



Yo me levanté de la cama y me puse detrás de Fernando para observar detenidamente cómo ingresaba la pinga de Fernando dentro del culo de mi esposa; y la pinga de Tito en la concha de ella. ¡Qué hermosa vista para tan lujuriosa, para tan espectacular, para tan morbosa! Observaba cómo la verga de Tito y de Fernando desaparecían y volvían a aparecer dentro del cuerpo de mi mujer. En definitiva, habíamos vuelto a mi esposa una puta y estoy seguro que de aquí en adelante mis dos amigos se van a servir de ella cuando les plazca y mi esposa gustosamente les va a complacer de inmediato.



-Magda, Magda, amor mío, te ves hermosa, deliciosa, lujuriosa… ooohhhhh… -decía Tito lleno de placer.



-Ooooooohhhhh… aaaahhhhhh… sssssiiiiii… ssiiii papiiiiii – comenzaba ya mi esposa a disfrutar de los dos inmensos falos que recorrían sus entrañas- mmmmmmm… aaaayyyyyy… me gusta… me guuuuussstaaaa… rico, rico, rico… siiiiii papitooooosssss… denle, denle, denle rico a esta puta… ahora es su puuuuutaaaa…. Aaaaaaahhhhhhhhhh… Artemio… amor… mira, mira amorcito cómo tus amigos le están perforando rico… aaaahhhhhhhh… rico, rico el culo de tu mujercita… oooohhhhhhh… sigan mis cacheros… sigan, sigan, rómpeme el culo Fernandito… así, así mi amor, sigue Fernandito… me encanta tu pichula recorriendo mi recto… oooooohhhhhh… mis amores… mis amores… aaaaggggggg… qué delicia, qué delicia… ahora tengo tres maridos… sí, sí, sí, sí…ooooooohhhhhhhh… y tú Tito, cariño mío yo soy tu regalo de cumpleaños… aaahhhhhhh… disfrútalo amor… mmmmmmm… siento, siento… siento rica tu pinga dentro de mi vagina… es sabrosa… mmmmmmm… recórreme todas mis entrañas amor…oooohhhhhhhh…



Los tres cuerpos formado por mi esposa y mis dos amigos, ya formaban uno solo. La habitación tenía un olor a mezcla de semen y de flujos vaginales. La situación se volvió fascinante, morboso, lujuriosa. Sonidos de excitación llenaban la habitación, tanto de mi esposa como de mis dos amigos, por un momento temí que los vecinos podrían escuchar, pero no me importó, más placer operaba en mí esos gemidos de deleite, sobre todo los de mi esposa, y que de algún modo me excitaba más la probabilidad que mis vecinos inmediatos podrían escuchar.



Ya podía notar por los jadeos, que a mi esposa le faltaba casi nada para llegar al orgasmo:



-Aaaaggggg… oooooohhhhh… mmmmmm… si, si, si, mmmmmm… me vengo… me vengo… me vengo… -sollozoba mi esposa de placer- no saquen… no saquen sus pichulas papitos… oooooohhhhhh… ya me vengo… no las saquen papisssss… no la saquen… ooooohhhhh… rico, rico, rico… ssssiiiiiiiii… sssssiiiiii… sí, sí, sí, sí… me vengo, me vengo, me vengo… meeeeeee veeeeennnngooooooo… aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…



Y al mismo tiempo, tanto Fernando como Tito, también llegaron al orgasmo con un ruido impresionante de ambos que retumbó por toda la casa. A mi esposa le inundaron tanto el recto como la vagina de abundante esperma.



Después de algunos segundos, llegó el relajo para los tres y mi esposa se dejó caer sobre el pecho de Tito, y Fernando se dejó caer sobre la espalda de Magdalena. Minutos después Fernando se separó de mi esposa y se tumbó al lado izquierdo de la cama, mientras tanto yo ayudé a mi mujer a salirse de Tito y la recosté al lado derecho. Los tres se quedaron profundamente dormidos y enseguida yo también me recosté al costado de mi esposa y me quedé dormido.



Ya de muy noche me despierta un sonido: “chaca-chaca-chaca-chaca…”, y unas voces: “aaaaahhhhhh… sssiiiiiii… dame… dame… dame papi… sigue, sigue, sigue amor… oooohhhhhh…” era muy oscuro que no veía nada, entonces prendí la luz y solamente ví en la cama profundamente dormido a Fernando, no estaban ni mi esposa ni Tito, giré mi cabeza y lo primero que observe es a Tito que cargaba a mi esposa por las piernas y la tenia apoyada contra la pared, metiéndole toda su pinga sin piedad no demoraron mucho, el bombeó toda su leche dentro de mi mujer cuando se separaron pude ver como del interior de ella brotaba abundante semen. Ambos se dirigieron a la cama para acostarse nuevamente.



-Disculpa compadrito –me dijo Tito- es que nos dieron ganas de cachar y no quisimos perder la oportunidad.



-Ayyy si mi amor –le siguió mi esposa- yo ya no aguantaba más cariño. Ahora sí vamos a dormir Tito, ya que me has dejado la concha irritada. Apaga la luz Artemio.



Luego de no sé cuánto tiempo habrá transcurrido en la madrugada cuando nos quedamos dormidos, cuando nuevamente escuché unos jadeos:



-Ay, ay, ay, sssiiiiii… sssiiiiii… papaciiiitoooo… sigue, sigue mi amor… sigue Fernandito, méteme bien tu pinga… mmmmmmmm… me gusta amor, me gusta… aaaahhhhhhh… la tienes bien grande mi rey… sigue, sigue… ooooohhhhhh… me vengo, me vengo, me vengooooooooooooooooo… - era mi esposa cachando con Fernando. Ella estaba encima de él cabalgándolo, y se estaba echando su tercer orgasmo. Sin duda mi mujer estaba sacándoles toda la lecha a mis dos amigos, estaba disfrutándolos sin compasión.



-Ay mi amor, perdón cariño –me decía mi esposa- disculpa precioso, es que me dieron ganas de hacerlo nuevamente. No esperé más y comencé a chuparle la pinga a Fernando, y ya vez mi vida, nos encontraste en un rico cache.



-Sí Artemio, disculpa que te hayamos levantado, pero… caray, más pueden las ganas y con la mujercita que tienes, no está para desperdiciar nada mi amigo… jajajajajaja…



-Jajajajajaja… está bien muchachos –les dije a ambos- no se preocupen, ahora si voy a apagar la luz. Buenas noches.



Ya al día siguiente me levanté temprano a preparar el desayuno que cuando ingresé a la ducha pude ver a mi mujer dándole trámite a mis dos amigos: mientras que a Fernando le hacía una mamada de infarto, Tito le atravesaba la vagina en un mete y saca impresionante. Yo me retiré al comedor a tomar mi desayuno y desde allí se escuchaban los alaridos de placer de mi esposa:



-Aaaaayyyyyy… Tito, Tito… ooooohhhhh… amorcito, amorcitooooooo… me gusta, me gusta… me gusta tu pinga, así, así… métemela todita… ooooohhhhhh… sssiiiiii… Fernando… sssiiiii… Fernandito… ahora te toca a ti… métemela amor… métemela cariño… haz disfrutar de esa puta… siiii… sssiiii… ahora soy su puta, su puta, ssuuuuuu puuuuuutaaaaaaaaaaaaaaaa…



Pude reconocer que mi esposa tuvo su último orgasmo ese día.



Después de eso, los tres salieron de la ducha desnudos, y procedieron a acompañarme en la mesa. Conversamos de lo que había pasado y me prometieron que de su boca no iba a salir nada de esto, pero aseguraron que lo iban a repetir, y mi esposa dijo que cuando ellos gustasen, su mujercita, su puta estaría dispuesta a sacarles toda la leche de sus huevos.



Y fue así que todas las semanas recibíamos la visitas tanto de Tito como de Fernando en diferentes días y en algunos sábados la visita de los dos juntos, donde se servían de mi esposa para hacerla gozar rico y ella feliz de la vida con sus nuevos amantes.


Datos del Relato
  • Categoría: Orgías
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