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ENGAÑANDO A MI MARIDO CON MI EX COMPAÑERO DE CLASES

Ahora les hablaré de Valente, un ex compañero de secundaria y de trabajo, que siempre quiso conmigo y aprovechando la situación vulnerable en la que estaba, finalmente decidí darle un taco.



Me invitaron a una reunión de ex alumnos de la secundaria, así que acepté ir con mi esposo para pasar un rato agradable y olvidarme de mi infidelidad con Fernando.



La reunión era en una casa que prestan para fiestas, ahí estaban todos los antiguos compañeros, algunos casados otros solteros, de todo, la verdad un poco melancólica el rencuentro.



Ahí me encontré con Valente, mi antiguo pretendiente, él se veía muy bien, era alto, de cabello largo, esos ojos verdes que siempre me gustaron brillaron al verme, yo creo que me veía muy bien ya que llame la atención de todos con aquel vestido negro entallado, incluso incomodando un poco a mi marido.



No voy a negar que no pude evitar coquetear un poco con él, él se acercó a convivir con mi esposo y conmigo, pero eso a mí marido le daban celos, pero al ver que yo estaba tranquila, el decidió apartarse un poco y convivir con algunos esposos, mientras yo estaba en un grupo de algunos con quienes me juntaba entre ellos Valente.



Ya más noche y con la mayoría de los invitados alcoholizado y el baile a todo lo que da, yo bailaba en grupo con mis amigas y Valente estaba ahí, me coqueteaba y yo a él, la verdad ya estaba pasadita de copas, mi marido estaba sentado hablando con un invitado que no se percataba de como Valente me tomaba la cintura y bailaba conmigo.



Al sentir que la adrenalina subía, fui al baño y de ahí a la concina, para poder beber y comer algo, ¡la verdad quería distraer mi mente que al ver a Valente ya pensaba cosas que no eran correctas!



V: ¿Hola, que haces aquí?



K: Eh, hola Valente, ¡pues tomando un poco jeja!



V: ¡Creí que huías de mí!



K: Así, ¡jajá!



La verdad la forma en como me miraba Valente me piso un poco nerviosa así que quise salir de ahí, pero él me tomó del brazo y me dijo:



V: Que buena te ves, ¡te pusiste más sabrosa!



K: ¡Oye! ¡No digas eso, mi marido está aquí!



V: Lo sé, pero sé que te pongo tensa, ¡por eso huyes!



K: ¡Yo no huyo de nada jajá!



Él me tomó de la cintura y me dio un beso, un rico beso francés, yo lo recibí metiendo mi lengua en su boca, ¡la adrenalina me domaba y no me importó donde estábamos!



V: Haya arria hay unos cuartos, ¡si gustas te ayudo a relajarte!



K: ¡No mames mi marido está aquí!



V: Míralo, está ebrio y metidísimo en la plática con aquel, jajá, ¡ven vamos!



K: Pero, dios mío, ¡no está bien!



La verdad a quien quería engañar, estaba caliente y deseo de tenerlo encima de mí no lo voy a negar y aunque me hice un poco del rogar, mientras mi esposo seguía charlando con el marido de una compañera acepte subir con Valente ¡a una habitación!



Entramos a la más alejada, ahí casi no se oía el ruido, al entrar nos besamos con pasión, sus manos acariciaban mis nalgas y mi espalda yo me arrimaba para sentir como su pen se endurecía, ¡que puta me había vuelto!



Me quito el vestido y me acostó en su cama, yo me mordía el dedo en lo que se desvestía mostrando un cuerpo agradable, trabajado, no como el de mi esposo, mi sorpresa fue mayor al ver su enorme pene, era de unos 21 cm, nunca había visto una así de grande, ¡que hasta trague saliva!



K: ¡Por dios! Eso es tuyo?



V: Si, eso que aún no está al máximo, ¡pero tú puedes ponerlo bebe!



Sin decir más, me arrodillé en la cama y el subió dejándome su duro amigo en mi cara, yo lentamente empecé a darle lengua, recorría de sus testículos hasta su glande, le daba ligeras mordidas, lo sobaba con mis manos, era un verdadero manjar para mí.



Empecé a meterlo a mi boca, uf, apenas si me cabía, pero ahí estaba chupándosela como loca, le me acariciaba la cara y el cabello, a veces me empujaba su verga hasta ahogarme, nunca había sentido esa sensación.



V: Que rico lo chupas, ¡uhm!



K: ¡Me estas ahogando!



Yo continuaba con la felación, que adrenalina, mi marido estaba abajo y yo metida en ese cuarto con Valente.



Después de mamar su gran pene, me acosté y el me desnudo totalmente, me acostó y se fue directo a lamer mi vagina la cual ese día había depilado completamente, como si presintiera algo.



Valente me lamia riquísimo la vagina, su lengua entra y succionaba todo por dentro, sus dientes rasgaban fenomenal mi clítoris, yo me retorcía y gemía, no podía evitarlo era una sensación de lo más rica, un verdadero sexo oral!



V: Me encanta como te retuerces, ¡uhm!



F: ¡Ah, uhm, ah!



Ahí estaba abierta de piernas recibiendo sus ricas chupadas, yo le atrapaba la cabeza para que no se despejara, el movía su lengua en círculos, incluso aprecia que, hacia trompetillas, el cosquilleo y satisfacción estaban al límite que no lo tolere más y expulse una venida en su cara, la cual el probo gustoso.



K: ¡Ah, que rico, ah!!



V: Si, así nena, ¡uhm!



Apenas si me sobreponía del espasmo causados por mi orgasmo cuando él me puso en cuatro y comenzó metérmela muy rico.



Se movía rápido y lento, su verga era grande para mi estrecho coño, eso me tenía gimiendo y babeando, ¡nunca me había entrado una de ese tamaño!



K: Ah!!! Que rico, uhm, ah!



V: Si, uhm, que rico coño, uhm, ¡como aprieta!



K: ¡Ah!!! Que grande, que grande ella tienes, ¡uf!



El me apretaba las nalgas y se empujaba con fuerza, su verga ya estaba toda a dentro, yo me movía también, quería aumentar el placer.



Luego el me soltó y yo solita me movía, de adelante para atrás, ensartándome en su rico camote, él se veía espectacular sonriendo y gimiendo al verme trabajar solita.



K: ¿Ah, te gusta papi?



V: ¡Oh!! ¡Si nena que rico te mueves, uhm!



Me acostó boca arriba y levanto mis piernas, besándome los pies comenzó a metérmela con fuerza, me sentía en el cielo, sus movimientos eran fenomenales, me movía todo por dentro, se agachaba y me besaba la boca, el cuello y mordía mis pezones, ¡yo lo abrazaba con fuerza y uno que otro arañazo le daba!



El “misionero” lo sentí como nuca antes, tal vez por el tamaño de su verga, ¡la verdad era otra sensación!



K: ¡Ah, si así, que rico, ah, dame, dame más!



V: Uhm, siempre supe que eras caliente, ¡que lastima que apenas te esté cogiendo!



K: ¡Más vale tarde, ah!!



V: ¡Que ricura eres, oh!!



Se empujaba delicioso, e besaba toda, estaba extasiada, me olvide por completo de que era casada y que mi esposo estaba ahí, ¡la verdad Valente me estaba cogiendo mejor que muchos otros!



Él se sentó en la cama y me pido me diera mis sentones, yo lo obedecí, y colocándome su puntita empecé a dejarme caer, una y otra vez, lento y luego rápido, movía mi cadera en círculos, me encantaba solo meter la puntita y luego ensartármela toda, ¡eso a él lo tenía jadeante y feliz!



V: Nena, te mueves riquísimo, que nalgotas, que rica estas, ¡ah!



K: ¡Que duro, uhm, que rica verga, uhm, riquísima!



Sin sacármela me puso de pie y me pego a la pared, ahí yo me recargue y me empine un poco, Valente me la metía con desenfreno, ¡la fricción me tenía a tope que saque nuevamente una descarga de fluido y otro orgasmo nació en ese momento!



K: ¡Dios!!! Que rico, uhm, que rico, métemela papi, métemela, ¡ah!!



V: Sí, eso, gime, pídemela nena, uhm, toma, toma esta verga, ¡uhm!



K: Si, agh, dame tu elche, ¡la quiero!



V: ¿La quieres? ¡Ven súbete!



¡Se acostó en la cama y yo como buena amante subí en mi macho!



Comencé con movimientos circulares, me dejaba caer lento, el me acariciaba, las piernas, mis nalgas y mis tetas, le tomé la mano y le lamia los dedos, eso lo puso más caliente y él se empezó a mover también, aumentando el pacer para ambos.



K: Que rica, uhm, ah, cógeme papi, ¡cógeme!



V: Uhm, muévete nena, ah, que rico, ¡ah!!



No sé cuánto tiempo llevábamos cogiendo, solo sé que mi marido ni sus luces y yo continuaba moviéndome como loca encima de mi ex compañero.



V: Así ricura, muévete, que nalgas, que piernas, ah, ¡no puedo creer que finamente así te tengo!



K: Si, cógeme, que rica verga, agh, uhm, ¡ah!!



La cama se movía fuerte, nuestros movimientos veloces nos tenían a tope, ¡nunca me sentí tan perra como ese día!



Me di vuelta y ahora lo cabalgaba invertida, dándole la espalda, el me la acariciaba y me jalaba el cabello, yo me movía como loca, sentía como su pene empezaba a inflarse, yo me agachaba para sentir solo su puntita y luego de golpe meterme todita su verga, el me nalgueaba, me apretaba los muslos y el cabello, ¡estábamos a mil por hora!



V: Así nena, así, que rico, ¡ah!



K: Uhm, mas, más, papi, ah, sí, ¡ah!



V: ¡Me vas hacer venir nena ah, que rico, no mames, que placer!



K. Oh!! Si, sácala, uhm, ¡dámela ah!!



Entones él se endureció y comenzó a sacar su leche expulsando choros dentro de mí, ¡mientras yo continuaba moviendo y logrando un tercer orgasmo en mí!



K: ¡Si!! ¡Qué rica leche ah, que rica!



V: ¡Ah, uhm, ah, que rico, que rico!



El orgasmo fue fenomenal, él se retorcía y yo también, nos besamos como locos hasta que pasó la sensación.



Luego de reposar y besarnos unos minutos, nos vestimos y nos limpiamos, yo la verdad ya estaba tensa, pensé que me metería en un problema, pero al volver a la fiesta mi marido ya estaba casi dormido en una silla y aunque me dio coraje verlo así, admito que me relajo ya que al parecer no se percató de nada.



Llame un taxi e incluso Valente me ayudo a treparlo justo antes de subirme me acaricio mi nalga y en el odio me dijo que me llamaría que quería más, yo lo mire sonriente y le guiñe el ojo.



En ese momento supe que ya era una mujer nueva, que buscaría el placer que no tenía en casa precisamente para mantener su matrimonio y aunque admito que desde que engaño mi esposo nuestra relación es mejor en todos los aspectos, me da miedo lo que sucederá cuando me descubra, pero mientras decidí seguir viviendo y cogiendo.



Kali


Datos del Relato
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