Movimientos me hicieron despertar, cuando empecé a tomar conciencia de lo que sucedía, era Julieta, de perrita sobre la cama, masajeando mi bulto que había amanecido como una piedra, mire hacía mi costado y no estaba mi novia en la cama de al lado. La puerta de la habitación estaba abierta. Abrí mejor mis ojos y la vi mejor, tenía puesta una pollerita de jean, bastante corta, con zapatillas blancas puestas y una remera azul ajustada. Sus manos sobre mi bulto eran apremiantes. Como si me lo quisiera arrancar y llevárselo para ella.

-¿Qué haces?- Le pregunté.

-¡Shh!-. - ¡No hay nadie, y tenemos solo unos minutos!-.- Todos salieron a dar una vuelta por el barrio de las cabañas pero ya vuelven, para salir todos juntos-. Me dijo mi primita.

Sin decir más nada, me bajo el short y el bóxer, mi pene salió despedido hacía afuera con violencia, estaba muy duro y yo, ya estaba caliente. Apoyo sus labios sobre mis testículos, comenzando a besármelos, metiéndoselos, primero uno y después el otro en la boquita. Recorrió con besos el tronco de mi pene hasta que llegó al glande.

-¡Que rico, esto es lo que se come mi prima!-.- ¡Con razón está loca por vos!-.- ¡Que grande y rico!-. Me dijo con voz de putita.

Mi pene estaba en su mejor esplendor. Sin perder tiempo se metió el glande en la boca, sus hermosos labios cubrían toda la cabeza de mi pene. Hacía abajo, hacia arriba, una y otra vez. Para luego bajar con besos por todo el tronco y después volver a metérselo en la boca. Sus nalgas se dejaban ver un poco, estire mi mano izquierda para acariciarlas, tan suaves como las había sentido en la noche. Con mi mano derecha la tomé del cabello, acompañando los movimientos de su cabeza al bajar y subir por toda la extensión de mi miembro con sus labios.

Cuando mi pene estuvo bien duro se lo quitó de la boca. Subió sobre mí, se corrió la tanga a un lado y se introdujo mi miembro en la vagina. Estaba muy apretada, por lo que gimió cuando comenzó a entrar por completo. La tomé con las dos manos por sus nalgas, arrancando los movimientos. Ella, con la boca medio abierta y los ojos cerrados disfrutaba. La cama rechinaba con cada bajada de Julieta sobre mí. El temor de que pudieran volver y encontrarnos ahí me ponía más caliente. Ella mordía sus labios apagando los gemidos que eran cada vez más intensos.

La quité de arriba, y la coloqué de perrita sobre la cama, se veía tan sexy con la pollerita y parte de sus nalgas dejándose ver, yo me puse detrás de ella parado. Metí mi pene nuevamente en su vagina. La tomé con una mano de la cintura y empecé con mis embestidas, violentamente sus nalgas golpeaban mi pelvis. Julieta gemía y arqueaba cada vez más su espalda.

-¡Me vengo primo!-. ¡Ya me vengo!-.- ¡Después dame tu lechita ya!-. Me rogó entre gemidos.

Seguí unos instantes más hasta que Julieta se corrió. Un poco de flujo baño más aun mi pene. Que estaba mojado por nuestros fluidos. Tuve que dejar de moverme. Ella se movió para quitarse mi pene de adentro de su vagina. Me hizo acostar nuevamente boca arriba en la cama. Abrí mis piernas y ella se puso sobre mí de espaldas, quedando a mi vista sus hermosas nalgas. Se corrió la tanga y se metió mi pene en la vagina. Comenzando a moverse. Podía ver como su vagina se tragaba toda la extensión cuando Julieta bajaba y aparecía cuando subía.

Sus movimientos eran lentos pero muy intensos, yo sentía que iba a explotar. Julieta miraba hacia mí mordiéndose los labios. Arqueaba su espalda para sacar aún más la cola hacia mí. No necesitaba si quiera marcarle el ritmo con mis manos. Lo hacía muy bien. Solo miraba y disfrutaba el momento.

-¡Si te portas bien y me das mucha lechita te hago el desayuno!- Me dijo.

Esas palabras me sacaron de control. Era cierto también, que ya debíamos terminar con esa locura antes que todos volvieran a la casa.

-¡Ya viene primita!- Le dije.

-¡Dámela adentro primo!-.- ¡Dámela toda!- Me dijo Julieta. Gimiendo como gatita.

-¿Querés tu conchita llena de mi lechita?- Le dije. A punto de estallar.

-¡Si, no me hagas esperar más!- Me dijo. Siguiéndome el juego.

Mi pene se puso tieso. Comenzaron los espasmos. Empecé a largar todo lo que tenía de calentura dentro de ella que había frenado sus movimientos cuando sintió mi primer chorro se semen. Julieta gemía por dentro. Parecía que nunca terminaba de largar todo lo que tenía. Toda la situación me había puesto muy caliente. Ella se quitó un poco. Una buena cantidad de semen cayó de su vagina sobre mi pene. Deslizándose por mis testículos. Le había llenado la vagina de esperma. Ella se dio vuelta y chupo mi miembro aun erecto. Dejándome limpio de semen.

-¡Gracias primo!-. -¡Voy a limpiarme y te hago el desayuno!-.-¡Te lo ganaste!-. Me dijo, con voz de zorrita.

Se paró y fue al baño. Yo me levanté rápidamente. Tomé ropas para ponerme y así estar listo cuando todos volvieran para salir. Julieta salió del baño y aproveche para entrar yo. Con mi pene al aire. Sin ningún pudor.

-¡Tapate eso!- Me dijo ella, riendo y tocándome el pene.

Me reí y entre al baño a ducharme. Cuando salí, Julieta estaba en la cocina preparándome un café. Me contó que había sido que nos dormimos, y no nos despertaron. Según lo que decía una nota que había dejado sobre la mesa del comedor. Aproveche lo que quedaba para besarla y tocarla todo lo que pudiera. Cuando estaba sentado tomando el café llegaron todos. Contentos de vernos ya despiertos. Nadie se imaginaba lo que había sucedido entre la prima y yo.

Continuara...

-Alexander 0022-