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Me llamo José, tengo 52 años, y desde pequeño me han gustado las prendas de goma. Ya desde pequeñito cogía los guantes de fregar en casa y jugaba con ellos y si estaban usados mucho mejor. Cuando acompañaba a mi madre al mercado, en la pescadería me volvía loco observando a las pescaderas y pescaderos con sus atuendos (guantes botas delantal) mojados y brillantes.
Había cumplido ya los 18 años cuando abrieron una nueva pescadería cerca del instituto donde yo estudiaba (poco, todo sea dicho). Todos los días me paraba unos minutos a observar aquel espectáculo. Y esto es lo que ocurrió
1ª Parte
Estaba a punto de acabar ya el curso en el instituto, cuando en una de mis paradas diarias frente a la pescadería me sorprendió no ver a nadie en su interior, junto al mostrador estaba un delantal y unos guantes, no pude resistir entrar y coger aquellos guantes. Los estaba tocando y oliendo cuando detrás de mí, siento a alguien entrar. Es Roberto (el pescadero).
– Que haces chaval!!!!l (me grita)
– Yo? No. Nada.
Salí corriendo
Al día siguiente siguiendo mi rutina volví a pasar por el local. Parada obligatoria, para observar y disfrutar del entorno cuando me sorprendió Elena (la pescadera mujer de Roberto)
– Chaval. Ven aquí. Me ha dicho mi marido que ayer te pillo robándonos.
– Con la voz entrecortada dije :No Señora. Perdone. Fue un mal entendido. Me gusta su trabajo. Y no era mi intención molestarles, ni generarles problemas. Fue una tontería de adolescente.
– Explícate.
– Si Señora. No vi a nadie, me acerque, y aquellos guantes, el delantal, no pude resistir la tentación, entre a ver, a curiosear. Siempre me ha llamado la atención, me gustan, no sé qué decirle, estoy avergonzado pero siento algo dentro de mí cuando paso por aquí y les veo……
Rojo como un tomate, intentaba justificarme sin saber lo que hacía o decía hasta que ella, muy cariñosa y maternal me dijo
– Ayyy ¡!! Chiquillo te gustaría ser nuestro aprendiz? parece que te gusta esto. Podrías ayudarnos en las tares y nos vendría muy bien tu ayuda, me dijo mientras me guiñaba un ojo.
Sorprendido con esa actitud no pude más que asentir y comentar como me iban de mal los estudios, y la ilusión que les haría a mis padres poder aportar algo a los gastos familiares y poder demostrarle que no era ningún inútil.
Terminó el curso, y mi fracaso fue extraordinario. Así que a los días de terminar me presenté donde Elena y Roberto. Les pregunte si seguía en pie su oferta. Aunque Roberto no entendía gran cosa Elena me confirmo que SI y ya hablaría con su marido.
– Ven aquí el Lunes a la 8 de la mañana. Vas aprender y te vas hacer un hombre (me dijo)
Sorprendido, contento y nervioso me fui sin saber que me esperaría después de oírle a Elena decir eso.
Llego el lunes, puntual me presente en la pescadería, allí estaba ya Elena con sus botas blancas, unos leguins y una bata que se podía ver que no llevaba nada más debajo que su sostén. Me quede paralizado viéndola, mi polla se estaba poniendo dura y más cuando le vi acercarse con un par de botas y un pantalón de agua para mi
– Toma cámbiate que hay tarea que hacer. Dijo
Me metí en el pequeño office que había, empecé a cambiarme y la erección se hizo más potente al calzarme las botas y el pantalón, así que opte por hacerme una buena paja antes de comenzar las tareas. Estaba en ello cuando fui interrumpido por Elena.
– ¿ Qué haces perezoso? Muévete!!!
Buufff!!! Por poco me pilla con las manos en la masa. Pero la situación se complicó al verle ya con los guantes y el delantal, que marcaba más todavía su precioso cuerpo de madura cuarentona. Se había recogido el pelo en una coleta. Su aspecto era espectacular. La observe de arriba abajo. Mi erección se hizo más potente todavía, algo que no pasó desapercibido para Elena.
– Ayy!!!! Mi niño cuando me dijiste que te gustaba todo esto no pensé que era para tanto, pero es evidente que sí. Habrá que tomar medidas.
Sorprendido por su reacción no pude ni contestar. Se limitó a ponerme un dedo en la boca indicándome que no hablara. Pasó su mano por mis mejillas acariciándome y me dio un beso.
Que locura!!!!!. El cariño con el que me trataba, el tacto de sus guantes en mi cara hizo que mi polla estuviera como un mástil. Sin decir nada Elena se agacho detrás del mostrador, me bajo el pantalón, los bóxer y mi polla salió disparada quedando justo enfrente de su cara. La agarro con sus manos enguantadas y comenzó a jugar con ella. La acariciaba, pajeaba suavemente, jugaba con mis pelotas, acerco su boca y comenzó a lamer el capullo. Me estaba volviendo loco. Continuo pajeándome un rato hasta que sus manos pasaron a mi culo y su boca engullo mi polla haciéndome una gran mamada. Le cogí de la cabeza marcando el ritmo follando su boca. Un hilillo de baba caia de su boca directamente sobre el delantal.
– Buuufff!!!! Creo que me voy a correr le dije
Se sacó la polla de la boca, la agarro con sus manos y continúo pajeándome. Ahora era fuerte, con mucho ritmo. Sabía que iba a correrme en cualquier momento, así fue, un chorretón salió disparado directo a su delantal a la altura de sus pechos, el resto lo recogía en sus manos.
Yo estaba en el paraíso cuando Elena se levanta, recoge el semen que tenía en el delantal con su mano enguantada y llena de mi semen se la lleva a la boca, le pega una gran lametonada. Acto seguido me ofrece su mano para terminar de limpiarlo. No dude ni un segundo y pase mi lengua por aquel guante retirando los restos que quedaban.
– José acabas de firmar tu contrato. Ahora prepárate que hay tarea que hacer y Roberto estará a punto de llegar.
– Si Señora
Se retiró al baño, yo me subí los pantalones.
Aun me temblaban las piernas, Elena salió del baño con una gran sonrisa, el delantal y los guantes completamente limpios, el pelo arreglado cuando entraba Roberto.
– Hola Cariño. Te estábamos esperando. Le dio un Beso.
– Hola. Contesto. Venga a la tarea que hay que descargar la furgoneta
Continuara.
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